Nuestra Señora de Lourdes

Nuestra Señora de Lourdes
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Religión o MitologíaCatólica
Día celebración11 de febrero
Patrón(a) o Dios(a) deDe los enfermos
País o región de origenFrancia
Venerado enFrancia

Nuestra Señora de Lourdes. La advocación católica de Nuestra Señora de Lourdes toma ese nombre debido a las 18 apariciones de la Virgen María que, de acuerdo al testimonio de Santa Bernadette Soubirous (1844-1879), sucedieron en la gruta de Massabielle, a orillas del río Gave, en las afueras de la población de Lourdes, Francia. La Iglesia Católica considera a Nuestra Señora de Lourdes la patrona de los enfermos por antonomasia.

Aparición

El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, una nube de viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.

Bernadette al principio se asustó, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.

La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban.

Novena aparición

En la novena aparición, el 25 de febrero, la Señora mandó a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.

En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mandó a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imitó y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.

El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette. En el lugar se comenzó a construir un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de enero 1862.

Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.

El mensaje de la Virgen

El mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos:

1- Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.

2- Es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.

3- Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.

4- Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.

Aprobación eclesiástica

Aparición a Benadette.

El último interrogatorio ante la comisión eclesiástica, presidida por el obispo de Tarbes, Laurence, fue el 1 de diciembre de 1860. El anciano obispo terminó emocionado, al repetir Bernardita el gesto y las palabras que la Virgen hiciera el 25 de marzo de 1858: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

El 18 de enero de 1862, el anciano obispo de Tarbes publicó la carta pastoral con la cual declaró que "la Inmaculada Madre de Dios se ha aparecido verdaderamente a Bernardita".

En ese mismo año, el Papa Pío IX autorizó al obispo local para que permitiera la veneración de la Virgen María en Lourdes. Desde entonces los diversos pontífices han apoyado de varias formas la devoción y la peregrinación al santuario. El Papa Pío X extendió la celebración de la memoria a toda la Iglesia.

El Papa Pío XI ratificó definitivamente la celebración de Nuestra Señora de Lourdes al beatificar a Bernadette Soubirous el 6 de junio de 1925, y canonizarla en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción del Año Santo de la Redención, el 8 de diciembre de 1933. In 1937, el mismo Pío XI nombró a Eugenio Pacelli como Delegado Papal para visitar y venerar personalmente a la Virgen en Lourdes.

El 8 de septiembre de 1953, en conmemoración del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción, el Papa Pío XII, decretó en su Carta Encíclica Fulgens Corona la celebración de un Año Mariano (el primero en la historia de la Iglesia Católica) en todo el mundo.

Oración a Nuestra Señora de Lourdes

Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen Inmaculada de Lourdes, acudimos a tus pies en la humilde gruta donde aparecisteis para indicar a los extraviados el camino de la oración y penitencia, dispensando a los que sufren las gracias y prodigios de tu soberana bondad.

Recibid, oh reina compasiva, las alabanzas y súplicas que pueblos y naciones, unidos en la angustia y la amargura, elevan confiados a Ti.

¡Oh blanca visión del paraíso, aparta de los espíritus las tinieblas del error con la luz de la fe! ¡Oh mística rosa, socorre las almas abatidas, con el celeste perfume de la esperanza! ¡Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los corazones endurecidos, con la ola de la divina caridad!

Haz que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu dulce Jesús, y merezcamos los goces eternos junto a Ti. Amén.

Oración compuesta por Pío XII

Fuentes