Batalla de Maffo (Contramaestre, 10 de diciembre de 1958)

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Batalla de Maffo
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Fecha:10 de diciembre de 1958
Lugar:Maffo, municipio Contramaestre, prov. Santiago de Cuba
Descripción:
Maffo, poblado equidistante entre Bayamo y Santiago de Cuba, se había convertido en el único reducto que quedaba en manos del ejército de la tiranía batistiana. La toma de este poblado resultaba imprescindible para garantizar el ataque a la capital oriental.
Resultado:
Rendición del último reducto militar de la tiranía al mando del Comandante Leopoldo Hernández Ríos, el 30 de diciembre de 1958.
Consecuencias:
Las fuerzas del Ejercito Rebelde sufrieron 4 bajas y 20 heridos. Fueron hechos prisioneros 1 comandante, 5 tenientes y 124 soldados enemigos. Se ocuparon 130 armas: 24 Garand, 42 Springfield, 46 ametralladoras San Cristóbal, 4 fusiles ametralladoras Browning, 1 fusil ametralladora Maxin, 7 carabinas M-1, 1 ametralladora Thompson, dos ametralladoras trípode, 1 mortero 81, un mortero 60, 42 mil balas 30.06 y M-1 y más de 100 cananas, mochilas, cantimploras, etc. A partir de esta victoria, se decidieron las acciones definitivas de la Guerra de Liberación de Cuba en 1958.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

Batalla de Maffo. Está inscrita entre las grandes hazañas rebeldes, fue uno de los hechos determinantes para la toma definitiva de Santiago de Cuba y el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959.

Ubicación

El poblado de Maffo se encuentra a 1.8 km de Contramaestre. Limita al norte con el Consejo Popular Frank País, al este con la presa Carlos Manuel de Céspedes y el Consejo Popular América Libre, al sur con el municipio Tercer Frente Oriental y al oeste con Consejo Popular Los Negros y Pueblo Nuevo.

Antecedentes

Al iniciarse el mes de diciembre de 1958 se producen una serie de acontecimientos que indican la estrategia a seguir por las fuerzas rebeldes del territorio comprendido entre Santiago de Cuba y Bayamo.

La estrategia del Ejército Rebelde consistía en liberar los pueblos de Jiguaní, Baire y Maffo para obtener su dominio pleno en el territorio de la carretera central, pero además cayendo Palma Soriano, prácticamente quedarían libres las ciudades de Santiago de Cuba y Bayamo, todo esto teniendo como base el triunfo en Guisa.

El trabajo de convencimiento y acercamiento a los jefes militares que operaban en la Sierra Maestra fue valioso pues permitió facilitar la victoria de la guerra. Muchos jefes militares y sus tropas se sumaron al Ejército Rebelde. La tiranía al percatarse de las posibilidades de triunfo de las fuerzas rebeldes que presionaban el territorio comprendido entre Bayamo y Palma Soriano, deciden abandonar los poblados que están protegidos por pequeños cuarteles, para reforzar las ciudades teniendo mayor concentración de fuerza. Es por ello que las unidades de Santa Rita, Baire y el Puesto Rural del Central América son retirados inmediatamente. Las unidades de Santa Rita y Baire se concentran en Jiguaní el 9 de diciembre de 1958 y la Policía de Contramaestre, el puesto del Central América y el de Maffo el día 10 de diciembre de 1958 en horas de la mañana se trasladan para el BANFAIC, iniciándose en horas de la tarde la histórica Batalla de Maffo que tuvo 20 días de duración, dirigida personalmente por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Su duración es algo que la destaca por si sola y puede conducir a cualquier historiador al error de resaltar la moral del adversario, eventualidad que obliga a hacer referencia al escenario de acción.

