El alzamiento de Lajas

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Fecha:4 de noviembre de 1893
Lugar:Santa Isabel de las Lajas
Descripción:
Historia de la localidad de Santa Isabel de las Lajas


El alzamiento de Lajas se produce el 4 de noviembre de 1893. Su principal promotor fue Federico Zayas, de Cruces, sobre quien Martí alegaba desconfianza por sus continuos alardes de independentista y su indiscreción. En dos oportunidades habían intentado alzarse contra el gobierno español y había sido convencido por los emisarios del Partido Revolucionario Cubano de lo inoportuno y del daño que causaría a la revolución.

El alzamiento de Lajas.

Posterior a la primera guerra de independencia ocurre un período de luchas, expediciones y desembarcos conocidos históricamente como Tregua Fecunda, como muestra de que el sentimiento libertador estaba latente aún, pues no se había logrado la libertad.

El movimiento de Lajas se produjo a espaldas del Partido Revolucionario Cubano y lo apoyaron algunos buenos patriotas como Higinio Esquerra que se convirtió en el jefe militar.

Él, acompañado de Manuel Quevedo y una partida de diez hombres partieron rumbo a Cruces. Ese mismo día se levantaron en Ranchuelo, Victoriano Cárdenas y Eligio Rodríguez con 15 hombres dirigiéndose hacia Las Nuevas para sumar 65 hombres. Después de un encuentro con la policía y la guardia civil de San Juan de los Yeras se dirigieron a las lomas de Cumanayagua, concretamente la zona afectada abarcó Lajas, Cruces y Camarones hasta las lomas de Cumanayagua. Fueron seguidos por la guardia civil camino a Potrerillo y sostuvieron un encuentro en Cansavaca.

Las principales figuras de la revolución como Reguera en Cienfuegos y Carrillo en el norte de la provincia se mantuvieron alejados del movimiento lo que constituyó que fuera en aumento la desconfianza de Martí hacia ellos. A tal efecto en carta a Máximo Gómez el 23 de noviembre del 93 expresó: “con mucha más tranquilidad escribo a usted que en la ocasión de mi última carta porque aunque no he recibido aún noticias precisas de Cuba del enviado que mandé sobre las causas y alcance del alzamiento de las Cruces, Lajas y pueblos vecinos, ya poco después supe que como prevía yo, y anhelaba, Carrillo no se había dejado engañar ni alocar por él ni otras gentes de peso. Los emigrados cubanos respondieron inmediatamente al llamado de Martí y tuvieron lista una expedición por si el movimiento se consolidaba.

Como resultado del mismo tres hombres fueron apresados, dispersos algunos y reagrupados el resto en las lomas de Cumanayagua. La mayoría se presentó a las autoridades.

El aguerrido grupo de patriotas quedó desarticulado y apenas pudo recuperarse hasta bien entrado 1895. Este alzamiento improvisado, otro producido en el Purnio (zona de Holguín) y otras impaciencias convencieron a los organizadores de la revolución de que había llegado la hora de acelerar los preparativos para la guerra. Sobre la figura de Higinio Esquerra el gobierno colonial agresor hizo injustas y calumniosas acusaciones solo por el digno hecho de haberse negado rotundamente a traicionar a sus hermanos de lucha cuando se le exhortaba a hacerse pasar por jefe guerrillero, por esta razón fue condenado a cuatro años de cárcel.

Había nacido en Quemado Grande, finca La Loma el 11 de enero de 1857 y por sus excelentes cualidades como patriota, por su honrosa hoja de servicios, su dedicación, audacia y valentía, el 10 de enero de 1899 fue nombrado Hijo Adoptivo de Santa Isabel de Las Lajas por el cariño que siempre demostró y fue cambiado el nombre de la calle Granada por la de General Esquerra. Otros ayuntamientos de la provincia de Santa Clara honraron su figura también al cambiar el nombre de sus principales calles encontrándose entre ellos el de Santa Clara, Cienfuegos, Cruces y Rodas.

Fue ascendido a capitán, comandante, teniente coronel en el período comprendido entre 1895 y 1897, órdenes impuestas por los Generales Carlos Roloff, Maceo, Serafín Sánchez y Máximo Gómez. Tras el alzamiento de Lajas fue perseguido hasta fines de febrero de 1894 en que logró embarcarse a los EE.UU. (Cayo Hueso) donde a las órdenes del General Serafín Sánchez continuó sirviendo en el Partido Revolucionario Cubano.

