Michael Rosbash

Michael Rosbash
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Demostró los mecanismos del ritmo circadiano
Fecha de nacimiento7 de marzo de 1944
Lugar de nacimientoKansas City, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
ResidenciaEstados Unidos
NacionalidadEstadounidense
CampoNeurología
InstitucionesUniversidad Brandeis
Alma máterInstituto de Tecnología de California / Instituto Tecnológico de Massachusetts (Ph.D.)
Conocido porGenetista, científico
Sociedades* Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos
  • Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias
Premios
destacados
* Premio Gruber de Neurociencia (2009)
  • Premio Louisa Gross Horwitz (2011)
  • Premio Internacional Canadá Gairdner (2012)
  • Premio Massry (2012)
  • Premio Nobel en Fisiología o Medicina
  • Michael Rosbash. Investigador, científico genetista y cronobiologista estadounidense ganador del Premio Nobel de Medicina 2017. Profesor de la Universidad Brandeis e investigador del Instituto Médico Howard Hughes. Descubridor de los mecanismos moleculares que están detrás de los ritmos circadianos, conocido como el funcionamiento del reloj biológico del cuerpo. Ese mecanismo ayuda a regular el sueño, la alimentación y otras muchas cosas como el jetlag.

    Síntesis biográfica

    Nació el 7 de marzo de 1944, en la ciudad de Kansas City, Estados Unidos.

    Estudios y trayectoria científica

    Científico, genetista y cronobiologista estadounidense, enfocado en la neurología y en el comportamiento de la Drosophila melanogaster. Dedicó toda su carrera a estudiar los componentes neurológicos del cortejo de aquella mosca y sus ritmos de comportamiento.

    Actualmente es investigador del Instituto Médico Howard Hughes y jefe de laboratorio en el Centro Nacional para la Genómica del Comportamiento de la Universidad Brandeis, en Estados Unidos.

    Gracias a estas observaciones, realizó aportes sobre el funcionamiento de los relojes biológicos, por el cual recibió el Premio Nobel de Medicina. Actualmente es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias.

    En 2007, Rosbash lideró un trabajo titulado “La red circadiana de Drosophila es un temporizador estacional” que fue publicado en la prestigiosa revista Cell y cuya autoría compartió con cinco investigadores más, entre ellos Ceriani. “En este estudio identificamos que la comunicación entre grupos específicos de ¨neuronas reloj¨ subyace al ajuste temporal de la actividad a lo largo del día, y muy especialmente, a lo largo de las estaciones del año”,

    Premios y distinciones

    • Premio Gruber de Neurociencia (2009)
    • Premio Louisa Gross Horwitz (2011)
    • Premio Internacional Canadá Gairdner (2012)
    • Premio Massry (2012)
    • Premio Nobel en Fisiología o Medicina (2017)

    Reloj biológico

    La mayoría de las criaturas vivas sobre la Tierra, incluidos los seres humanos, están adaptadas a la rotación del planeta gracias a un reloj biológico interno que marca, por ejemplo, los patrones de sueño y el metabolismo. Durante muchos años, los científicos han sabido de la existencia de esos ritmos circadianos. El científico estadounidenses Jeffrey C. Hall desentrañó en los años 80 cómo se da cuerda a ese reloj realmente. Es decir, cuáles son los mecanismos moleculares que lo controlan, por lo que ha sido reconocido, por el Instituto Karolinska de Estocolmo con el Premio Nobel de Medicina 2017. La primera pista de la existencia de este reloj biológico la obtuvo el astrónomo Jean Jacques d'Ortous de Mairan en el siglo XVIII mientras estudiaba unas plantas de mimosa, cuyas hojas se abren hacia el Sol durante el día y se cierran al anochecer. Cuando colocó las plantas en una oscuridad constante, descubrió que, independientemente de la [[luz solar, las hojas seguían su oscilación diaria. Respondían a unas manecillas invisibles.

    Este reloj adapta la fisiología de forma "drástica" a las distintas fases del día, al denominado ciclo circadiano, regulando desde la conducta a los niveles hormonales, la temperatura corporal o el metabolismo, explicó el jurado en su fallo.

    Otros investigadores como Michael Rosbash y Michael W. Young, encontraron que no solo las plantas, sino también los animales y los seres humanos se adaptan a las fluctuaciones del día, lo que se conoce como ritmo circadiano.

    Utilizando también humildes moscas de la fruta como organismo modelo, los investigadores aislaron un gen que controla el ritmo biológico en función de los ciclos de 24 horas de noche y día. Mostraron que este gen codifica una proteína que se acumula en la célula durante la noche, y luego se degrada durante el día. Posteriormente, identificaron componentes proteínicos adicionales de esa maquinaria, de forma que fueron capaces de reconocer el mecanismo que gobierna esa especie de relojería dentro de la célula. Gracias a eso, los científicos saben ahora que los relojes biológicos funcionan por los mismos principios en células de otros organismos multicelulares, lo que nos incluye a nosotros mismos.

    Los galardonados han explicado "cómo plantas, animales y humanos han adaptado el reloj biológico" para "sincronizarlo con las rotaciones de la Tierra", lo que se aplica tanto al "jet lag" que causan los viajes transatlánticos en avión como para la función clorofílica de los vegetales.

    El causante del jet lag

    El reloj regula las funciones críticas, como el comportamiento, los niveles hormonales, el sueño, la temperatura corporal y el metabolismo

    Con exquisita precisión, nuestro reloj interno adapta nuestra fisiología a las fases radicalmente diferentes del día. El reloj regula las funciones críticas, como el comportamiento, los niveles hormonales, el sueño, la temperatura corporal y el metabolismo, explican desde el Instituto Karolinska. De esta forma, nuestro bienestar se ve afectado cuando hay un desajuste temporal entre nuestro entorno externo y el reloj biológico interno, por ejemplo cuando viajamos a través de varias zonas horarias y experimentamos el tan temido y pesado «jet lag», trastornos similares a los que provoca el trabajo por turnos.

    Existen indicios de que el desajuste crónico entre nuestro estilo de vida y el ritmo dictado por nuestro cronómetro interno se asocia con un mayor riesgo de sufrir varias enfermedades como la diabetes, problemas de salud mental e incluso algunos tipos de cáncer y posibles alteraciones de la función cerebral. Una de las últimas investigaciones al respecto, de la Universidad Northwestern (Illinois), señala que nuestro reloj interno es capaz de marcar cómo y cuándo el páncreas debe producir insulina y controlar el azúcar en la sangre. Algunas farmacéuticas incluso experimentan con medicinas capaces de restaurar el ritmo correcto en aquellas personas que, por su forma de vida, están expuestas a desórdenes de este tipo.

    El campo que se abre es extenso. Francisco Martín, investigador del Instituto Cajal del CSIC no duda en que se trata de un premio «muy merecido». Él también trabaja en ritmos circadianos con la mosca de la fruta, como los ganadores del nobel. En su opinión, el camino abierto por los tres científicos estadounidenses permitirá atacar enfermedades desde otra vía. El cáncer y el alzhéimer son dos posibilidades. «Hoy se sabe que enfermos con un tipo de cáncer cerebral (glioma) y las personas con alzhéimer tienen alterados su ritmo circadiano. No duermen bien y a veces no saben si es de día o de noche, ¿Es un efecto de la enfermedad o una consecuencia? Eso aún no lo sabemos, pero es una nueva perspectiva a explorar. Al menos, mejoraríamos la vida del paciente», dice.

    Fuentes