Arsenal de La Habana

Arsenal de La Habana
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Obra Arquitectónica  |  (Arsenal)
Descripción
Tipo:Arsenal
Localización:La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Uso inicial:Construcción de navíos de guerra

El Arsenal de La Habana. Gran industria constructora de embarcaciones de guerra que data del 1555, la cual constituyó una de las más florecientes del comercio en La Habana y que perdura solamente en las viejas escrituras de la historia de nuestra capital.

Por el mar llegaron a Cuba el arado, la rueda, la cruz y la espada según un artículo publicado en una revista cubana en 1957 editado por Francisco Pérez de la Riva. y así mismo, por el mar vinieron las primeras cañas y salió nuestro tabaco a conquistar el mundo. Fueron los barcos y el mar los que hicieron posible la incorporación cubana a la civilización occidental.

Antes que el nombre de La Habana fuera conocido como sinónimo de un buen tabaco, ya era conocido por armadores, marinos y piratas como sitio donde se construían buenos barcos. Por imperativos geográficos, en los años subsiguiente al descubrimiento el Puerto de La Habana, se convirtió en escala obligatoria de las flotas de tierra firme y de nueva España en sus viajes de regreso a la Metrópoli. Consecuentemente La Habana pasó a servir como base logística de apoyo a los buques de la Carrera de las Indias, desarrollándose en dicho puerto la primera industria cubana de periodo colonial, que fue la de las construcciones navales.

Un factor de importancia.

Para el establecimiento de esta primera industria fue de vital importancia sin dudas la abundancia de maderas de amplia calidad, que como expresó Levi Marrero en su importante y bien documentada obra “Cuba: Economía y Sociedad ´´, justificaría el papel representado por los astilleros cubanos durante los siglos XVII y XVIII. Menos de un siglo después del descubrimiento ya aparecía en informes oficiales y privados junto a naves famosas, como prueba de su calidad, el comentario “criolla de La Habana”.

Muchas de ellas sirvieron como ´´Nao almiranta ´´ de las flotas, o como el famoso galeón Nuestra Señora de Atocha´´ que sirvió de ´´ capitana de la armada de guarda de la Carrera de las Indias. Según Pérez de la Riva la primera mención oficial de naves construidas en La Habana se encuentra en la relación enviada al Rey por Juan de Aribe sobre el viaje que hizo de La Habana a San Lucar en el año 1595.

En la primera década del siglo XVII la Corona dispuso la construcción en La Habana, de 7 galeones destinados a la armada barlovento. Su construcción estuvo a cargo del capitán general don Juan de Borja Enríquez, quien en abril de 1610 informó oficialmente al Rey, que ya tenía construido 5, de los cuales decía que estaban acabados de todo punto y si hubiera sido necesario pudieran en un mes salir a navegar.

En 1737 se fundó la Real Compañía de Comercio de La Habana entre cuyas obligaciones estaba la de construir navíos, para las marinas de guerra y mercantes, asumiendo el control del Arsenal de La Habana. De esta forma la Real Compañía contribuyo de modo importante al incremento de la actividad de los astilleros con la construcción de navíos de guerra para la armada española y consecuentemente al mantenimiento de la tradición naval en Cuba.

En dicho arsenal se construían navíos desde 1724 entre los que se destaco el ´´San Lorenzo” que resultó casi destruido durante la ocupación inglesa en 1762, esta ocupación constituyó un duro golpe para los astilleros habaneros, pues los ingleses, comprendiendo la importancia de los mismos mas aun que la propia Metrópoli los destruyeron antes de abandonar la plaza sin tener en cuenta las capitulaciones firmadas.

La reconstrucción del arsenal.

Esta se debió principalmente a las gestiones del intendente de marina don Lorenzo Montalvo, elevado posteriormente a la dignidad de Conde de Nacurijes como reconocimiento a sus servicios durante el sitio y toma de La Habana. La obra de reconstrucción estuvo a cargo de Montalvo con la colaboración técnica de Sapiany. Una vez reconstruido fue elevado finalmente a la categoría de apostadero general de marina en América en el año 1766, siendo su primer comandante el capitán de navío Don Antonio de la Colina, quien lo dotó de un reglamento y dio gran impulso a las construcciones navales. Durante los 5 años de su mando se construyeron un total de 15 navíos.

Entre las nuevas construcciones figuraron más de la mitad de los navíos de tres puentes españoles, en cuya construcción se utilizaron las ricas maderas cubanas. De estos navíos fue sin duda el mas famoso el “Santísima Trinidad, construido en 1769 por el inglés Mullan y considerado como el mayor del mundo en su época. Dicho navío participó en las 2 batallas navales más famosas de esa época: las del Cabo de San Vicente y la de Trafalga. en estas últimas arboló la insignia del Almirante Baltasar e Hidalgo Cisneros, siendo atacado simultáneamente por los navíos ingleses “Neptune,´´Leviathan´´, ´´Conqueror´´, “África” y ´´Prince´´ que lo obligaron a rendirse, hundiéndose posteriormente cuando los ingleses intentaron llevarlo a Gibraltar.

La decadencia.

El desastre de Trasfalgar y las luchas posteriores contra la invasión napoleónica dieron por resultado la rápida decadencia del poderío naval español. Consecuentemente el Arsenal de La Habana entró en un periodo de abandono y sus actividades se vieron limitadas casi exclusivamente casi a la reparación de buques.

Durante el siglo XIX el hierro y el vapor sustituyeron a la madera y al velamen como material de construcción y sistema de proporción de buques. A pesar de las grandes reservas de hierro y cobre existentes en Cuba, cuyos metales habían sido utilizados en siglos anteriores para la fabricación de artillería tanto naval como terrestre, el estado de postración económica de España impidió la recuperación de sus marinas de guerras y mercantes, acentuándose el estado de abandono en que había decaído el Arsenal de La Habana. Sin embargo todavía en 1845 se botó al agua en el mismo, la corbeta “Luisa Fernanda”, y en 1851, el vapor “Colón”.

La desaparición.

A pesar de este período de reactivamiento, el Arsenal se acercaba no obstante a su total desaparición. Instaurada la República de Cuba, su gobierno procedió a la venta de los terrenos del antiguo arsenal construyéndose en ellos la nuevaEstación Terminal de Ferrocarriles, adquiriendo los terrenos de la antigua estación de Villa Nueva, en los que se construyó el edificio del Capitolio Nacional, sede del Senado y de la Cámara de Representantes. Así desapareció una industria que tanta fama le había dado a Cuba en siglos anteriores

Fuentes

Revista Rumbos, volumen 1 no .1 Julio, Agosto de 1985.

Marrero, Levi, Cuba: Economía y Sociedad, Madrid, editorial Playor, 1975.

Pérez de la Riva, Francisco: “La construcción de buques en el Arsenal de La Habana.