El alzamiento de Lajas fue tergiversado por el Diario de la Marina, periódico reaccionario, que en un artículo titulado “Exageraciones” denominó un plan revolucionario del señor Martí e hizo recaer toda la responsabilidad en él como delegado, mezclando consigo al Partido Revolucionario Cubano.

Como respuesta, en el momento en que tiene conocimiento de estas especulaciones, José Martí, el 10 de noviembre de 1894 a través del periódico Patria desmiente estos falsos planteamientos desde New York. Al respecto en sus obras completas evidencia: “Es falso que el Partido Revolucionario haya fomentado en el pueblo de Cuba el alzamiento que se dice sorprendido, como falso fue que fomentase el de Purnio y el de Las Lajas, no por agentes intrusos ha logrado el Partido Revolucionario levantar amenazantes las fuerzas rebeldes de la isla…”

En las cartas dirigidas a Máximo Gómez se aprecia también la desvinculación del Partido Revolucionario Cubano con el alzamiento. A tal efecto en noviembre de 1893 José Martí expresa: “Le diré de Cienfuegos, Federico Zayas, hombre nuevo, tachado de exaltación ha dado su mediana fortuna a preparar la guerra, merece y goza respeto en su comarca, tenía hablados, según mis informes revisados, unos cuantos cientos de hombres, pero los más prudentes de su comarca Ranchuelo, Lajas, Cruces, le temían por su publicidad e impaciencia”.

El 21 de septiembre debió alzarse y lo sujeté y luego en los primeros de octubre y lo volví a sujetar. Ahora tuvo un duelo con el alcalde municipal y a pesar de sus promesas sinceras he ahí el alzamiento. Se llevó las armas de la guardia civil, hubo encuentros, se entró en el monte, está con él de los publicados por cable, el oficial Ezquerra.

Al analizar las palabras de nuestro Héroe Nacional podemos destacar lo siguiente;

  • Que el alzamiento de Lajas no contó con la autorización del delegado del Partido revolucionario cubano por lo que se descarta su participación.
  • Advierte a los revolucionarios no abandonar nunca la cautela.
  • Plantea dos posibles orígenes del alzamiento: la impaciencia inoportuna de algunos revolucionarios, o la provocación del gobierno español para involucrar al Partido Revolucionario cubano y así menoscabar su prestigio y respeto.

Este período en la localidad se caracteriza por:

  • Acciones directas de los insurrectos con las tropas españolas.
  • Quema de los cañaverales de algunos ingenios mediante la tea incendiaria.
  • Alzamiento de Lajas dirigido por Higinio Esquerra.

Reinicio de la guerra de liberación 1895 – 1898.

El 24 de febrero de 1895 estalla la Segunda Guerra de Independencia en Cuba. En pos de ese ideal parten los invasores desde Mangos de Baraguá con el firme propósito de extender la guerra de Oriente a Occidente.

El municipio tuvo una amplia participación en esta contienda. Muchos de sus hijos marcharon al campo insurrecto e incluso formaron parte de dicha invasión como es el caso de Agustín Cruz González (Tinito) médico de la misma, el Coronel Simeón Armenteros, los Fleites, los Cartaya y los Cruz, entre otros. Desde años anteriores Agustín Cruz y Cruz padre de Agustín Cruz González, asumía el cargo de secretario del ayuntamiento y desempeñaba por su edad la jefatura natural de un grupo numeroso de patriotas, una especie de club municipal que no tenía nombre específico ni organización formalista y se reunían diariamente en la casa consistorial para intercambiar impresiones. Sus integrantes procedían de la clase media, esclavos liberados, artesanos, profesionales acomodados, periodistas y terratenientes. Allí llegaban todas las noticias que pudieran favorecer o no a la revolución, se compraban armas y se guardaban municiones, medicinas y hasta se cebaban caballos para mandarlos al campo insurrecto.

Una de las glorias del pueblo lajero durante esta contienda fue el joven Agustín Cruz González (Tinito), quien siempre tuvo la idea de ser médico pero nunca pensó que su clientela fuera precisamente hombres fraguados en la manigua. Recién graduado de medicina desempeñó el cargo de Jefe de Sanidad de los soldados en armas.

Los médicos en la guerra se veían precisados generalmente a emprender las marchas en condiciones desfavorables, en ocasiones solos o con pequeñas escoltas atendiendo a enfermos o heridos con los pocos recursos con que contaban en lugares apartados.

