Diferencia entre revisiones de «Lorenzo Vargas Estrada»
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== Anécdota de su etapa como soldado == | == Anécdota de su etapa como soldado == | ||
Revisión del 14:39 27 abr 2012
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Sumario
Síntesis biográfica
Nació el 10 de agosto de 1935 en el Reparto Bejuquero. Hijo de Juan Vargas y Sirina Estrada. Era el mayor de los 10 hermanos: de ellos 5 hembras y cinco varones, aunque tenía otros hermanos mayores que él, por parte de madre. Procedía de una familia campesina, humilde y trabajadora, contaban con pocos recursos para vivir.
Infancia y juventud
Lorenzo comenzó a trabajar desde temprana edad. Por aquellos tiempos ir a la escuela no era para los pobres y el niño no pudo asistir a ella, pero si aprendió a leer y a escribir fácilmente, para eso utilizó algunas revistas y periódicos de aquella época y también alguien que le sirviera de maestro. Era mulato, alto, fuerte, de pelo crespo y claro, ojos negros de mirada intensa, nariz perfilada, amplia sonrisa, alegre, cariñoso, dedicado, juguetón y más pasivo que sus hermanos.
Le gustaba practicar juegos y deportes, ir a las fiestas, divertirse. Inguito, como cariñosamente le decían trabajó en los cortes de arroz, en Yara Arriba y Río Cauto, también laboró en cortes de caña en Bejuquero, cobrando un bajo salario por cada arroba cortada.
Inicios en la lucha revolucionaria
En una ocasión después de terminar la jornada él y sus compañeros de la brigada, (entre ellos Raúl Acosta y Enrique Vargas) se sentaron sobre un plantón de caña y planifican cómo conseguir armas, balas y municiones para unirse a los rebeldes. Su papá desde pequeño le inculcaba la vida militar, pero no sabía cuáles eran realmente las intenciones de Inguito; quien luego se incorpora al ejército batistiano, pero sólo con el objetivo de obtener armas, municiones e información para ayudar a los rebeldes. Ya como soldado del ejército batistiano, es el jefe de un cuartel en Veguitas donde llevaban a los prisioneros para castigarlos, pero Lorenzo no cumplía con aquel tipo de justicia pues cuando allí llevaban a alguien conocido, él lo dejaba en libertad o intercedía a su favor.
La lucha en la Sierra Maestra
Al sospechar de él por su actitud ante los detenidos, se marcha inmediatamente por este mismo lugar para la Sierra Maestra, aquí se incorpora al Ejército Rebelde y forma parte de la Columna 6 Frank País García. Aquí demuestra excelentes cualidades como revolucionario: destacado por su firmeza, coraje, optimismo, honestidad, valentía, sencillez y solidaridad que puso al descubierto en cada acción, en cada combate, siempre era uno de los primeros.
Muerte
Su juventud estaba llena de jocosidad, de alegría; no conocía el miedo y se exponía al peligro, por eso muere en una trinchera combatiendo el día 23 de mayo de 1958 a sólo unos meses de alcanzar el triunfo revolucionario, en un lugar conocido por Mafo , perteneciente a Santiago de Cuba. Aquel sitio se identificaba por un cayo de pinos. Actualmente se desconoce si después sus restos mortales fueron trasladados para otro lugar. Es así como finaliza la vida y obra de Lorenzo Vargas Estrada (Inguito) a los 23 años de edad, quien ha sido, es y será guía y ejemplo para las nuevas generaciones de cubanos
Anécdota de su etapa como soldado
Era el año 1957, muy a menudo los casquitos (soldados enemigos) patrullaban las comunidades donde vivían humildemente las familias campesinas. Gobernaba el dictador Fulgencio Batista. Un día llegaron los soldados como de costumbre a recorrer el vecindario, venían en un carro grande, eran muchos, vestían sus uniformes y portaban sus armas. Lorenzo andaba entre ellos. Llegaron a una casita donde vivían humildemente Esteban, Gallega y su pequeño hijo de sólo un año. Algunos hombres se bajaron, otros se quedaron arriba, tenían que revisar la casa para ver si escondían allí a algún rebelde o si guardaban armas, en fin algún delito revolucionario.
Lorenzo fue uno de los que se bajó a saludar a su comadre Gallega que estaba embarazada con su segundo hijo. Cuando apenas los soldados habían entrado al patio, el pequeño niño muy hermoso, de copioso pelo y ojos azules que apenas sabía caminar, se aproximaba lentamente al carro donde estaban los soldados deseosos de acción , cuando uno de ellos dijo: ¡Mira que niño más lindo, dámelo acá! No se podía esperar, ni confiar si eran buenas o malas sus intenciones, porque estos acostumbraban a matar, golpear y maltratar a niños y mujeres embarazadas indefensas. Es entonces cuando sin vacilación, con voz firme y severa contesta Lorenzo- ¡Cuidado con ese niño, no lo toques que es mi ahijado! Y cogió al niño, lo cargó y lo puso en brazos de su madre que suspiro profundamente aliviada, por lo nerviosa que estaba y que tiritaba de miedo y de terror, desde que vio llegar el carro de soldados frente a su casa. Todos se miraron, subieron al carro y se marcharon sin comentarios y ni siquiera entraron a la casa.
