Droga

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Concepto:Hay diferentes tipos de drogas y aunque sus efectos pueden variar, el daño integral siempre es el mismo.

Las Drogas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) "droga" es toda sustancia que introducida en un organismo vivo por cualquier vía (inhalación, ingestión, intramuscular, endovenosa) es capaz de actuar sobre el sistema nervioso central, provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación de nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir, capaz de cambiar el comportamiento de la persona, y que posee la capacidad de generar dependencia y tolerancia en sus consumidores.

¿Que es la Droga?

Una droga, fármaco o medicamento es cualquier sustancia con capacidad de alterar un proceso biológico o químico en un organismo vivo con un propósito no nutricional. Son ejemplos de sus innumerables usos, el alterar intencionalmente la conciencia, caso en el que se denomina mejor como sustancia psicoactiva; combatir una enfermedad, aumentar la resistencia física o modificar la respuesta inmunológica. Popularmente, el término droga suele utilizarse preferencialmente para referirse a las de uso ilegal y que producen psicoactividad. Para las de uso médico es más común el término fármaco, medicamento, droga medicinal o simplemente remedio. Paracelso decía en 1500 que todas las sustancias son venenos. Para él, la diferencia entre un veneno y un medicamento era la dosis, es decir que un medicamento administrado en dosis excesivas y durante un tiempo inadecuado se convierte en un factor perjudicial que puede llevar a la muerte de la persona.

Condiciones para que una sustancia sea considerada "Droga" Para que una droga sea considerada como tal ha de cumplir las siguientes condiciones:

  • Ser sustancias que introducidas en un organismo vivo son capaces de alterar o modificar una o varias funciones psíquicas de éste (carácter psicótropo o psicoactivo)
  • Inducen a las personas que las toman a repetir su autoadministración por el placer que generan
  • El cese en su consumo puede dar lugar a un gran malestar somático y/o psíquico (dependencia física y/o psicológica)
  • No tienen ninguna aplicación médica y si la tienen, pueden utilizarse con fines no terapéuticos

Con el nombre de droga se designa en sentido genérico a toda sustancia mineral, vegetal o animal que se utiliza en la industria o en la Medicina y que posee efectos estimulantes, depresores o narcóticos o, como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), a cualquier sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o varias de sus funciones. A efectos penales, el concepto de droga (a pesar de las diferentes formas de actuación en el organismo) engloba también las sustancias estupefacientes y psicotrópicas, naturales o sintéticas, cuyo consumo reiterado provoca la dependencia física u orgánica, así como el deseo irrefrenable de seguir consumiéndolas en mayores dosis a fin de evitar el Síndrome de abstinencia.

La OMS menciona entre los estupefacientes el Cannabis y sus resinas, las hojas de Coca y Cocaína, Heroína, Metadona, Morfina, Opio y Codeína; y como psicotrópicos, los Barbitúricos, las Anfetaminas y los ampliadores de la conciencia, como el Ácido lisérgico, la Mescalina o la Psilocibina. Las características propias de las drogas hacen de ellas sustancias sumamente peligrosas. Los efectos que producen en el organismo no son siempre iguales y cambian según la clase de droga, por ejemplo, unas son estimulantes y otras, depresoras. También varían de acuerdo con la dosis pues la misma droga puede causar efectos diferentes según sea la cantidad consumida. Dichos efectos se relacionan con las características psicofísicas de cada persona y con las particularidades del medio en que se produce el consumo. Por estas razones, nunca existe certeza sino probabilidad de que la droga produzca el efecto buscado. Adicción es la necesidad imperiosa de consumir droga regularmente (no ser capaz de moderar el consumo o suprimirlo). Viene determinada por fenómenos psíquicos y físicos. Taquifilaxia es la necesidad de consumir dosis cada vez mayores para conseguir los mismos efectos. La presentan muchos fármacos porque el organismo potencia sus mecanismos de degradación de la sustancia, pero a las drogas se añade un fenómeno de ‘tolerancia’ psicológica. Los cuadros de abstinencia siempre son psicológicos y, en el caso de algunas drogas, son además síndromes físicos que pueden resultar mortales. Pueden controlarse con medidas terapéuticas sintomáticas o substitutivas (sustancias menos nocivas, de efectos parecidos, que se retiran progresivamente).

Clasificación de las drogas

Las drogas han sido clasificadas según múltiples sistemas de categorización, predominando, en la actualidad, las clasificaciones en función de sus efectos farmacológicos. Entre los diferentes tipos de clasificación empleados a lo largo del tiempo destacan los siguientes:

  • Según sus efectos sobre el sistema nerviosos central
  • Drogas duras y drogas blandas
  • Drogas legales e ilegales

Según los efectos producidos en el sistema nervioso central La clasificación de las drogas según los efectos que producen a nivel del sistema nervioso central constituye el sistema de clasificación más aceptado en la actualidad (frente a la distinción entre drogas duras y blandas o legales e ilegales). Según éste las distintas sustancias podrían clasificarse en una o varias (drogas mixtas) de las siguientes categorías:

  • Depresores del sistema nervioso central o Psicolépticos: Inhiben el funcionamiento del Sistema nervioso central, enlenteciendo la actividad nerviosa y el ritmo de las funciones corporales. Entre los efectos que producen se encuentran relajación, sedación, somnolencia, sueño, analgesia e incluso coma. Ejemplos de estas sustancias los constituirían el Alcohol, los diversos tipos de opiáceos (Heroína, Morfina, Metadona, etc.), ciertos psicofármacos (como por ejemplo las Benzodiacepinas o los Barbitúricos), etc.


  • Estimulantes o Psicoanalépticos: Producen una activación general del sistema nervioso central, dando lugar a un incremento de las funciones corporales. Se establece una distinción entre estimulantes mayores (tales como la Cocaína o las Anfetaminas) y menores (como la Nicotina o las xantinas: Cafeína, Teína, Teobromina).


  • Alucinógenos o Psicodislépticos: También conocidos como Perturbadores. Producen un estado de conciencia alterado, deforman la percepción y evocan imágenes sensoriales sin entrada sensorial. Ejemplos de estas sustancias los constituirían el LSD o las drogas de síntesis (que por los efectos que producen serían más bien consideradas como sustancias mixtas estimulantes-alucinógenas)


  • Drogas duras y drogas blandas La clasificación entre drogas duras y blandas es una forma poco precisa y arbitraria de designar a las drogas que en la actualidad se encuentra en desuso. En su origen esta distinción pretendió servir para distinguir las drogas altamente adictivas que comportan serios daños a la salud (duras), de las poco adictivas, que no presentan un riesgo grave para quien las consume (blandas). A pesar de ello esta distinción es aún empleada tanto en el discurso oficial como en el habla informal.

•••Drogas duras: La Cocaína, los opioides (Morfina, Heroína, etc.), el Alcohol, o las Anfetaminas son comúnmente descritas como drogas duras.

•••Drogas blandas: El término es aplicado generalmente a los derivados del cannabis (Marihuana, Hachís, etc.), a la Cafeína, etc. Por lo general el término se aplica a sustancias cuyo consumo no conlleva patrones de comportamiento social desadaptativos, curiosamente, algunas drogas blandas como el Cannabis y el Crak están prohibidas en la mayoría de los países, mientras que drogas duras como el Alcohol pueden ser adquiridas (aunque con restricciones) en la mayor parte del mundo. Esta paradoja ha causado no poca controversia: por ejemplo, un reporte de 2001 estimó que el consumo de Alcohol provocó 75.754 muertes en los Estados Unidos, mientras que jamás, en ninguna parte del mundo, ha sido comprobada una sola muerte debida al uso de Marihuana.

La distinción entre drogas duras y blandas es importante en la política de drogas de los Países Bajos, entre otros estados, donde ciertas drogas blandas gozan de la tolerancia oficial, aunque casi siempre están sujetas a restricciones en cuanto a su comercio, producción y consumo.

Drogas Estimulantes

Cocaína

La cocaína es un alcaloide contenido en las hojas del arbusto "Erythroxylon coca" siendo químicamente un derivado de la Latropina. Es un estimulante cerebral extremadamente potente, de efectos similares a las Anfetaminas. Además, es un enérgico vasoconstrictor y anestésico local, siendo absorbido por las mucosas nasales cuando se aspira, se metaboliza en el hígado y se elimina por la orina.

En la década de 1980, los experimentos sobre patrones de consumo y cantidades certificaron sus efectos sobre la adrenalina, muy relacionada con la agresividad. El consumo de esta sustancia se relaciona estrechamente con hechos delictivos y de violencia. En las dos útimas décadas hubo un enorme incremento en la cantidad de personas adictas a la cocaína, resaltándose como dato significativo la adicción simultánea a otras sustancias. Las consecuencias de su consumo son complejas, involucrando daños de muy diversa índole: cerebrales, sociales, familiares, medioambientales, etc. La cocaína estimula el sistema nervioso central, actuando directamente sobre el cerebro. Sus efectos fisiológicos inmediatos son: sudoración, aumento en la potencia muscular, midriasis, incremento de actividad cardíaca y presión sanguínea, dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, convulsiones, aumento en el ritmo respiratorio y de la temperatura corporal. Estos síntomas pueden provocar la muerte por paro cardíaco o fallas respiratorias. Además se presentan irritaciones y úlceras en la mucosa nasal. Comúnmente causa congestión nasal, que puede presentarse o no con secreción liquida. El uso por vía inyectable expone al adicto a infecciones de SIDA, hepatitis B y C, tétanos y otras enfermedades infectocontagiosas. La infección con el HIV puede producirse por transmisión directa de virus al compartir agujas y otros dispositivos contaminados. Además, puede producirse indirectamente por transmisión prenatal a un niño cuya madre está infectada con el HIV.

