Ramsés I

Ramsés I
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Faraón del Antiguo Egipto
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Reinado 1295 a 1294 a.n.e.
Nombre real Menpehtyra - Ramesesu
Otros títulos General del Ejército Real
Nacimiento Avaris, Bandera de Egipto
Entierro Tumba KV16 del Valle de los Reyes
Predecesor Horemhab
Sucesor Seti I
Cónyuge/s Sitra
Dinastía XIX


Ramsés I. Coronado faraón con el nombre de Menpehtyra Ramsés, nadie sospecharía que aquel hombre de avanzada edad iba a llegar a poseer el poder absoluto sin estar emparentado ni de lejos con la declinante dinastía XVIII.

Biografía

Men-Pehty-Ra Ra-Mesesu o mejor conocido como Ramsés I fue el fundador de la dinastía XIX, al ser nombrado faraón por Horemhab, perteneciente al Imperio Nuevo. Las fechas de su corto reinado se estiman de 1295 a 1294 a.n.e. procedía de una prestigiosa familia militar del entorno de la ciudad de Avaris, en la región del delta del Nilo. Fue un militar de carrera, inicialmente el jefe de los arqueros, empleo que heredó de su padre, Seti I, y llegó a general del ejército real. Ramsés encontró el favor de Horemhab, faraón de la por entonces tumultuosa dinastía XVIII, quien designó a Ramsés como su visir, y por tanto, el segundo hombre más poderoso del reino. De sus gustos se sabe que su color favorito era el azul. Tuvo un hermano llamado Ozai, el cual murió al nacer, por lo que no es reconocido por la historia.

Antes de morir, Horemhab vinculó a su chaty (visir), un alto funcionario, al trono, quien también era ya un hombre de edad, pero con descendencia masculina. Ramsés I, asoció inmediatamente a su hijo al trono, para servirle como corregente; éste posteriormente sería el faraón Seti I. En nombre de su padre, Seti emprendió varias operaciones militares y, en particular, una tentativa de recuperar las posesiones perdidas de Egipto en Siria. Por lo que Ramsés aparece ocupado en proyectos domésticos: lo más memorable fue poder terminar la construcción del segundo templo en Karnak, iniciado por su precursor. No obstante, dada la edad de aquel hombre, su reinado no fue más que una época de trasición entre el de Horemhab y el de Seti I.

Lo más destacable de su llegada al poder es que el cambio de dinastía no provocó ningún disturbio. El viejo faraón estaba casado cuando subió al trono, y nombró Gran Esposa Real, su consorte oficial, a Sitra, también de avanzada edad, que tuvo el honor de ser la fundadora del Valle de las Reinas, donde a partir de entonces fueron enterradas las grandes esposas reales y príncipes. Es improbable que Ramsés I fuese el marido de la oscura Tanedyemy, presunta única hija de Horemhab, y quizás, para vincular a las dos dinastías, se casase con el rey más joven, Seti I.

Cuando Ramsés subió al trono su hijo Seti ya era un hombre maduro que tuvo las tareas de gobierno y su nieto Ramsés II tenia posiblemetne diez años. Ramsés murió después de gobernar por un breve período de 16 meses. Lo enterraron en el Valle de los Reyes. Su tumba fue descubierta por Giovanni Belzoni en 1817 y se designó "KV16"; es pequeña y da la impresión de ser haber sido terminada precipitadamente. La momia de Ramsés I ha sufrido grandes avatares a lo largo de la historia, y no se sabe con certeza si es en realidad la que se le ha atribuido habitualmente, originaria del escondrijo de Deir el-Bahari.

Muerte

Momia

Su muerte prematura, por una infección en un oído, provocó que el programa decorativo de su tumba se viera sensiblemente reducido, pintándose tan sólo la estancia más importante de KV16: la cámara sepulcral. Además, debido a las inundaciones provocadas por las crecidas del río Nilo, la escasa decoración de la mencionada tumba también se resintió. Ramsés I descansó en su tumba más de doscientos años, hasta que su cuerpo fue trasladado a un lugar más seguro que además sirvió de refugio a otras momias reales. Este sitio resultó ser KV17, donde además de él estaban los cadáveres de su hijo y su nieto Seti I y Ramsés II. Juntos, los tres primeros reyes de la dinastía XIX, reposarían algún tiempo más hasta que volvieron a ser trasladados finalmente hacia Deir el-Bahari a la DB 320. Este fue el lugar de destino de gran parte de los faraones del Imperio Nuevo, y permaneció oculto durante siglos hasta su descubrimiento a mediados del siglo XIX por la familia Abd el Rassul, quien traficó con gran parte de los objetos e incluso algunas de las momias que allí reposaban.

Momia

Su momia fue robada y vendida a una galería en Ontario, finalmente tras 130 años, fue comprada por la universidad de Emory, Atlanta. En este lugar se llevaron a cabo varios estudios que condujeron a poder afirmar que aquella momia realmente pertenecía a un faraón, al propio Ramses I. Fue entonces cuando el gobierno egipcio solicitó su regreso inmediato, que se hizo efectivo el 24 de octubre de 2003.

"Aquel día Ramses I volvió al país que le vio nacer, más de tres mil años antes, recibiéndosele con honores de Jefe de Estado".

