Diferencia entre revisiones de «Ramón Peón García»

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*Rodríguez, Raúl: El Fin del cine silente en Cuba. Centro de Información Cinematográfica del Ministerio de Cultura, 1984.
 
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Revisión del 20:04 23 ene 2012

Plantilla:Personaje artístico

Ramón Peón García: Uno de los más importantes realizadores del cine cubano.

Introducción a su vida

En el período prerrevolucionario, la penetración económica y cultural norteamericana, se imponía como el condicionamiento que impedía el surgimiento de Cuba de una industria cinematográfica. Se desalentaba cualquier eventual proyecto serio de realizar cine, las aspiraciones se estrellaban contra un sólido muro de indiferencia en los medios oficiales hacia la cultura. Un mercado impenetrable para los filmes cubanos, invadidos por más del 99% de películas de procedencia capitalista, de las que más del 50 % eran norteamericanas, consecuencia de la dependencia económica en la asfixia de los empeños locales de producción. Desanimados ante la escasez de equipos de filiación, posibilidades de entrenamiento profesional y del capital productor, la exigua producción fílmica nacional, carente de toda ayuda del Estado se volcaba en la realización de comedias intrascendentes en las que reinaba la vulgaridad, a juicio de algunos historiadores, y devenía una cadena de proyectos inconclusos y rotundos fracasos. Una de esas personas que desenvolvió su actividad en un clima inseguro, sometido a presiones de todo género fue Ramón Peón, nacido a escasos meses de la llegada del cine a Cuba y al cual consagro todas sus energías. Tuvo que lidiar con recelosos inversionistas cubanos de recursos limitados, enfrentándose a la necesidad de resolver los problemas de pos-filiación en el país, sin tener que recurrir a laboratorios estadounidenses… Hollywood ejercía su nefasta influencia en el cine hecho en Cuba. En el deformado entorno de un cine comercial que no transcendía de pobreza, de resultados y apenas de mediocridad, Ramón Peón, como Enrique Díaz Quesada o Ernesto Caparrós, no lograron canalizar sus inquietudes porque carecían del nivel cultural, la sensibilidad artística y los recursos materiales y financieros imprescindibles para ello. No solo en entusiasmo, voluntad y pasión se nutre el cine, ese arte global y voraz cuya importancia subrayada por Lenin, lejos de disminuir se acrecienta.

Síntesis Biográfica.

