Publio Papino Estacio

Publio Papino Estacio
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Poeta épico latino
NombrePublio Papino Estacio
Nacimiento45
Nápoles, Bandera de Italia Italia
Fallecimiento96
Roma, Bandera de Italia Italia
Otros nombresPublius Papinius Statius

Publio Papinio Estacio: Nacido sobre el año 45, en Nápoles, Italia. Fue un poeta épico latino. Su creación más destacada es el poema La Tebaida, que, dedicado a Domiciano (emperador del Imperio romano desde el 14 de octubre de 81 hasta su muerte el 18 de septiembre de 96), narra el ataque de los siete contra Tebas y, junto a su carencia de unidad, presenta como característica principal la ausencia de un protagonista que sirva de eje a la acción referida. Dejó sin concluir el poema La Aquileida, de menor interés que las Silvas, una compilación de poesías originales.

Síntesis biográfica

Publio fue hijo de un caballero cuyo nombre se ignora, originario de Velia quien perdió su fortuna y por ello dejó de pertenecer al rango ecuestre. Se dedicó a la enseñanza en Nápoles donde compuso varios poemas. En Nápoles a mediados del siglo I nació Publio Papinio Estacio y todo el ambiente donde creció explica la temprana vocación lírica y el sello más helénico que latino que se advierte en sus composiciones.

Se trasladó a Roma el año 69 para convertirse en un poeta cortesano. Sus contemporáneos atribuyeron a Publius Papinius Statius (nombre latino del autor) una gran facilidad para improvisar y un perfecto dominio de los recursos poéticos, lo cual le llevó a abrirse cómodamente camino en la sociedad literaria de su tiempo y a cosechar grandes éxitos. Es conocido que el público acudía en gran número a escuchar las lecturas en las que Estacio, dotado de una sugestiva y melódica voz, recitaba los versos de su obra mayor, La Tebaida. Estacio supo sacar partido de sus dones naturales y cultivó las letras como un medio de ganarse la vida y llegó a ser un profesional de la versificación. La vida social romana daba grandes oportunidades para ello, ya que la poesía se componía con frecuencia con motivo de conmemoraciones, y a menudo se encargaban elogios o consolaciones en verso.

El poeta participó asimismo en justas y competiciones poéticas, en las que alcanzó grandes victorias, vale destacar la merecida en los juegos albanos, en que recibió la corona de manos del emperador Domiciano por un poema sobre la guerra dacio-germánica que había sostenido el mismo emperador. De esta composición nació el poema Bellum germanicum, que con el Eucharisticon son sendas muestras de su deseo de distinguirse en la adhesión y alabanza al emperador.

“El vulgo a sus reyes no perdona si una vez pierde el miedo y la vergüenza del nuevo rey a murmurar comienza.” “La crueldad de la guerra induce a la paz.” “El miedo fue lo primero que dio en el mundo nacimiento a los dioses.” “Si la inocencia, pues, a nadie excusa, a ejecutar comienza tu deseo.”

Tuvo ocasión posterior de cantar, como muchos de sus colegas, los amargos avatares de la fortuna. Estacio no obtuvo el codiciado galardón en el certamen capitolino y se retiró a su Nápoles natal, donde encontró «un lugar de paz segura y un descanso imperturbable» Conoció y desposó a Claudia, una viuda con la cual se casó y que tenía ya una hija; ella era música y estaba muy vinculada a la vida mundana de Roma. Del matrimonio no nacieron hijos, pero Estacio educó a un esclavo como si lo fuera, sin llegar sin embargo a adoptarlo. Llevó una vida de hombre de letras en la corte del emperador Domiciano. Fue laureado varias veces como tal, en los juegos Albanos, en los Capitolinos y en Nápoles, ante su padre, el año 78.