Objetivos

Los objetivos fundamentales de este combate, eran ocupar el cuartel rural de este poblado. Ante el ataque inminente del Ejército Rebelde, este fue abandonado concentrándose todas las fuerzas vivas del enemigo de la localidad en el BANFAIC. Obviamente, se avecinaba una batalla de posiciones en la que se pretendía cercar y aniquilar al enemigo. Así como batir los refuerzos que pudieran llegar en auxilio.

Otro de los objetivos era el de atraer fuerzas enemigas para batirlos.Este tipo de acción combativa, constituyó una forma genial de obligar al enemigo a combatir en el escenario previamente escogido por los rebeldes, por tanto aprovechar las ventajas del terreno y en fin extender a un estadío superior de la guerra, el método guerrillero perfectamente dominado por los revolucionarios.

Conformación de las tropas.

La tropa comandada por Reynaldo Mora Pérez, la primera en llegar al escenario de acción, ocupó el naranjal de los Cámaras y otro grupo de estas fuerzas dirigida por Arsenio Peña Mora ocupó el frente del BANFAIC.

Las fuerzas de la retaguardia dirigida por el comandante Rafael Verdecia Benítez ocuparon un cocal que estaba cerca del liceo, la zona del parque y parte del naranjal de Paco Cámara.

El cerco se completaba, con el pelotón de Leopoldo Cintra Fría que se situó a la derecha de las fuerzas de Reynaldo Mora, le seguía el pelotón de Rubén Fonseca cuya defensa llegaba hasta el puesto médico de la farmacia de Luzón, luego las fuerzas señaladas del comandante Rafael Verdecia y las de Paco Cabrera que se enlazaban con las de Arsenio Peña.

Así quedó conformada la primera línea de fuego o el anillo interior del asedio a la fortaleza. Algunas de estas posiciones fueron ocupadas en pleno combate con las tropas enemigas.

Acciones combativas

Los días 10 y 11 de diciembre de 1958, primeros de la acción, hubo un gran volumen de fuego, ambos bandos sabían que se disputaba en aquellos instantes lo que podía ser el enlace de la acción, los rebeldes estaban conscientes que el estrechamiento del cerco era la garantía de la victoria, pues lo convertían en invulnerables para los sitiados, pero algo más importante era la única defensa efectiva que podían conseguir en una zona llana y de poca vegetación.

Completado el sitio del reducto, los atacantes dejaron salir todas las personas que pretendían abandonar el poblado y cuando estuvieron seguros de la invulnerabilidad de sus líneas, irrumpieron los primeros disparos el día 10 de Diciembre, a las 10.00 pm unos 300 rebeldes, daban inicio a un hecho memorable en la historia nacional, comenzaba la batalla de más larga duración que ha tenido lugar en el cielo patrio.

El armamento de las fuerzas rebeldes era de buena calidad en este período, eran ametralladoras 30, fusiles M-I y M-II, ametralladoras Braulio, San Cristóbal, Springfield, Thompson, mortero 81, un tanque T-17, escopetas y otros.

El día 11 habían ocupado el parque de Maffo sin tener que lamentar una sola baja, lo cual permitió utilizar algunas casas como refugio, puntos médicos y alojamiento donde se protegieron los equipos transmisores que portaban los trabajadores de Radio Rebelde, la vivienda de Carlos Luzón resultó ser escogida para estos fines.

La ocupación del pueblo posibilitó contar con el apoyo económico que resueltamente brindaban sus habitantes, en especial los dueños de los establecimientos comerciales que lo pusieron a disposición de los rebeldes, algunos porque simpatizaron con la causa, y otros porque se pusieron al lado de los vencedores.

En el transcurso de la batalla fue jugando un papel ascendente la lucha política, que se fue convirtiendo en esta fase final de la guerra en un factor tan importante, como las armas de fuego, era algo así como la materialización de la máxima martiana. "Las armas de las ideas que pueden más que las otras", con la salvedad que ya las otras se habían impuesto al enemigo, al cual se había derrotado militarmente, lo que no impedía la eliminación por completo de su capacidad de resistencia; lograr esto último, fue el objetivo trazado por el alto mando rebelde y con esta modalidad lucharon.