Ramón Peón García nació en La Habana, el 5 de junio de 1897. Durante su infancia y adolescencia curso estudios en barios colegios entre ellos el de” La salle”. Después, amplio conocimientos en Extensión Universitaria de Chicago, Estados Unidos. Se graduó de Químico Azucarero, profesión que desempeño por algún tiempo en Cuba. Sin embargo como su vocación era el teatro, se convirtió en prestidigitador y bailarín. Mereció que el cronista Ripley, en su famosa sección “Créalo o no lo crea” lo mencionaran por su interpretación de “Raymond, el hombre que llora”. Trasformista, actor y cantante, Peón fue también fundador de las revistas cinematográficas “Celuloide” y “Diario del cine”. Por el año 1916 comienza sus intentos en el cine, que ejerce ya sobre el una considerable sugestión. Llega a ser camarógrafo de la “Gaumont” en Estados Unidos, se convierte luego en el primer hombre de la cámara que filma la Ciudad de la Habana desde un aeroplano, el día 22 de marzo de 1920. En los años 19191920, participa en la organización de los estudios “Golden Sun Pictures”, situado por el parque Emilia de Córdoba, cerca de la Cálzada de Jesús del Mote, que junto con los hermanos Díaz Quesada fueron los más importantes en los primeros tiempos del cine silente. Sus equipos los adquirió Peón en Estados Unidos a un costo de 8. 000 pesos, suma muy inferior a su valor verdadero, lo cual le representa un éxito para su gestión, ya que estos eran realmente profesionales y, hasta entonces, en Cuba no existía nada semejante. Luego de algunos años de filmaciones en Cuba y siguiendo las huellas de Richard Harlan, que laboraba en Hollywood como asistente de Cecil B. de Mille, Ramón Peón se ve precisado a emigrar a Estados Unidos. Allí comienza a trabajar en los estudios de la compañía “Columbía” junto a los cineastas mexicanos José Bohr y Miguel Contreras Torres para el cine de lengua castellana producido en los Estados Unidos, en un ánimo evidente de facilitar la penetración cultural. A finales de 1931 marcha a México, donde comienza a rodar los filmes esta vez con incorporación de sonido. La secretaria de Educación de México, lo contrata para dirigir películas educacionales. A pesar de todos los éxitos alcanzados en este hermano país no lo satisfacen, por lo que retorna a Cuba. Tras muchos esfuerzos logra reunir un pequeño grupo de inversionistas, entre los que se encontraba el Dr. Oscar Zayas Pórtela, presidente del periódico “Avance”, Montes, Francisco Álvarez Coto y algunos empresarios teatrales. Se produce la función de las llamadas productoras denominada “Películas Cubanas S.A.”, (PECUSA), con estudios ubicados en la Curva de Cantarranas, Baúta, La Habana. Contrataron a los mejores elementos técnicos del país así como a especialistas mexicanos de fotografía, laboratorios, maquillaje y sonido, más adelante se contrata personal técnico norteamericano. Esta constituye la obra cumbre de Ramón Peón quien al fin ve realizarse sus más caros anhelos después de años de dura lucha. Diferencias de criterio entre Ramón y la empresa productora trae como consecuencia que este abandone la PECUSA en 1939. Peón reagrupa la unidad técnica que intervino en el rodaje “Ahora seremos felices”, dirigido por William Norte, para los estudio de la Compañía Habana Industrial Cinematográfica, (C.H.I.C.). En el periodo comprendido entre 19401941, después de realizar “Una aventura peligrosa”, permanece en Cuba pero inactivo sin poder conseguir financiamiento para una nueva cinta. Al cerrar, a fines de 1939 sus estudios la PECUSA, cundió el pánico en los medios cinematográficos en cuanto a la producción de filmes, dejando la brecha abierta para más de un aventurero sin escrúpulos. Es entonces que Peón se une al esfuerzo de Pedro Pablo Chávez en la edición del Primer Anuario Cinematográfico y Radial Cubano. Este resulta en libro muy útil para empresarios, distribuidores, artistas, agentes teatrales y técnicos de cine. Pos teriormente se separa de Pedro Pablo, que continua editándolo hasta el No. 20, en el año 1960. Durante estos años Ramón Peón realiza colaboraciones para la revista “Cinema” y otras publicaciones, pero su situación económica es muy precaria. La Segunda Guerra Mundial impide, además de las restantes razones expuestas todo proyecto fílmico. En 1942 acepta dirigir un documental de 16 min. para una organización denominada Estudio Roland, uno de cuyos integrantes es Rolando González Cert. Esta compañía se dedica a la producción de películas industriales y la filmación de operaciones quirúrgicas importantes. Aun no había finalizado la conflagración mundial y entre las calamidades que afectaban a nuestra moribunda cinematografía se sumaba el racionamiento de la película virgen. Es por ese tiempo que Ramón Peón recibe la oferta de Pereda Film, de México, para dirigir diez filmes en un plazo de seis meses. Su situación a esa altura era tan deprimente que sus amigos en Cuba organizaron un beneficio para lograr costearle el pasaje de ida a ese país. Entre las últimas dificultades que trataron de vencer se hallaba la de reservación de viaje, pues con las reservaciones inherentes al conflicto bélico, esto resultaba muy difícil. Es el gran momento de la cinematografía azteca que se halla en el llamado periodo de auge (19381944), Tras siete años de ausencia en los estudios mexicanos, Peón logra cumplir el trabajo asignado, y dirige en 1944 un filme ambicioso “Entre Hermanos”, obteniendo buenos resultados del público y la crítica. Sin embargo serios problemas de diverso índole, entre los cuales figura el hecho de que la mayoría de los directores realizan un cine rutinario y mediocre, lo cual inciden en arrastrar al cine mexicano hacia la crítica etapa de estancamiento (19451951). Peón no escapa de la corriente imperante por lo que realizara unas series de cintas intrascendentes, melodramas muy baratos y anacrónicos. A pesar de laboral intensamente en México durante un tiempo, Ramón Peón no perdía las esperanzas de volver a ser cine en grande en Cuba. La Productora Fílmica Cubana S.A., a instancia de su presidente Salvador Fernández, comienza a pensar en elevar la calidad de los argumentos y surge el proyecto de “La Renegada”, de inmediato se piensa en el veterano director Ramón Peón, que acepta la responsabilidad de rodar esta cinta. Con “La Renegada”, cuyo estreno se produjo en La Habana en 1951, se inauguro el Laboratorio Fílmico Cubano, que contaba con una máquina de revelar, diseñada y construida totalmente en Cuba por Restituto Fernández Lasa, quien tuvo a cargo esta labor. Transcurren los primeros meses de 1952, y en los Estudios de Proficuba todo estaba listo para empezar un nuevo rodaje, cuando el pueblo de Cuba es sorprendido en la madrugada del 10 de marzo con el golpe militar encabezado por el sanguinario dictador en ciernes, Fulgencio Batista, momentáneamente se paraliza la actividad fílmica. Cuando se decide continuar trabajando con un bajo costo de producción queda concluido el rodaje de “La Única”, este filme no proporcionó los dividendos esperados y ello ocasionó que la Productora Fílmica Cubana S.A. decidiera cerrar sus estudios. Ramón Peón no haya otro camino para su situación que volver a México, donde su cinematografía otrora, avanza ahora con pasos firme y seguro hacia la irremediable crisis, que estallara finalmente en 1961, tras atravesar una precaria etapa comprendida entre los años (19521960). En 1959, con el Triunfo de la Revolución Cubana regresa a su patria, y escribe en las páginas de la revista “Cinema”, pero luego retorna a México En ese país ha realizado una cifra superior a los que rodara en Cuba. Más tarde se establece con su esposa Yolanda Vides en Puerto Rico, lugar donde continúa haciendo cine, e incursiona en los predios de la televisión por algún tiempo. Es en esta isla caribeña donde fallece, a inicio de la década de los 70. Fue Ramón Peón quien descubrió el talento del extinto galán y cantante mexicano Jorge Negrete. Peón se ha dejado tras sí una muy copiosa obra en comparación con el resto de los cineastas de su país. Entre 1921 y 1930 se ha ubicado como la persona que más cine ha realizado en Cuba, al rodar 10 cintas de ficción de un total de 38, lo cual representa poco más del 26 % del total.