El uso y abuso de drogas ilícitas, incluyendo el crack y la cocaína, se ha convertido en el principal factor de riesgo de contagio con el virus HIV. Sumado a ello, la hepatitis C se está difundiendo rápidamente entre los adictos que se inyectan; el índice de infección varía entre el 65 y el 90 por ciento en este grupo de personas, de acuerdo al país.
Hasta hoy, no se ha descubierto una vacuna contra el virus de la hepatitis C, y el único tratamiento disponible es caro, muchas veces infructuoso y con serios efectos colaterales.
La cocaína es una droga extremadamente adictiva, cuyos efectos se perciben en un lapso de 10 segundos y duran alrededor de 20 minutos. Actúa directamente sobre los centros cerebrales encargados de las sensaciones del placer.
Dada su alta capacidad de producir daños y hasta destrucción celular, las sensaciones que eran placenteras en sujetos recién iniciados se convierten en efectos desagradables como agitación, llanto, irritabilidad, alucinaciones de tipo visual, auditiva y táctil, delirio paranoide, amnesia, confusión, fobias o terror desmedido, ansiedad, estupor, depresión grave y tendencias suicidas. 

Los efectos psíquicos reconocidos por la mayoría de los autores y recogidos en publicaciones recientes incluyen euforia, inestabilidad, aumento de la comunicación verbal y de la seguridad en uno mismo, inquietud, anorexia, insomnio e hipomanía. El adicto experimenta pérdida de interés e imposibilidad de sentir placer ante la falta de la sustancia. Así, la cocaína se convierte en el único objetivo y motivo en la vida del adicto, desplazando todo tipo de sentimientos. La relación con los fenómenos criminales es expresamente citado por los autores, asociándose su consumo a la predisposición al delito. La cocaína es consumida por muy variados tipos de sujetos y motivos,los consumidores ocacionales son sujetos con personalidades débiles e inestables que desarrollan una rápida dependencia psicológica. La adicción a la cocaína posee condicionantes que la desencadenan, que pueden ser el reforzamiento de una personalidad insegura, que recibe un apoyo en el estímulo del tóxico. En lugar de tratar este déficit patológico con antidepresivos o fármacos estabilizadores del estado de ánimo se recurre a una vía aparentemente rápida. Los adictos habituales presentan tolerancia y necesitan de mayores dosis para alcanzar iguales resultados. A ésto puede llegarse por causas diversas pero siempre relacionadas con factores familiares, sociales y ambientales determinantes. Dado que los efectos de la cocaína sobrepasan su punto álgido a los treinta minutos, el individuo precisa varias dosis durante el día para alcanzar cierta estabilidad emocional y evitar el efecto disfórico que la propia droga ocasiona luego de varias horas desde la ingesta.

Heroína

La heroína es una droga adictiva cuyo uso constituye un grave problema en los Estados Unidos. Estudios recientes sugieren que ha habido un cambio en la forma en que se usa la heroína, pasando de inyectársela a inhalarla o fumarla, debido a que ahora se consigue una heroína de mayor pureza y que prevalece el concepto erróneo de que estas formas de empleo son más seguras.

La heroína es un derivado de la morfina, una sustancia que ocurre naturalmente y se extrae de la bellota de la amapola o adormidera asiática. La heroína generalmente aparece en forma de polvo blanco o marrón. Los nombres callejeros relacionados con esta droga incluyen "pasta", "H", "dama blanca", "polvo blanco" y "lenguazo" en español y "smack", "H", "skag", y "junk" en inglés. Otros nombres se refieren al tipo de heroína producido en una zona geográfica específica, como el "Mexican black tar" ("alquitrán negro mejicano"). 

Peligros para la salud:

El abuso de la heroína está asociado con consecuencias graves para la salud, incluyendo la sobredosis mortal, el aborto espontáneo, la oclusión de las venas y, particularmente en el caso de los usuarios que se la inyectan, enfermedades infecciosas, incluyendo el VIH/SIDA y la hepatitis. Los efectos a corto plazo del abuso de la heroína aparecen poco después de la primera dosis y desaparecen en unas pocas horas. Después de una inyección de heroína, el usuario dice sentir un brote de euforia (un "rush") acompañado de un cálido enrojecimiento de la piel, sequedad bucal y pesadez en las extremidades. Después de esta euforia inicial, el usuario pasa a una sensación de estar volando ("on the nod"), un estado en que se alterna entre estar completamente despierto y el sopor. Las facultades mentales se turban debido a la depresión del sistema nervioso central.

Los efectos a largo plazo de la heroína aparecen después de haber usado la droga repetidamente por algún período de tiempo. Los usuarios crónicos pueden sufrir oclusión de las venas, infección del endocardio y de las válvulas del corazón, abscesos, celulitis, y enfermedades del hígado. 

Pueden haber complicaciones pulmonares que incluyen varios tipos de neumonía como resultado del mal estado de salud del toxicómano, así como por los efectos depresores de la heroína sobre la respiración. El abuso de la heroína durante el embarazo conjuntamente con sus muchos factores ambientales conexos (por ejemplo, la falta de cuidados prenatales), se ha relacionado a consecuencias adversas incluyendo un bajo peso al nacer, un factor de riesgo importante para retrasos subsiguientes en el desarrollo. Además de los efectos de la droga misma, la heroína que se vende en la calle puede tener aditivos que no se disuelven fácilmente y causan una obstrucción en los vasos sanguíneos que van a los pulmones, al hígado, a los riñones o al cerebro. Esto puede causar infección o hasta la muerte de pequeños grupos de células en estos órganos vitales. La Red de Alerta sobre el Abuso de Drogas (DAWN, por sus siglas en inglés)* registra a la heroína/morfina entre las cuatro drogas mencionadas con más frecuencia en los casos de muertes relacionadas a drogas en el 2002. En todo el país, las menciones de visitas a las salas de emergencia relacionadas con la heroína se mantuvieron sin cambio estadístico entre el 2001 al 2002, pero han aumentado un 35 por ciento desde 1995.

La tolerancia, la adicción y la abstinencia: El uso regular de la heroína produce tolerancia a la droga, lo que significa que el usuario tiene que usar una mayor cantidad de heroína para obtener la misma intensidad del efecto. Este uso de dosis más altas lleva con el tiempo a la dependencia física y la adicción. Con la dependencia física, el cuerpo se adapta a la presencia de la droga y puede sufrir los síntomas del síndrome de abstinencia si el uso se reduce o se descontinúa. El síndrome de abstinencia, que en los abusadores habituales puede ocurrir tan rápido como a las pocas horas de la última administración de la droga.

Provoca un deseo vehemente de usar heroína, agitación, dolores en los músculos y en los huesos, insomnio, diarrea, vómito, escalofríos con piel de gallina ("cold turkey" o "romper en frío"), movimientos en forma de patadas ("kicking the habit") y otros síntomas. 

Los principales síntomas de este síndrome alcanzan su punto máximo entre las 48 y 72 horas después de la última dosis y se calman después de aproximadamente una semana. A pesar de que el síndrome de abstinencia de la heroína se considera menos peligroso que el del alcohol o el de los barbitúricos, ocasionalmente puede ser mortal cuando un toxicómano con una dependencia fuerte a la droga y en mal estado de salud la deja abruptamente.