Las fuerzas rebeldes aprovecharon su cercanía al enemigo, se apoderaron de varios equipamientos enviados por aire y centraron sus ataques durante varios días en destruir el tanque de agua, e impedir que el preciado líquido les llegara. Sin embargo el enemigo defendía con tesón este objetivo, en una ocasión los disparos le perforaron la cantimplora a Julio Prado que se empeñaba en cumplir con esta importante misión. Finalmente se cumplió el anhelado objetivo, pero en realidad, al enemigo nunca les faltó, pues una de sus trincheras llegaba hasta un pozo de la familia Fuentes Fría frente al BANFAIC.

Se produjeron muchos ataques aéreos de forma indiscriminada y sus blancos en la mayoría de los casos fueron objetivos civiles, en una ocasión después de una tregua, el Comandante Rafael Verdecia Benítez y Guillermo García Peláez salían del Liceo de Maffo, donde habían estado tocando el piano y en ese instante cayó una bomba en el local que destruyó el instrumento musical. Las casas y los edificios de Maffo quedaron virtualmente arrasados por estos ataques.

Huellas del bombardeo

Alrededor del día 20 de diciembre el propio comandante Rafael Verdecia (Pungo) en compañía del comandante Paco Cabrera y el teniente Julio Heredia iban en un jeep para el Central América y al cruzar el río un avión los ametralló y partió el volante del vehículo, pero los tripulantes salieron ilesos.

Una de estas bombas arrojadas en la localidad le ocasionó la muerte a dos niños en el lugar conocido como Cruce de Macario, uno de ellos se llamaba Sarreris Féros Fonseca de 13 años de edad, hijo del soldado de la tiranía Pitágoras Féros y de la ciudadana Celeste Fonseca, el otro niño se nombraba Ángel Gill allí acudieron una gran cantidad de combatientes a presenciar un nuevo crimen de la inmunda tiranía, aún cuando se acercaba al colapso final se despedía con un baño de sangre.

Estos hechos acrecentaban la moral combativa del Ejército Rebelde y provocaban un sentimiento de repudio de la población al régimen tiránico, favoreciendo el apoyo a la vanguardia armada de la revolución.

En la medida en que transcurrían los días de intenso combate y por la temeridad que encerraban y que demostraban a toda luz la alta moral combativa de las tropas rebeldes, sus soldados disfrutaban del arrojo de sus compañeros de lucha, según testimonio del comandante Reynaldo Mora Pérez, combatiente destacado por su arrojo y entereza.

En otro instante, después de caer una potente bomba frente al BANFAIC, el combatiente Arsenio Peña tomó una guitarra y frente al enemigo se puso a tocar. así se comportaba para esta fecha la tropa rebelde experimentada, fogueada en el combate y de una temeraria espartana, capaz de divertirse con el arrojo de sus propios soldados.

Comandantes del II y III Frente Oriental

El día 12 llegó Juan Almeida Bosque, iba para La Rinconada para hablar con Fidel, allí le informa a Mora delante de mi que había que estar muy pendientes, que se peleaba duro en Maffo y no podía pasar nadie por allí de ninguna manera, ni un gato. Almeida se va y a las 2.00 pm regresa y yo que estaba de guardia en la primera parte de la emboscada, le doy el alto, pero en ese momento me recuerdo de la orden de Juan Almeida Bosque y mando un fogonazo para matar al chofer y lo que hago es romper el parabrisas, por una pulgadita no maté al comandante Juan Almeida Bosque que tuvo que volver al jeep para salvarse.”

