Acciones constructivas

Acciones constructivas
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Concepto:Destinadas a edificar obras arquitectónicas o de ingenierías; a mantenerlas y conservarlas con la finalidad de devolverle su valor de uso.

Las acciones constructivas son las destinadas a edificar obras arquitectónicas o de ingenierías; a mantenerlas y conservarlas con la finalidad de devolverle su valor de uso, preservando o modificando las mismas, prolongando así su vida útil, funciones y calidad de vida. Dentro de las acciones constructivas tenemos las terapias, que le corresponden el estudio de la corrección y solución de los problemas patológicos o de nuevos requerimientos. Para obtener éxito en las medidas terapéuticas, es necesario que el estudio precedente, es decir, el diagnóstico del problema haya sido bien definido.

Terapia en las Construcciones

Las medidas terapéuticas de corrección de los problemas, pueden tanto incluir pequeñas o grandes reparaciones localizadas o generalizadas en estructuras, terminaciones e instalaciones de una edificación. Es siempre recomendable, que después de cualquiera de las intervenciones citadas sean tomadas medidas de protección, con la implantación de un programa de mantenimiento periódico. Este programa de mantenimiento debe tener en cuenta la vida útil prevista, la agresividad de las condiciones ambientales o antrópicas de exposición y la naturaleza de los materiales, medidas protectoras adoptadas y educación de la comunidad.

Resulta por tanto necesario establecer las bases que permitan a los que trabajan en la actividad de Conservación, contar con una precisión que determine a qué acción constructiva corresponde los trabajos que se ejecutan en una edificación.

Conviene destacar que del análisis técnico provisional especializado, parte la propuesta inicial para determinar cuál acción constructiva corresponde un determinado trabajo que se programa o analiza en una edificación; incluyendo las medidas terapéuticas y de emergencia.

Tipos de acciones constructivas

Los disímiles conceptos empleados internacionalmente, así como en nuestro país por las diferentes instituciones inversionistas, planificadoras, proyectistas, reguladoras, constructoras y usuarias de la actividad constructiva; conllevaron al establecimiento de la norma cubana NC- 052-55:1982 que estableció los conceptos que definen los diferentes tipos de acciones constructivas.

Posteriormente la ley general de la vivienda en 1988 incluyó conceptos como el de ampliación, siendo en general el uso de los conceptos normados, engorroso, frecuentemente contradictorio y mal empleado.

Si establecemos una agrupación general de los tipos de acción constructiva según su objetivo fundamental tenemos:

  1. Conservación (preservar y reparar poco.)
  2. Rehabilitación (habitar lo inhábil.)
  3. Emergencia (evitar tragedias.)


Según los trabajos que corresponden a dichos objetivos, se derivan los tipos de: Mantenimiento, Reparación parcial y total, Consolidación; Reconstrucción, Renovación o Remodelación; Restauración, Obras nuevas; Albergue, Apuntalamiento; Demolición y otras

Acciones Constructivas de Conservación

La conservación es el conjunto de trabajos de mantenimiento o reparación menor que se ejecutan para obtener la durabilidad, seguridad y eficiencia máxima y mantener la forma, integridad y materiales de un inmueble para su correcto funcionamiento. Además se emplea como acción que encierra todo el conjunto de acciones posibles a realizar dentro de la edificación construida, como son el mantenimiento, y la reparación parcial (menor).

Acciones Constructivas de Rehabilitación

La rehabilitación es la acción dirigida a devolver en un edificio declarado inhabitable o inservible, las condiciones necesarias para su uso original u otro nuevo. Como concepto más amplio incluye todo tipo de intervención capaz de devolver a una edificación su estado de eficiencia funcional mediante reparaciones, consolidaciones, reconstrucciones; restauraciones y remodelaciones de partes o modificaciones que permitan el adecuado uso contemporáneo manteniendo siempre aquellos componentes y rasgos tipológicos históricos, artístico o culturales significativos. Las obras nuevas también entran en esta acción rehabilitando el terreno como tal.