Marihuana

marihuana
Marihuana, información sobre el cannabis, la preparación de la Marihuana, su consumo en los países, los daños que puede provocar, efectos psicológicos y físicos, y toda la información sobre la hoja de Marihuana. El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas templadas y tropicales, pudiendo llegar una altura de seis metros, extrayéndose de su resina el hachís. Su componente psicoactivo más relevante es el delta-9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la planta más de sesenta componentes relacionados. Se consume preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con efectos distintos. Un cigarrillo de marihuana puede contener 150 mg. de THC, y llegar hasta el doble si contiene aceite de hachís, lo cual según algunos autores puede llevar al síndrome de abstinencia si se consume entre 10 y 20 días. La tolerancia está acreditada, siendo cruzada cuando se consume conjuntamente con opiáceos y alcohol. Respecto a la dependencia, se considera primordialmente psíquica. Los síntomas característicos de la intoxicación son: ansiedad, irritabilidad, temblores, insomnios, muy similares a los de las benzodiacepinas. Puede presentarse en distintas modalidades de consumo, sea en hojas que se fuman directamente, en resina del arbusto o en aceite desprendido de éste último. De la modalidad en que se presente la droga dependerá su denominación: "marihuana" es el nombre de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que después de secarse y ser tratadas pueden fumarse (también es conocida como "hierba", "marijuana", mariguana", "mota", "mafú", "pasto", "maría", "monte", "moy", "café", "chocolate", "chala", etc.; en inglés se la conoce como: "pot", "herb", "grass", "weed", "Mary Jane", "reefer", "skunk", "boom", "gangster", "kif", "ganja", etc.); su efecto es aproximadamente cinco veces menor que el del hachís. El nombre "hachís" (también conocido como "hashis") deriva de los (hashiscins) árabes, que combatieran en las cruzadas entre los años 1090 y 1256. El hachís se obtiene de la inflorescencia del cáñamo hembra, sustancia resinosa que se presenta en forma de láminas compactas con un característico olor. La marihuana es la forma más frecuente, conteniendo de 0,3 a 3,5 % de THC; la concentración de THC llega al 10 % en el hachís, siendo su efecto diverso según factores como la velocidad con la que se fuma, la duración de la inhalación, cantidad inhalada, tiempo que el consumidor retiene la respiración después de inhalar y el estado anímico del sujeto. El consumo oral, tanto de marihuana como de hachís, implica efectos psicológicos similares a los expresados en la forma fumada pero de mayor intensidad y duración y con efectos nocivos potenciados. Terapéuticamente se aconsejó para tratamientos de insomnio y como sedante para el dolor. También se prescribió para terapias de patologías nerviosas, así como para el tratamiento de la tos, temblores en parálisis compulsivas, espasmos de vejiga e impotencia sexual que no provenga de enfermedad orgánica. Así mismo se recomendó como afrodisiaco, antineurálgico, tranquilizante para maníaco-depresivos, antihistérico, tónico cerebral, remedio para el vómito nervioso, epilepsia y enfermedades nerviosas. Estas recomendaciones fueron posteriormente desaconsejadas unánimemente por la medicina, estando en la actualidad en estudio sólo la legalización de un fármaco derivado de esta sustancia para mitigar los dolores en enfermos cancerosos. Este empleo terapéutico ha creado profundas polémicas. En la actualidad, los científicos sostienen que la marihuana no puede consid erarse medicamento en ninguna de las formas en que es consumida por los adictos. Al tratar su posible uso como medicamento, se distingue entre la marihuana y el THC puro y otros químicos específicos derivados del cannabis. La marihuana pura contiene cientos de químicos, algunos de ellos sumamente dañinos a la salud. El THC en forma de píldora para consumo oral (no se fuma) podría utilizarse en el tratamiento de los efectos colaterales (nauseas y vómito) en algunos tratamientos contra el cáncer. Otro químico relacionado con el THC (nabilone) ha sido autorizado por la "Food and Drug Administration" de Estados Unidos para el tratamiento de los enfermos de cáncer que sufren náuseas. En su forma oral, el THC también se usa en enfermos de SIDA, porque les ayuda a comer mejor y mantener su peso. Los científicos estudian la posibilidad de que el THC y otros químicos relacionados con la marihuana tengan ciertos valores medicinales. Algunos piensan que estos químicos se podrían usar en el tratamiento del dolor severo, pero es necesario tener más evidencia antes de usarlos para el tratamiento de problemas médicos. Las modalidades de marihuana disponibles a los jóvenes son más potentes que las que existían en la década del '60. Ello se debe a que los laboratorios clandestinos de los traficantes han conseguido realizar cambios a nivel genético en el cannabis mediante sofisticados métodos de biotecnología, resultando en una mayor concentración de THC.
La potencia de la droga se mide de acuerdo a la cantidad promedio de THC que se encuentra en las muestras 
de marihuana que confiscan las agencias policíacas. La marihuana común contiene un promedio de 3,5 % de THC 
El hachís (resina gomosa de las flores de las plantas hembras) puede tener hasta 28 % de THC. El aceite de 
hachís, un líquido resinoso y espeso que se destila del hachís,tiene un promedio de 16 % de THC, pero 
puede llegar a tener hasta 43 %. El THC afecta a las células del cerebro encargadas de la memoria. 
Eso hace que la persona tenga dificultad en recordar eventos recientes (como lo que sucedió hace algunos 
minutos),y dificulta el aprendizaje bajo influencia de la droga. Para que una persona pueda aprender y 
desempeñar tareas que requieren de más de dos pasos, es necesario que tenga una capacidad normal de 
memoria a corto plazo. Estudios recientes demuestran que la marihuana crea disfunciones mentales y 
disminución de la capacidad intelectual en las personas que la fuman mucho y por muchos años. 
En un grupo de fumadores crónicos en Costa Rica, se encontró que los sujetos tenían mucha dificultad en 
recordar una corta lista de palabras (que es una prueba básica de memoria). 

Las personas en el estudio también tuvieron gran dificultad en prestar atención a las pruebas que se les presentaron. Es posible que la marihuana destruya las células de ciertas regiones especializadas del cerebro. En estudios científicos se observó que al someter a las ratas de laboratorio jóvenes al THC, presentaron pérdida de células cerebrales similares a las que se encuentran entre los animales viejos.

Existen serias preocupaciones por sus efectos a largo plazo sobre la salud. Exámenes hechos sobre 450 
fumadores diarios de marihuana (que no fumaban tabaco) indican que en comparación con otras personas no 
fumadoras, dichas personas tenían más ausencias de trabajo por enfermedad y más visitas médicas por 
problemas respiratorios y otras enfermedades. Los resultados muestran que el uso regular de la marihuana 
o del THC son factores que provocan cáncer y problemas en los sistemas respiratorio, inmunológico y 
reproductivo: • Cáncer: la marihuana contiene químicos cancerígenos que también se encuentran en los 
cigarrillos, pero en mayores concentraciones. Los estudios muestran que quien fuma cinco cigarrillos de 
marihuana a la semana consume la misma cantidad de químicos cancerígenos que una persona que fuma un 
paquete de cigarrillos al día. El humo de la marihuana y del tabaco cambian los tejidos del sistema 
respiratorio. 

Hay evidencias de que el humo de la marihuana contribuye al desarrollo temprano del cáncer de cabeza y de cuello.

• Trastornos reproductivos: la marihuana afecta las características y función sexual masculinas y femeninas. Se ha comprobado una estrecha relación entre su consumo y esterilidad. Las dosis altas de la droga pueden posponer la pubertad en los varones y tener efectos adversos en la producción de esperma. Entre las mujeres, puede cambiar el ciclo menstrual normal e inhibir la producción de óvulos. La supresión del consumo tanto de marihuana como de alcohol y otras drogas es fundamental para los tratamientos de fertilidad.

• Trastornos inmunológicos: los estudios muestran que la droga impide la función normal de las células T, cuando se trata de defender al sistema respiratorio de ciertos tipos de infecciones. Las personas que tienen el virus HIV, o cuyos sistemas inmunes no funcionan adecuadamente deben evitar su uso.

• Trastornos respiratorios: quienes fuman marihuana regularmente suelen tener los mismos problemas respiratorios que quienes fuman tabaco. Tienen síntomas como tos crónica y flemas (bronquitis crónica) y tienen más resfriados. El uso continuo de la marihuana puede resultar en función anormal de los pulmones y las vías respiratorias. Se ha encontrado evidencia de que el humo de la marihuana puede destruir o dañar el tejido pulmonar.

 

Hachís

hachís
Se elabora prensando la resina de la planta cannabis hembra. Como este vegetal concentra sus ingredientes activos precisamente en la resina, el contenido de THC de una dosis de hachís es superior al de una de marihuana sin procesar, que se sitúa en poco más de un 10%.
El aceite de cannabis o de hachís se obtiene mezclando la resina de la 
planta con algún disolvente como acetona, alcohol o gasolina. De esto, una
cierta parte se evapora, dando lugar a una mezcla viscosa cuyas 
proporciones de THC son muy elevadas (hasta un 50%). 

Las técnicas aplicadas para mejorar los cultivos de marihuana hacen que hoy el THC contenido en estas plantas sea mucho más poderoso que en décadas anteriores. A esto se suma que, en la actualidad, la mayor parte de la marihuana que venden los traficantes viene prensada con aditivos químicos solventes como kerosene o benceno, lo que produce daños más severos. Otras denominaciones: Hash, chocolate.

Aspecto: El hachís tiene el aspecto de una barra de barro prensado, de color café muy oscuro, como el chocolate. Ocasionalmente, se presenta en tabletas.

Vía de administración: Tanto la Marihuana como el Hachís se inhalan e ingieren. La marihuana generalmente se fuma, en cigarrillos hechos a mano o en pipas especialmente diseñadas (a veces con cañas largas o pequeños depósitos de agua para enfriar el humo, que suele alcanzar altas temperaturas). También se come (en queques o galletas). El hachís se fuma mezclado con tabaco.

Efectos / Riesgos: Los efectos son de rápida aparición y varían según la dosis, el tipo de cannabis y el estado anímico y físico del individuo que la consuma.

Efectos inmediatos: Inicialmente, dosis bajas pueden producir sensaciones placenteras de calma y bienestar, aumento del apetito, euforia, desinhibición, pérdida de concentración, disminución de los reflejos, ganas de hablar y reir, enrojecimiento de los ojos, aceleración del ritmo cardiaco, sequedad en la boca y garganta, dificultad para ejecutar procesos mentales complejos (rendir un examen, por ejemplo), alteraciones de la percepción temporal y sensorial, y puede disminuir la memoria a corto plazo.

A ello le sigue una segunda fase de depresión y somnolencia. En dosis elevadas, puede provocar confusión, 
letargo, excitación, ansiedad, percepción alterada de la realidad y, de manera más inusual, estados de 
pánico y alucinaciones. 

A largo plazo: Destaca el muy discutido "síndrome amotivacional" (disminución de la iniciativa personal), unido a una frecuente baja de la capacidad de concentración y memorización. La estructura química del cannabis es muy compleja y no se conocen aún las secuelas producidas por todos sus componentes. Sí se puede afirmar que el humo de esta planta contiene más agentes cancerígenos que el tabaco, y como los fumadores de marihuana o hachís inhalan profundamente el humo sin filtrar y lo retienen en los pulmones tanto tiempo como pueden, el cannabis es todavía más nocivo para el sistema respiratorio que el tabaco.

Su uso también se ha asociado a la aparición de enfermedades como sinusitis y bronquitis. Puede, asimismo, 
causar alteraciones en los sistemas reproductores masculino y femenino (infertilidad, por ejemplo) e 
inmunológico, y como el THC atraviesa la barrera placentaria y mamaria, su consumo supone un riesgo para 
el feto tanto durante el embarazo como en la lactancia. 

