Masacre de las fosas Ardeatinas

Masacre de las fosas Ardeatinas
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Fosas ardeatinas.jpg
Fecha:24 de marzo de 1944
Lugar:Roma, Bandera de Italia Italia
Resultado:
Asesinato en masa de 335 civiles italianos
País(es) involucrado(s)
Bandera de Alemania Nazi Alemania NaziBandera de Italia Italia
Líderes:
Adolf Hitler
Ejecutores o responsables del hecho:
Herbert Kappler
Organizaciones involucradas:
Gestapo

Masacre de las fosas Ardeatinas. Fue una acción llevada a cabo el 24 de marzo de 1944 por las tropas de ocupación de la Alemania Nazi en Roma, en la cual fueron asesinados 335 civiles italianos.

Antecedentes

El 23 de marzo de 1944, en la Roma ocupada por los nazis un grupo de 18 partisanos atacó a la 11a compañía del 3er batallón del Polizeiregiment Bozen en Via Rasella, pleno centro de la ciudad, a escasos metros de la Fontana di Trevi. Para perpetrar el atentado utilizaron una bomba de 12 kilos de TNT insertos en una caja metálica, a su vez embolsada con otros 6 kilos de explosivos y tubos de acero que se dispararían en todas direcciones. El artefacto se colocó en un contendor y fue detonada por un miliciano disfrazado de barrendero. La explosión mató en forma instantánea a 29 policías alemanes y dos civiles italianos; tres alemanes morirían en días posteriores por las heridas sufridas. A continuación del estallido, los patriotas italianos arrojaron al grupo bombas de mano y les realizaron disparos, huyendo luego sin ser atrapado ninguno de ellos.

Represalia por los Nazis

La orden de Hitler fue tajante: debía escarmentarse el hecho con la ejecución de 10 ciudadanos italianos por cada alemán muerto en el ataque. Fue así que al día siguiente, 24 de marzo, el comandante de la Gestapo en Roma, Herbert Kappler, junto a sus capitanes Erich Priebke y Karl Hass, confeccionaron una lista de 335 italianos, entre quienes había presos condenados a muerte y en espera de juicio, 75 judíos que aguardaban ser deportados, y gente que alguna vez fuera acusada de terrorismo y había recuperado su libertad por falta de pruebas. Bajo el mando de los capitanes mencionados, los detenidos fueron trasladados en camiones hasta unas minas abandonadas a las afueras de la ciudad, conocidas como Fosas Ardeatinas, ingresados en las cuevas en grupos de cinco, y ejecutados con tiros en la nuca. Para ocultar el hecho, dinamitaron el ingreso a las minas, dejando a las víctimas sepultadas bajo toneladas de roca. Unos padres salesianos que trabajaban en las cercanas catacumbas de San Calixto fueron testigos de los acontecimientos ocurridos el 24 de marzo de 1944, cuando entre las 15:30 y las 20 se llevó a cabo la ejecución de los 335 ciudadanos italianos.

Ellos vieron llegar los camiones, a los soldados custodiando la entrada, sintieron los disparos y escucharon las explosiones que siguieron hasta el día siguiente. Pero el procedimiento no era secreto: el informe oficial se dio a conocer por los medios de comunicación la misma noche de los hechos. El cura salesiano Louis Szenik lo corroboró en una conversación con dos soldados alemanes, que en la mañana del 25 utilizaron el teléfono desde una oficina de la orden religiosa. Por ello, fueron los mismos curas los que inspeccionaron posteriormente el lugar y dieron aviso al papa Pio XII, que mantuvo una actitud pasiva en éste y en otros crímenes cometidos por el nazismo. Los mismos sacerdotes y otros ciudadanos concurrieron los siguientes días a orar a la entrada de las cuevas, por lo cual las fuerzas alemanas realizaron las explosiones que impedirían totalmente el acceso. Al promediar el mes de abril, el director de la comunidad de San Calixto tuvo en su poder la lista de las víctimas.

Después de la guerra

Roma fue liberada el 4 de junio de 1944: el nuevo gobierno decidió inmediatamente la erección de un monumento en memoria de los asesinados, creándose una “Comisión para las Fosas Ardeatinas”, que debería llamar a un concurso público para la presentación de proyectos que consolidaran los túneles y adecuaran el acceso, y construir un santuario que albergara las tumbas, pues los familiares, representados por Giocchino de Angelis D’ossat, decidieron que los cuerpos debían permanecer en el lugar. Estos dejaron en claro su postura, según publicó el diario Gloria el 5 de noviembre de 1946:

“Familias de las víctimas expresaron su firme oposición a la propuesta de un cementerio de sistematización fuera de las fosas, resultando ofensivo para los muertos y los vivos e insuficiente en todos los sentidos a la grandeza del sacrificio de los mártires”.

Luego de discutir varias propuestas se optó por la construcción de una losa externa a las galerías –simbolizando una lápida-, debajo de la cual se dispondrían las tumbas, proyecto de los arquitectos Fiorentino y Perugini. La empresa constructora Eugenio Morandi puso la piedra fundamental el 22 de noviembre de 1947, y en el quinto aniversario de la masacre, se inauguró el mausoleo.

Actualidad

El mausoleo de las Fosas Ardeatinas es un sitio de memoria, de condolencia, de peregrinación, de oración para los creyentes. Es un patrimonio cultural funerario que rinde homenaje a 335 mártires italiano, uno de los tantos monumentos que recuerdan al mundo los horrores del nazismo.

Fuentes