Técnica de la composición

Técnica de la composición
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Concepto:La composición es una técnica para el estudio de la personalidad mediante la cual el sujeto elabora libremente sus ideas.


Técnica de la composición. Este tipo de técnica solo da un punto de partida, una sugerencia para la expresión libre del sujeto. Las composiciones constituyen una valiosa fuente de información acerca de la personalidad de los sujetos, permiten obtener información individualizada que puede llegar a ser muy relevante.

Aplicación

En la técnica de la composición se da un título a partir del cual el sujeto elabora libremente sus ideas. Ante la misma sugerencia, por ejemplo, un mismo título, cada sujeto expresa lo que él desea, lo que puede ser, y, de hecho es muy diferente de uno a otro. Ya la selección que hace el sujeto de los elementos que aborda da información sobre lo que para él es importante y, por tanto, sobre su personalidad (R. Bermúdez, 2004).

Para ser aplicada a escolares es necesario buscar un tema que se vincule estrechamente con sus necesidades y vivencias; además, hay que tener en cuenta que la categoría elaboración personal es muy difícil que aparezca en los escolares dado el desarrollo de su personalidad, ya que aún no han elaborado criterios propios y personales sobre distintas cuestiones. Esta técnica brinda un resultado exhaustivo cuando se aplica a adolescentes y jóvenes.

Análisis

La interpretación está centrada en el análisis del contenido expresado. Sin embargo, este análisis no solo es lineal, sino que también se tienen en cuenta otras cuestiones. Los recursos mediante los cuales el contenido analizado cobra sentido para el conocimiento psicológico de la personalidad están ocultos para el sujeto y, por tanto, el falseamiento intencional de la respuesta resulta difícil y el investigador se da cuenta cuando esto ocurre. Así, para el análisis de las composiciones se tienen en cuenta tres categorías, propuestas por E González: el contenido, el vínculo emocional manifestado por el sujeto hacia ese contenido y el grado de elaboración personal. De esta manera, aun cuando un sujeto pretenda brindar una imagen falsa de sí mismo, esto le resulta muy difícil, pues no conoce los aspectos utilizados para la evaluación del contenido expresado.

El contenido por sí solo no determina el criterio evaluativo, pues también son esenciales las reacciones afectivas que se ponen de manifiesto, así como, la elaboración personal que se evidencia. La expresión de uno u otros contenidos en una composición presupone, no solo, una elaboración intelectual, sino que, presupone también extraer de sí mismo, pensamientos, reflexiones, sentimientos y vivencias que deben ser estructurados de una manera personal. En ese esfuerzo de estructuración deben ponerse de manifiesto las tendencias fundamentales del sujeto, ya que se ha realizado a partir de su posición activa y selectiva; por lo que la forma en que los contenidos son expresados y procesados intelectualmente por el sujeto simultáneamente constituyen una evidencia de su nivel de motivación hacia esos contenidos, lo que permite el estudio de las formas más complejas de la motivación de la personalidad.

Este enfoque en el análisis de la composición parte de una posición teórica en la que se insiste en la unidad de lo cognitivo y lo afectivo: las reflexiones, valoraciones y otros productos del pensamiento del sujeto, de su elaboración intelectual permiten obtener conocimientos acerca de su afectividad, de su esfera motivacional y de su personalidad en general.

El contenido

El contenido de la composición no es más que el conocimiento que refleja el sujeto sobre el tema que aborda. Incluye los elementos positivos y negativos que expresa, la frecuencia, la relación entre estos, la amplitud y profundidad con que aborda el tema, su fundamentación y cualquier otro elemento que esté dado en la descripción de lo expuesto.

En cuanto al contenido, lo primero que debe tenerse en cuenta es que no puede confundirse el contenido de una composición con el contenido de la personalidad. A pesar de que se use la misma palabra para designarlos, no pueden identificarse. El contenido de la composición, por supuesto es una expresión, una manifestación del contenido de la personalidad.

Para evaluar el contenido es necesario hacer un análisis de lo expresado por el sujeto e ir ordenándolo y clasificándolo de acuerdo con determinadas categorías, tales como: profesión, familia, estudio, matrimonio, compañeros, cosas materiales, etc. Esas categorías son establecidas por el propio investigador de una manera muy operativa y dinámica y sobre la base de tres cuestiones fundamentales: sus propias posiciones teóricas, los objetivos concretos que tiene cuando va a realizar el estudio y el propio contenido expresado por el sujeto en la composición.

El establecimiento de estas categorías ayuda a organizar e integrar el contenido expresado y contribuirá a su interpretación. Así por ejemplo, lo que el sujeto dice acerca de su familia puede ser muy variado y muy diferente a lo que expresa otro, y, sin embargo, en ambos existen preocupaciones de uno u otro tipo en la esfera familiar. Además, es posible que en el primer párrafo de la composición haya hablado de la familia, en el segundo y tercero trató otras cuestiones y luego volvió a abordar el tema de la familia en el cuarto párrafo. En un caso como este, si se trata de evaluar el contenido de una manera global, sin establecer categorías, la evaluación puede ser poco efectiva.

