Pablo Bruna

Pablo Bruna
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NombrePablo Bruna «el Ciego de Daroca»
Nacimiento22 de junio de 1611
Daroca, España
Fallecimiento27 de junio de 1679
Daroca, España
OcupaciónCompositor

Pablo Bruna (Bruna, Pablo, «el Ciego de Daroca», Z., 1611 - id., 26-VI-1679). Organista de renombre nacional y compositor musical. Conocido como El Ciego de Daroca, fue un compositor de música y organista español del siglo XVII.

Síntesis biográfica

Fue el segundo hijo de los diez del matrimonio de Blas Bruna y María Tardez. No obstante haberse quedado ciego por enfermedad a los cinco o seis años, el ambiente musical de Daroca, así como el familiar (puesto que, por lo menos, el hermano mayor, Blas, y su hermana Orosia fueron también músicos), facilitaron el desarrollo del talante musical de Pablo; quien ya a sus dieciséis años fue invitado por el cabildo de la colegial de Santa María la Mayor y de los Corporales de Daroca «a quedarse de organista» titular de la misma. No lo fue oficialmente hasta 1631. Y desde esta fecha hasta la de su muerte en 1679, durante medio siglo, no dejó de tañer el órgano de la colegial de su ciudad, a pesar de que en 1639 fue invitado por el cabildo de la iglesia del Pilar de Zaragoza a ocupar el banquillo de su órgano.

En agosto de 1669 «hizo gracia el cabildo a Pablo Bruna del puesto y oficio del magisterio de capilla por estar vacante» -el maestro Juan Baraza se había ido a la catedral de Huesca-, «y ser Pablo Bruna excelente para el magisterio». Y en el cargo de maestro de capilla permaneció, no obstante su ceguera, durante ocho años, hasta 1677, en que fue nombrado el maestro Juan de Torres, que lo era de la catedral de Jaca. Dos años más tarde moría Pablo Bruna, habiendo antes repartido entre sus familiares, amigos y discípulos, sus bienes, y el monocordio, la espineta o clavicémbalo, el arpa y la claviarpa en los que se ejercitaba y enseñaba, y diversos cuadernos de sus composiciones para órgano, que él mismo menciona en su testamento.

Pablo Bruna tañó el histórico órgano que durante los años 1597 a 1607 construyeron Guillaume de Lupe Buscar voz... y su hijo Gaudioso, considerado en sus días «de los mejores de España». La colegial de Daroca, por el Misterio de los Corporales, era un centro famoso de peregrinaciones, por lo que Bruna fue escuchado por muchos compatriotas suyos, siendo objeto de controversia pública respecto de si era o no más hábil que otro organista famoso, también ciego, Andrés Peris, de la catedral de Valencia. En vida, fue unánimemente reconocido por sus conciudadanos: Rodríguez y Martel dirá que Pablo Bruna había convertido su ceguera «en gozo y habilidad», dando a Daroca «mucha gloria»; y que dudaba «que en toda España y Europa se taña mejor» el órgano que en la colegial por Pablo Bruna. Los reyes Felipe III (IV) y Carlos II se detenían en Daroca, en su trayecto hacia Zaragoza, para escucharlo. Y, después de su muerte, el licenciado Núñez lo recordará gráficamente como «río caudaloso de Música, insondable por su profundidad».

El acompañar Pablo Bruna, al órgano, a la capilla de música de la colegial contribuiría a la buena música que ésta cantaba, según aparece en los inventarios de los libros de canto de órgano de la colegial en el siglo XVII. Es de destacar también su labor docente: se conocen numerosos organistas en Daroca durante este siglo, correspondientes a las siete iglesias, siete conventos y siete ermitas que la ciudad entonces tenía, probablemente con su respectivo órgano; bastantes de ellos figuran documentalmente como mancebos organistas junto a Pablo Bruna. Destacaremos a sus sobrinos Francisco Xaraba y Diego Xaraba y Bruna (este último organista de la capilla del gobernador don Juan José de Austria, y de la iglesia del Pilar en Zaragoza, y, finalmente, junto con su hermano, en la Capilla Real de Madrid), a fray Pablo Nasarre(organista del convento de San Francisco de Zaragoza, y ciego, como su maestro), a Diego Montestruque (organista después muy apreciado de la misma colegial), a Pedro Escuín y a otros muchos. En 1979 se celebró pública y activamente la conmemoración del tricentenario de su muerte.