Fases

  1. Reparación, reconstrucción o restauración de elementos significativos, incluyendo diseño y reposición de faltantes.
  2. Eliminación del mínimo de nuevos componentes (anacrónicos u obsoletos.)
  3. Inserción del mínimo de elementos contemporáneos necesarios para la nueva función.

Tipos

  1. Rehabilitación baja: Cuando se actúa hasta el 60 % en la superficie de la edificación con independencia de las áreas, es decir, cubierta, entrepiso, áreas comunes y fachada.
  2. Rehabilitación media: Cuando se interviene hasta el 80 % en la superficie de la edificación con independencia del grado de complejidad.
  3. Rehabilitación integral: Cuando se interviene hasta el 100 % de la superficie de la edificación, la distribución funcional de los locales y se acentúa la expresión arquitectónica dentro del contexto urbano.

Acciones Constructivas de Emergencia

La emergencia es la acción impostergable motivada por: la protección a la vida de usuarios, circundantes o trabajadores en la edificación; la preservación de elementos, partes o toda la edificación; y el restablecimiento de usos y funciones fundamentales en la edificación. Dentro de estas acciones se encuentran: los albergues, el cierre de locales, órdenes de apuntalamiento y la demolición.

Órdenes de Apuntalamiento: El apuntalamiento es una estructura provisional que se construye para tomar las cargas o dar estabilidad a los diferentes elementos que integran una construcción, hasta que se hagan las obras definitivas de sustitución, reparación o modificación de dichos elementos y en algunos casos para la demolición total, parcial o en un elemento de la edificación. Esta acción y efecto de apuntalar, sostener con puntales que son pies derechos o inclinados usualmente de madera o metálicos, trabajan a compresión. Se incluye aquí como apuntalamiento las obras de reforzamiento como elemento que trabaja a flexión con igual fin, así como el engavetamiento y cierre de vigas por su carácter emergente.

Los apuntalamientos son aplicables a cualquier tipo de construcción en que por el estado de ruina o deterioro por sufrir los efectos de un accidente (choque, incendio, agentes atmosféricos, edad de las construcciones, etc.), esté comprometida su estabilidad por falta de capacidad actual, o la de cualquiera de sus elementos estructurales, complementario o de ornamentación. Los mismos se emplean en obras de construcción, reparación o modificación, así como por sobrecargas por acciones constructivas, y en algunos casos para la demolición total de una construcción. Debe considerarse además el tipo de elemento que se va a apuntalar.

Tipos del apuntalamiento

  • Cierre Parcial de Vías o Áreas. Será el realizado por el peligro de caída de materiales o elementos de una edificación deteriorada o durante demoliciones o reparaciones ejecutadas en la misma.


En su forma más simple bastará con uno o dos policías u operarios uniformados y protegidos (casco) cuando las áreas con peligro son reducidas y de duración breve; pudiendo apoyarse con barreras o sogas con señalizaciones.

En obras de cierta duración se podrán emplear postes con malla metálica eslabonada (conocidas por la marca peerles en Cuba) u otros elementos de cierre debidamente señalizados.

Puede considerarse válida el área de dispersión de los fragmentos como de radio igual a la mitad de la altura que se originan (Eje: un edificio de 10m de altura el área de dispersión de fragmentos es de 5m de radio), aunque en caso de grandes volúmenes puede ampliarse e incluso considerar sus cierres a los efectos de impacto y ejecutarlo como entibación, incluso techados como obras de apuntalamiento donde no sea posible eliminar la circulación peatonal inmediata al cierre.