Al establecer estas categorías se puede tener mayor claridad acerca de la amplitud y frecuencia con que son desarrolladas en unos y otros sujetos y, por supuesto, que esto brinda información acerca de sus preocupaciones, sus necesidades y motivos, sus posibles conflictos y su personalidad en general.

Para evaluar el contenido de una composición pueden determinarse distintas categorías, las mencionadas anteriormente constituyen solo ejemplos. Este es un proceso activo que no puede llevarse a cabo de manera mecánica, y, en el cual, el evaluador debe desarrollar muchas habilidades, realizar un profundo análisis, aplicar la lógica y la imaginación. Todo ello es una muestra del carácter flexible en el uso de la composición, lo que determina su condición de técnica abierta.

Vínculo afectivo hacia el contenido

El vínculo afectivo hacia el contenido se determinará por las expresiones afectivas que lo acompañan como: amor, odio, miedo, admiración y otras; o bien por actitudes manifiestas del sujeto ante lo expuesto. En ocasiones el vínculo afectivo no es explícito, el sujeto no declara abiertamente uno u otro tipo de sentimiento o vivencia, sin embargo, todo el contenido está matizado afectivamente y se observa una gran implicación emocional del sujeto en lo que está expresado. También puede suceder que a lo largo de todo el contenido no exista ningún tipo de relación afectiva con él, el sujeto puede expresar cosas de gran valor social o moral, pero puede hacerlo de una forma completamente indiferente desde el punto de vista emocional, puede hacerlo formalmente, estereotipadamente y sin ninguna relación afectiva.

En múltiples investigaciones se ha demostrado que cuando esto sucede, el contenido expresado no constituye un verdadero elemento personalizado y tiene muy poca influencia en la regulación del comportamiento del sujeto, por lo que también pueden extraerse conclusiones acerca de su personalidad.

Elaboración personal

La elaboración personal del sujeto sobre el contenido expresado es el principal indicador de su posición activa y de su propia implicación y relación personal ante ese contenido, y del grado en que verdaderamente constituye una expresión de su personalidad.

La elaboración personal no es más que el nivel de individualización que logra un sujeto sobre los contenidos expresados, cuando la expresión del sujeto adquiere un carácter personalizado, lo que se evidencia, entre otras cosas, por la forma original y completamente propia e individual en que son presentados esos contenidos a partir de sus valoraciones y reflexiones, y no por la repetición formal y estereotipada de lo que otros pueden haber expresado sobre ese mismo contenido. Elaboración personal no es sinónimo de brillantez o prolijidad en lo expresado por el sujeto, sino de su implicación, de la “personalización” o individualización de la información expresada. Solo cuando el sujeto se compromete ante la expresión de un contenido, se puede afirmar que este tiene un sentido para sí, y que, por tanto, constituye una manifestación acerca de su personalidad, mediante la cual esta puede ser estudiada.

Al igual que el contenido, la elaboración personal presenta diferencias de acuerdo con el terna en que el sujeto se expresa, sin embargo, de forma general se caracteriza por lo siguiente:

  • El contenido expresado por el sujeto no es totalmente descriptivo; sino que expresa juicios y reflexiones propias.
  • El sujeto se compromete con valoraciones personales.
  • El sujeto expone problemas en el contenido expresado, planteándose interrogantes y discrepancias en su elaboración.
  • El contenido está comprometido afectivamente.
  • El sujetó se incluye activamente en sus consideraciones sobre el tema, desarrollándolo basado en sus necesidades, vivencias y experiencia personal.

En sentido general, cuando un contenido manifiesta la elaboración personal del sujeto constituye una expresión coherente de las consideraciones del sujeto sobre el tema.

La categoría elaboración personal tiene una importancia extraordinaria y evidente para juzgar la efectividad de los contenidos expresados por el sujeto en la regulación de su comportamiento.

Integración

Cuando se realiza una evaluación de la composición sobre la base de estos tres parámetros: contenido, vínculo afectivo y elaboración personal, se pueden derivar conclusiones acerca de la forma en que están estructurados los contenidos de la personalidad y de sus indicadores funcionales, por lo cual, se puede establecer a un nivel hipotético bastante aproximado, el nivel de regulación del comportamiento.

Para facilitar el análisis del nivel de integración de los contenidos de la personalidad y de los indicadores funcionales se pueden establecer algunas categorías que se vinculan a ellos, y trabajar de forma similar a lo ya explicado sobre el análisis del contenido de la composición.

Solo con la composición es imposible llegar a un conocimiento profundo y exacto de la personalidad. Esta técnica debe ir acompañada por otras que complementen la información tales como: Técnica de los diez deseos, el completamiento de frases, la entrevista, entre otras.

Fuente

Martínez Angulo, Marta Rosa y otros (2013). Manual de técnicas de exploración psicológica. La Habana. Editorial Pueblo y Educación.