Heroína (droga)

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Heroína
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Concepto:La heroína es un derivado de la morfina, una droga semi-sintética, originada a partir de la adormidera (opio).
Heroína. Es una droga opiácea hecha a partir de la morfina, una sustancia natural que se extrae de la bellota de la amapola, también conocida como “adormidera asiática”.


Origen

En 1883, Dreser, un químico alemán, aisló un opiáceo nuevo gracias a la acetilización del clorhidrato de morfina, la diacetylmorfina.

Características

La heroína suele presentarse en forma de polvo blanco o marrón, o como una sustancia negra y pegajosa conocida como “alquitrán negro”. En el siglo XIX los opiáceos eran remedios populares. Se usaban para calmar afecciones y dolores de diferente tipo y se podían comprar sin prescripción médica en muchos comercios de EEUU y Europa. Algunos opiáceos son naturales como la morfina, opio y codeína y, otros, son sintéticos; es decir, elaborados en el laboratorio, a partir de la amapola, ejemplos de estos son el demerol y la metadona.

Es un opiáceo semi - sintético: Se produce a partir de la morfina, a través de un proceso químico y es aproximadamente 3 veces mas fuerte que ésta. Cuando se consume por vía intravenosa, esta sustancia de gran potencia alcanza rápidamente el cerebro y produce un “flash” o “hit”, como se le llama habitualmente a su efecto inmediato.

La heroína marrón debe ser disuelta con un ácido como la vitamina C antes de ser inyectada. Y es además la mejor variedad para ser fumada. La heroína que se vende en la calle, por lo general, no es heroína pura, sino que está cortada con otras sustancias (esto también pasa con la cocaína). La heroína pura se "corta" con otros opiáceos sintéticos, lo cual puede generar complicaciones a quien la consume, porque seguramente el usuario no va a tener el efecto que está buscando, a la vez que se va a colocar en una situación de mayor riesgo de sobredosis y otras reacciones adversas.

Consumo

La heroína se puede inyectar, inhalar o fumar, realizando todas estas vías de administración una entrega rápida de la droga al cerebro. Para inyectarse se usa una aguja que libera la droga directamente en el torrente sanguíneo. El inhalar o "snorting" consiste en aspirar el polvo de la heroína por la nariz, donde se absorbe a través de los tejidos nasales llegando al torrente sanguíneo. Al fumar la heroína se inhala el humo, llegando directamente a los pulmones. Los tres métodos de consumo pueden llevar a la adicción a la heroína y a otros problemas graves de la salud.

Efectos

Los efectos de la heroína y de todas las drogas, tanto legales como ilegales, dependen de diferentes factores como:

  • Las características de la sustancia y la forma en que se consume,
  • Características personales: personalidad, peso, edad, estado de salud y de ánimo,
  • Experiencia pasada como consumidor de la droga.

La heroína, al igual que todos los opiáceos, es un potente analgésico que hace que el usuario tenga menos conciencia y pueda tolerar mejor los dolores y afecciones físicas y emocionales.

Así, a altas dosis, produce una importante sedación.

Por otra parte, puede producir sentimientos de calidez, euforia, placer y bienestar. No obstante, hay que tener en cuenta que no todas las personas que usan heroína experimentan estos efectos en todo momento. Siempre, sea cual sea la droga que se use, legal o ilegal, la experiencia es única, irrepetible y diferente para cada usuario.

Como efectos del consumo de heroína pueden mencionarse:

  • Dientes estropeados,
  • Inflamación de las encías,
  • Ronquera,
  • Capacidad visual disminuida,
  • Contracción de las pupilas,
  • Pérdida de memoria y de rendimiento,
  • Introversión,
  • Depresión,
  • Pústulas en la cara,
  • Nauseas,
  • Pérdida de apetito,
  • Insomnio o sonambulismo,
  • Paranoia,
  • Vómitos,
  • Dificultades digestivas,
  • Estreñimiento,
  • Capacidad sexual reducida e impotencia a largo plazo en los hombres,
  • Trastornos menstruales en las mujeres,
  • Incapacidad de alcanzar el orgasmo (mujeres y hombres),
  • Sudor frío,
  • Picores,
  • Debilitación del sistema inmunológico,
  • Coma,
  • Enfermedades respiratorias,
  • Parálisis.