Considerar que el peso de un objeto al caer puede incrementarse hasta cinco veces producto de la aceleración que genera la gravedad. Debe incluir además las medidas de prevención que la situación requiera, como son el traslado de elementos del mobiliario urbano, enfriamiento de líneas eléctricas, protección a vanos; carpintería u otros elementos de la propia edificación, así como el uso de mantas húmedas que eviten la contaminación atmosférica. Excepto los de breve duración, deben coordinarse para su aprobación y permiso con las entidades de gobierno y orden público, las que coordinarán la reorganización del tráfico urbano mientras dure el cierre. Igualmente debe coordinarse todo rompimiento en la vía o actuación en sus redes técnicas. Habrá vías en que no podrá autorizarse (gran tráfico, uso por bomberos y ambulancias, etc.) o solo se permita de forma restringida; lo que implicará otras medidas costosas como consolidar elementos peligrosos con andamios, redes o resinas; colocar plataformas contenedoras a nivel superior, empleo de técnicas especializadas y artesanales como los alpinistas; empleo de grúas, etc.

  • Engavetamiento. Se emplea en las calles (cubanismo por entrevigados) de los forjados de viga y teja, viga y tabla, o de losa por tabla cuando la tablazón o losas cerámicas planas están podridas, caídas; e incluso con derrumbe del relleno superior en áreas reducidas o extensas; de modo que admitan ser clavadas.

Puede emplearse como solución definitiva en los casos que el deterioro se limite a la tablazón en poca área y lo admita su apreciación estética. Consistirá en dos listones continuos de 25 x 50mm (1 x 2 pulg.) adosados a las caras laterales de las viguetas con clavos o tornillo tiraforndos de 76 mm (3 pulg.) espaciadas a 100 mm (4 pulg.) al trebolillo y separados a 25mm (1 pulg.) del sófito de la tablazón. Sobre ellos se harán correr tablas de 25mm de espesor cortadas al largo de la distancia entre viguetas, de modo que apoyen los listones antes adosados; reponiendo oportunamente el relleno caído con mortero pobre donde sea necesario.

Las tablas empleadas a modo de gavetas deben ser de poco ancho y puestas en tramos cortos de listones que podrán disponerse con holgura a 27mm (1 1/16 pulg.) del sófito de la tablazón esta está muy podrida, evitándose golpes para hacer correr las tablas sobre los listones.

Similarmente habrá que considerar como holgura el espesor de los listones del forjado (cabíos) en que apoyan las losas de barro del forjado de losa por tabla cuando no descansan directamente sobre las viguetas.

  • Colocación de Tableros en Pisos. La holgura indicada en las dos situaciones anteriores, puede constituir una limitación en el uso del forjado, como piso del nivel superior y llegar a requerir el empleo de tableros de 50mm (2 pulg.) de espesor, para evitar el fallo de la tablazón o losa de barro con asentamiento del relleno y piso en caso de tener empotradas instalaciones y mejor aún debe darse la solución definitiva de levantar piso, relleno y tablazón o losa de barro, restituirlas, y luego retirar el engavetamiento.

También se emplean tableros en casos de derrumbe parcial del forjado usado como piso, e incluso en techos para proteger de la lluvia, en casos de derrumbes "A" del mismo que puede incluir las viguetas además localizarse en forjados de viga y losa abovedada (sean de madera y ladrillo o de acero y mortero) o en forjados de placas de viga y losa u hormigón armado.

Deberán unirse en todo caso los tablones entre sí por tablas de 12mm (1/2 pulg.) y fijarse con clavos al resto del forjado, apoyando en este no menos de 3,00m y con luces menos de 1500mm.

En caso de pasillos, deben arriostrarse en tres puntos a la baranda original, o construirla similarmente al tablero con parales (cubanismo por postes) arriostrados al tablero y muro. Los tableros se emplean además para proteger los techos y pisos de impactos de derrumbes o por obras de demolición o reparación.

  • Chiqueros en Columnas. Son torres de vigas de madera o traviesas de ferrocarril, dispuestas por pares ortogonales rodeando las columnas deterioradas para recibir las entregas de las vigas que a ella descargan, preservándolas para su reparación o en caso urgente de rotura para luego ser descargadas las vigas y sustituida la columna.

Deben apoyarse en terreno plano y resistente o consolidado al efecto, pudiendo requerir plataforma de apoyo para distribuir la carga en terrenos débiles, hechos de madera, acero u hormigón armado.

