Arsenal de La Habana

Real Arsenal de La Habana
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Obra Arquitectónica  |  (Arsenal)
Realarsenaldelahabana.JPG
Astillero creado para la construcción y reparación de buques de guera y otras embarcaciones.
Descripción
Tipo:Arsenal
Estilo:Colonial
Localización:La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Uso inicial:Construcción y reparación de navíos de guerra
Uso actual:Estación Central de Ferrocarriles
Datos de su construcción
Inicio:1555
Inauguración:1555
Demolición:A inicios de la República neocolonial

Real Arsenal de La Habana. Gran industria constructora de embarcaciones de guerra que data del 1555, la cual constituyó una de las más florecientes del comercio en La Habana y que perdura solamente en las viejas escrituras de la historia de la capital.

Historia

Por el mar llegaron a Cuba el arado, la rueda, la cruz y la espada según un artículo publicado en una revista cubana en 1957 editado por Francisco Pérez de la Riva. Y así mismo, por el mar vinieron las primeras cañas y salió nuestro tabaco a conquistar el mundo. Fueron los barcos y el mar los que hicieron posible la incorporación cubana a la civilización occidental.

Antes que el nombre de La Habana fuera conocido como sinónimo de un buen tabaco, ya era conocido por armadores, marinos y piratas como sitio donde se construían buenos barcos. Por imperativos geográficos, en los años subsiguiente al descubrimiento el Puerto de La Habana, se convirtió en escala obligatoria de las flotas de tierra firme y de nueva España en sus viajes de regreso a la Metrópoli. Consecuentemente La Habana pasó a servir como base logística de apoyo a los buques de la Carrera de las Indias, desarrollándose en dicho puerto la primera industria cubana de periodo colonial, que fue la de las construcciones navales.

Construcción

Su construcción comenzó en 1713, cuando se le propuso a la Corona española construir 10 grandes navíos de guerra que protegerían los mercantes del sistema de flotas.

Ubicación

Fue ubicado muy próximo al corazón de la ciudad, al costado sur de la muralla, donde hoy se encuentra la Estación Central del Ferrocarril. Por el este, la actual calle Egido lo separaba de un sector de la muralla, donde esta la puerta de La Tenaza. Por el norte, limitaba con la Calzada del Arsenal, denominada así desde entonces -hoy calle Arsenal-, y por el suroeste, por una pequeña senda, más tarde convertida en la calle Factoría. Su límite sureste era el litoral.

Superficie

La superficie del Real Arsenal de La Habana formaba una especie de cuadrilátero, que ocupaba aproximadamente nueve hectáreas. De esta gran extensión, unas tres hectáreas eran terrenos baldíos, en su mayor parte insalubres, bajos y pantanosos; otras cinco hectáreas se dedicaban fundamentalmente a depósitos de materiales, barracas y naves; de ellas, unas dos o tres hectáreas se utilizaban para actividades de construcción y reparación de buques propiamente, y era donde se encontraban las principales instalaciones: pescantes, grúas, parapetos, diques, fosos transportadores, el mayor de los cuales llegó a tener casi ciento cincuenta metros a fines del siglo XVIII; también contó con un hospital de fatídica fama por la alta incidencia de muertes debido a la fiebre amarilla entre pacientes que eran ingresados allí por otras causas.

En el lado sur del Arsenal, unos quinientos metros de longitud del litoral formaban una pequeña ensenada de casi una hectárea de superficie, con fondos bajos, lo que permitía que los barcos construidos fueran botados suavemente.

Fuerza laboral

El Arsenal contaba con unos 250 trabajadores, entre carpinteros de ribera y maestros de obra especializados en la construcción naval; eventualmente, se empleaban algunas decenas de esclavos en labores que no requerían calificación, o cuando se construían varios navíos de forma simultánea y el tiempo apremiaba para entregarlos.

Construcción de navíos

Para el establecimiento de esta primera industria fue de vital importancia sin dudas la abundancia de maderas de amplia calidad, que como expresó Levi Marrero en su importante y bien documentada obra “Cuba: Economía y Sociedad ´´, justificaría el papel representado por los astilleros cubanos durante los siglos XVII y XVIII. Menos de un siglo después del descubrimiento ya aparecía en informes oficiales y privados junto a naves famosas, como prueba de su calidad, el comentario “criolla de La Habana”.

Muchas de ellas sirvieron como ´´Nao almiranta ´´ de las flotas, o como el famoso galeón Nuestra Señora de Atocha´´ que sirvió de ´´ capitana de la armada de guarda de la Carrera de las Indias. Según Pérez de la Riva la primera mención oficial de naves construidas en La Habana se encuentra en la relación enviada al Rey por Juan de Aribe sobre el viaje que hizo de La Habana a San Lucar en el año 1595.

