Revista Proa

Revista Proa
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Revista mensual editada en Artemisa de contenido sociocultural.
Título originalproa
GéneroSociocultural
ImprentaArtemisa
EdiciónFernando G. Campoamor
Primera ediciónNoviembre de 1935
PaísCuba

Revista Proa. Mensuario cubano de difusión sociocultural fundado en Artemisa en 1935, con el objetivo de difundir en la localidad los valores estéticos de vanguardia defendidos por el grupo “proa”.

Abordó temas sociales, políticos y culturales de impacto, sostenidos por valores ideoestéticos renovadores. Distinguió a la revista el intercambio con publicaciones afines, dentro y fuera de Cuba.

A pesar de su breve existencia, esta revista artemiseña constituye el más logrado exponente del periodismo local en la etapa de la República neocolonial.

Inicios

En noviembre de 1935 se publica el primer número de la Revista Proa. Calificada por su director-editor Fernando G. Campoamor como un mensuario de avance, la publicación nace de la iniciativa del grupo cultural homónimo. Desde sus inicios se inclinó por un diseño vanguardista de marcada originalidad tipográfica, destacándose especialmente el uso deliberado de las minúsculas, la ligereza en el diseño de las páginas y la portada, que salvo el color de la impresión, sería invariable en todos sus números.

El Consejo de Redacción estuvo integrado por los intelectuales artemiseños:

  • Elizardo Díaz
  • Armando Guerra
  • Ody Breijo
  • Eloy E. Cruz
  • Ubaldo R. Villar
  • Sergio F. Cruz
  • Evelio Llera
  • C. Díaz López
  • Horacio H. Sierra
  • Evelio Valdés Acosta
  • Mario Llorens
  • Manuel M. Bernal
  • Marcos A. Vélez

Y los artistas visuales locales:

  • Mario Cordovés
  • Roberto Campoamor

Desarrollo y trascendencia

Temas tratados

Página principal del primer número

A diferencia de otras publicaciones locales, la revista abordó temas sociales, políticos y culturales de impacto, sostenidos por valores ideoestéticos renovadores. El latinoamericanismo y el compromiso con las ideas más progresistas de la época, son rasgos que la distinguen. Secciones como “brújulas”, “motivos y apuntes” y “valija”, permitían introducir informaciones y noticias referentes a la vida cultural local y nacional, así como testimoniar el intercambio con revistas afines.

En sus páginas se alternaban los trabajos de jóvenes intelectuales locales junto a las colaboraciones de personalidades de reconocida trayectoria. Fueron abordados con agudeza temas tan variados como los desafíos de la educación en entornos urbanos y rurales, el problema semítico en la Alemania nazi, el impacto del racismo en la cultura o la creación de un dispensario antituberculoso en Artemisa.

Las artes visuales, en su expresión más renovadora, estuvieron representadas por las reproducciones de Rita Longa, Alberto Peña, Armando Maribona o Teodoro Ramos Blanco. La poesía ocupó un sitio preponderante en la publicación, donde se destacan los muy (re)conocidos Rafael Alberti, Langston Hughes, Ángel Augier, Serafina Núñez y Rafael García Bárcenas, junto a los jóvenes artemiseños Ubaldo R. Villar, Ody Breijo, Evelio Llera y el propio Fernando G. Campoamor.

No estuvo ausente la crítica de arte, enfocada fundamentalmente hacia las artes plásticas y la literatura, ejercida con maestría bajo las firmas de Juan Marinello y Aurelio Boza Masvidal. Desde el ensayo sobresalieron, entre otros, Félix Lizaso y Emeterio S. Santovenia; mientras que el director de la revista demostró en su entrevista a Juan Antiga su sagacidad periodística.

Intercambio con otras publicaciones

Distinguió a la revista el intercambio con publicaciones afines, dentro y fuera de Cuba. El listado de canje que comprendía 256 revistas y boletines, incluyó a la manzanillera Orto y a las latinoamericanas Sur, Atenea y Repertorio Americano.

Los reconocimientos a tan singular empeño editorial provinieron por igual de personalidades de la cultura nacional como Juan Antiga.

Carlos Rafael Rodríguez, Elías Entralgo o Juan Marinello; así como de intelectuales como Claudio Basto y Federico Henríquez y Carvajal, de Portugal y República Dominicana, respectivamente.

Trascendencia

Sin embargo, a pesar de su calidad y el empeño de sus artífices, la revista sucumbió tempranamente. Al igual que otras publicaciones culturales nacidas del esfuerzo personal y sin respaldo institucional o financiero, su destino sería frustrado por la insolvencia económica. En su primera etapa se extendió desde noviembre de 1935 hasta abril de 1936. Posteriormente integró la Editorial Proa, donde se incluyeron otras publicaciones como los “Cuadernos del pueblo” y el Periódico Mástil. La salida fue retomada en agosto de 1936, mas solo logró publicarse hasta octubre del propio año.

A pesar de su breve existencia, esta revista artemiseña constituye el más logrado exponente del periodismo local en la etapa de la República neocolonial.

Su impacto en el campo intelectual de la Villa Roja, puede discernirse de las palabras de Marinello, quien asegurara que:

“(…) proa sorprendió como un producto municipal de la tierra adentro en una isla colonizada. A su lado insurgente se situó lo más limpio de la inteligencia americana”.

Fuentes

  • Campoamor, Fernando G. (1979). Los años de proa, en Artemisa, Isla de Cuba. Revista de la Biblioteca Nacional “José Martí”, La Habana, 3ra época, vol. XXI, septiembre - diciembre, pp. 15-41.
  • ____________________ (1935). Brújulas. Revista proa, Artemisa, vol. I, número 1.
  • García Quesada, Zoila C. (2011). Fernando G. Campoamor: la época de un hombre-proa. (Trabajo de Diploma). UNHA “Fructuoso Rodríguez Pérez”, Mayabeque.
  • Mayor Lorán, Yoel (2002). Campoamor hace otra trastada. Periódico “el habanero”, año XVI, número 3.