Joseph Ratzinger

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Joseph Ratzinger
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Asumió el Papado con el nombre Benedicto XVI
NombreJoseph Aloisius Ratzinger
Nacimiento16 de abril de 1927
Marktl am Inn, Baviera, Alemania
ResidenciaCiudad de Vaticano
NacionalidadBandera de Alemania Alemania
Otros nombresBenedicto XVI
Alma materuniversidad de teología y filosofía de Freising
OcupaciónClérigo
TítuloPapa
PredecesorPapa Juan Pablo II
PadresJoseph Ratzinger; María Ratzinger

Benedicto XVI. Benedicto XVI (en latín, Benedictus PP. XVI), nacido Joseph Aloisius Ratzinger (Marktl am Inn, Baviera, Alemania, 16 de abril de 1927) es el actual papa de la Iglesia católica. Tras el fallecimiento de Juan Pablo II, fue elegido como el 265.º papa el 19 de abril de 2005 por los cardenales que votaron en el cónclave.

Joseph Aloisius Ratzinger participó en el Concilio Vaticano II como asesor teológico del cardenalJosef Frings. Tras una larga e importante carrera como profesor de Teología, fue nombrado arzobispo de Múnich y luego cardenal por el papa Pablo VI en 1977. En 1981 fue llamado a Roma para ser prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por el papa Juan Pablo II, quien años más tarde lo nombró decano del Colegio Cardenalicio y, como tal, cardenal-obispo de Ostia en 2002.

Como cardenal decano, presidió los funerales de su predecesor, el papa Juan Pablo II. Sus primeras palabras como sumo pontífice fueron: "Queridos hermanos y hermanas, después del gran papa Juan Pablo II los señores cardenales me eligieron a mí, un simple y humilde trabajador en la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones". Ratzinger domina por lo menos seis idiomas (alemán, italiano, francés, latín, inglés y español). Además, lee el griego antiguo y el hebreo. Es miembro de varias academias científicas de Europa y ha recibido ocho doctorados honoris causa de diferentes universidades (entre otras, de la Universidad de Navarra y de la Pontificia Universidad Católica del Perú en 1986; además es ciudadano honorífico de las comunidades de Pentling 1987 Marktl 1997, Traunstein 2006 y Ratisbona 2006.

Es un experto pianista y su compositor favorito es Mozart. Es el sexto (quizás séptimo, según la procedencia de Esteban VIII, de quien se desconoce si nació en Roma o en Alemania) papa alemán desde Víctor II. En abril de 2005 fue incluido en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time. El último papa llamado Benedicto fueBenedicto XV, quien ostentó el cargo de 1914 a 1922, coincidiendo sus primeros años de pontífice con la Primera Guerra Mundial.

Su vida antes de la elección al Papado

Infancia

Nació en Marktl am Inn, Baviera el 16 de abril de 1927, a las 8:30, en la dirección Schulstraße 11, la casa de sus padres. Fue bautizado el mismo día que nació que además era un sábado de Gloria en la diócesis de Passau. Es el tercero y más joven de los hijos de Joseph Ratzinger ( 6 de marzo de 1877, † 25 de agosto de 1959), un oficial de policía, y de María Ratzinger (n. 7 enero de 1884, † 16 diciembre de 1963, nacida Peinter). Su familia materna es originaria de Rio di Pusteria (Mühlbach), en el Alto Adigio.

Dos años después de su nacimiento, el 11 de julio de 1929, su familia se mudó a Tittmoning y el 5 de diciembre de 1932 se mudó nuevamente, esta vez a Aschau am Inn y fue aquí que Joseph vivió su tiempo escolar, en la década de los 30, después del fortalecimiento del nacionalsocialismo. El padre de Joseph compró una pequeña casa de campo en Hufschlag en Traunstein; este lugar es recordado por Ratzinger como "el verdadero hogar" de su familia. El padre de Joseph, debido a su trabajo en la gendarmería, debía ser muy flexible en cuanto a su ubicación. A pesar de que sus padres tenían algunas cargas económicas, lo enviaron al seminario de San Miguel, donde se desempeñó como un estudiante dedicado.