Tumba

Tumba

La tumba de Ramsés I se halla en el centro del Valle de los Reyes, a la entrada del uadi suroriental de la necrópolis, con su eje casi completamente alineado al suroeste. Su entrada está a muy pocos metros de KV17, en la misma ladera que KV10 y KV11, situadas más al oeste. Sufrió el daño de las escasas y violentísimas inundaciones que periódicamente han asolado las necrópolis tebanas, aunque no con consecuencias tan desastrosas.

La planta de KV16 revela que la construcción del sepulcro fue rápida y precipitada, sin atender a excesivos cuidados y ornamentos arquitectónicos. Aun así, fue excavada con gran maestría no exenta de simplicidad y economía de espacio y tiempo. Las primeras estancias se corresponden al diseño típico de entonces de una tumba real, análogo al del lugar de descanso eterno destinado a Horemhab, el antecesor de Ramsés I: una escalera de entrada, una rampa con una gran pendiente descendente y una última escalera.

Las dimensiones de estos pasillos son sensiblemente menores que otros sepulcros reales, sin duda debido a lo avanzado de la edad del faraón. Esta precaución acabó teniendo motivos, pues al poco de terminar la segunda escalera falleció Ramsés I. Entonces, los constructores de Deir el-Medina, en un alarde de profesionalidad, aceleraron considerablemente las obras, improvisando una pequeña cámara sepulcral bien excavada y pulida e incluso dotada de decoración para la gloria del difunto monarca.

De haber vivido algún tiempo más, sin dudas se habría seguido con las estancias tradicionales –un pasillo, el pozo funerario, la sala de pilares, dos corredores más, una antecámara y la propia cripta–, pero sólo se tenían unos pocos meses para acabar un trabajo en el que se solían invertir varios años. Aun así, es probable que llegasen a cumplir con su cometido antes de la coronación de Seti I, mientras era embalsamado Ramsés I, pues pudieron excavar dos cámaras laterales enanas y un nicho frontal para incluir más ajuar funerario.

Está situada en un pequeño valle lateral que es perpendicular al uadi principal, y fue descubierta por Belzoni en octubre de 1817. La tumba es de dimensiones pequeñas, pero hay en ella pinturas excelentes que, desde el punto de vista estilístico, recuerdan mucho las de la tumba de su predecesor, Horemhab, Ramsés I (transliteración griega del nombre egipcio Ramessu), al que se considera primer rey de la dinastía XIX y fundador del glorioso linaje de los ramésidas, era solado y Horemhab le eligió para que le sucediera en el trono de Egipto. La corta duración de su reinado (menos de dos años) obligó a los artesanos de Deir el-Medina a terminar su morada eterna de prisa y explica las dimensiones insólitamente pequeñas del corredor y la cámara funeraria. La estructura de la tumba es rectilínea y se compone de un único corredor situado entre dos tramos de escalones descendentes, el segundo de los cuales se abre directamente a la cámara funeraria, que está ocupada en su mayor parte por un voluminoso sarcófago de granito y flanqueada por dos anexos pequeños.

Decoración

La muerte de Ramsés I antes de finalizar la tumba provocó que el programa decorativo se viera sensiblemente reducido, pintándose tan sólo la estancia más importante de KV16, la cámara sepulcral.

El resto de la tumba permaneció desnudo, como la antigua costumbre de inicios de la [dinastía XVIII, aunque en esta ocasión fuera debido a la falta de tiempo. Aun así, las pinturas de KV16 tienen un inmenso parecido –incluso es posible que fuera obra de los mismos autores– tanto en las formas como en lo motivos con las de KV57, la tumba del antecesor de Ramsés I en el trono, Horemhab. Incluso se vuelve a recurrir al fondo azul grisáceo tan propio del sepulcro del anterior faraón. Las inundaciones han tenido muy poca misericordia con la sufrida KV16, y la decoración se ha resentido: numerosas escenas y algunos colores se han perdido, e incluso en algunas partes se ha descascarillado la superficie enyesada.

El único texto funerario que aparece en la tumba, es el Libro de las Puertas, que a partir del reinado de Horemhab se hace prácticamente omnipresente en todas las tumbas reales posteriores. Junto al Libro de las Puertas se observan también las figuras del fallecido junto a diversas deidades de connotaciones funerarias, tales como Osiris, Horus o Anubis, además de otras también bien conocidas (Atum-Ra-Jepri, Neit, Maat y Nefertem). Por ende, hacen su aparición las llamadas Almas de Nejen y las Almas de Pe, símbolo de los antiquísimos monarcas del Alto y Bajo Egipto, considerados espíritus protectores.

Excavación

La tumba de Ramsés I fue descubierta en octubre de 1817 por el italiano Giovanni Battista Belzoni, sólo unos pocos días antes del hallazgo de KV17, capaz de eclipsar con su belleza y magnificencia a cualquiera de los otros sepulcros por entonces conocidos del Valle de los Reyes. Aun así, KV16 también llamó algo la atención de la expedición de Belzoni, sacando a la luz los pequeños restos del equipamiento funerario que aún quedaban, tales como estatuas guardianas de madera o pequeñas figurillas de dioses aún sin nombre, con forma de hombres con cabezas de chacal, mono y león, e incluso una mujer con una tortuga por cabeza, quizás el hallazgo más curioso. Dado que la tumba se ha resentido notablemente en su estructura por las inundaciones, y corre riesgo de derrumbe, el Consejo de Antigüedades ha instalado unas aparatosas vigas de madera en la cámara sepulcral, alrededor del deteriorado sarcófago. No se han realizado más labores de conservación hasta el momento.

Enlaces externos

Fuentes