Academia Chilena de Ciencias

Academia Chilena de Ciencias
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Institución con sede en Chile Bandera de Chile
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Fundación:21 de octubre de 1964
Tipo de unidad:Institución científica
País:Chile Bandera de Chile
Sede:Santiago de Chile, Bandera de Chile
Dirección:Almirante Montt N.º 454, Santiago de Chile

La Academia Chilena de Ciencias es una de las seis academias que conforman el Instituto de Chile, entidad creada en 1964 por el gobierno del entonces presidente Jorge Alessandri, con el fin de promover, en un nivel superior, el cultivo, el progreso y la difusión de las letras, las ciencias y las bellas artes. Cada una de las Academias está integrada por un número diferente de Miembros de Número, los que no pueden exceder de 36. Los miembros de las Academias pueden ser de cuatro clases: de Número, Correspondientes Nacionales, Correspondientes Extranjeros y Honorarios. De estos cuatro, solo los primeros gozan de derecho a voto en las deliberaciones que se lleven a cabo.

Historia

Según la Ley que creo el Instituto de Chile, y en consecuencia, la Academia de Ciencias, los cinco primeros miembros de número serian nombrados dos por el Presidente de la República, dos por el Consejo de Rectores y uno por la Universidad de Chile. El decreto de nombramiento de estos académicos especificaba que Gustavo Hoecker, designado por esta Casa de Estudios; Carlos Mori y Luis Ceruti, por el Consejo de Rectores y por último Gustavo Lira y Eduardo Cruz Coke por el Jefe de Estado, serian los primeros miembros de la Academia de Ciencias.

La primera sesión oficial de los académicos fundadores se realizó unos meses después de la inauguración del Instituto, el 9 de marzo de 1965, en dependencias de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile; debido a que aun y por algunos años más, la nueva corporación no contó con una sede permanente y propia. En su primera reunión se establecieron dos puntos esenciales para el funcionamiento posterior de la Academia, elegir su primera directiva y discutir los lineamientos principales para acordar un reglamento interno. Como primer Presidente se eligió al profesor Gustavo Lira y Secretario al doctor Gustavo Hoecker. Por otra parte, en esta ocasión se hizo presente una carta de la National Academy of Sciencies de los Estados Unidos, en que además de manifestar las felicitaciones por la fundación de la Academia chilena ofreció su cooperación paraorganizar y poner en marcha la recién inaugurada corporación.

Unas semanas más tarde, el 14 de abril, se aprobó el primer Reglamento de la entidad; es importante señalar que en éste, más allá de sus aspectos meramente administrativos, se hace clara alusión a que el objetivo de la Academia es “promover en un nivel superior el cultivo de las ciencias matemáticas y naturales” fijando para ello las actividades que debería desarrollar para este fin: a. Patrocinar y ayudar a la investigación científica pura o aplicada. b. Difundir los conocimientos científicos por medio de conferencias y foros, la publicación de libros, folletos o revistas y la formación de una biblioteca especializada en ciencias. c. Crear premios y estímulos para investigaciones y publicaciones científicas, patrocinar la reunión de congresos de esta naturaleza. d. Auspiciar el envío al extranjero de profesores, investigadores y profesionales con fines de estudio y perfeccionamiento, y crear becas con esos fines. e. Recopilar informaciones sobre el progreso y la investigación generales de las ciencias, para la aplicación de las mismas a los problemas del país, y su divulgación por medio de la enseñanza media y superior. De esta forma, desde su fundación esta corporación se puso como su tarea principal, al ser un lugar de encuentro de destacados científicos, promover y mejorar el estado de las ciencias en el país, labor de la que no sólo no se alejaría sino que asumiría con mayor énfasis en los años siguientes. Pero para poder concretarla, era necesario afianzar la Academia; motivo por el cual, en estos primeros años, la corporación se abocó a completar sus miembros de número, fijados en 18 según la ley que creó el Instituto de Chile. Así como a resolver problemas generados por la carencia de recursos y por la falta de una sede que permitiera desarrollar en forma adecuada sus labores.