Efectos sobre el cerebro

Al entrar al cerebro, la heroína se convierte en morfina y se adhiere a receptores conocidos como receptores opioides. Estos receptores se encuentran localizados en muchas áreas del cerebro (y del cuerpo); especialmente, en aquellas áreas involucradas en la percepción del dolor y de la gratificación. Los receptores opioides también están localizados en el tallo cerebral, que controla procesos autónomos esenciales para la vida como la respiración, la presión arterial y la excitación. Con frecuencia, la sobredosis de heroína implica la supresión de la respiración.

Después de una inyección intravenosa de heroína, el consumidor reporta sentir una oleada de euforia ("rush") acompañada de sequedad bucal, un enrojecimiento caliente de la piel, pesadez en las extremidades y confusión mental. Después de esta euforia inicial, el usuario pasa a una sensación de estar volando ("on the nod"), un estado en el que se alterna estar entre completamente despierto o adormecido. Los usuarios que no se inyectan la droga podrían no sentir la euforia inicial, pero los demás efectos son los mismos.

Con el consumo regular de la heroína se desarrolla la tolerancia a la droga, en la que la respuesta fisiológica (y psicológica) del consumidor disminuye y se necesita una mayor cantidad de heroína para obtener la misma intensidad del efecto. Los consumidores de heroína corren un mayor riesgo de adicción; se calcula que cerca del 23 por ciento de las personas que consumen heroína se vuelven dependientes de ella.

Otros Efectos

Uno de los riesgos que entraña el consumo de heroína es que su uso regular (así como el uso regular de cualquier opiáceo)provoca altas probabilidades de generar tolerancia y, por lo tanto, dependencia física, y síndrome de abstinencia ante la interrupción del consumo. No obstante, y -contrariamente a la creencia popular- el uso de heroína pura no causa por sí mismo daños serios, a largo plazo, para la salud del usuario. Lo que sí pone al usuario en situaciones de riesgo son las prácticas de inyección y el hecho de no conocer el corte de lo que se está consumiendo. Estos elementos acarrean generalmente importantes riesgos para la salud, tanto a corto como a largo plazo.

La inyección de heroína directamente en las venas es el método que acarrea más riesgos para la salud del usuario. Si son compartidas agujas, jeringas, algodones, filtros, cocinadores o cucharas infectadas existe una alta probabilidad de que, a través del contacto sanguíneo, se transmitan virus e infecciones como el HIV y la Hepatitis B y C .

Pueden ocurrir también infecciones bacteriales y contaminación de la sangre si ingresan bacterias a través de la inyección o “tiro”. Se pueden generar también daños a la piel y los músculos como abscesos, celulitis y otras lastimaduras relacionadas con las prácticas de inyección. Como consecuencia del uso repetido pueden colapsar también las venas y quedar inutilizables para futuras inyecciones.

Otro de los riesgos asociados a las prácticas de inyección es que el inyectarse accidentalmente en un nervio puede producir parálisis, y el inyectarse en una arteria puede provocar importantes pérdidas de sangre.

Por último, es necesario tener en cuenta que uno de los riesgos más importantes del consumo de heroína para la salud es la sobredosis. Cuando una persona consume una dosis importante de heroína su sistema respiratorio puede deprimirse al grado de generar un paro respiratorio, por lo cual aquellas personas con problemas respiratorios deben ser muy cuidadosas y evitar en lo posible su consumo.

Tratamiento

Hay una gran variedad de opciones terapéuticas para la adicción a la heroína, incluyendo los medicamentos y la terapia conductual. La ciencia ha demostrado que la farmacoterapia, en conjunto con otros servicios de apoyo, constituye una combinación eficaz para lograr que el paciente deje de consumir heroína (u otra sustancia opiácea) y vuelva a una vida más estable y productiva.

El tratamiento frecuentemente comienza con la desintoxicación con apoyo médico, la que constituye una forma más segura para dejar de usar la droga. Para minimizar los síntomas del síndrome de abstinencia, se puede recurrir a medicamentos como la clonidina y ahora la buprenorfina. Sin embargo, la desintoxicación en sí no constituye un tratamiento y tampoco se ha mostrado su eficacia para prevenir las recaídas. Simplemente es el primer paso en el proceso.

Entre los medicamentos que se usan para ayudar a prevenir las recaídas están los siguientes:

  • La metadona, que se ha usado por más de 30 años para tratar la adicción a la heroína, es un medicamento opiáceo sintético que se une a los mismos receptores que la heroína. Cuando se toma oralmente, tiene un comienzo de acción gradual con efectos sostenidos, que reduce el deseo de otras drogas opioides y evita al mismo tiempo los síntomas del síndrome de abstinencia.