Puede generar tolerancia y dependencia, con el consecuente síndrome de abstinencia (linkear a página donde se explica) en caso de que se suspenda bruscamente el uso de la droga. Esto deviene en ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión y anorexia, entre otros síntomas. Está constatada la potencialidad del cannabis como un gatillador de sicosis y cuadros de delirios y alucionaciones en personas en riesgo. No todo usuario de cannabis experimentará necesariamente con otras sustancias más peligrosas, pero el riesgo existe. Además, está el peligro de condicionar o limitar las posibilidades de vivir libre y autónomamente el desarrollo personal en los adolescentes. También crea una dependencia sicológica: el usuario apetece la droga por sus efectos. Existen pocas posibilidades de sobredosis mortal por cannabis.

Ritmo cardiaco y presión sanguínea: Produce aumento temporal de la frecuencia cardiaca según la dosis usada. El consumo de cannabis puede ser peligroso para aquellos que padecen hipertensión, enfermedades cerebrovasculares y arteriosclerosis coronaria (linkear al glosario).

Congestión de la conjuntiva: Con la ingestión e inhalación de cannabis se produce un enrojecimiento de los ojos debido a la dilatación de los vasos sanguíneos del globo ocular.

Desempeño sicomotor: Puede producir temblores e inestabilidad si el fumador se encuentra de pie. Dificulta el desempeño ante tareas complejas. El consumidor de hachís tiene incapacidad de prestar atención constante y de asimilar complejos procesos de información. Se dificulta el manejo de automóviles, pilotaje de aviones y la operación de otras máquinas. Estas deficiencias pueden durar hasta 10 horas después de iniciados los efectos del cannabis.

Efectos respiratorios: El cannabis, ya sea como marihuana o hachís, contiene tanto alquitrán como el tabaco. Los fumadores de cannabis desarrollan una menor capacidad de difusión pulmonar y un flujo expiratorio forzado (botan el aire de los pulmones con dificultad), puesto que inhalan muy profundamente, retienen el humo en sus pulmones por un período más largo de tiempo y fuman el cigarrillo completo. Además, el humo no es filtrado. Su uso crónico está relacionado con la aparición de bronquitis, asma y sinusitis. Asimismo, hay evidencia de que el humo del cannabis y sus residuos contienen sustancias carcinógenas relacionadas con cambios celulares malignos en el tejido pulmonar.

Efectos sicológicos: Esta droga actúa sobre la corteza cerebral, principalmente en las áreas que controlan la movilidad de los miembros, órganos sensoriales y el comportamiento. Entre los tipos específicos de desempeño sicológico que se afectan por su consumo, se incluyen la sustitución de dígito-símbolos (cambio de significados del entorno), unión de dígitos, sustracción serial (incapacidad de seguir una secuencia lógica), comprensión de lectura y aumento de la percepción del tiempo. Mientras más compleja, menos familiar y más difícil sea la tarea, peor será el desempeño.

También se altera la percepción de la visión, el sonido y el tacto; afecta el estado de ánimo y la interacción social. Estudios demuestran que el consumo crónico de la droga parece correlacionarse con una sicopatología manifiesta. Los que abusan del cannabis son psicológicamente similares a los que abusan de otras drogas. En estudios con consumidores regulares de cannabis, éstos han manifestado desajustes en el trabajo y una incapacidad autorreconocida para enfrentar nuevos problemas. Además, se observó en ellos mayor hostilidad hacia sus pares, más casos de depresión y un grado mayor de ansiedad que los consumidores casuales.

Detección en la orina: Veinte días en uso ocasional y hasta 80 días en uso continuado o crónico.

Éxtasis

La metilendioximetanfetamina (MDMA) (también conocida como "éxtasis", "ectasi", "XTC", "tiza", "cristal", "X", etc.) es una droga sintética sicoactiva con propiedades alucinógenas de gran potencial emotivo y perturbador psicológico, con efectos similares a las anfetaminas. Es una droga peligrosa en extremo por sus propiedades neurotóxicas y alta adicción, afectando a diversas zonas del sistema nervioso central. Su producción se realiza en laboratorios clandestinos a partir de materias primas relativamente fáciles de conseguir.

De color blanco, sin olor pero con sabor amargo, se presenta en forma de comprimidos, cápsulas o en polvo 
cristalino que se disuelve en líquidos, pudiendo ser bebida, ingerida o inyectada. Sus consumidores son 
principalmente jóvenes adultos, que buscan en ella un estimulante que los lleva a bailar durante extensos 
períodos de tiempo (por ello se las suele denominar "disco-drogas", "club-drugs", "dance-drugs", etc.). 

Durante los años sesenta se utilizó con fines terapéuticos dado que según determinados sectores de la psiquiatría ayudaba a la comunicación y al tratamiento de neurosis fóbicas. Surgió entonces la polémica médico - legal, atribuyendo a su consumo repercusiones en la delincuencia, por lo que finalmente fue ilegalizado.

El éxtasis produce efectos síquicos de gran potencial perturbador, cuya duración fluctúa entre las 3 y las 6 horas desde su consumo. Inicialmente el sujeto experimenta sensaciones de confianza y excitación, a las que sigue un estado de hiperactividad. Los efectos del estimulante se diluyen provocando trastornos sicológicos, confusión, problemas con el sueño (pesadillas, insomnio), pérdida de memoria, deseo incontenible de consumir nuevamente drogas, depresión, violencia, ansiedad grave, psicosis y paranoia. Estos efectos se presentan incluso luego de varias semanas del consumo. También se informaron casos graves de psicosis. Entre los síntomas físicos se citan: hiperpnea, taquicardia, anorexia, tensión y trastornos musculares similares a los presentes en la enfermedad de Parkinson, bruxismo, náuseas, visión borrosa, nistagmus, desmayos, escalofríos y sudación excesiva, signo característico durante la intoxicación. Se ha comprobado que el aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial es causal de ataques cardíacos y otros trastornos cardiocirculatorios. Informes forenses indican que es causal de muerte súbita. La hiperactividad acarrea, además de los problemas cardíacos, hipertermia, deshidratación y fallas renales.

Las investigaciones demuestran que la MDMA destruye las neuronas productoras de serotonina, 
que regulan directamente la agresión, el estado de ánimo, la actividad sexual, el sueño y la 
sensibilidad al dolor. Es probable que esta acción sobre el sistema productor de serotonina se

a el origen de las propiedades síquicas. La MDMA también guarda relación en su estructura y sus efectos con la meta nfetamina, la cual ha demostrado ser causante de la degeneración de las neuronas que contienen la sustancia neurotransmisora dopamina. En experimentos de laboratorio, una sola exposición a la metanfetamina en dosis elevadas o el uso prolongado en dosis bajas destruye hasta un 50% de las células cerebrales.

Aunque éste daño no sea inmediatamente aparente, los estudios científicos muestran que con el envejecimiento o la exposición a otros tóxicos pueden aparecer síntomas de la enfermedad de Parkinson. Estos comienzan con falta de coordinación y temblores y a la larga pueden causar una forma de parálisis.


Crack

Crack
El crack es el nombre popular del producto que se obtiene convirtiendo el clorhidrato de cocaína en cristales o “rocas” mediante un proceso químico sencillo. En lugar de emplear el método más volátil de tratamiento de cocaína con éter, el crack se manipula con amoníaco o bicarbonato de sodio y agua, mezcla que se expone al fuego para retirar el clorhidrato la sustancia que queda - similar a la cocaína- puede fumarse. Con este procedimiento se produce una sustancia similar a la cocaína que puede fumarse. El término crack se refiere al crujido que se oye cuando la mezcla se calienta, fenómeno en el que intervendría principalmente el bicarbonato de sodio. Otras denominaciones: Roca, cristal, baseball, doña blanca, blanca nieves, champaña, azúcar.

Aspecto: El crack se presenta en forma de rocas cristalinas de color blanco o amarillento.

Vía de administración: El crack se fuma y sus consumidores suelen hacerlo en pipas de cristal.

Efectos / Riesgos:

o Efectos inmediatos o Euforia. o Estimulación del sistema nervioso central. o Ansiedad. o Miedo. o Depresión. o Apatía. o Angustia. o En mujeres embarazadas, puede provocar deterioro del feto, retardar su crecimiento en el útero y parto prematuro, entre otras complicaciónes. o Sequedad de boca. o Sensación de ardor en los ojos. o Sudoración. o Palpitaciones. o Dolor de cabeza. o Contracciones musculares. o Aumento en los reflejos. o Dilatación de las pupilas.

Efectos a largo plazo

o Irritabilidad. o Insomnio. o Pérdida de peso. o Hipertensión. o Arritmia cardiaca. o Temblores. o Indiferencia sexual. o Accesos crónicos de tos. o Paranoia. o Percepciones visuales miniaturizadas. o Infecciones pulmonares. o En mujeres embarazadas puede provocar deterioro fetal, retardo en el crecimiento uterino, parto rematuro y otras complicaciones.


LSD

La LSD (dietilamida del ácido lisérgico) es una de las principales drogas en la categoría de los alucinógenos. Fue descubierta en 1938 y, entre las sustancias químicas que alteran el estado de ánimo, es una de las más potentes. Se fabrica a partir del ácido lisérgico, encontrado en el cornezuelo, un hongo que crece en el centeno y otros cereales. La LSD, comúnmente llamada "ácido", se vende en la calle en tabletas, cápsulas y, a veces, en forma líquida. Es inodora, incolora y tiene un sabor ligeramente amargo. Suele consumirse por vía oral. Con frecuencia, se agrega la LSD a un papel absorbente, como el papel secante, que se divide en pequeños cuadrados decorados, cada uno de los cuales constituye una dosis. La Administración para el Control de Estupefacientes (DEA, por sus siglas en inglés) reporta que las muestras de LSD que se obtienen hoy en día de fuentes ilícitas tienen una potencia que varía de 20 a 80 microgramos de LSD por dosis. Esto es mucho menos que las concentraciones reportadas durante la década de los 60 y comienzos de los 70, cuando la dosis por unidad variaba entre 100 y 200 microgramos o más.

