Alfredo Lozano Peiruga
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Alfredo Lozano Peiruga puede ser evaluado como una figura esencial de nuestra segunda vanguardia escultórica.
Formación
Su formación artística comenzó en la Academia San Alejandro, donde cursó un único curso pero tuvo su momento más alto unos años después, cuando recibió clases en México del maestro Manuel Rodríguez Lozano en la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa que fue muy útil para lograr la expresión propia con la que impresionó a la crítica cubana en el Salón Nacional de 1938. Su estancia en México, el contacto con las piezas de la cultura azteca, el impacto del movimiento muralista en su convicente vocación humanística y proyección latinoamericana, y las oportunas indicaciones del escultor Oliverio Martínez marcaron una profunda huella en el joven artista.
Quehacer
De regreso a la Isla , donde no hay maestros que puedan orientar sus labores, logra encontrar muy pronto una poética personal que aunque debe mucho a Maillol y sobre todo a Moore, es capaz de ofrecer una imagen nueva y nada superficial de lo cubano, equivalente a las búsquedas que en el terreno pictórico realizaban por esos años Eduardo Abela, Amelia Peláez, Mariano Rodríguez. Fascinado por las experiencias mexicanas en la educación artística popular, Lozano estuvo entre los colaboradores de Abela en 1937, en el efímero experimento del Estudio Libre de Pintura y Escultura. Mientras en aquel galpón de Prado 1, Romero Arciaga, Arche, Ravenet, mostraban a los creadores noveles los secretos de la copia del natural, la perspectiva y el uso del color, el joven y su colega Rita Longa se afanaban en enseñar la difícil talla directa, empleando como materiales los desechos de piedra y mármol.
Enlaces relacionados
http://www.cir-integracion-racial-cuba.org/teodoro-ramos-blanco/ http://www.galeriacubarte.cult.cu/g_artista.php?item=73&lang=sp
Fuentes
Pereira Perera, María de los Angeles; Ecultura y Escultores Cubanos; Artecubano Ediciones 2005.