Hasta 1939 ningún seminarista había entrado en las Juventudes Hitlerianas. Pero el régimen exigió a partir de marzo la afiliación obligatoria. Hasta octubre, la dirección del Seminario se negó, pero luego no pudo impedir el inscribirlos. Así le sucedió también a Joseph Ratzinger, a sus 14 años. Un testigo que los seminaristas eran una "provocación" para los nazis: se los consideraba sospechosos de estar en contra del régimen.

A los 16 años, fue llamado a filas, como tantos jóvenes de las Juventudes hitlerianas que al final de la guerra fueron militarizados (los llamados Flakhelfer: ayudantes de artillería antiaérea) y se lo destinó a la protección de la fábrica deBMW en Traunstein, en las afueras de Múnich, ciudad que fue bombardeada masivamente. Prestó servicio entre abril de 1943 y septiembre de 1944. En este tiempo asistió al instituto de segunda enseñanza "Maximiliansgymnasium". A las preguntas de un superior, contestó que quería ser sacerdote. Estuvo luego, tras la instrucción básica, destinado en Austria, concretamente en la protección anti-tanque. En 1944 comenzó su entrenamiento básico en Hungría, tomó parte en el "Reichsarbeitsdienst" que era un servicio de estrategia nazi, donde él, junto con otros compañeros, construyeron sistemas para cerrar el paso a diferentes tanques de guerra. Ratzinger desertó en los últimos días de la guerra, pero fue hecho prisionero por soldados aliados en un campo cerca de Ulm en 1945. Después de ser puesto en libertad, en cuanto alumno del seminario diocesano, entonces sito en Traunstein, hizo su examen de bachillerato en "Chiemgau-Gymnasium" (Instituto Chiemgau) en Traunstein. Desde 1946 hasta 1951 Ratzinger estudió Teología católica y filosofía en la universidad de teología y filosofía de Freising, así como en el Herzogliches Georgianum de la universidad de Múnich y Friburgo. Según sus propias palabras, sus mayores influencias filosóficas, después de un periodo de interés por el neo-Kantismo, fueron sobre todo las obras de Gertrud von le Fort, Ernst Wiechert, Elisabeth Langgässer, Theodor Steinbüchel, Martin Heidegger y Karl Jaspers. Igualmente, se refiere a Fiódor Dostoyevski como una fuerte influencia literaria. En cuanto a los Padres de la Iglesia, estudió con interés a san Agustín de Hipona. Respecto de los escolásticos, su interés se centró en San Buenaventura.

Carrera académica

El inicio de su vida académica no estuvo exento de disgustos. Su primer escrito de tesis sobre San Buenaventura le fue devuelto en 1954 con una severa crítica del profesor Michael Schmaus. Sus enfoques empezaban a romper esquemas tradicionales de la época, lo que le ocasionaba alguna incomprensión y dificultad.

Ratzinger ingresó como profesor en la Universidad de Bonn en 1959; su conferencia inaugural fue acerca de "El Dios de la fe y el Dios de la filosofía". En 1963 se fue a la Universidad de Münster, donde al dar su conferencia inaugural ya era bien conocido como teólogo. En el Concilio Vaticano II, sirvió como asesor teológico del cardenal Josef Frings de Colonia, y luego trabajó por defender el Concilio en sus distintos documentos, incluyendo Nostra Aetate, el documento que habla acerca del respeto hacia otras religiones y sobre el derecho a la libertad religiosa. Fue visto durante el tiempo del Concilio como un reformista convencido.

Ratzinger admitió que era admirador de Karl Rahner, un teólogo académico bien conocido por su "Nueva Teología", que estaba a favor de la reforma de la Iglesia y proponía nuevas ideas teológicas; pero, a pesar del acuerdo en muchos puntos y aspiraciones, Ratzinger se dio cuenta que Rahner y él vivían, desde el punto de vista teológico "en dos planetas diferentes", como explica en el libro "Mi vida" (pag. 126), pues la Teología de Rahner estaba caracterizada por la tradición escolástica de Suárez y de su nueva versión a la luz del idealismo alemán y de Heidegger, en la que las Escrituras y los Padres no jugaban un papel importante y en que la dimensión histórica era de escasa importancia. En contraste, la formación de Ratzinger estaba marcada por las Escrituras y por los Padres de la Iglesia, por un pensamiento esencialmente histórico. En 1966 fue candidato a ocupar una vacante en teología dogmática en la Universidad de Tubinga, donde fue colega de Hans Küng, con quien años más tarde sostendría fuertes enfrentamientos. En 1968 escribió en su libro "Introducción al Cristianismo" que el papa tenía el deber de oír diferentes voces dentro de la Iglesia antes de tomar una decisión. También escribió que la Iglesia de ese tiempo estaba muy centralizada. Dichos párrafos no aparecieron en ediciones posteriores del libro, porque fueron malinterpretados por autores que utilizaron este texto para cuestionarlo. Durante este tiempo, se distanció de la atmósfera de Tubinga y de los lineamientos marxistas del movimiento estudiantil de la década de los años 60, que en Alemania rápidamente se radicalizaron entre los años 1967 y 1968, culminando en una serie de disturbios en abril y mayo de 1968. En 1969 regresa a Baviera a la Universidad de Ratisbona (Regensburg), en un ambiente académico menos reformista. En 1972, fundó la publicación teológica Communio junto con Hans Urs von Balthasar, Henri de Lubac y otros. Communio, hoy publicada en diecisiete idiomas (alemán, inglés y español, entre otros), se ha convertido en una de las publicaciones católicas más influyentes del mundo.