Peligros para la salud

Los efectos de la LSD son impredecibles. Dependen de la cantidad ingerida; de la personalidad, estado de ánimo y expectativas del usuario; y del ambiente en el que se usa la droga. Por lo general, el usuario siente los primeros efectos de la droga de 30 a 90 minutos después de tomarla. Los efectos físicos incluyen dilatación de las pupilas, sudoración, falta de apetito, insomnio, sequedad en la boca, temblores y aumento de la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Las sensaciones y los sentimientos cambian de forma mucho más drástica que las señales físicas. Es posible que el usuario sienta varias emociones diferentes a la vez o que pase rápidamente de una emoción a otra. Si se toma en una dosis suficientemente alta, la droga produce delirio y alucinaciones visuales. El sentido del tiempo y el de sí mismo cambian en el usuario. Las sensaciones parecen "cruzarse", dando al usuario la impresión de oír los colores y ver los sonidos. Estos cambios pueden ser atemorizantes, causándole pánico al usuario. Los usuarios le dan el nombre de "viaje" a su experiencia con la LSD y le llaman "mal viaje" a las reacciones adversas agudas. Estas experiencias son prolongadas y por lo general empiezan a desaparecer al cabo de unas 12 horas. Algunas personas que usan LSD sufren pensamientos y sensaciones sumamente aterrorizantes, tienen miedo de perder el control, de volverse locos y de la muerte, y se sienten angustiados. Han ocurrido algunos accidentes mortales durante estados de intoxicación con LSD. Muchos usuarios de LSD padecen de "flashbacks" o "deja vues", es decir, recurrencias de ciertos aspectos de sus experiencias, sin haber ingerido nuevamente la droga. Un "flashback" sucede súbitamente, sin previo aviso y puede ocurrir desde unos días hasta un año después de haber usado la LSD. Los "flashbacks" generalmente ocurren en personas que usan alucinógenos en forma crónica o que tienen trastornos mentales subyacentes. Sin embargo, a veces hay personas que no tienen problemas de salud adicionales y que usan LSD ocasionalmente que también tienen "flashbacks". Los "viajes malos" y los "flashbacks" son sólo parte de los riesgos de usar LSD. Los usuarios de LSD pueden manifestar síntomas persistentes parecidos a los de la esquizofrenia o la depresión. Es difícil determinar el alcance y el mecanismo de conexión de la LSD con relación a estas enfermedades. La mayoría de los usuarios de LSD disminuyen o abandonan voluntariamente su uso con el transcurso del tiempo. La LSD no se considera una droga adictiva, ya que no causa un comportamiento compulsivo tendiente a la búsqueda de la droga, como sucede con la cocaína, las anfetaminas, la heroína, el alcohol y la nicotina. Sin embargo, al igual que muchas de las drogas adictivas, la LSD produce tolerancia, de manera que algunas personas que usan la droga repetidamente deben tomar dosis cada vez más fuertes para lograr el mismo estado de intoxicación que lograban anteriormente. Dada la naturaleza impredecible de la droga, esta práctica es sumamente peligrosa.


Anfetaminas

El consumo de este excitante está ampliamente extendido y distribuido por todas las clases sociales. A diferencia de lo que sucede con la cocaína que la consumen preferentemente los sectores medios y altos, las anfetaminas son consumidas tanto por ejecutivos que pretenden sobreexcitación como por amas de casa que buscan un anoréxico para sus dietas o por estudiantes que preparan exámenes. Al incidir en el sistema ortosimpático causan hipertensión, taquicardia, hiperglucemia, midriasis, vasodilatación periférica, hiperpnea, hiporexia, etc. El estado de ánimo del adicto oscila entre la distrofia y la hipomanía, presentándose ansiedad, insomnio, cefalea, temblores y vértigo. Pueden aparecer cuadros depresivos y síndromes paranoides anfetamínicos. A dosis normales, sus efectos varían de acuerdo al individuo y las condiciones de ingesta. Pueden producir efectos placenteros, hiperactividad y sensación desbordante de energía, pero también causan temblor, ansiedad irritabilidad, ira inmotivada y repentina, trastornos amnésicos e incoherencia. En la última fase se describen depresión, cuadros paranoides y delirios paranoides, alucinaciones y trastornos de conducta. El consumo de anfetaminas puede conducir a actuaciones agresivas, al igual que los barbitúricos y el alcohol, por su gran efecto euforizante, unido a un descontrol en los instintos inhibitorios. Tales situaciones se producen cuando las dosis suministradas, generalmente por vía endovenosa, superan los 2 gr. Está demostrado un mayor potencial en las anfetaminas que en la cocaína, tanto en su punto más álgido como en la duración de los efectos. Reacciones muy graves se producen al consumirlas con barbitúricos en el conocido fenómeno de la pluritoxicomanía. Tomadas en dosis importantes son causantes de confusión, tensión, ansiedad aguda y miedo. También pueden precipitar psicosis paranoide en sujetos no psicóticos. La psicosis anfetamínica desarrollada por el sujeto se asemeja a la psicosis paranoica y a la esquizofrenia paranoica.

Barbitúricos

Barbitúricos
Son los fármacos más utilizados en los países desarrollados. En 1887 se describieron los primeros cuadros de dependencias a tranquilizantes como el paraldehído, habiéndose extendido posteriormente a sustancias como cloral, barbitúricos, bromureído, diacepan, meprobanato, matacuolona, etc. El consumo de estas sustancias está extendido en toda la población sin haberse detectado grupos sociales o de edad determinados, aunque están más predispuestas las mujeres. En pequeñas dosis se utilizan como ansiolíticos, es decir, como fármaco que mitigan la angustia e intranquilidad, y en grandes cantidades sus efectos son embriagadores, similares a los que puede producir el alcohol. Estas sustancias provocan una dependencia física y psíquica, así como tendencia a aumentar el consumo por el grado de tolerancia que poseen. Los sujetos con base neurótica son los más predispuestos a la dependencia de esta sustancia, al desear aliviar la ansiedad que sufren. La mortalidad por sobredosis es elevada, siendo el tipo de fármaco más usado para el suicidio. El consumo simultáneo con alcohol es frecuente, creando interacciones potenciadoras de los efectos de ambas drogas, caracterizadas por trastornos en la coordinación psicomotriz y por el descenso del nivel de conciencia. A grandes dosis pueden presentarse cuadros comparables al "delirium tremens" del alcohol. Determinados toxicómanos consumen esta sustancia en unión de otras como alcohol, café o anfetaminas, llegando a situaciones de perturbación psíquica y física muy importantes y afectando muy notoriamente el autocontrol. La dependencia aparece después de varios meses de haber ingerido dosis diarias, aunque depende del tipo de barbitúrico. El consumo continuado durante años llega a cambiar la personalidad, transformándola en más irritable, depresiva, y comporta pérdida de memoria y concentración. Con el tiempo los síntomas van instalándose en el sujeto pudiendo quedar una obnubilación mental permanente. En fases muy avanzadas aparecen crisis crepusculares, desorientación y alucinaciones que remiten en varios días tras disminuir o abandonar el consumo pero que pueden extenderse hasta dos meses.

Inhalantes

Dentro de este grupo de sustancias pueden citarse: 1) adhesivos: colas, tolueno, xileno, acetona, benzoles, benzaldehido 2) aerosoles-sprays-gases: gases propelentes, óxido nitroso 3) cementos plásticos: hexano 4) solventes de pinturas y relacionados: petróleo, butano, trementina, aguarrás 5) líquidos para limpieza: xileno, benzol, éter de petróleo 6) anestésicos: éter etílico puro 7) combustibles: bencina, naftas 8) thinner: hidrocarburos halogenados 9) vasodilatadores: nitrito de amilo, nitrito de butilo; y muchas otras más. El consumo de estas sustancias presenta graves problemas sanitarios. Sus consumidores son principalmente marginales, especialmente niños, aunque la adicción también se da con relativa frecuencia en ciertos grupos profesionales. Las edades más frecuentes del uso crónico de inhalantes son al principio o al final de la adolescencia. Esto se debe en parte a la invitación o presión por parte de los compañeros de escuela y amigos, curiosidad e ignorancia de los efectos tóxicos e inseguridad personal. Lo más importante es la ignorancia del problema en la casa y la negación de los padres de que sus hijos puedan tener este problema. Los motivos del consumo se deben a la curiosidad, aburrimiento, falta de estímulos, desarraigo y falta de pertenencia. En el caso de los profesionales, el contacto habitual con las sustancias puede crear una adicción involuntaria; la adicción voluntaria es menos frecuente, aunque no excepcional. Generalmente estos productos son fáciles de obtener y están al alcance del adicto, son muy baratos, y no precisan de instrumentos para su uso. Asimismo, no es necesario contactar a un criminal para obtenerlos. Su uso puede hacerse en cualquier lugar, son fáciles de esconder y difíciles de detectar. Otro factor muy importante es el desconocimiento de las consecuencias y peligros de su uso. Estas sustancias se consumen en determinadas zonas rurales, como así también en ambientes marginales o de bajos recursos, donde son de las pocas drogas a las que tiene acceso fácil. Ello agrava el problema de una sustancia legal que es utilizada de forma incorrecta. La adicción a estas sustancias es el paso previo a otras drogas, llevando situaciones irreversibles. Esto suele ser desconocido tanto por la familia como por el entorno social, dado que estas sustancias pasan desapercibidas y no son relacionadas con adicciones.

