Conejo

Conejo
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Otros nombresConejo común, conejo europeo
Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Subfilo:Vertebrata
SuperclaseTetrapoda
Clase:Mammalia
Subclase:Theria
Infraclase:Placentalia
Orden:Lagomorpha
Familia:Leporidae
Género:Oryctolagus
Especie(s):Oryctolagus cuniculus Linnaeus, 1758

Conejo común, conejo europeo o simplemente conejo, es una especie de mamífero lagomorfo de la familia de los lepóridos, y el único miembro del género Oryctolagus. Es de mediano tamaño, pieza clave en la fauna.

Descripción de la Especie

Popular mamífero de mediano tamaño, pelo suave y corto, orejas largas y rabo corto, es una especie fundamentalmente crepuscular y nocturna que constituye pieza clave en nuestra fauna y que hasta 1912 (J. W. Gridley) se incluía dentro de los roedores, por su similitud con los mismos, si bien a partir de esta fecha se incluyó taxonómicamente dentro del grupo de los lagomorfos, al ser evidentes las diferencias ente uno y otro orden: los roedores tienen un par de incisivos en la mandíbula superior que encajan perfectamente con el par correspondiente de la mandíbula inferior; mientras que los lagomorfos tienen más desarrollados los dientes de la mandíbula superior que no encajan con los de la inferior (de aquí que se llame a este tipo de dientes tan característicos de la especie como “dientes de conejo”).

El conejo es una especie muy antigua, de modo que por los estudios fósiles se ha podido determinar que antes de la última glaciación abundaban en una amplia zona de Europa, que incluía a países como Francia, Bélgica, Alemania o la isla de Gran Bretaña. El posterior enfriamiento del continente los fue desplazando hasta el sur, quedando acantonados en la Península Ibérica y Norte de África, de donde volvió a extenderse hasta el norte. En el Siglo III los romanos los llevaron a Italia, pero en el Siglo XVI todavía no existían en Alemania, aunque sí han sido citados en algunos conventos, como animales de corral de las comunidades religiosas. En la antigüedad España tenía fama como país de conejos, hasta el punto de que se considera que el nombre de Hispana, de origen fenicio y del que procede la palabra España, deriva del nombre de este animal.

Cátulo, llamaba a esta península “Cuniculosa Celtiberia” y en las monedas hispanorromanas de Adriano el conejo figuraba como uno de los símbolos de Iberia (W.G. Foster, 1972). Otra cita histórica curiosa nos viene de la mano de Estrabón, el que refiere la introducción de Hurones en las Islas Baleares, para combatir a los conejos que allí proliferaban, tras fracasar las mismas tropas romanas en su exterminio.

Características

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Ubicación del Oryctolagus en la pradera

El conejo de campo tiene un pelaje espeso y lanudo, pardo pálido a gris sobre el dorso y blanquecino en su vientre. Su cabeza es redonda y sus ojos grandes y marrones. Se caracteriza sobre todo por sus largas orejas, de hasta 7 cm (más cortas que las de la liebre común). Su cola es muy corta y carece de una mancha negra en el dorso que sí posee la Liebre, y cuyo color blanco se distingue fácilmente cuando el conejo huye. Las patas anteriores son más cortas que las posteriores. No presenta dimorfismo sexual.

Una manera fácil de distinguir al conejo de la liebre, aparte de su menor tamaño, es plegando las orejas hacia delante: en el caso del conejo no sobrepasan el borde del hocico. Mide de 33 a 40 cm entre la cabeza y el cuerpo, y tiene una cola de 4 a 6 cm. Su peso es de 1,5 kg aproximadamente.

Distribución

Vive en praderas secas, linderos de bosques, parques, etc. En montañas llega a vivir hasta los 1.500 m de altura, aunque es más bien una especie típica del monte y matorral mediterráneo, sobre todo el encinar y el coscojar. Es muy adaptable, aunque evita los grandes bosques. Requiere un suelo donde pueda excavar.

Está distribuido por toda la Península Ibérica y las Islas Baleares. El conejo es de costumbres casi siempre crepusculares; sin embargo, los días calurosos es frecuente encontrarle desde el mediodía o incluso durante toda la mañana. Vive en colonias que suelen construir laberínticas galerías subterráneas, llamadas conejeras.

Reproducción

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Posición del conejo para huir cuando presiente el peligro

Para la reproducción construyen una cámara especial de 150 cm de longitud, excavada a una profundidad de 50 cm.

En la naturaleza, el período de acoplamiento se extiende desde marzo a septiembre, durando la gestación unos 30 días. Con 3 a 4 partos por año, dan a luz a 4 ó 5 crías. La madre amamanta a los conejitos durante unas tres semanas, tras las cuales éstos abandonan el nido o conejera a las cuatro semanas. La madurez sexual la alcanzan a la edad de tres o cuatro meses. El número de partos puede verse aumentado si la colonia de conejos de una determinada zona es lo suficientemente densa.

Límites de Terrenos

Los límites de sus territorios son marcados con precisión a través de las heces, existiendo además, al parecer, un preciso estamento jerárquico entre los machos de la colonia.

Desplazamientos

Se desplaza a pequeños saltos. En caso de alerta, el conejo se levanta sobre sus patas traseras (consigue una visión de 360º), con las orejas erguidas, preparado para la huida.

Alimentación

El hecho de que se coman sus propios excrementos durante la noche se interpreta como una actividad rentable para su propia economía, ya que así puede aprovechar las sustancias producidas por las bacterias de su intestino. Se alimenta de plantas de todas clases, preferentemente sus yemas, hojas, cortezas, frutos y bayas silvestres, que son consumidos con avidez, así como de hongos. En ocasiones ingiere materia animal como dieta suplementaria.

Comportamiento

El conejo europeo es un animal gregario y territorial (territorios de menos de 15 m², en ocasiones solo 1 ó 2). En óptimas condiciones de terreno y alimento prefieren vivir en largas y complejas conejeras. En ellas habitan de 6 a 10 individuos adultos de ambos sexos. La jerarquía de dominancia es importante en machos ya que establece quién tiene prioridad para el apareamiento.

Animal de hábitos nocturnos y crepusculares, se alimenta desde que anochece hasta que amanece y pasa la mayor parte del día en sus madrigueras. Habitualmente son muy silenciosos pero emiten fuertes chillidos cuando están asustados o lastimados. Otros tipos de comunicación son los olores y el contacto físico.

Ante la presencia de un potencial depredador permanece inmóvil intentando pasar desapercibido antes de huir a la carrera hasta un refugio. Este comportamiento provoca muchos atropellamientos, especialmente durante la noche. Golpean el suelo con sus patas traseras, y lo pueden hacer varias veces dependiendo de cuan exaltados estén, cuando se enfadan, tienen miedo o las hembras no se dejan cubrir durante la reproducción.

Referencias

Fuentes