Así inicia su carrera Agustín Cruz quien deberá socorrer en 1895 al Comandante Rafael Artze y Echevarría que había tomado por sorpresa el fuerte de Mordazo y al cual había que amputarle una pierna gangrenada, quien al verlo exclamó: “A la guerra se viene a esto, a sufrir, a luchar, a morir. Hoy me ha tocado caer a mí, mañana caerán otros, muchos, miles, hasta que logremos arrojar a los españoles de nuestra tierra…” Estas palabras sintetizan el ideario de todos los hombres que cayeron en aquella gesta heroica desinteresadamente por una patria nueva sobre el cual se cimentó la futura independencia.

Durante el tránsito de la columna invasora hacia occidente fueron muchos los encuentros con el enemigo y como es lógico resultaban heridos compatriotas que eran atendidos por Tinito. Entre ellos podemos citar a Manuel Piedra, Martell y Augusto Feria, tenientes, así como a los ayudantes de los Generales Maceo y Máximo Gómez. Otro patriota atendido por él fue Germán Cortés quien marchó al campo de batalla con su esposa e hija y es herido en Cinco Palmas, entre Manacas y Mordazo.

Muchos heridos continuaban su marcha con el grueso de las fuerzas para no perder la cabalgadura, ni quedarse rezagados.

De todas las fuerzas de las Villas que participaron en la invasión a occidente las del coronel Antonio Núñez fueron las primeras en regresar a ellas, se incorporó Tinito Cruz, médico mambí.

Al tratar de cruzar la línea del ferrocarril desde Jicotea a Esperanza sostienen un encuentro con los españoles resultando casi todos estos muertos y después de apoderarse de las armas, el coronel Núñez organizó una compañía de infantería que sería dirigida por el Comandante Simeón Armenteros hijo de Lajas de reconocido valor. A Núñez le fue obsequiado un cañón construido en los talleres de mecánica del ingenio Caracas por orden de su administrador Don Manuel Ugalde, cubano que simpatizaba con la revolución.

Para la construcción del cañón utilizaron un tubo de hierro de tres cuartos pulgadas de diámetro y un metro de largo y para que abultara más, lo forraron con madera dura.

Con las fuerzas de los Coroneles Antonio Núñez y Cayito Álvarez, de tres o cuatro escuadrones a lo más con la pequeña infantería del Comandante Simeón Armenteros y su famoso cañón encaramado en su mulo, las escoltas, los tres jefes y algunos más, se inició la marcha del llamado “Segundo Contingente Invasor” al mando del General Ángel Guerra. La retaguardia iba cubierta por el Coronel Francisco Pérez y el Comandante Aniceto Hernández, este último hijo también de Lajas.

El médico del contingente entregaba cuerpo y alma a los heridos que atendía gracias a su devoción, Tinito salvó de la invalidez a Carlos Machado y Morales y a Monteagudo lo arrebató de la muerte.

Sin embargo no imaginó que él mismo correría la misma suerte, a diferencia de su caso, la falta de material médico y alguien que oportunamente lo hubiese atendido fueron causantes de que perdiera una pierna que estaba próxima a la gangrena casi al pie de la cadera.

No habiendo ningún médico en este lugar y ya lleno de gusanos 4 ó 5 días después de ser herido tuvo que enseñar a dos barberos para que bajo su orientación lo atendieran, días después al escasear los desinfectantes los gusanos volvieron a asomarse.

Meses más tarde y cuando ya estaba decidido a pasar la trocha de Júcaro a Morón arrastrándose por debajo de las alambradas recibió el aviso del Generalísimo de que se le incorporara para embarcarlo hacia los EE.UU. en el vapor Florida y logra partir el 6 de julio de 1898, desembarca en Tampa e inmediatamente es trasladado a New York donde es recibido con los brazos abiertos.

Al terminar la guerra ostenta los grados de Coronel de Sanidad Militar del Ejército Libertador de Cuba. Otra figura relevante de esta localidad en esta etapa fue Aniceto Hernández quien fue ascendido al grado de Comandante en la Amalia, grado que le es conferido por Maceo durante la acampada de las tropas en su marcha hacia occidente y fue fusilado el 17 de octubre de 1896.

También integra estas filas Manuel A. López Mora (Maneco) que fue un ejemplo de abnegación, sacrificio y patriotismo, con apenas 15 años se incorporó al Ejército Libertador, allí por méritos alcanzados obtuvo el grado de teniente hasta que finalizando la guerra enfermó de malaria gravemente.