Hay tres grandes grupos de consumidores:

1) niños y adolescentes de poblaciones marginadas que consumen en grupo;

2) adultos que acceden al químico por su profesión o por asociación con grupos de personas con hábitos similares;

3) adultos marginales que inhalan las sustancias al igual que los niños, pero en solitario.

El aspecto familiar es determinante para entender el fenómeno, habiéndose constatado cómo los inhaladores también presentan problemas con el alcohol, siendo de una clase social media baja y baja, y con problemas de abandono familiar. El uso continuado provoca dependencia psíquica, creando una situación de necesidad de ingesta similar a otras drogas. A consecuencia de la rápida distribución por los pulmones, el inicio de la intoxicación es inmediato. Se relaciona el consumo de estas sustancias con conductas criminales y autodestructivas. La sensación de euforia primero y aturdimiento después, habitual con estos tóxicos, conlleva una perturbación psíquica grave que altera la inteligencia y la percepción. Está acreditado el fenómeno de la tolerancia respecto de los efectos en el sistema nervioso central, mientras que la dependencia física es discutida. El nivel de inteligencia disminuye, haciendo frecuentes los problemas escolares. Se presentan cambios y descuido en la apariencia física, falta de higiene, falta de atención, alteración de la memoria, disminución de la capacidad de abstracción y razonamiento, personalidad antisocial, agresividad, depresión, ataques de pánico, ansiedad y alucinaciones con trastorno en el juicio crítico y la percepción. Se presentan ataxia, oraciones incoherentes y precipitadas, diplopia, náuseas y vómitos. La interrupción de la inhalación, como así también una intensa aspiración, pueden provocar la muerte. Son causales de dependencia psíquica, pudiéndose presentar psicosis tóxicas con daños cerebrales irreparables. Los inhalantes producen una fácil sugestionabilidad, dándose experiencias alucinatorias colectivas, lo que da ejemplo de la complejidad de la intoxicación. También provoca sentimientos paranoides y excitación sexual. Se considera que la embriaguez por inhalantes es de mayor gravedad que la alcohólica, a pesar que los efectos de la intoxicación no son muy prolongados. Uno de los inhalables adictivos más difundidos es el tolueno, sustancia presente en cierto tipo de pegamentos para cueros, gomas, cauchos, corchos, cartones, etc. Los efectos agudos acostumbran a durar entre 30 y 45 minutos. Las consecuencias psico-perceptivas del consumo de este tipo de sustancias es alarmante, presentándose cuadros de exaltación, alucinaciones visuales, auditivas y táctiles, como así también ilusiones catatímicas. El pegamento plástico y los correctores ortográficos contienen químicos adictivos, siendo muy utilizados por menores y adolescentes, habiendo aumentado considerablemente su consumo en los últimos años. En un principio, las primeras ingestas suponen un estado de euforia o subida del ánimo, pero tras instalarse la tolerancia que se desarrolla tras semanas o meses los consumidores habituados deben inhalar varios tubos de sustancia para alcanzar el efecto deseado. La intoxicación se caracteriza por euforia, excitación, sensación flotante, vértigo, habla farfullante y ataxia. La inhalación va acompañada de pérdida de inhibición con sensación de fuerza y capacidad no reales. La intoxicación otorga agresividad, euforia, exaltación y situaciones violentas, por lo que se potencian las posibilidades de comisión de delitos, a lo siguen, al igual que con el alcohol, periodos de amnesia donde el adicto no recuerda absolutamente nada de lo acaecido durante la intoxicación. En ocasiones aparecen alucinaciones visuales que pueden llegar a durar varias horas, lo que demuestra su gran potencial perturbador. Todos ello hace recomendable que padres y docentes realicen un control y seguimiento en la utilización de pegamentos y correctores ortográficos. Los síntomas y efectos pueden ser muy variados, dependiendo del tipo de sustancia química y de la cantidad inhalada o aspirada. Frecuentemente hay olor o aliento a sustancias químicas, irritación de nariz, labios, boca o piel, manchas de sustancias químicas o pintura en la nariz, boca, manos y/o en la ropa. Los ojos suelen estar enrojecidos, algunas veces con movimientos oculares laterales rápidos involuntarios (nistagmus). Los efectos inmediatos son: mareos, somnolencia, pérdida del equilibrio, falta de coordinación, embriaguez, temblores, alteración de la memoria, falta de concentración, lentitud de movimientos, lenguaje lento e incoherente. Puede seguir un estado de excitación, tensión muscular, aprensión, agitación, irritabilidad, cambios en la presión arterial y ritmo cardiaco. Se presentan cambios de conducta y personalidad, pudiendo presentarse casos de furia histérica y violencia verbal y/o física. Debido a que el efecto dura de 15 a 45 minutos, el adicto tiende a inhalar nuevamente la sustancia tóxica. Pueden presentarse nauseas, vómitos y anorexia. Inmediatamente después del uso pueden presentarse convulsiones, estado de coma, y muerte súbita por arritmia, fallas cardíacas, asfixia, o accidente vascular cerebral. Luego de algunas horas, pueden desarrollarse acumulación de líquido e inflamación de los pulmones (edema pulmonar), hipoxia o anoxia, neumonías, convulsiones. El uso repetido o crónico deja daño permanente en el organismo: temblores, falta de coordinación, pérdida del sentido del equilibrio, reducción de la memoria e inteligencia, estados de depresión o psicosis, infartos cerebrales, trastornos del lenguaje y la memoria, epilepsia, trastornos en la sensibilidad y movimiento de las extremidades, daño al hígado y riñones, leucemia, bronquitis crónica, ceguera, sordera, daño cerebral permanente, problemas respiratorios crónicos.

Daños físicos que causan los químicos inhalables:

CEREBELO: es el centro de la mayoría de las funciones involuntarias del cuerpo. El abuso severo de inhalantes daña los nervios que controlan los movimientos motores, lo que resulta en pérdida de coordinación general. Los adictos crónicos experimentan temblores y agitación incontrolable. CEREBRO: las sustancias inhalables afectan diferentes partes del cerebro, provocando alteraciones sensoriales y psicológicas. Los estudios indican que estas sustancias disuelven la capa protectora de mielina que envuelve a las neuronas, dañando la corteza cerebral y pudiendo derivar en muerte celular (irreversible). Esto acarrea cambios permanentes de personalidad, pérdida de la memoria, alucinaciones y problemas de aprendizaje.

CORAZÓN: el abuso de inhalantes puede resultar en "Síndrome de Muerte Súbita por Inhalantes". Las dos sustancias que más frecuentemente han causado estas muertes son el tolueno y el gas butano. El gas freón interfiere en el ritmo natural del corazón, causando paro cardíaco. Los nitratos de amilo y butilo también afectan el ritmo cardíaco.

HÍGADO: los compuestos halogenados, como el tricloro etileno (presente en pinturas en aerosol y correctores escolares líquidos) causan daño permanente a los tejidos hepáticos.

MÉDULA OSEA: se ha probado que el benzeno, componente de las naftas y gasolinas, causa leucemia.

MÚSCULOS: el abuso crónico de inhalantes causa desgaste de músculos, reduciendo el tono y su fuerza.

NERVIOS CRANEALES, ÓPTICOS Y ACÚSTICOS: el tolueno atrofia estos nervios, causando problemas visuales y pobre coordinación de los ojos. Además, destruye las células que envían el sonido al cerebro. Ello deriva en graves posibilidades de cegueras y sorderas.

NERVIOS PERIFÉRICOS: Inhalación crónica de oxido nitroso (propelente) y el hexano (presente en algunos pegamentos y combustibles) resulta en daño a los nervios periféricos. Los síntomas incluyen: adormecimiento de extremidades, calambres y parálisis total.

RIÑONES:

SANGRE: Algunas sustancias como los nitritos y el cloruro de metileno (thinner de pintura), bloquean químicamente la capacidad de transportar el oxigeno en la sangre.

SISTEMA RESPIRATORIO: la inhalación repetida de pinturas en aerosol resulta en daño pulmonar. Casos de asfixia se han reportado cuando la concentración de solvente desplaza totalmente el oxigeno en los pulmones. Además se presentan graves irritaciones en las mucosas nasales y tracto respiratorio. Muchos químicos inhalables son potentes agentes causantes de cáncer.

Tabaco

La adicción a los productos derivados del tabaco es la más extendida. Su aceptación cultural considera a su consumo en primer lugar como una fuente de placer y en segundo como un simple vicio o mala costumbre. Se ha determinado que los cigarrillos y otros productos de tabaco, tales como cigarros puros, tabaco para pipa o rapé (en polvo), son adictivos y que la nicotina es la droga del tabaco causante de adicción. Además, se sabe que el tabaquismo es un importante causal de accidentes cardíacos y cerebrovasculares, y ocupa los primeros lugares entre los factores que provocan cáncer. La nicotina provoca una de las adicciones más potentes, desarrollando en el fumador un conjunto de signos y síntomas denominado síndrome nicotínico. A mayor cantidad de signos o síntomas presentes, mayor porcentaje de posibilidades de estar frente a un adicto nicotinómano.

Síndrome nicotínico: signos y síntomas de adicción a la nicotina

Alto consumo diario de cigarrillos (15 o más por día).