Sacerdote, arzobispo y cardenal

El 24 de marzo de 1977 Ratzinger fue consagrado arzobispo de Múnich y Freising, y el 27 de junio, Pablo VI lo nombró cardenal del título de S- Maria Consolatrice al Tiburtino. Durante el Sínodo de los obispos de 1977, dedicado al tema de la catequesis, se produce su primer encuentro con Karol Wojtyła, después de muchos años de intercambiar con él correspondencia, ideas y libros.

Como joven profesor de teología, abría a sus alumnos a pensadores en aquel momento considerados avanzados, y que en aquella época incluso tuvieron problemas con la Jerarquía católica, como Yves Congar o Henri de Lubac, además de a los grandes autores protestantes como Karl Barth, Oscar Cullmann o Dietrich Bonhoeffer. Ello le acarreó los recelos del catolicismo más conservador. Entendía que había que superar la abstracción metafísica de la neoescolástica en la que consideraba estaba atrapada la teología católica. Defendía la necesidad de abrirse a un nuevo lenguaje que, partiendo del Evangelio, conectase existencialmente con las inquietudes del hombre concreto contemporáneo. En ese sentido, no ha ocultado la influencia en su enfoque de la filosofía de existencialistas como Heidegger o Karl Jaspers. Como asesor en el Concilio Vaticano II del cardenal Frings, defendió un debate abierto y una elaboración de los textos creativa, impulsando las ideas reformistas que se tradujeron en las concepciones renovadas de la relación entre la Iglesia y el Mundo y una nueva manera de exponer las verdades centrales del cristianismo como la Revelación o la Salvación

En el terreno moral, ha insistido en que el cristianismo no es un moralismo. La fe cristiana no tiene nada que ver con la religiosidad que busca la recompensa, que se ciñe a un legalismo ético para ganarse supuestamente un derecho a la salvación. Llamó la atención su afirmación de que la moral sexual representaba un capítulo particularmente oscuro y trágico en la historia del pensamiento cristiano, aunque recordó que la concepción de la unión carnal entre el hombre y la mujer como sacramento y manifestación del amor de Dios no ha permitido que se cayera, a diferencia del gnosticismo y del dualismo de las primeras herejías, en una aversión a la sexualidad. Por ello se mostró partidario de una visión antropológica positiva del cuerpo y su lenguaje, que estima coherente con el Dios de la Creación y de la Vida que se revela en la Biblia. Combatió, asimismo, la identificación del compromiso social cristiano con la colaboración en las nuevas estructuras de poder revolucionario que surgieron en Latinoamérica. Por ello condenó las manifestaciones más exacerbadas de la Teología de la Liberación, a la que vio influida por un marxismo llamado a desaparecer. También fue crítico con la identificación de la fe cristiana con formas políticas conservadoras, en coherencia con su concepción de un cristianismo que va mucho más allá de la mezquina defensa de estructuras políticas y sociales que siempre serán mutables y pasajeras. Entiende que la fe cristiana es incompatible con la adhesión a sistemas de dominación y opresión, sean del signo que sean. Por ello ha denunciado los males derivados del capitalismo y el liberalismo occidentales.