A pocos años de su fundación se eligió a la primera mujer miembro de la Academia, la Dra. Adelina Gutiérrez, destacada astrónoma de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. En este sentido, el nombramiento de esta destacada científica abrió paulatinamente las puertas de la corporación a la integración de las mujeres dedicadas al cultivo de las ciencias; de hecho unas décadas más tarde, en mayo de 1990, se incorporó la Dra. en Química Ligia Gargallo, de la Facultad de Química de la Universidad Católica de Chile. Posteriormente, en junio de 1998, ingresó la Dra. María Teresa Ruíz, astrónoma del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. A estas destacadas científicas, se suman otras relevantes personalidades del quehacer científico nacional que forman parte de la Academia como Miembros Correspondientes en Chile.

Siglo XXI. Ciencia e innovación.

El comienzo del siglo XXI, estuvo marcado por un importante encuentro que buscaba fomentar la reflexión pública y privada sobre el papel de la ciencia en el desarrollo nacional. En junio de 2000, en conjunto con CONICYT y el Comité Nacional de ICSU, la Academia organizó el evento Chile-Ciencia 2000: Ciencia, Tecnología y Sociedad; cuyo documento final fue entregado a la Presidencia de la República para su consideración.

La otra área de interés que la Academia continuo potenciando fue la educación en ciencias, tanto en los niveles escolares como universitarios; para de esta forma primero despertar el interés en las nuevas generaciones por estudiar disciplinas científicas y, en los niveles superiores, apoyar a los científicos jóvenes para emprender el camino de la investigación en las ciencias básicas. Para estos objetivos se trabajo en forma conjunta con el Programa Explora de CONICYT. El año 2003, durante la presidencia del Dr. Servet Martínez, se implementó un proyecto destinado a promover el encanto por las ciencias entre niños y adolescentes. La Academia, en conjunto con el Ministerio de Educación y las Universidades de Chile, de Concepción y Playa Ancha, pusieron en marcha el Proyecto de Educación en Ciencias Basado en la Indagación, que buscaba que alumnos de escuelas municipalizadas de comunas de escasos recursos de Santiago tuvieran la oportunidad de aprender química, física y biología como una forma de potenciar el entendimiento del mundo mediante la utilización de un razonamiento científico. Los resultados de este proyecto pronto permitieron que, unos años después, se incorporaran establecimientos de las Regiones de Valparaíso y Concepción, llegando a un total de 64 escuelas con niños entre 1° y 8° básico.

Programa Ciencia de Fronteras

Para fortalecer el apoyo a los investigadores jóvenes, la corporación, además del premio a la mejor tesis de doctorado, inició el año 2004 el Programa Ciencia de Fronteras, el Comité ad hoc que organizó el concurso planteó entre los primeros objetivos del programa promover el debate interdisciplinario y la formación de grupos de noveles científicos que, por una parte, participaran en simposios tanto nacionales como internacionales y fueran, además, un grupo que, a partir de sus vínculos e iniciativas, forjaran “una comunidad científica integrada a nivel nacional”.

Programa Bicentenario

Durante estos años, la Academia comenzó a desarrollar un trabajo, en conjunto con CONICYT, destinado al análisis de la situación general de las ciencias exactas en el país cuyos objetivos no sólo apuntaban a diagnosticar sino que a definir iniciativas que, presentadas a las instancias gubernamentales correspondientes, se tradujeran en políticas públicas destinadas a fortalecer el quehacer científico nacional así como su inserción internacional. Una de estas iniciativas fue la que, en el marco del Programa Bicentenario, se encargó a la Academia el año 2005, denominado Estudio Análisis de la Ciencia Chilena, que se efectuó por medio de comités que, en diferentes áreas de las ciencias exactas y naturales, elaboraron finalmente un extenso trabajo que permitió analizar en profundidad diversos aspectos del trabajo investigativo y de formación de científicos en el país; exposición de la situación de la ciencia nacional que buscaba, además, dar a la luz pública “sus recomendaciones sobre cómo resolver los problemas que limitan que actualmente ese desarrollo”. Estas iniciativas se han extendido a largo de estos años para generar, permanentemente, nuevas propuestas tanto de científicos, académicos y estudiantes ante los desafíos que deben enfrentar la ciencia y la tecnología en el país.

Fuentes