Fumar cigarrillos con alta proporción de nicotina, insatisfacción o aumento del consumo al cambiar a "suaves" o "ligths"

Inhalación profunda del humo.

Fumar desde las primeras horas del día, o hasta el momento previo al sueño

Padecer compulsión tabáquica: no soportar unas pocas horas sin fumar; interrumpir otras tareas o entretenimientos para fumar o comprar cigarrillos. La nicotina es un alcaloide extremadamente adictivo, que actúa como estimulante y sedante del sistema nervioso central. Su ingestión tiene como resultado un estímulo casi inmediato porque produce una descarga de epinefrina de la corteza suprarrenal. Esto estimula el sistema nervioso central y algunas glándulas endocrinas, lo que causa la liberación repentina de glucosa. El estímulo va seguido de depresión y fatiga, situación que lleva al toxicómano a buscar más nicotina. La nicotina se absorbe con facilidad del humo del tabaco en los pulmones y no importa si éste humo procede de cigarrillos o de puros. También se absorbe fácilmente cuando se masca el tabaco. Con el uso regular, se acumulan concentraciones de nicotina en el cuerpo durante el día, que persisten durante la noche. Por lo tanto, las personas que fuman cigarrillos a diario están expuestas a los efectos de la nicotina 24 horas al día.

La nicotina absorbida al fumar cigarrillos o puros tarda sólo segundos en llegar al cerebro, pero tiene un efecto directo en el cuerpo hasta por 30 minutos. Los estudios han mostrado que la tensión nerviosa y la ansiedad afectan la tolerancia a la nicotina y la dependencia de ella. La hormona producida por la tensión nerviosa o corticosterona reduce los efectos de la nicotina, haciendo necesario consumir mayores cantidades para lograr el mismo efecto. Esto aumenta la tolerancia y lleva a una mayor dependencia. Se ha demostrado científicamente que la tensión puede ser la causa directa de una recaída a la autoadministración de nicotina después de un período de abstinencia. Esta adicción produce síntomas de abstinencia cuando una persona trata de dejar de fumar.

Algunos reportes indican que cuando se priva de cigarrillos durante 24 horas a fumadores habituales, aumenta su enojo y hostilidad, llegando a agresiones físicas o psíquicas, y disminuye la aptitud de cooperación social. Las personas que padecen de abstinencia también necesitan más tiempo para recobrar su equilibrio emocional después de la tensión nerviosa. Durante los períodos de abstinencia o de ansias de consumir nicotina, los fumadores han mostrado reducción de una gran cantidad de funciones psicomotoras y cognoscitivas, como por ejemplo la comprensión del lenguaje. Los estudios de conducta en adolescentes explican cómo las influencias sociales, por ejemplo observar a adultos y compañeros fumando, influyen en la decisión del adolescente de comenzar a fumar cigarrillos o no. También ha mostrado que los adolescentes suelen ser resistentes a muchos tipos de mensajes en contra del tabaco.

Adicionalmente, los problemas afectan a terceros que inhalan el humo ambiental del tabaco (fumadores pasivos). Se ha demostrado que este humo causa cáncer de pulmón y aumentan significativamente los casos de ataques asmáticos, infecciones cardiorespiratorias y muerte súbita. Encuestas realizadas por la Oficina de Estudios Aplicados de la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y de Salud Mental de EE.UU. mostraron la correlación entre el uso del cigarrillo y el de marihuana en los adolescentes. Se encontró que entre quienes habían fumado marihuana alguna vez en su vida, el 74 por ciento habían fumado cigarrillos antes de fumar marihuana. La encuesta señaló además que los fumadores corrientes tienen más probabilidades de ser grandes bebedores y usar drogas ilícitas.

Entre los fumadores, la tasa de uso excesivo de alcohol (5 días o más de consumo de cinco bebidas o más, durante el último mes) fue 13,8 por ciento y la tasa de uso de drogas, 14,7 por ciento. De los que no fuman, 2,5 por ciento eran grandes bebedores y 2,6 por ciento usaban drogas ilícitas. Además, el riesgo de desarrollar una enfermedad relacionada con el tabaco es particularmente importante para quienes hayan comenzado a fumar antes de los 15 años de edad. Los fumadores se exponen a padecer aterosclerosis, enfisema, patologías broncopulmonares, cáncer en boca y en las diversas porciones del sistema respiratorio, como así también diferentes manifestaciones de enfermedad coronaria. La tasa de muerte súbita es entre 2 y 4 veces más elevada que en los no fumadores. También tienen mayor riesgo de desarrollar infarto de miocardio y angina inestable. Los riesgos de padecer enfermedad vascular cerebral y periférica son potenciados. Además, el tabaquismo fue reconocido como el principal factor de incremento del riesgo coronario en pacientes que sufren infarto de miocardio antes de los 45 años. Quienes continúan fumando luego del diagnóstico de angina, tienen síntomas más severos y peor pronóstico que los que dejan de fumar.


Alcohol

Vino
ALCOHOLISMO El alcoholismo afecta más a los varones adultos, pero está aumentando su incidencia entre las mujeres y los jóvenes.

Las causas del alcoholismo son muy variadas, no habiendo acuerdo científico sobre este aspecto. Los factores cultural y biológico-genético explican gran parte de la patología. Esta adicción afecta a todas las clases sociales, por lo que no es aceptable una teoría que atienda al carácter sociocultural bajo como factor predisponente a la adicción, dado que en las clases altas el consumo es extensivo. En cuanto al nivel de estudios es evidente que la falta de escolarización y cultura condiciona la adicción, pero no es específico del alcohol, sino de todas las drogas. No se puede atribuir una explicación única de las toxicomanías, ya que influyen problemas sociales tan variados como el delito, los problemas familiares, el desempleo o la salud. La adicción al alcohol posee aspectos culturales importantes desde el momento en que el consumo es lícito y los menores, a pesar de las prohibiciones, no tienen problema para consumirlo. La publicidad y la permisibilidad aumentan el número de consumidores. El perfil etiológico del alcohólico se hizo de diversas formas, atendiendo a teorías biológicas, socioculturales, económicas, ambientales y psicológicas. Las teorías dinámicas y psicopatológicas entienden que los alcohólicos llegan a la adicción condicionados por una patología anterior, que unida a situaciones ambientales desencadenan el fenómeno. El entorno familiar puede ser determinante: ante la situación familiar distorsionada el sujeto erige defensas psicológicas contra la ansiedad. Por otra parte, los menores tienden a seguir el ejemplo de sus mayores.

Otros motivos del alcoholismo son los deseos de evasión y de autodestrucción, dados el gran número de suicidios que presenta esta enfermedad. Se han logrado importantes progresos en la comprensión de la predisposición genética al alcoholismo. Estudios hechos sobre gemelos y hermanos mellizos indican que hay más de un gen responsable de esta predisposición. Las investigaciones no han descifrado exactamente la forma en que los genes actúan; aún se desconoce si los genes son específicamente determinantes del alcoholismo, o si interactúan en forma más general sobre el temperamento incrementando la vulnerabilidad. El éxito en el descubrimiento de los genes involucrados en la predisposición al alcoholismo ayudaría a reconocer los individuos vulnerables, y además ayudaría a prevenir y desarrollar tratamientos contra el alcoholismo.

Los efectos del alcohol son inmediatos debido a que es absorbido casi instantáneamente, pasando directamente al torrente sanguíneo. Al llegar al cerebro, narcotiza las neuronas dificultando primero e impidiendo luego la comunicación entre ellas. Esto se produce en primer término en las regiones del cerebro encargadas del razonamiento y otros procesos complejos. A medida que la alcoholización progresa se afectan las regiones primitivas. Los estudios demuestran una disminución significativa en la capacidad de reacción ante estímulos visuales y auditivos, que explican la gran cantidad de accidentes que producen. La reacción auditiva disminuye en un 16 % con alcoholemia de 500 mg/I. Respecto a la coordinación y dirección, los tests acreditan un aumento de errores y disminución en la velocidad de ejecución, con deterioro de la capacidad de atención en un 30 %. Un 0,05 % de alcohol en la sangre deprime las respuestas aprendidas recientemente, disminuyendo las inhibiciones y restricciones sociales y afectando al juicio. A un nivel de 0,10 % se narcotizan los centros cerebrales más antiguos y se dificultan relativamente la locución y la actividad motora. Un 0,20 % afecta profundamente el área motriz del cerebro y 0,30 % altera gravemente la percepción sensorial, entrando en un estado de estupor. A nivel de 0,40 % prácticamente se anula la percepción y la persona se encuentra narcotizada y en coma. Con niveles del 0,60 al 0,70 se afectan los centros cerebrales primitivos que controlan la respiración y la frecuencia cardiaca, y sobreviene la muerte.

La tolerancia al alcohol se desarrolla en un periodo de entre 5 y 10 años, por lo que no pueden predecirse resultados inmediatos. Durante este tiempo, el adicto comprueba que con la misma cantidad o incluso más se obtienen menos resultados. Ello lleva a la convicción errónea de que al sufrir respuestas menores la nocividad del tóxico también lo es, entendiendo que se resiste mejor la droga. Las últimas investigaciones indican que la tolerancia se relaciona con las funciones del sistema nervioso central y con el proceso hepático. El hígado se deteriora por la absorción del tóxico, evitando parcialmente el deterioro en otras zonas del cuerpo, especialmente el cerebro. Uno de los primeros síntomas del avance de la patología son las amnesias alcohólicas que se caracterizan por ser totales. No obstante, el sujeto puede realizar actividades que precisan cierta racionalización, como tratos económicos o mantener conversaciones.

