Alfredo Lozano Peiruga


Alfredo Lozano Peiruga
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Escultor de la segunda vanguardia
NombreAlfredo Lozano Peiruga
Nacimiento1913
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento1997
San Juan, Bandera de Puerto Rico Puerto Rico

Alfredo Lozano Peiruga. Figura esencial de la segunda vanguardia escultórica. El legado artístico de Alfredo Lozano Peiruga permanece vigente.

Síntesis biográfica

Nace en La Habana, Cuba en 1913.

Comenzó en la Academia San Alejandro, donde cursó un único curso pero tuvo su momento más alto unos años después, cuando recibió clases en México del maestro Manuel Rodríguez Lozano en la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa que fue muy útil para lograr la expresión propia con la que impresionó a la crítica cubana en el Salón Nacional de 1938.

Su estancia en México, el contacto con las piezas de la cultura azteca, el impacto del movimiento muralista en su convicente vocación humanística y proyección latinoamericana, y las oportunas indicaciones del escultor Oliverio Martínez marcaron una profunda huella en el joven artista.

Su creación vigorosa vino a situarle entre las figuras excepcionales del siglo XX. Su figura ha estado casi siempre ausente de los panoramas y recapitulaciones críticas que han visto la luz en los últimos años en la Isla , con la honrosa excepción del diccionario Escultura en Cuba, siglo XX, de José Veigas Zamora (Fundación Caguayo, Editorial Oriente, 2005).

Muerte

Muere en San Juan, Puerto Rico en 1997.

Obra

De regreso a la Isla , donde no hay maestros que puedan orientar sus labores, logra encontrar muy pronto una poética personal que aunque debe mucho a Maillol y sobre todo a Moore, es capaz de ofrecer una imagen nueva y nada superficial de lo cubano, equivalente a las búsquedas que en el terreno pictórico realizaban por esos años Eduardo Abela, Amelia Peláez, Mariano Rodríguez.

Fascinado por las experiencias mexicanas en la educación artística popular, Lozano estuvo entre los colaboradores de Abela en 1937, en el efímero experimento del Estudio Libre de Pintura y Escultura. Mientras en aquel galpón de Prado 1, Romero Arciaga, Arche, Ravenet, mostraban a los creadores nóveles los secretos de la copia del natural, la perspectiva y el uso del color, el joven y su colega Rita Longa se afanaban en enseñar la difícil talla directa, empleando como materiales los desechos de piedra y mármol.

"El abrazo", robusta talla en piedra del año 1938 constitye un paradigmático exponente de la monumentalidad que Lozano suele impregnar a sus interpretaciones.

Su escultura "Nosotros" fue seleccionada en 1939, junto a otros exponentes de Teodoro Ramos Blanco y Rita Longa, para la Exposición Panamericana que el gobierno de Estados Unidos auspiciaba en el Riverside Museum de New York.

Por esos años se encuentra exiliado en La Habana el escultor checo Bernard Reder, quien ejerció una notoria influencia a la nueva estética de obvia impronta mexicana.

Imprescindible en el panorama plástico cubano, tierno y rudo a la vez, lector de Azorín y Juan Ramón Jiménez, amigo de Lezama Lima, con el que colabora en cada una de sus fantásticas empresas editoriales, es un maestro en su oficio.

En junio de 1944, Guy organiza en el Lyceum la muestra Presencia de seis escultores, clasificada como de "escultura no académica", en ella participan, además de Lozano: Roberto Estopiñán, Eugenio Rodríguez, Rodulfo Tardo, José Núñez Booth y Rolando Gutiérrez.