En la primera década del siglo XVII la Corona dispuso la construcción en La Habana, de 7 galeones destinados a la armada barlovento. Su construcción estuvo a cargo del capitán general don Juan de Borja Enríquez, quien en abril de 1610 informó oficialmente al Rey, que ya tenía construido 5, de los cuales decía que estaban acabados de todo punto y si hubiera sido necesario pudieran en un mes salir a navegar.

En 1737 se fundó la Real Compañía de Comercio de La Habana entre cuyas obligaciones estaba la de construir navíos, para las marinas de guerra y mercantes, asumiendo el control del Arsenal de La Habana. De esta forma la Real Compañía contribuyo de modo importante al incremento de la actividad de los astilleros con la construcción de navíos de guerra para la armada española y consecuentemente al mantenimiento de la tradición naval en Cuba.

En dicho arsenal se construían navíos desde 1724 entre los que se destaco el ´´San Lorenzo” que resultó casi destruido durante la ocupación inglesa en 1762, esta ocupación constituyó un duro golpe para los astilleros habaneros, pues los ingleses, comprendiendo la importancia de los mismos mas aun que la propia Metrópoli los destruyeron antes de abandonar la plaza sin tener en cuenta las capitulaciones firmadas.

Entre 1724 y 1796, en el Real Arsenal de La Habana se construyeron 114 buques con un total de 4 902 cañones para la Armada española, con el objetivo de defender las flotas, el puerto y la ciudad.

Resumen de la construcción de buques en el Real Arsenal de La Habana (1723-1796)

Tipos de Buques
Cantidad
Armamento (cañones)
Buques de línea
51
3 642
Fragatas
16
684
Corbetas
7
160
Buques correo
7
116
Bergantines
9
136
Goletas
14
164
Buques receptores
2
-
Buques dragas
2
-
Lanchones dragas
6
Total
114 buques
4 902 cañones

La reconstrucción del arsenal

Esta se debió principalmente a las gestiones del intendente de marina don Lorenzo Montalvo, elevado posteriormente a la dignidad de Conde de Nacurijes como reconocimiento a sus servicios durante el sitio y Toma de La Habana por los ingleses. La obra de reconstrucción estuvo a cargo de Montalvo con la colaboración técnica de Sapiany. Una vez reconstruido fue elevado finalmente a la categoría de apostadero general de marina en América en el año 1766, siendo su primer comandante el capitán de navío Don Antonio de la Colina, quien lo dotó de un reglamento y dio gran impulso a las construcciones navales. Durante los 5 años de su mando se construyeron un total de 15 navíos.

Entre las nuevas construcciones figuraron más de la mitad de los navíos de tres puentes españoles, en cuya construcción se utilizaron las ricas maderas cubanas. De estos navíos fue sin duda el mas famoso el “Santísima Trinidad, construido en 1769 por el inglés Mullan y considerado como el mayor del mundo en su época. Dicho navío participó en las 2 batallas navales más famosas de esa época: las del Cabo de San Vicente y la de Trafalgar. en estas últimas arboló la insignia del almirante Baltasar Hidalgo de Cisneros, siendo atacado simultáneamente por los navíos británicos Neptune, Leviathán, Cónqueror, África y Prince, que lo obligaron a rendirse, hundiéndose posteriormente cuando los ingleses intentaron llevarlo a Gibraltar.

La decadencia

El desastre de Trasfalgar y las luchas posteriores contra la invasión napoleónica dieron por resultado la rápida decadencia del poderío naval español. Consecuentemente el Arsenal de La Habana entró en un periodo de abandono y sus actividades se vieron limitadas casi exclusivamente casi a la reparación de buques.

Durante el siglo XIX el hierro y el vapor sustituyeron a la madera y al velamen como material de construcción y sistema de proporción de buques. A pesar de las grandes reservas de hierro y cobre existentes en Cuba, cuyos metales habían sido utilizados en siglos anteriores para la fabricación de artillería tanto naval como terrestre, el estado de postración económica de España impidió la recuperación de sus marinas de guerras y mercantes, acentuándose el estado de abandono en que había decaído el Arsenal de La Habana. Sin embargo todavía en 1845 se botó al agua en el mismo, la corbeta “Luisa Fernanda”, y en 1851, el vapor “Colón”.

La desaparición

A pesar de este período de reactivamiento, el Arsenal se acercaba no obstante a su total desaparición. Instaurada la República de Cuba, su gobierno procedió a la venta de los terrenos del antiguo arsenal construyéndose en ellos la nueva Estación Central de Ferrocarriles, adquiriendo los terrenos de la antigua Estación de Villa Nueva, en los que se construyó el edificio del Capitolio Nacional, sede del Senado y de la Cámara de Representantes. Así desapareció una industria que tanta fama le había dado a Cuba en siglos anteriores

Fuentes