Pedro Cabrera Torres

Pedro Cabrera Torres
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Combatiente revolucionario cubano
NombrePedro Cabrera Torres
Nacimiento31 de enero de 1940
Pinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento1967
Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Venezuela
Causa de la muerteCapturado herido fue asesinado
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
OcupaciónMilitar

Pedro Cabrera Torres. Combatiente revolucionario cubano muerto en Venezuela.

Síntesis biográfica

Pedro Cabrera Torres nació el 31 de enero de 1940 en el seno de una humilde familia campesina, encabezada por Felipe Cabrera y Dolores Torres, quienes a los pocos años de nacido Pedrito, se trasladaron para la finca La Pimienta, en el barrio de Paso Viejo, Pinar del Río.

La familia Cabrera Torres era numerosa y los bajos salarios imperantes, fundamentalmente en el campo, no alcanzaban para cubrir las necesidades existentes, por ello Pedrito tuvo que enfrentarse a las duras labores agrícolas del cultivo del tabaco, con solo seis años de edad.

Para Pedrito la azada sustituyó al juguete infantil y la injusta realidad opacó sus sueños de niño y le fraguó un carácter indoblegable, que le ayudó, a pesar de las inmensas vicisitudes, a alcanzar el quinto grado, asistiendo a una escuelita rural de la zona luego de concluir la jornada laboral. No pudo continuar estudios pues en la zona no existían escuelas para alcanzar niveles superiores, por lo que se hacía necesario trasladarse a Pinar del Río, distante unos 10 kilómetros de su hogar y a los padres les resultaba difícil, por no decir imposible, proporcionar al hijo los diez centavos de pasaje diario.

Le gustaba el deporte y practicaba asiduamente la única modalidad deportiva de la zona: la pelota. Sus compañeros de juego eran sus hermanos, por los que sentía un profundo cariño, al igual que por sus padres a quienes brindaba toda su ternura.

De esta forma sencilla, llena de vicisitudes y trabajos transcurrieron la niñez y adolescencia de Pedrito, que al triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959 tenía ya 19 años.

En 1960 la familia se traslada hacia Santiago de las Vegas, con el objetivo de mejorar económicamente. Allí Pedrito comienza a trabajar fijo en la Fábrica Nacional de Explosivos.

Trayectoria revolucionaria

Pedro se incorpora desde su fundación a las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR). Es designado para la custodia de los polvorines existentes en la zona, misión que cumple con seriedad y disciplina.

Su sentido de la responsabilidad y estricto cumplimiento del deber, determinan que sea seleccionado, en 1961, para formar el Batallón Especial de Seguridad.

En 1963 ingresa en la naciente unidad de Tropas Especiales, en la que es seleccionado por sus características físicas, para pasar un curso de hombre rana, que concluye satisfactoriamente.

Por su alto sentido de la compartimentación y discreción, es designado para cumplir misión de trabajo en Canadá, donde demostró sus aptitudes y natural inteligencia.

A su regreso realiza, durante seis meses, un curso de paracaidismo, en el que obtiene resultados satisfactorios. También se incorpora a otros cursos que le permitieron alcanzar una alta preparación especializada, a la que se unían su alta sensibilidad humana, bondad y compañerismo, razones por las cuales le fueron asignadas innumerables misiones especiales que cumplió exitosamente.

Por su valor, probado en muchos momentos difíciles, su espíritu de sacrificio y profundo sentimiento internacionalista, parte junto a Antonio Briones Montoto y Gilberto Pico Rivers a cumplir misión internacionalista en Venezuela. Antes de partir se despide de sus padres y hermanos con un pretexto cualquiera y un apretado abrazo.

Su muerte

Al desembarcar por playas de Machurrucutu en Venezuela el 8 de mayo de 1967 se produce el desigual combate. Pedro cae gravemente herido; solo así, ya inconsciente, logran capturarlo sus enemigos.

Es trasladado para el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas Venezolanas, al mismo calabozo donde, un año antes, fuera asesinado Fabricio Ojeda.

Sus captores no tienen en cuenta sus heridas, tampoco les inspira respeto la tenaz valentía derrochada por el detenido en el combate sostenido; se convierten en verdugos y le someten a terribles torturas que no doblegaron el espíritu de Pedro Cabrera Torres, quien a pesar del dolor físico y de la inminente proximidad de la muerte guarda silencio.

Ante la imposibilidad de hacerlo hablar, sus captores lo asesinan inescrupulosamente, un día aún no precisado, entre el 12 de mayo y el 2 de junio de 1967.

Fuente