Obras

  • La Tebaida de Estacio se compone de doce libros y fue confeccionada durante doce largos años; en ella se relata la lucha a muerte por el trono de Tebas de los hermanos de Antígona, Eteocles y Polinices. Es una epopeya enojosa y voluminosa, que roza con frecuencia los tonos más terriblemente melodramáticos. En ella se reconocen demasiado claramente las fuentes en las que el autor nunca dejó de servirse: Esquilo, Sófocles, Eurípides, Ovidio, Lucio Anneo Séneca, así como Virgilio, del que aparece exactamente calcado el episodio de Eurialo y Niso. La primera traducción al idioma español, elogiada por Lope de Vega, se debe a Juan de Arjona.
  • La Aquileida, también dedicada a Domiciano; destinada en principio a ser leída en un teatro romano ante pública asamblea, la obra pretendía narrar la vida del héroe homérico, pero quedó inacabada.
  • Silvas: compuesta por cinco libros de sus Silvae, una colección heterogénea de 32 poemas líricos improvisados dedicados a diversos asuntos, como la celebración de natalicios, epitalamios o festejos, el lamento de las elegías funerales, los panegíricos al emperador, etc. Entre ellos es particularmente famoso el dedicado al sueño. En conjunto resultan poemas de una gran frescura y espontaneidad y ofrecen un cuadro de la alta sociedad romana de la época.

Poema

Silvas

Libro cuarto

III La vía domiciana

¿Del duro sílex y del grave hierro,

qué sonido ha llenado, enorme, el lado

cercano al mar de la Apia peñascosa?

No, en verdad, suenan líbicas catervas,

ni el extranjero jefe, en guerra pérfida, 5

golpea los campos de Campania, inquieto;

ni Nerón quiebra vados, ni en cortados

montes mete los sórdidos pantanos,

mas quien de Jano los umbrales bélicos

corona con un Foro y leyes justas 10

con que, negadas mucho, a Ceres casta,

yugadas le devuelve, y sobrias tierras,

con que veda que el sexo fuerte muera

y prohíbe, censor, que adultos machos

la pena de su hermosa forma teman; 15

quien devuelve al Tonante al Capitolio

y repone a la Paz en casa propia;

quien a la gente de su padre, umbrales

que han de ser siempre otorga, y flavio cielo,

aquí, al sentir las tardas vías del pueblo 20

y los campos que frenan todo viaje,

largos rodeos quita, y consolida

con nueva capa las arenas graves,

gozando en acercar, de la Sibila

de Eubea la casa, y los gauranos golfos, 25

y, ardiente, Bayas, a los siete montes.

Aquí, en un eje, un día, pigre llevado,

oscilaba el viajero en lanza incierta,

y la maligna tierra sorbía ruedas,

y la plebe latina, a medio campo, 30

de la navegación temía los males;

y no ágiles, los cursos, mas al viaje

molesto las tenaces huellas frenan,

mientras repta, gimiendo al peso ingente,

bajo alto yugo, lánguido el cuadrúpedo. 35

Mas la vía que gastaba un día entero,

de dos horas apenas se hizo ahora.

No por los astros, tensas plumas de aves,

iréis, ni quillas, más ligeramente.

Primer trabajo, aquí, iniciar los surcos 40

y los lindes cortar y con profunda

extracción, cavar tierras hasta el fondo;

pronto, otramente henchir las huecas fosas

y a lo sumo del dorso aprestar forro:

no oscile el suelo, no, maligno, el sitio, 45

dé lecho incierto a las opresas piedras;

luego, con combas de ambos lados juntas,

y muchas cuñas, sujetar la vía.

¡Oh, cuántas manos a la par laboran!

Bosque éstas cortan y desnudan montes, 50

éstas, trabes y escollos con hierro alzan;

ésas ligan las piedras y urden la obra

con polvo recocido y toba sórdida;

a mano éstas, bebientes charcos secan,

y lejos llevan los menores ríos. 55

Podrían cavar el Atos estas diestras

y, de Hele gemebunda, el triste piélago

encerrar con un puente no nadante.


Muerte

Publio Papinio Estacio enfermó a partir del año 95 lo cual lo llevó a dividir su vida y residencia entre Roma y Nápoles. No se posee ninguna referencia suya desde el año 96 y es probable que falleciera en Roma dejando inacabada en el libro X su Aquileida.

Fuentes