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Producciones

Peón se movió entre las cinematografías de Cuba y México, por lo que se suele dividir su producción en:

Etapas cubanas:(1920-1930, 1938-1939, 1951-1952).
Etapas mexicanas: (1931-1937, 1942-1951, 1953-1958, 1960-1964).

Filmografía

  • Su primera película, Realidad (1920), era un melodrama que contaba con los temas típicos de su género: un amor imposible, un matrimonio forzado y secretos filiales que no eran revelados sino hacia el final de la cinta. El uso de tópicos amorosos, como para muchos de sus contemporáneos, fue una constante en su obra.
  • En El veneno de un beso (1929), volvía sobre el argumento folletinesco: contaba la historia del romance de una joven, cuyo tutor hacía creer que ella sufría de tuberculosos para impedir su matrimonio. El argumento era del periodista Gonzalo de Palacio y las actuaciones protagónicas, de Mercedes Mariño y Antonio Perdices (el llamado “Valentino cubano”); tuvo una recepción muy favorable debido a su buena factura y fue considerada en su tiempo como una “joya del arte silente”.

Alrededor de 1929, Peón se unió a otros empresarios para formar la Sociedad Anónima B.P.P. Pictures, formalizada oficialmente en enero de 1930, que pretendía la filmación de películas “netamente cubanas”.