Un personaje representativo de la guerra de 1895 en Lajas fue Agustín González, esclavo más conocido por “Brigada Moreno” el cual alegraba por su pregón y ayudaba a los esclavos en armas. Durante la reconcentración de Weyler llevaba los cadáveres en hombro hasta el cementerio y cuando murió los insurrectos le hicieron un gran entierro.

Con el afán de extender la guerra de Oriente a Occidente los encuentros que sostuvieron los insurrectos con el enemigo fueron múltiples, el 15 de diciembre de 1895 tuvo efecto la batalla de Mal Tiempo cerca del pueblo de Cruces donde los españoles tuvieron una aplastante derrota. Posteriormente acamparon en La Aguada de Flora, cerca de Hormiguero, levantaron el campamento rumbo a Ceiba Hueca donde encontraron una guerrillera de españoles que estaba dispersa y al darse cuenta de que eran fuerzas invasoras emprendieron la fuga hacia el pueblo pero el escuadrón cubano al mando de Germán Cortés y otros oficiales trataron de cortarle la retirada. Esto ocurrió al amparo de una frondosa Ceiba, la que más tarde se denominó “Ceiba de los Guerrilleros”.

Ese día la vanguardia llegó hasta el arroyo de Cuabillar a la entrada de Lajas y no penetran en la población porque aquí residían muchos familiares de los cubanos en armas. Este encuentro fue comentado por el arrojo y valentía que demostraron los cubanos libertadores.

Reincorporadas las fuerzas acamparon en el demolido ingenio La Amalia perteneciente a Lajas donde ocurrieron hechos y anécdotas que han sido desempolvadas. Durante tres noches permanecieron las tropas mambisas, 16,17 y 18 de diciembre, allí hubo ascensos conferidos por méritos de guerra, entre estos se encuentra el del Teniente Coronel Ricardo Sartorio y el de Aniceto Hernández al que le fue otorgado el grado de Comandante. A José Lacret, antiguo ayudante de Maceo se le confió el mando del territorio de Matanzas.

Según José Miró Argenter, Jefe del Estado Mayor del Ejército Libertador y cronista, el día posterior a la batalla de Mal Tiempo la exploración de la columna cruza tiros con la guerrilla de Lajas, lance que se decide a cuchillada y que pudo haber tenido un desenlace fatal para Maceo pues este al tirar un machetazo a un guerrillero que se le interpuso en el camino, no pudo evitar que se le desbocara el brioso corcel que montaba y gracias al auxilio de varios oficiales pudo detenerlo.

Otra anécdota es la que revela los peligros a la que estuvo dispuesta la tropa al correr tropelosamente y ser sorprendida por el pitazo de una locomotora, pues de inmediato se abalanzan sobre la máquina creyendo que se trataba de un tren de españoles, sin embargo era el encargado de la finca del ingenio que venía a platicar con Maceo y Gómez sobre el decreto de la prohibición de la zafra.

Al amanecer del día 19 se levantó el campamento rumbo a los límites de Las Villas con Matanzas. Durante la guerra de 1895 se construyeron varios fuertes en la localidad que eran registrados para evitar que se llevara medicinas y otros recursos al campo insurrecto.

Por entonces, el mando militar español fortificó desde lajas, siguiendo el curso del río Ahocinado hasta el Damují.

En la calle Real, lugar más céntrico se construyó el llamado fuerte de El Medio, perfectamente artillado, sitio de reunión de los jefes de guerrillas locales. Allí conducían a los prisioneros de guerra y a los españoles acusados de infidentes.

Durante la reconcentración fueron agrupados en el municipio 815 individuos de naturalidad variada fundamentalmente de Esperanza, Cienfuegos, Santo Domingo y Cartagena. Los vecinos reconcentrados tuvieron que abandonar sus cosechas por lo que empezaron a adolecer de carencia de recursos.

En febrero de 1898 el ayuntamiento acordó destinar al fondo de los reconcentrados pobres $ 287.84. Al mes siguiente fueron abonados en la cuenta corriente de socorros la cantidad de $ 414.86. Previamente se celebran una serie de reuniones por los integrantes de la junta protectora. Desde abril de 1897 se agudizó el panorama económico social que atravesaba el pueblo al ser afectado por una epidemia de viruela. La corporación acordó designar al concejal Dr. Carlos Álvarez para el traslado de enfermos, adquisición de camillas y conducción de cadáveres. Estos casos eran atendidos en el hospital Lazareto de este pueblo.

Fuentes