Serafina Echemendía

Serafina Echemendía
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"La Fina"
NombreSerafina Valdés Gómez
Nacimiento1846
Morón, Ciego de Ávila, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento12 de julio de 1932
NacionalidadCubana
OcupaciónRepostera


Serafina Echemendía (Morón, Ciego de Ávila, Cuba). Nació alrededor de la mitad del Siglo XIX en 1846, repostera de origen humilde y creadora de las mundialmente famosas Torticas de Morón, las que ya tienen más de 90 años de felizmente ser saboreadas gracias al ingenio culinario de esta mujer.

Vida

De Serafina Echemendía se conoce poco, todavía su vida está sujeta a investigaciones por parte de los historiadores locales del municipio Morón. Se ha señalado que es de origen Andaluz y también que provine de una reconocida familia de músicos cubana del Siglo XIX. Pero en una de las investigaciones más recientes en documentos antiguos de Morón archivados en la Casa Parroquial, se obtuvo información en su partida de matrimonio, no existiendo una de bautismo. En este documento se explica que su casamiento se efectúa en la iglesia de La Candelaria de Morón, el 20 de marzo de 1868 con un músico muy popular en ese tiempo llamado Ladislao Echemendía Quesada de quien el pueblo le adjudicó el apellido, porque su nombre verdadero era Serafina Valdés Gómez.

En dicha partida matrimonial consta que Serafina era hija de la Real Casa Cuna de La Habana, fundada por el obispo Gerónimo Valdés Gómez, cuando tomó la resolución de destinar una casa para acoger a los niños abandonados y quien, de paso, le ofreció su apellido a los expuestos. Es casi imposible saber si fue una niña nacida fruto del pecado o de amores prohibidos y abandonada en sus puertas, o como muchos, depositados allí por la pobreza de sus padres.

La Fina, mujer de mediana instrucción, baja estatura, gruesa, blanca de pelo rubio, ojos claros y de un carácter muy agradable. Su casa era de guano, tablas y piso de tierra, y estaba ubicada en la actual calle Gonzalo Marín en Morón, en el espacio que hoy ocupan las viviendas macadas con los números 32 y 30 A. Tuvo varios hijos, entre ellos Genaro Echemendía Valdés, quien falleció en 1907 de tisis galopante.

Trabajo de repostera

El trabajo de la reconocida repostera era totalmente manual, hacía los dulces en un horno de embarro que tenía en el patio de su casa, y después en hornos rústicos ubicados próximos al Embarcadero, en las afueras de la localidad, donde elaboraba variedades de platillos como pasteles, buñuelos, mermeladas de frutas y las torticas que la popularizaron. Según Benito Llanes, uno de los historiadores de la ciudad del gallo, que los dulces de Fina eran preferidos por su limpieza, pureza y exquisitez, entre ellos el Pan de Caracas y las Torticas.

Torticas de Morón

Creación del dulce

La creación de tan emblemático dulce ocurre en 1927, se dice que la receta era simple, que se confeccionaba con harina de castilla, azúcar y levadura, y después de hechas se cubrían con yema de huevo, mientras que el secreto de su buen sabor se encontraba en la proporción de sus ingredientes. También que los productos para su elaboración eran pocos: harina, azúcar, sal y manteca de cerdo solidificada, que según cuentan, era el ingrediente que aportaba el exquisito sabor y suavidad a ese renombrado dulce, y en específico se agregaba una pizca de mermelada de guayaba o mango. Lo cierto es que nadie aún se ha puesto de acuerdo en este sentido, pues Fina no dejó receta alguna para la posteridad. Tal parece que aquellas viejas dulceras del Morón de antaño se habían llevado su secreto a la tumba.

De cualquier manera, las torticas se hicieron célebres y traspasaron las fronteras de Morón constituyendo uno de los símbolos más importantes de esta localidad cubana en la provincia de Ciego de Ávila, gracias a Serafina Echemendía. Pero con el paso del tiempo el desconocimiento de la receta llevó a su desaparición, y a mediados del Siglo XX ya no se vendía, solo era recordado por abuelas y bisabuelas. Explica Héctor Izquierdo, otro de los historiadores de Morón que actualmente lo llaman polvorones o mantecados (los que difieren de la receta original), mientras que, de manera curiosa, en otras zonas del país, particularmente en la capital, es reconocido por su nombre original.

Receta

Las Torticas de Morón surgieron en esa ciudad para convertirse con el tiempo en estandarte de la repostería cubana. Reposteros en la actualidad ha brindado una receta lo más ajustada posible a la original. Para confeccionarlas debes tener a mano los siguientes ingredientes:

  • 1 taza de azúcar
  • 1 taza de manteca de cerdo, manteca vegetal o mantequilla sin sal.
  • 4 tazas de harina de trigo
  • 1 cucharadita de cáscara de limón rayado
  • 1 cucharadita de polvo de hornear
  • 1 cucharadita de sal
  • 2 yemas de huevo

Para comenzar su preparación, hay que mezclar bien azúcar y grasa con una cuchara de madera o procesadora a baja velocidad e ir añadiendo lentamente el resto de los ingredientes hasta formar una masa homogénea, después forme con la masa un cilindro de unos 6 centímetros de diámetro y déjelo reposar al menos una hora en el refrigerador, al sacarlos córtelo en rebanadas de dos centímetros, y hornéelas en una tártara cubierta con papel encerado durante 20 o 25 minutos a una temperatura de 325 grados farenheit o 175 celsius. Deben quedar un poco sueltas, que se desbaraten en la boca, hay quienes le hacen una hondonada con el dedo meñique antes de hornearlas y les ponen un poco de mermelada de guayaba. Quedan sabrosísimas.

Muerte

Serafina falleció el 12 de julio de 1932, en su domicilio, localizado en la calle Máximo Gómez número 53, a los 86 años de edad. Su estado conyugal era viudez, y fue sepultada en el Cementerio de Morón. Curiosamente, en su certificado de defunción solo aparece su apellido Valdés. Tampoco quedó registrado el nombre de ninguno de sus dos padres, lo que refuerza la tesis de haber sido una niña expósita de la Casa Cuna de La Habana fundada por Obispo Gerónimo Valdés Gómez.

Fuentes