  • Con La virgen de la Caridad (1930), el director demostraba su madurez y su interés por articular, desde el cine, temas propios de la cultura nacional. La película narraba la historia de un joven y su abuela, que eran desalojados de su finca, cuando, de manera milagrosa, aparece la propiedad escondida en una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. El filme incluía la historia del amor imposible, la boda interrumpida, la propiedad recuperada y el milagro de la virgen, así como otros elementos locales como el caciquismo rural y el pasado ligado a la Guerra de Independencia.
  • Entre 1930 y 1931, realizó dos películas en Hollywood, Welcome Rotarians y The latest from Parell, para rápidamente incluirse en la cinematografía mexicana, puesto que las condiciones para la realización de cine en Cuba sufrían los embates del régimen político de Gerardo Machado. En su primera estancia en México, realizó más de una decena de filmes, sucesión que se iniciaba con La Llorona (1933), una historia de venganza milenaria donde aparecía el personaje de La Malinche.
  • De nuevo en Cuba, en 1938, el director filmó su primera película sonora en la Isla: Sucedió en La Habana. La historia representaba el romance entre el ingeniero jefe de un central y la hija del dueño de la compañía azucarera. La condición de clase de la joven propiciaba que los enamorados se movieran entre los ambientes cosmopolitas de La Habana. Con música de Lecuona, Bola de Nieve, Félix B. Caignet, entre otros, y la participación de Rita Montaner, la película resultó un compendio de canciones y bailes cubanos que expresaban el carácter nacional. Aparecían allí el gallego Sopeira y el negrito Anacleto, acompañados por la criolla Pura, figuras tomadas del Teatro vernáculo cubano que proporcionaban el filón humorístico al filme.
  • Su siguiente película es El romance del palmar (1938). Sustentada por los tonos del melodrama, la comedia y con sus rasgos pintorescos, la película fue considerada por Peón como una de sus realizaciones favoritas, pues contenía “alma cubana”. Una muchacha campesina, soñadora y enamorada, escapa hacia La Habana y allí triunfa como cantante en un cabaret llamado El Palmar. Su primer amor resulta falso, pero en su compañero artístico encuentra el definitivo. La música de Gonzalo Roig y las canciones de otros autores cubanos fueron incluidas en el filme, en el que también aparecía María de los Ángeles Santana en su vertiente de cantante. En esta película, Peón trabajaba nuevamente con Rita Montaner, esta vez colocada en el rol protagónico, que dejaba allí su histórica interpretación de El manisero de Moisés Simons. Con esta actriz y cantante muy popular, realizaría después otros filmes emblemáticos, como La Renegada (1951) o La única (1952), después de su segunda etapa mexicana.

En La Renegada, la actriz interpretaba el papel de una difamadora que le endilgaba la fama de mala mujer a Raquel, la protagonista de la historia, injustamente mancillada. La película se basaba en una obra radial de Arturo Liendo que se había trasmitido por el espacio La novela guajira y supuso un avance en cuanto a los usos técnicos en el cine nacional. La única, por su parte, era una película que se centraba en el personaje de Rita, una delegada obrera engañada por unos malhechores que la utilizaban para asaltar la fábrica donde trabajaba. La mujer, con su astucia como único resguardo, lograba atrapar a los asaltantes y entregarlos a la justicia.
En febrero de 1959, Peón escribió en la revista Cinema una carta abierta a Fidel Castro y al gobierno revolucionario en la que se quejaba de la poca importancia que los anteriores gobiernos le habían otorgado al cine. Allí exponía la utilidad del material audiovisual para hacer correr el nuevo ideario político y poder educar, a través de las imágenes, al campesinado cubano. Sin embargo, el veterano realizador no fue acogido por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, cuya finalidad era romper con la industria de cine anterior y sus líneas temáticas y estilísticas, de las cuales Peón era exponente.
En 1960, retornó a México, donde realizó con los Estudios América seis series de tres episodios cada una: El rayo de Jalisco, Juramento de sangre, La máscara roja, Matar o morir, Los amigos Maravilla y Los amigos Maravilla en el mundo de la aventura. En 1961, comenzó a impartir un curso de producción cinematográfica en el Columbia College Panamericano y, al año siguiente, realizó sus últimas colaboraciones en el cine con los directores Juan J. Ortega y Miguel Contreras. Con más de sesenta películas dirigidas, Ramón Peón es uno de los directores más representativos dentro de la cinematografía de la Isla. La biografía del autor, Ramón Peón. El hombre de los glóbulos negros, de Arturo Agramante y Luciano Castillo, ofrece hasta hoy el bosquejo más completo sobre su obra.

Fuente

  • Rodríguez, Raúl: El Fin del cine silente en Cuba. Centro de Información Cinematográfica del Ministerio de Cultura, 1984.