La toxicomanía alcohólica sufre varias etapas hasta llegar a su cronicidad; se han descrito cuatro fases:

a) Prealcohólica: su duración oscila entre seis meses y dos años durante los cuales la bebida es usada para rebajar la tensión y aliviar el nerviosismo y la ansiedad. El sujeto comienza a sentirse diferente de sus amigos, advirtiendo un rechazo por parte de la sociedad al tiempo que aumenta el autodesprecio. Se comienza a ser consciente del problema del alcohol, pero no se encuentran soluciones y persiste el consumo.

b) Promódica: la extensión es de dos a cinco años. El alcohol pasa a ser una droga necesaria, apareciendo los primeros síntomas graves. Se manifiestan periodos de amnesia (apagones, tinieblas) y signos de lesión cerebral. Se sufren sentimientos de culpa, remordimientos, estados crepusculares. Se produce una perturbación psíquica en el agente. Se incrementan los hechos delictivos y los accidentes de tránsito y laborales.

c) De toxicomanía crucial: se caracteriza por la pérdida del autocontrol, eliminándose la capacidad inhibitoria, con conducta autojustificable del abuso del alcohol. Se pierden la autoestima y seguridad en uno mismo. El sujeto puede asumir actitudes de grandiosidad, gestos extravagantes, discursos grandilocuentes u ostentaciones, y atribuye la culpa a los demás, con signos agresivos tales como insultos y humillaciones que suelen desembocar en violencia física. La interpretación es paranoide, existiendo la sensación de persecución por los demás. Persisten la lástima de sí mismo y los remordimientos. Se pierde el interés por las cosas, excepto por el alcohol que pasa a ser el centro de la vida del sujeto. Se producen lesiones orgánicas que producen trastornos de toda la personalidad. Los celos, la conducta paranoide, la agresividad son síntomas graves de la patología mental.

d) Crónica: se produce una destrucción progresiva de la moralidad, con debilitación grave de las facultades mentales, pensamiento confuso, lento y prolongado. Aparecen las psicosis alcohólicas, alucinaciones, depresión y delirios. El sueño es conflictivo, con pesadillas y miedo infundado, crisis de angustia y confusión de ideas. Se asocian íntimamente al consumo y abuso de bebidas alcohólicas: muerte súbita; síndrome de alcoholismo embrio-fetal; dipsomanía; cáncer: bucal, de esófago, de estómago, de páncreas, de hígado; cirrosis hepática; coma alcohólico; intoxicación letal aguda; "delirium tremens" ; enfermedad de Wernicke o poliencefalitis hemorrágica superior; alucinosis alcohólica; demencia alcohólica; trastorno amnésico alcohólico o psicosis polineurítica de Korsakoff; enfermedad de Marcchafava y Bignami; esclerosis cortical laminar de Morel, mielinólisis; angustia; depresión con sintomatología somática; depresión secundaria en enfermedades orgánicas; y otras.

La recuperación del alcohólico consta de diferentes etapas. Inicialmente el tratamiento se realiza bajo estricto control médico. La terapia consiste en la total supresión de su consumo coadyuvado con dietas especiales que equilibran el organismo. Paralelamente, puede ser necesario el uso de fármacos que disminuyan los temblores nerviosos y otros síntomas de abstinencia. Logrado un equilibrio metabólico y psicológico aceptable, comienza el tratamiento psiquiátrico que normalmente.


Benzodiecepinas

Benzodiecepinas
Su compuesto activo es el flunitrazepam. Es una benzodiacepina, depresora del Sistema Nervioso Central, hipnótico. Es un potente inductor del sueño. Esta benzodiacepina disminuye el estado de ansiedad de quien la consume. También induce el relajamiento muscular y el sueño. Su presencia en el flujo sanguíneo dura entre seis a ocho horas (vida media intermedia). Por lo general, se receta a personas con problemas de insomnio. Debido a su alto potencial de abuso, su venta es muy controlada y sólo se efectúa presentando una receta cheque. Existen casos de consumo abusivo de Rohypnol sin prescripción médica por vía nasal. El flunitrazepam, aspirado de esta forma, recibe en Chile el nombre popular de "chicota". Otras denominaciones: Chicota, Píldora del olvido, Tropieza y cae, Borra mentes, Roofies, Roach, Ropies.

Aspecto: Tabletas de uno o dos miligramos, generalmente blancas, solubles, sin olor ni sabor.

Vía de administración: Oral, pero se ha descrito abuso sin prescripción médica inhalada por la nariz (chicota).

Efectos/Riesgos:

a) Tiene efectos sedativos e hipnóticos que pueden durar hasta ocho horas.

b) Produce relajación muscular y alarga el tiempo total de sueño.

c) Puede producir somnolencia, debilidad y mareos al día siguiente.

d) Según el Formulario Nacional de Medicamentos del Ministerio de Salud puede producir “amnesia de tipo anterógrado” o falla de la memoria de hechos ocurridos después de la administración del fármaco.

e) El mal uso del Rohypnol se relaciona generalmente con la potenciación de los efectos provocados por la heroína. También se ha relacionado con actos delictuales, como violaciones. Por su gran capacidad para inducir el sueño, su abuso puede generar estados de profunda somnolencia, lo que expone a la persona a situaciones de alto riesgo.

El uso indebido puede producir: Sensación de embriaguez. Sueño. Dificultad para hablar. Trastornos de criterio. Dificultad para caminar. Pérdida temporal de la memoria. En algunos casos, agresividad. Dificultades respiratorias. El síndrome de abstinencia puede presentar dolor de cabeza, dolor muscular, ansiedad, tensión, cansancio, confusión e irritabilidad.

Información vital: Si alguien que ha consumido Rohypnol pierde el conocimeinto hay que llamar inmediatamente a una ambulancia.


Floripondio

Floripondio
Se llama Brugmansia vulcanicola y es nativa de América del Sur. Uno de sus principios activos es el alucinógeno escopolamina.

Vía de administración: Oral. Las hojas y flores molidas se preparan en agua caliente o fría y se toma como té.

Efectos: Incluyen períodos de violencia e incluso demencia temporal. Las alucinaciones pueden ser visuales, auditivas y táctiles. También provoca dilatación de las pupilas, aumento del pulso y el ritmo respiratorio, seca las mucosas de la nariz, boca y garganta. Los efectos comienzan entre los 15 y 30 minutos posteriores a su consumo pueden durar hasta 72 horas. La dosis letal de escopolamina es cercana a los 100 mg; sin embargo, no se conoce la dosificación exacta que pueda contener un té de floripondio. Generalmente, una dosis moderada se prepara con una flor; una dosis alta sería con dos a tres flores; pero en este tipo de sustancias no hay ni drogas ni dosis seguras.

Riesgos: La intoxicación con floripondio produce vómitos, convulsiones y en casos graves, coma y muerte. Si la persona tiene un “mal viaje” hay que tranquilizarla y cuidarla mientras dure el efecto. En caso de presentar señas como las ya descritas, solicitar asistencia médica.


Ketamina

Ketamina
Es una droga de síntesis (se produce en laboratorios, no de manera natural). Según el Formulario Nacional de Medicamentos del Ministerio de Salud (Minsal), se emplea en procedimientos quirúrgicos que requieren analgesia de la piel, en quemados, en emergencias y pediatría. En el caso de la medicina veterinaria se utiliza como tranquilizante para cirugías.

Aspecto: Solución líquida transparente.

Vía de administración: Oral e inyectable.

Efectos: La administración de ketamina induce a un estado conocido como “anestesia disociativa”, que se caracteriza por inconciencia, amnesia, inmovilidad y gran analgesia para los dolores superficiales. Recién administrada produce en la persona una sensación de desconexión del medio ambiente. Alrededor de un minuto después se pierde la conciencia por 10 a 15 minutos, siendo la analgesia y amnesia mucho más prolongada. Provoca aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca. También eleva la presión intraocular y del flujo sanguíneo intracraneano. Durante la recuperación de la anestasia pueden presentarse estados de excitación como sueños vívidos, delirios y alucinaciones. Dura unas pocas horas. Sin embargo, en algunas personas estos síntomas pueden reaparecer 24 horas después de la anestesia.

Riesgos: En personas con alzas de presión el consumo de ketamina es un riesgo, pues eleva la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además es peligroso por la presencia de aneurismas, insuficiencia coronaria, cardiaca y eclampsia. También en aquellas personas que tengan antecedentes de accidentes cerebrovasculares. En casos de sobredosis puede provocar sudor frío, pérdida de la orientación y el conocimiento. Si se combina con alcohol o barbitúricos puede producir una parálisis del sistema respiratorio. Tanto si pierde el conocimiento como si deja de respirar, hay que llamar una ambulancia y darle toda la información que se posea al equipo médico.


Datos de interés

  • El fenómeno de las drogas es uno de los problemas más graves que afecta al mundo, más de 170 países enfrentan sus consecuencias.
  • Unos 180 millones de personas, 4.2% de la población mayor de 15 años la consume.
  • La producción mundial de cocaína accedió a 900 toneladas en el 2001. Colombia es su principal productor, por la región pasa el 46% de la cocaína que se consume en Estados Unidos.
  • Según fuentes de la ONU, por la región del caribe transitan el 40 % de la droga que ingresa a Estados Unidos, el 50 % de la producción de marihuana y el 65 % de la cocaína que tiene como destino a Europa. Influencia por la posición geográfica de nuestro país en los recalos, para posible trafico.
  • Según estudios del PNUFID, el mayor mercado del mundo de estufe pacientes ilícitos es Estados Unidos.

Enlaces externos

Fuentes