Tratado de Ryswick

Tratado de Ryswick
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Monumento al Tratado de Ryswick.JPG
Monumento en recordación de la firma del Tratado de Ryswick
Fecha:20 de septiembre de 1697
Lugar:Rijswijk(Ryswick), Estados Unidos (hoy Paises Bajos)
Resultado:
*Todas las ciudades y distritos capturados desde la paz de Nimega (1678) debían ser restaurados. Francia entrega Friburgo, Breisach y Philippsburg al Sacro Imperio Romano Germánico, conservando Estrasburgo.
  • Francia obtiene de España la parte occidental de la isla de Santo Domingo (que luego se convertiría en Haití), Pondicherry y Nueva Escocia.
  • España recupera la Cataluña y las fortalezas de Mons, Luxemburgo y Courtrai.
  • Las Provincias Unidas conservan fortalezas en los Países Bajos Españoles (Bélgica), incluyendo Namur e Ypres.
Consecuencias:
Se implanta la paz entre los implicados y comienzan la supresión de las actividades de los filibusteros.

Tratado de Ryswick. Fue firmado el 20 de septiembre de 1697 en la ciudad de Rijswijk (Provincias Unidas, actualmente Países Bajos), finalizando la Guerra de los Nueve Años y que trajo consecuencias para las colonias americanas.

Reseña histórica

La guerra que estalló entre Holanda, España e Inglaterra en contra de Francia debido a los planes imperialistas del rey Luis XIV, trae como consecuencias ataques a toda la zona caribeña, desarrollándose la piratería en las aguas aledañas.

En las primeras semanas de discusión no se alcanzó ningún resultado, por lo que en junio los dos protagonistas en la lucha, Guillermo III de Inglaterra y Luis XIV de Francia, designaron un representante para reunirse en privado. Los dos elegidos eran Guillermo Bentinck, Conde de Portland, y el Mariscal Boufflers, quienes pronto elaboraron los términos de un acuerdo, el cual, sin embargo, no consentirían el Emperador Leopoldo I y Carlos II de España. Más tarde España cedió, y el 20 de septiembre el tratado de paz fue firmado entre Francia y las tres potencias, Inglaterra, España y las Provincias Unidas.

El filibusterismo fue una espada de doble filo que los estados francés e inglés esgrimieron para evitar que los españoles destruyeran sus colonias de las Antillas y para estimular el desarrollo de las mismas, pero al transformarse en productivas las colonias de Jamaica y Haití, los filibusteros eran un estorbo para ellos. A esto se unía el que los españoles crearan su propio filibusterismo, devolviendo y rechazando los ataques de que eran objeto.

La Casa de Contratación de Sevilla, para la época, se había convertido en intermediaria de industriales y comerciantes de Inglaterra, Francia y Holanda con relación al comercio con las Américas, por faltar estas industrias y capitales en España.

Se plantea que el 90% de las mercancías que transportaban las flotas a fines del siglo XVII, pertenecían a extranjeros, aunque se consignaban a firmas españolas; de ahí que cuando los filibusteros apresaban un rico galeón español o destruían una ciudad española de América, no sufrían tanto los españoles como los comerciantes extranjeros.

Se entiende necesario entonces suprimir el filibusterismo, y el 1697, se decreta la Paz de Ryswick.

En virtud de ese decreto, se instruye a los gobernadores coloniales de Francia e Inglaterra que impidan y castiguen cualquier actividad de los temibles filibusteros.

Repercusión en Cuba de la represión del contrabando

Al decretar la paz con los ingleses, los españoles vieron la necesidad de de actuar contra el contrabando que se sucedía en las Antillas y que era fuente de grandes pérdidas económicas.

El gobernador de Cuba en esos momentos, don Pedro de Valdés, dispuso que su asesor, el letrado Melchor Suárez de Poago se trasladara a Oriente para dar solución al problema. Inicia su misión en Bayamo y descubre que el teniente Gobernador, los más ricos hacendados y el pueblo en general, eran culpables del delito de contrabando.

Más de 200 vecinos huyen de la villa, y de los 80 sentenciados a muerte, solo pudo arrestarse a 20. Cuando se pretende conducir los presos a La Habana, los alzados lo impiden. Por otra parte, los traficantes del mar que negociaban clandestinamente con el vecindario, asaltaron y quemaron Santiago de Cuba.

Después de otras tentativas de suprimir el contrabando por parte de los colonialistas españoles y de otras tantas respuestas violentas de los implicados, el gobierno de la isla entiende que no puede resolver la situación y decide suspender el acoso.

Se plantea que esta fue una de las primeras batallas ganadas a la metrópoli por los criollos.

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Fuente

  • Portuondo del Prado,F. Historia de Cuba I hasta 1898. Editora Universitaria. La Habana, 1965.