Para Ratzinger, el cristiano occidental vive hoy en una era neopagana, marcada por la idolatría del dinero, el prestigio, el placer y el poder. Por ello la persona está cada vez más aislada y desorientada y la sociedad desprovista de valores humanos consistentes. Ante ello, el cristiano ha de ser el que transmita la liberación del que vive del Perdón y la promesa de la Vida Eterna para todos los hombres. Solo desde estos parámetros se puede recobrar y defender un sentido pleno de la dignidad humana. Muestra su escepticismo ante la eficacia de una reforma estructural de la Iglesia, entiende más bien que lo que hay que hacer es poner esa estructura al servicio del amor.

Todo esto lo ha colocado en el punto de mira crítico de la teología católica más avanzada, si bien le valió la confianza de Juan Pablo II y lo llevó a desempeñar con rigor el cargo de Prefecto de la Congregación para la de la Doctrina de la Fe.

Elección al Papado

El 19 de abril de 2005, el cardenal Ratzinger fue elegido como sucesor de Juan Pablo II en el segundo día del cónclave después de cuatro rondas de votaciones. Coincidió con la fiesta de San León IX, el más importante papa alemán de la Edad Media, conocido por instituir el mayor número de reformas durante un pontificado. Antes de su primera aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro después de ser electo Papa, fue anunciado por el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez, diácono de S. Saba y protodiácono del Colegio Cardenalicio. El cardenal Medina primero se dirigió a la multitud con "Queridísimos hermanos y hermanas" en italiano, español, francés, alemán e inglés, antes de continuar con el tradicional Habemus Papam en latín.[ En la Solemne Inauguración de su Pontificado, el cardenal Medina fue el encargado de imponerle el palio, mientras que Angelo Sodano, cardenal obispo de Albano y del título in commendam de S. Maria Nuova, Secretario de Estado, le colocó el "anillo del Pescador".

En el balcón, las primeras palabras de Benedicto XVI a la multitud, dadas en italiano antes de que impartiera la tradicional bendición Urbi et Orbi en latín, fueron: Queridos hermanos y hermanas, después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el señor sabe trabajar y actuar con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante, que el Señor nos ayudará y María Su Santísima Madre estará de nuestra parte. Gracias. Después dio la bendición.

El Pontificado

Archivo:Benedicto XVI.jpg
Benedicto XVI recibiendo la mirtra papal

Su elección generó de inmediato duras críticas, centradas en su supuesto perfil neo-conservador; se lo acusó de desear restituir la organización y doctrina de la Iglesia a la que tenía antes del Concilio Vaticano II. Algunos analistas preveían que con él la Iglesia endurecería sus posturas en lo referente a la prohibición del aborto, la homosexualidad, la eutanasia o el uso de métodos anticonceptivos. Sus partidarios aducen que durante su Prefectura sólo uno de los procesos abiertos acabó en excomunión: el del arzobispo ultraconservador Monseñor Marcel Lefebvre; también se le conoce que asistió al Concilio Vaticano II y que había sido de los más progresistas y propuesto reformas novedosas. Recientemente ha publicado en castellano la obra "Fe, verdad, tolerancia", en la cual expone la doctrina de la Iglesia Católica en los tiempos actuales. En agosto de 2005, participó en la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, cosechando grandes muestras de afecto por parte de la juventud y donde también se destacó el recuerdo de Juan Pablo II. En octubre del mismo año, participó en el Sínodo de Obispos, agregando una sección de intervenciones libres, cuya difusión pública tuvo que restringir debido a unas declaraciones de su sucesor en la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre el voto a los políticos católicos que estaban a favor del aborto Según datos de la Prefectura Apostólica, en el año 2007 unas 2.830.100 personas han participado en encuentros públicos con el Pontífice en el Vaticano o en Castelgandolfo (es decir, no se incluyen los viajes).