Sin embargo, tanto la "Mujer acostada" –talla en madera– como la "Mujer con gallo" –talla en piedra– demuestran que su autor va abandonando gradualmente el hieratismo de sus maestros mexicanos, a favor de cierta estilización clásica y de más audaces especulaciones con la relación entre la gravedad de los grandes volúmenes y el adelgazamiento de la materia en otras zonas de la obra para subrayar la elocuencia del vacío, como demostrará pocos años después en "La perspectiva", escultura en bronce, cobre y hierro, creada en 1953 para el Palacio de Bellas Artes y en "Crisálida", talla en piedra, emplazada desde 1959 en los jardines del Teatro Nacional de Cuba.

Obras para instituciones religiosas

Célebre por su sensualidad, que retorna una y otra vez a los desnudos, dejará algunas de sus obras más notables en instituciones religiosas. [[Image:SepulcroJeronimo.jpg‎|thumb En los años cuarenta del pasado siglo en la remodelación de la parroquia de Nuestra Señora de la Merced, en Bauta, Lozano no sólo supervisó la reconstrucción del edificio sino que diseñó el presbiterio y el altar mayor para el que esculpió un bajorrelieve de la Santísima Trinidad.

En 1956, en la construcción del templo para la iglesia sufragánea de Nuestra Señora de la Caridad de Playa Baracoa fueron Lozano y Portocarrero los artistas encargados de la decoración: el primero esculpió el gran Cristo de piedra para ser suspendido en el presbiterio, de él se ha dicho que es “la obra escultórica más considerable de todo el arte moderno de Cuba”. (1)

En 1958 creó Lozano un bajorrelieve en bronce: “El bautismo de Cristo”, (2) obra de madurez, en la que las figuras del Redentor y el Bautista están concebidas con muy humano vigor, enlazadas por las audaces líneas curvas de las aguas, las vestiduras y la vegetación, que producen el efecto de un movimiento ascendente. También para este templo, realizó el artista en 1961, el sepulcro del obispo Jerónimo Valdés

Sepulcro del Obispo Jerónimo Valdés.

inhumado allí desde 1768.

Sin abandonar el trabajo en piedra y madera, Alfredo Lozano laboró como un incansable experimentador de técnicas y materiales escultóricos, entre ellos la terracota, el estaño y el hierro, que acompañaron sus nuevas búsquedas expresivas, las que, a pesar de la importante reducción de escala, nunca abandonaron del todo el sentido macizo, severo y monumental que individualiza sus creaciones.

Realizó algunas esculturas ambientales, entre las que sobresale y asombra, por el cabal y auténtico manejo del lenguaje abstraccionista la pieza que ejecutara en 1953, parauno de los balcones del Museo Nacional de Bellas Artes.

Traslado a Puerto Rico

Establecido en San Juan a partir de 1968, Alfredo Lozano se erige también en figura medular para el despegue y consolidación de la vanguardia escultórica puertorriqueña. Su obra versátil y actualizada, osada y desenvuelta en las múltiples asimilaciones técnicas de las últimas décadas del siglo y oportunamente habilitada para la función de arte público, expande por otros espacios del caribe hispano la temprana voluntad, renovadora y moderna de la cultura cubana.

Entre 1968 y 1973 fue miembro del Grupo Gala en Miami y por un tiempo profesor de dibujo en los Talleres de Instrucción Pública de Humacao en Puerto Rico. Expuso varias muestras en el Meeting Point Art Center y en la Bacardí Art Gallery, en Miami, precisamente en esta última realizó su última exposición personal en noviembre de 1983. Por dos veces –en 1969 y1982– obtuvo el Premio de la Fundación Oscar Cintas.

Enlaces relacionados

Fuentes

  • Gaztelu, Ángel. “La pintura religiosa en Cuba”. (1960) En: Artes Plásticas, año I, no.2, La Habana, p.10.
  • Gaztelu, Ángel. “La iglesia parroquial del Espíritu Santo de La Habana. Reseña histórica”. (1963) La Habana, Impresos Vida Habanera, p.94.
  • Pereira Perera, María de los Angeles. (2005). Escultura y Escultores Cubanos; Artecubano Ediciones.