Nelson Herrera Riveros
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Nelson Herrera Riveros. Comerciante y dirigente del MIR en la zona sur de Chile, especificamente en la zona de Concepción. Era un militante que se entregaba de lleno a las tareas de reconstitución de su partido y al impulso de las primeras formas de resistencia popular.
Sumario
Biografía
Infancia y juventud
Nació en Talca el 17 de enero de 1953. Tenía 3 hermanos y sus padres eran funcionarios de FF.CC. del Estado. La madre lo describe como un niño sano inteligente, pero sobre todo muy independiente y seguro de si mismo. Quienes le conocieron afirman que sus rasgos más sobresalientes eran la alegría, la espontaneidad, la capacidad de trabajo. Como lo apasionaba la literatura griega, decidió aprender el griego para leer directamente a los clásicos.
A los 16 años había concluido la enseñanza media. Y luego de interrumpir sus estudios de sociología que había comenzado en 1972, ingresó a la Universidad de Chile a estudiar Filosofía, carrera que voluntariamente abandona para combatir frontalmente a la dictadura de Augusto Pinochet. En ese tiempo conoció a quien sería su compañera, Patricia Zalaquet.
Trayectoria revolucionaria
Desde su época estudiantil Nelson era militante del MIR y luchaba para conquistar una auténtica democracia en Chile.
En los años que siguen al Golpe de Estado de Pinochet, Nelson era un militante que se entregaba de lleno a las tareas de reconstitución de su partido y al impulso de las primeras formas de resistencia popular, que iban desde rayados clandestinos hasta la intervención directa en las incipientes formas de organización de sectores populares donde demostró su gran iniciativa y su infatigable capacidad de trabajo.
Posteriormente viaja a la zona sur del país donde debió dirigir un equipo partidario
Muerte
El trágico hecho ocurrió el 23 de agosto de 1984 cuando es interceptado el microbús en donde se desplazaba junto a otros compañeros, en el sector de Lorenzo Arenas de Concepción. El vehículo de locomoción colectiva venía siendo seguido desde Talcahuano y se le ordenó detenerse en un lugar con gran afluencia de público, frente a la Vega Monumental.
Testigos interrogados por esta comisión indicaron que no hubo resistencia a la detención por parte de las víctimas, quienes se bajaron desarmadas del microbús y sin rehenes. Esa acción la hicieron con los brazos en alto. La autopsia de Nelson Herrera indicó que fue muerto posteriormente mediante un disparo en el cráneo a corta distancia y en circunstancias de que ya se encontraba esposado, lo que se desprende de las marcas en sus muñecas.
Este hecho fue filmado por camarógrafos que utilizaban equipos de Televisión Nacional quienes se encontraban apostados en el sector desde antes que se produjeran el hecho, cosa que igualmente indica que no se trató de un enfrentamiento casual sino de un hecho planificado con anticipación. Con el mérito de las declaraciones de numerosos testigos entrevistados, demás antecedentes reunidos y por lo inverosímil de las versiones oficiales sobre cómo sucedió el hecho, esta comisión está convencida de que las personas que allí fueron ejecutadas por agentes estatales, en violación de sus derechos humanos.
Un grupo de vecinas escribe a sus padres días después de su asesinato:
Como madres nos sentimos responsables de no haber sabido defender la tan preciada democracia, en la cual nuestros hijos crecían en paz y libertad. Sabemos que ésta, nuestra misión de adultos, la estamos pagando muy caro con la vida de lo más sagrado que tenemos: nuestros hijos…”[1]
Expresa un sobrino de los padres de Nelson.
Testimonio de la viuda de Nelson
Nuestra familia se quebró drásticamente el 23 de agosto de 1984, cuando mataron a Nelson. “Los días previos al 23 de agosto, Nelson presintió su muerte”. “Escuché por radio sobre un enfrentamiento en Hualpencillo y me intranquilicé. A las cuatro y media de la tarde numerosos agentes de la CNI rodearon mi casa… Momentos antes, en el sector de la Vega Monumental, concurrido centro comercial de Concepción, dos jóvenes habían sido víctimas de la represión. Uno, Mario Lagos, acribillado allí mismo. El otro, Nelson Herrera Riveros, introducido en un siniestro vehículo de la policía política, reaparece con las manos esposadas y un balazo disparado en su frente.”[2]
Poema dedicado a Nelson Herrera
“…La bala desgarró tejidos
pero sucedió lo que no esperaban
por ese orificio ardiente
quemante manchado
con tu sangre con su pólvora
Brotaron pensamientos
despidos promesas
recuerdos y una sonrisa…”