En el lugar conocido por La Ratonera estaba Fidel Castro con su Estado Mayor, el comandante Guillermo García Frías estaba a su lado, cuando llegó la noticia que fuerzas procedentes de Holguín avanzaban a campo traviesa en dirección a Maffo. En esta nueva circunstancia el jefe supremo de las Fuerzas Rebeldes, después de conocer el resultado de una exploración, escogió las fuerzas que irían a cortarle el paso al enemigo.

En la madrugada del 14 de diciembre de 1958 en Anacahuita, Fidel reunido con los jefes encargados de cumplir la importante misión trazó la táctica militar a emplear, la orden había sido precisa, impedir que el enemigo se abriera paso rumbo a Baire, Jiguaní, y mucho menos al BANFAIC.

El 24 de Diciembre, “Día de Nochebuena” Fidel autorizó una tregua para que durante la misma las esposas de los oficiales sitiados pudieran entrar al Banfaic, propuesta que fue aceptada por la tropa enemiga.

El empleo de los altoparlantes se multiplicó en la medida que transcurría el tiempo, según testimonia Orestes Valera, a través de ellos se informaba al enemigo su situación militar y el estado de la guerra en general, la inmoralidad de las personas del régimen, del trato justo que recibirían si se rendían, que serían entregados a la Cruz Roja Internacional. La utilización de este medio permitió impedir que el enemigo descansara, al transmitir música e himnos música e himnos en las transmisiones que comenzaban a las 10 de la noche y duraban de 10 a 12 horas.

El día 27 con el fin de vulnerar las naves, el Comandante Fidel Castro Ruz daba órdenes a Pedro Miret Prieto, que se dirigía a Palma Soriano, de retornar y hostilizar el BANFAIC, el experimentado combatiente lleno de entusiasmo se lanzó al ataque, sin una previa exploración de la vía, el tanque quedó paralizado frente a un hueco delante de las naves, rememorando estos sucesos el Jefe Supremo de la Revolución hizo un relato:

“Le digo a un compañero, avísenle rápido al tanque, alcáncelo que no continúe (…) algunos compañeros que fueron detrás del tanque murieron porque llegaron cuando por suerte el tanque descubrió el hueco (…) y tiene que detenerse.”

Horas antes de estos trágicos sucesos había llegado el estado mayor de las Fuerzas Revolucionarias encabezadas por Fidel Castro Ruz a la casa de Eduardo Sorribe, esta vivienda fue utilizada como puesto de mando durante la batalla, a pesar de que la comandancia radicó desde el 9 de diciembre hasta el 19 en la Rinconada y luego en la casa de Ramón Fong (traidor) en el Central América.

El edificio Rodríguez, Anacahuita, y la mencionada vivienda fueron los puntos que con más frecuencia fueron sedes de la alta dirección; este último, ofrecía la ventaja de estar casi en el corazón mismo donde se desarrollaban las operaciones, a solo 300 m.

A pesar del enfurecido ataque rebelde y la lucha política, el enemigo seguía resistiendo; a la seguridad que le ofrecían las naves, se sumó la enorme defensa organizada alrededor de ella, sobre lo cual relatara Fidel:

“Se atrincheraron en el BANFAIC los soldados de la tiranía, abrieron túneles debajo del hormigón, rodearon aquello de sacos de arena de todo tipo”

El 29 de diciembre tuvieron lugar dos conferencias con el teniente Regueira, el parque de Maffo fue el escenario de la primera, donde participan los comerciantes de Maffo, con resultados infructuosos; la otra se efectuó en el edificio Rodríguez, según el comandante Rafael Verdecia, quien junto a Reynaldo Mora y Antonio Lilibre fueron los que concertaron casi todas las entrevistas entre Regueira y Fidel, el jefe tiránico se empecinaba en su retirada con las armas y todas sus fuerzas hacia Bayamo, que a él no le interesaba Batista, a que había jurado a la bandera.

Esta actitud del jefe enemigo que obedecía, como afirmó el comandante Reynaldo Mora, al móvil de proteger a los chivatos, manferreristas y policías que se le habían unido a su compañía, tenía desesperado a las tropas rebeldes que estaba presta para tomar las naves por asalto.

