Mausoleo de los bomberos

Mausoleo de los bomberos
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Obra Arquitectónica  |  (Nicho Funerario)
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Escultura del Ángel de la Fe, sostiene en brazos a un bombero desfallecido.
Descripción
Tipo:Nicho Funerario
Localización:Cementerio de Colón, La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Uso inicial:Panteón donde yacen casi todos los bomberos y civiles fallecidos en el incendio de la noche del sábado 17 de mayo de 1890.
Uso actual:Nicho Funerario
Término:24 de julio de 1897
Otros datos
Arquitecto(s):Julio Martínez Zapata. Escultor Agustín Querol Subirats.

Mausoleo de los bomberos: Cerca de la entrada principal de la Cementerio de Colón, Monumento Nacional de Cuba y cementerio de mayor tamaño en América, en el lateral derecho, se encuentra uno de los panteones más hermosos y majestuosos de cuántos allí existen. Se vislumbra el punto que sobresale por encima, incluso, de las altas palmeras circundantes. Se trata del monumento a las Víctimas de la Caridad o a los bomberos, como se conoce popularmente, una obra de 10 metros de altura que embellece el entorno con su mera presencia y despierta la curiosidad en muchos.

Historia

Como muestra de homenaje y gratitud, el entonces Ayuntamiento de La Habana decidió erigir sobre el panteón donde yacen casi todos los bomberos y civiles fallecidos, la magnífica obra funeraria de mármol blanco. Unos cuatro años duraron las labores y fue inaugurada finalmente el 24 de julio de 1897. En una inscripción puede leerse:

“El pueblo de La Habana llora su noble sacrificio, bendice su abnegación heroica y agradecido les dedica este monumento para guardar sus cenizas y perpetuar su memoria.”

Distingue a la obra la expresión de los rostros de los bomberos, dispuestos en los costados del panteón y tallados en medallones de mármol, como recordación perenne y elemento decorativo. Ante la ausencia de la foto de uno de ellos, que fue enterrado en otro sitio, el escultor decidió prestarle su apariencia y tallar su propia efigie. Pasaba de esta manera también a la posteridad, según aseguran algunos, como una macabra broma funeraria. Resultado de la expresión de dolor y agradecimiento del pueblo cubano ante uno de los mayores desastres ocurridos en La Habana de finales del Siglo XIX la noche del sábado 17 de mayo de 1890, cuando un incendio destruyó el almacén de la ferretería de Juan Isasi, ubicado en la esquina de las calles Mercaderes y Lamparilla, en el corazón de La Habana Vieja. Fue un desastre colosal y al fuego indetenible se le sumaron dos grandes explosiones. La ciudad se alumbró toda en un instante fugaz y una lluvia de grandes escombros nubló el espacio. Muchos de los bomberos y sus principales jefes quedaron atrapados en el desastre, con 25 fallecidos en el cumplimiento del deber. También se lamentó la pérdida de algunos espectadores, agentes del orden público y marineros. El mayor siniestro de la época causaría un total de 38 muertes y otras personas quedarían mutiladas o heridas. La población se unió en dolor común, colaboró en un acto de heroísmo desesperado con las labores de rescate de los sobrevivientes y de los cuerpos sin vida, controló el fuego e impidió que se extendiera. Los féretros de los héroes fueron expuestos en las galerías del Palacio de Gobierno durante un día de luto. El 19 de mayo, una emotiva y multitudinaria procesión acompañó a las víctimas hacia su destino de reposo final en la Cementerio de Colón. El 17 de mayo es el Día del Bomberos de Cuba. Se realiza una procesión hasta el mausoleo del Cementerio de Colón y otra hasta la esquina de Mercaderes y Lamparilla, sitio del siniestro, donde existe actualmente una lápida de recordación y una sala museo.

Fuente