Beatificaciones y canonizaciones

Benedicto XVI decidió que, tal como se hacía antes, las beatificaciones las llevara a cabo el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que actualmente se encuentra en la persona de José Saraiva Martins C.M.F., cardenal diácono de N. Signora del Sacro Cuore. En algunos casos, ha delegado en otros cardenales. En cualquier caso, el rito de beatificación se celebra -salvo excepciones- en la iglesia local más directamente vinculada con el nuevo beato. Entre las beatificaciones durante el Pontificado de Benedicto XVI destacan Mariana Cope de Molokai (1838-1918), Clemens August Graf von Galen, obispo de Münster (1933-1946 cardenal), Josep Tàpies y seis compañeros sacerdotes de la diócesis de Urgell, que murieron mártires en 1936, Carlos de Foucauld, José Anacleto González Flores y ocho compañeros mártires en México en 1927, Antonio Rosmini. El 28 de octubre de 2007 el Santo Padre aprobó la mayor beatificación "masiva" de la historia de la Iglesia, 495 mártires españoles; la celebración no la presidió él, pero tuvo una audiencia privada con los peregrinos y obispos españoles. El 1 de mayo de 2011, el papa beatificó a su antecesor, S.S. Juan Pablo II en una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. Su Santidad resaltó las obras y virtudes del difunto papa polaco. Solo falta un milagro más comprobado para que el Beato Juan Pablo II se convierta en santo. Esta fue la primera vez que un papa beatifica a su antecesor desde la Edad Media.

Origen del nombre de Benedicto XVI

Oficialmente, Joseph Ratzinger ha elegido el nombre pontifical de Benedicto XVI en homenaje a Benedicto XV. El Santo Padre explicó a los peregrinos la razón del nombre que eligió al ser nombrado Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal. Dijo: “He querido llamarme Benedicto XVI para relacionarme idealmente al venerado pontífice Benedicto XV, que ha guiado a la Iglesia en un periodo atormentado por el primer conflicto mundial. Fue valiente y auténtico profeta de paz y actuó con extrema valentía desde el inicio para evitar el drama de la guerra y después al limitar las nefastas consecuencias Haciendo explícita referencia al tema de la reconciliación manifestó el deseo de “poner mi ministerio al servicio de la reconciliación y de la armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido que el gran bien de la paz es sobre todo don de Dios, don frágil y precioso que debe ser invocado, tutelado y construido día tras día con el aporte de todos”.

Escudo papal de Benedicto XVI

Archivo:Escudo del Papa Benedicto XVI.png
Escudo escogido por Joseph Ratzinger para representar su papado.

El escudo papal de Benedicto XVI conserva algunos elementos originales del escudo episcopal del cardenal Joseph Ratzinger y descarta la tradicional triple tiara pontificia, reemplazándola por una mitra. El mismo papa agregó el palio, la estola de lana que simboliza la autoridad episcopal. Según Mons. Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, arzobispo italiano experto en heráldica y creador del nuevo escudo papal, "Benedicto XVI ha escogido un escudo de armas rico en simbolismo y significado, para poner su personalidad y papado en las manos de la historia”. Benedicto XVI mantuvo la concha que simboliza al peregrino y también alude a una historia de San Agustín sobre un niño que, con una concha, pretendía verter el mar en un agujero.

El escudo mantiene elementos que evocan los orígenes bávaros del nuevo Pontífice. Lleva en la esquina superior izquierda, el Moro de Frisinga, la cabeza coronada de un etíope que desde hace mil años aparece en el escudo de los obispos de esta ciudad bávara. En su libro "Mi Vida", el entonces cardenal Ratzinger explicó que utilizó el moro como "expresión de la universalidad de la Iglesia, que no conoce ninguna distinción de raza ni de clase".

En la parte superior derecha figura el Oso de Corbiniano, que hace referencia a la leyenda del obispo Corbiniano, que predicó el Evangelio en la antigua Baviera y es considerado el padre espiritual de la Arquidiócesis de Múnich-Frisinga. Según la tradición, cuando el obispo viajaba a Roma, un oso devoró al animal de carga que llevaba. Corbiniano obligó al oso a llevar sobre su espalda el equipaje hasta la Ciudad Eterna. Una vez en Roma, lo dejó libre. “El oso que llevaba la carga del santo me recuerda una de las meditaciones sobre los salmos de San Agustín. En los versículos 22 y 23 del salmo 72 (73) veía él expresado el peso y la esperanza de su vida. Aquello que él ve que expresan estos versículos y que presenta en su Comentario es como un ‘autorretrato’ trazado ante Dios y, por tanto, no sólo un pensamiento piadoso, sino explicación de la vida y luz en el camino. Me ha parecido que lo que Agustín escribe aquí representa mi destino personal”, indicó el entonces Purpurado en su autobiografía. El escudo se completa con las dos llaves cruzadas símbolo del ministerio de Pedro.

Fuentes

Benedicto XVI Los ángeles de Benedicto XVI Joseph Ratzinger