Cuando se administra adecuadamente, la metadona no es embriagadora ni sedante y sus efectos no interfieren con las actividades diarias comunes. El tratamiento de mantenimiento con metadona generalmente se realiza en programas especializados en el tratamiento para la adicción a sustancias opiáceas. Los programas más eficaces incluyen la consejería individual o de grupo, así como también la provisión o referencia a otros servicios médicos, psicológicos y sociales necesitados.

  • La buprenorfina es un tratamiento para la adicción a la heroína (y otras ustancias opiáceas) aprobado más recientemente. Comparada con la metadona,la buprenorfina produce menos riesgo de sobredosis y de sufrir los efectos de abstinencia, y produce un menor grado de dependencia física, de manera que los pacientes que descontinúan el medicamento tienen por lo general menos síntomas del síndrome de abstinencia que los que dejan de tomar la metadona. El desarrollo de la buprenorfina y su uso autorizado en los consultorios médicos da a los pacientes adictos a las sustancias opiáceas más opciones médicas y amplía el alcance de los medicamentos contra la adicción. Su fácil acceso incluso podría incitar la búsqueda de tratamiento más temprano. Sin embargo, no todos los pacientes responden a la buprenorfina; algunos siguen necesitando el tratamiento con metadona.
  • La naltrexona está aprobada para tratar la adicción a la heroína, pero no ha sido ampliamente utilizada por problemas de cumplimiento. Este medicamento impide que los opioides se unan a los receptores y por lo tanto evita que el adicto sienta los efectos de la droga.

La naltrexona como tratamiento para la adicción a las sustancias opiáceas se receta por lo general en centros médicos para pacientes externos, aunque a menudo se comienza a dar el medicamento en un centro residencial después de la desintoxicación médica. Para evitar el síndrome de abstinencia, los pacientes deben estar médicamente desintoxicados y libres de opioides durante varios días antes de tomar la naltrexona. La naloxona es un bloqueador de los receptores opioides con una duración más corta, que se usa para tratar los casos de sobredosis.

En el caso de la mujer embarazada que abusa de la heroína, el mantenimiento con metadona, combinado con cuidados prenatales y un programa de tratamiento integral para el abuso de drogas, puede mejorar muchos de los efectos perjudiciales en la madre y el neonato que están asociados con el abuso de la heroína sin tratamiento. Hay evidencia preliminar de que la buprenorfina podría también ser segura y eficaz para tratar la dependencia a la heroína durante el embarazo, si bien los bebés expuestos a la metadona o la buprenorfina prenatalmente podrían requerir tratamiento para el síndrome de abstinencia.

En el caso de las mujeres embarazadas que no quieren o no pueden recibir farmacoterapia para su adicción a la heroína, se puede realizar una desintoxicación de las sustancias opiáceas bajo supervisión médica, aunque es importante considerar los riesgos potenciales al feto y la probabilidad de que ellas recaigan en el uso de la heroína.

Hay muchos tratamientos conductuales eficaces que se pueden usar para la adicción a la heroína, generalmente en combinación con medicamentos. Estos tratamientos se pueden realizar en ambientes residenciales o ambulatorios. Un ejemplo es la consejería individual o de grupo.

Otro ejemplo es la terapia de manejo de contingencias que utiliza un sistema basado en comprobantes o vales, donde el paciente gana “puntos” cuando obtiene resultados negativos en los análisis de laboratorio que determinan el uso de drogas. Estos “puntos” luego se pueden cambiar por artículos que fomentan una vida saludable. También existe la terapia cognitiva-conductual, diseñada para ayudar a modificar las expectativas y el comportamiento del paciente relacionados con el abuso de drogas, así como para aumentar su habilidad de hacerle frente a varios factores causantes de estrés en la vida.

Formas de adulteración

Como todos los opiáceos de venta ilícita, la heroína puede adulterarse con quinina, lactosa, azúcar, [[bórax][ y otros fármacos depresores del SNC como barbitúricos y sedantes o contaminarse con bacterias, virus, hongos o partículas. Se han reportado algunos casos de sustitución total de heroína por pentazocina más el antihistamínico tripelenamina.

Régimen legal actual

La heroína es una sustancia prohibida, perteneciente a la Lista I. En la práctica esto significa que no hay autorización alguna para comercializar la heroína con fines recreativos. Sus fines científicos y médicos virtualmente no existen.


Fuentes