Obra

Para órgano: veintidós tientos de diversos géneros; versos para la salmodia de los tonos primero, segundo y tercero; y siete pangelinguas sobre la tradicional melodía española; más dos tientos sobre el himno Ave maris stella. Conservados en ms. de la Biblioteca Nacional de Madrid, del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, de la Biblioteca de Cataluña de Barcelona, de la Biblioteca Municipal de Oporto (Portugal), de biblioteca particular en Felanitx (Palma de Mallorca). Para voces: dos tonos al Santísimo, a cuatro voces y acompañamiento (Venid, almas, venid, y Suban las voces al cielo), en la Biblioteca de Cataluña y en la catedral de Vich (Gerona), respectivamente.

Bibliografía

Núñez y Quílez, C: Antigüedades de la nobilísima ciudad de Daroca...; herederos de Diego Dormer, Zaragoza, 1691. Rodríguez y Martel, J. A.: Antigüedad célebre de la Santa Yglesia Collegial de Santa María la Mayor de Daroca...; 1675, ms. Archivo de la colegial de Daroca. Calahorra Martínez, P.: «Pablo Bruna ‘el Ciego de Daroca’»; Anuario Musical, vol. XXII, Barcelona, 1969. Id.: «Dos inventarios de los libros de coro y de canto de órgano de los siglos XVI y XVII en la Colegial de Santa María la Mayor y de los Corporales de Daroca y dos pequeñas crónicas darocenses para la historia de la música en dicha ciudad en aquellos siglos»; Revista Española de Musicología, vol. III, n.° 1, 1980. Sagasta Galdós, J.: Obras completas para órgano de Pablo Bruna (1611-1679). Estudio y transcripción de Julián, Organista de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma; Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1979.

• Grabaciones: Organistas Españoles del Siglo XVII: Pablo Bruna (1611-1679); Monumentos Históricos de la Música Española, Stereo MEC 1014. Al órgano: Julián Sagasta. (El segundo de estos Monumentos dedicados a Bruna aparece en 1980.)

• Estudio de su obra. Las obras de órgano de Bruna alcanzan un alto grado de belleza y perfección en cuanto a la forma y al fondo. Técnicamente es característico, en el procedimiento de elaborar sus composiciones, sujetarse a un único tema durante todo el desarrollo: los tientos más extensos apuntan una tendencia a la variación, aplicada con más detalle, fuerza y contraste que sus contemporáneos, sin relegar en ningún momento al olvido la forma inicial del tema. Las figuraciones aplicadas nacen generalmente de los intervalos-núcleo del tema. Su búsqueda constante de nuevas posibilidades arquitectónicas le hace alejarse de aquella uniformidad de recursos figurativos derivados del arte de glosar, según la práctica de los organistas españoles. Como material básico para sus tientos se sirve de melodías litúrgicas, dejándolas aparecer fragmentariamente, o en rasgos absolutamente cerrados, repletos de imitaciones. En los tientos de falsas entremezcla la imitación con las disonancias por medio del retardo.

Sus tientos pueden dividirse en dos grupos, según estén compuestos para medio registro (registros diferentes para cada mitad del teclado), predominando entonces lo lineal-imitativo y acercándose al estilo concertante, o bien para registros completos, donde se observa ya una concepción vertical-sonora de la música con toda claridad, en consonancia con su época.

La trascendencia de su obra puede muy bien apreciarse en la rica colección de manuscritos en que se nos ha transmitido su música. Por otra parte, dentro del movimiento de redescubrimiento de la música organística española del s. XVII, la obra de Bruna ha sido objeto de análisis y justa valoración de importantes musicólogos españoles y extranjeros, como W. Apel, G. Froscher, S. Kastnet, entre otros.

Por lo que respecta a sus composiciones vocales (solamente se conocen dos villancicos polifónicos), en ellas combina el procedimiento homofónico con el imitativo; melódica y rítmicamente, se observa aquí un marcado cuño de la música popular y de la danza de la región aragonesa.

Bibliografía

Apel, W.: Geschichte der Orgelund Klaviermusik bis 1700; Kasel, 1967. Froscher, G.: Geschichte des Orgelsspiels; Berlín, 1935. Sagasta, J.: Bruna; Zaragoza, 1970.

Fuentes