El teniente Regueira prometió rendirse al día siguiente, en esta coyuntura vino Raúl Castro Ruz con su Estado Mayor y trajeron un plan genial y sencillo, mojar el BANFAIC de gasolina utilizando el camión bombero que había capturado en Palma Soriano.

Esta arma se convirtió en la estocada final que puso fin a aquella absurda resistencia, al referirse a este particular Fidel Castro señala:

“(…) ya estábamos tan fastidiados, que nosotros estábamos casi prefiriendo que no se rindieran para aplicarles la receta de la gasolina.”

Luego nuestro comandante en jefe apunta que en realidad aquella receta no fue aplicada, que el ejército rebelde no tenía ese espíritu destructor, ni vengativo, que lo que le interesaba eran las vidas que se hubiesen perdido con el fuego.

Durante la Batalla de Maffo se reflejó con más nitidez la capacidad militar y política del Jefe de la Revolución, al unísono con la dirección de esta batalla, compleja por ser de posiciones, en una zona llana y sin protección de la vegetación, bajo un intenso bombardeo enemigo, dirigía la ofensiva final en la isla, al mismo tiempo que supo aprovechar todas las fisuras del enemigo y debilitarlo con la guerra psicológica.

La victoria rebelde de aquel día, más que sobre una guarnición enemiga, lo fue sobre las injusticias sociales que sumían a Maffo, como a toda Cuba, en la miseria y el abandono. Cada disparo sirvió para cercenar las causas que identificaban a éste como un poblado pobre, sin centros importantes de trabajo, con obreros de empleo cíclico, viviendas precarias, la mayoría sin electricidad, ausencia de acueducto, una sola calle asfaltada, sin infraestructura sanitaria, sin telefonía, con una pequeña e insuficiente escuelita primaria y una institución cultural (el Liceo) vetada para negros y pobres.

Ahora Maffo es distinto, transformado por la obra de la Revolución que aquí tuvo una de sus más difíciles y decisivas batallas liberadoras. En el antiguo BANFAIC, se levanta un Combinado de beneficio de café, puntal de la exportación cubana de este grano.

Importancia histórica

A la importancia material que tuvo por la cantidad de armas y recursos de guerra que le arrebataron al enemigo, hay que sumarle que abrió la posibilidad de avanzar sobre Santiago de Cuba, segundo Bastión militar de la tiranía. Constituyó un golpe psicológico de gran envergadura para el adversario que pudo conocer los datos exactos de la rendición del reducto que más había resistido el ataque rebelde. Este hecho corroboró la gran capacidad política y militar del alto mando rebelde y todas las fuerzas capaces de desarrollar una batalla de posiciones contra el enemigo sitiado y el ataque de la aviación en una zona llana.

Enlaces externos

Fuentes

  • Verdecia Benítez Rafael (Pungo). Comandante. Entrevista realizada en diciembre de 1990. Arch. Casa Memorial Orlando Pantoja Tamayo.-Maffo.
  • Pérez Fajardo Joaquín. Combatiente. Entrevista realizada en julio de 1998. Arch. Museo de Jiguaní.
  • Pardo Guerra Yoel: Entrevista realizada en diciembre de 1990 en el Reparto Managua La Habana. Arch. Casa Memorial Orlando Pantoja Tamayo. Maffo.
  • Mora Reinaldo: Comandante .Entrevista realizada en El Chico La Habana diciembre de 1990. Arch. Casa Memorial Orlando Pantoja Tamayo. Maffo.
  • García Frías Guillermo. El último Combate. Editorial Pueblo de Torriente. Ciudad de La Habana, 1996.
  • Sánchez del Toro, Luis: Baire en el tiempo y en la historia. Bastión (SPI). Archivo Casa Memorial Orlando Pantoja Tamayo.