Diferencia entre revisiones de «Moraima González Prieto»

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Transcurría el mes de octubre de [[1976]], un día antes de la salida del vuelo, La Mora, como le decían cariñosamente familiares y compañeros a la aeromoza '''Moraima González Prieto''', preparaba el pequeño equipaje que llevaría al día siguiente como miembro de la tripulación.  
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Su próximo destino, [[Jamaica]] para concluir en el [['''Aeropuerto''' '''"José Martí"''']], de [[La Habana]], donde ansioso esperaba el hijo a su madre. El tiempo establecido para la escala técnica concluye. El avión emprende el vuelo y se incrementa el peculiar sonido de la salida.  
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Comienza a deslizarse por la pista hasta que ya está en el aire. Los relojes del aeropuerto marcan las 13:15 horas. La torre de control reporta un normal despegue. Nueve minutos hacía que había partido el vuelo. De pronto, una radio comunicación urgente rompe la monotonía de la Torre de Control: ¡Seawell! ¡Seawell! CU-455... tenemos una explosión a bordo. Estamos descendiendo inmediatamente. Tenemos fuego a bordo...  
 
Comienza a deslizarse por la pista hasta que ya está en el aire. Los relojes del aeropuerto marcan las 13:15 horas. La torre de control reporta un normal despegue. Nueve minutos hacía que había partido el vuelo. De pronto, una radio comunicación urgente rompe la monotonía de la Torre de Control: ¡Seawell! ¡Seawell! CU-455... tenemos una explosión a bordo. Estamos descendiendo inmediatamente. Tenemos fuego a bordo...  
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Un avión venezolano, el DQ-650, que volaba cerca trató de ayudarlos y comunicó con el avión, pero el silencio fue la respuesta. Las agencias internacionales de noticias se encargaron de continuar el relato. La nave de Cubana de Aviación había caído al agua y sus 73 ocupantes perecieron. La Mora iba entre estos...  
  
La espera de '''Alejandrito''' se volvió eterna. La tumba de su madre y todos los que cayeron con ella, fue el [[Mar Caribe]]. El niño continuó esperando, quizás para toda la vida. Hoy, con 35 años de edad y su mente afectada, huérfano también de padre, Alejandrito se encuentra ingresado en un hospital. Un claro ejemplo, uno más, de la obra de terroristas engendrados y protegidos por el imperio norteamericano.
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La espera de Alejandrito se volvió eterna. La tumba de su madre y todos los que cayeron con ella, fue el [[Mar Caribe]]. El niño continuó esperando, quizás para toda la vida. Hoy, con 35 años de edad y su mente afectada, huérfano también de padre, Alejandrito se encuentra ingresado en un hospital.
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== Enlaces externos  ==
 
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Revisión del 15:48 24 feb 2011

Moraima González Prieto
Información sobre la plantilla
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Victima del sabotaje donde perdieron la vida los 72 pasajeros.
NombreMoraima González Prieto
Nacimiento29 de Junio de 1945
San Miguel del Padrón, La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento6 de Octubre de 1976
Bandera de Barbados Barbados


Moraima González Prieto.. Aeromoza del Aeropuerto Internacional “José Martí”. Victima del brutal sabotaje al avión de cubana.

Síntesis biográfica

Nació el 29 de Junio 1945 en el municipio capitalino de San Miguel del Padrón. En 1960 recibió instrucción militar en el 5to Distrito, pese a no haber sido admitida, inicialmente, por no tener la edad necesaria.

1961 Participó en la Campaña librada por nuestro pueblo para erradicar el analfabetismo. Cuando el ataque mercenario a Playa Girón integró las Brigadas Sanitarias organizadas por la Federación de Mujeres Cubanas. Durante la Crisis de Octubre; permaneció acuartelada en el Aeropuerto.

En el año 1962 comenzó a trabajar como oficinista en el Aeropuerto “José Martí”.

Fue promovida a Aeromoza Internacional en el 1975

Su muerte

Moraima González Prieto. Formaba parte de la tripulación del DC-8 al que manos asesinas sabotearon en pleno vuelo. A Moraima se le recuerda disciplinada, sencilla, sensible. Al perecer en el brutal sabotaje tenía 31 años, estaba casada y dejó un huérfano de solo 6 años de edad llamado Alejandrito


Comentario Familiar:

José Rodríguez Torres, tío de Moraima comenta: Alejandrito perdió la madre y la salud

Transcurría el mes de octubre de 1976, un día antes de la salida del vuelo, La Mora, como le decían cariñosamente familiares y compañeros a la aeromoza Moraima González Prieto, preparaba el pequeño equipaje que llevaría al día siguiente como miembro de la tripulación.

Alejandrito, de seis años de edad, daba vueltas inquieto en la habitación. Por instinto, sabía que su madre iría por tiempo en un nuevo vuelo y estaría lejos de él. El niño estaba acostumbrado a ir con su padre a despedirla y esta vez, como siempre, allí estaría a su regreso.

El miércoles seis, después del mediodía, la vida transcurría normal. Ambos se preparaban para ir al aeropuerto, como lo hicieron.

Mientras, en el Aeropuerto Internacional de Seawell, en la pequeña isla caribeña de Barbados, aparecía lejana la figura de un avión de pasajeros. Minutos después este aterrizaba para una escala. Los micrófonos lo identificaron como el Cubana de Aviación 455 procedente de Trinidad-Tobago.

Su próximo destino, Jamaica para concluir en el Aeropuerto José Martí, de La Habana, donde ansioso esperaba el hijo a su madre. El tiempo establecido para la escala técnica concluye. El avión emprende el vuelo y se incrementa el peculiar sonido de la salida.

Comienza a deslizarse por la pista hasta que ya está en el aire. Los relojes del aeropuerto marcan las 13:15 horas. La torre de control reporta un normal despegue. Nueve minutos hacía que había partido el vuelo. De pronto, una radio comunicación urgente rompe la monotonía de la Torre de Control: ¡Seawell! ¡Seawell! CU-455... tenemos una explosión a bordo. Estamos descendiendo inmediatamente. Tenemos fuego a bordo...

Un avión venezolano, el DQ-650, que volaba cerca trató de ayudarlos y comunicó con el avión, pero el silencio fue la respuesta. Las agencias internacionales de noticias se encargaron de continuar el relato. La nave de Cubana de Aviación había caído al agua y sus 73 ocupantes perecieron. La Mora iba entre estos...

La espera de Alejandrito se volvió eterna. La tumba de su madre y todos los que cayeron con ella, fue el Mar Caribe. El niño continuó esperando, quizás para toda la vida. Hoy, con 35 años de edad y su mente afectada, huérfano también de padre, Alejandrito se encuentra ingresado en un hospital.

Un claro ejemplo, uno más, de la obra de terroristas engendrados y protegidos por el imperio norteamericano.

Enlaces externos

Fuente

http://www.familiesforjustice.cu
http://granma.co.cu
http://www.ain.cu