Se emplearán cuñas de madera dura presionadas para lograr su trabajo efectivo aunque evitando inducir deformaciones estructurales.

  • Apuntalamiento de Vigas y Arcos. Se emplea para apear el peso propio de vigas, dinteles y arcos dañados o con defecto y apuntalando aparte los techos de cubierta y entrepisos que les tributan las sobrecargas, carga muerta y peso propio de otras vigas, forjados y placas. En caso de gran urgencia dada por las características de la situación, uso o lugar, se emplean para asimilar la mencionada sobrecarga, carga muerta y peso.

Se ejecuta colocando sopandas fijadas a uno o más puntales o jabalcones fijándose a cada uno con dos galletas (cubanismo por tableta) arriostrados entre sí y a muros próximos con fajas (cubanismo por tabla estrecha y larga) ortogonales en ambos sentidos cada 2,00m de altura para evitar su pandeo y descargando a durmientes que evitan el fallo del suelo por punzonamiento (penetración) dispuestas igual que las sopandas, y mediando cuñas que serán presionadas sin inducir deformación al apuntalamiento o viga, aunque ocasionalmente puede desearse la restitución de la viga o arco a su posición original o generalmente todo lo contrario; rozar apenas su sófito interior cuando se emplean como medida preventiva a su fallo.

Las sopandas y durmientes serán de madera barata (pinsapo) con 100 x 75mm (4 x 3 pulg.) de sección en las sopandas durmientes y puntales. Cuando sea necesario empatarlos longitudinalmente se hará en el tercio superior (que tienen menores esfuerzos) con una galleta por cada cara. Las galletas serán de 25 x 100 x 200mm (1 x 4 x 8 pulg.) (también de 25 x 75 x 200mm (1 x 3 x 8 pulg.).) y se fijan a las sopandas, puntales y durmientes con 4 claves de 100mm (4 pulg.) que evitan coincidir al hilo en la madera y que penetran 50mm (2 pulg.) en las sopandas, puntales o durmientes a 12mm (1/2 pulg.) de los bordes de las galletas y dejando sobresalientes sus cabezales en 12mm (1/2 pulg.) para posibilitar el desmontaje sin dañar la madera. Las cuñas serán fijadas sólo con un clavo.

La cantidad de puntales se calcula atendiendo a la norma cubana (NC- 053-036:1978) apreciando con mayoración la sobrecarga, carga muerta y peso propio de la viga y muro que soporta según la tipología constructiva y considerando con minoración la resistencia de los tipos de madera. Este proceso de cálculo es largo, por lo que al personal (inspectores técnicos) que deben inspeccionar diariamente un grupo de edificaciones y consecuentemente ordenar el apuntalamiento, le resulta prácticamente imposible aplicar el procedimiento de cálculo completo por la norma para emitir la orden. Por tal motivo en la práctica es suficiente realizarlo de la forma que se explica más adelante; no obstante en casos complejos es necesario calcularlos por las normas.

Para las construcciones más pesadas puede considerarse que un puntal de pinsapo de 75 x 50mm (3 x 2 pulg.) soporta 1,3 m2 de techo, de 75 x 75mm (3 x 3 pulg.) soporta 2m2 ; de 100 x 75mm (4 x 3 pulg.) soporta 2,7m2 y de 100 x 100mm (4 x 4 pulg.) soporta 3,7 m2, así como que las cargaderas no deben tener luces de cálculo mayores de 1,5m, pues se deformarían por flexión.

Bastará usualmente en los vanos cortos de hasta 1,5m de luz y anchos de 0,20m con 2 muletas (cubanismo por sopanda y puntal) a 1/5 de la luz de carga (en los puntos de cambio de signo de los esfuerzos de flexión en vigas empotradas.) En muros de ladrillos en citarón con 0,30m de ancho requerirá 2 muletas dobles (cubanismo por caballete a asnilla), y en los muros de ladrillos en asta y media con 0,45m de ancho y mampostería con 0,50m requerirán una muleta doble central, llegando a ser 4 muletas dobles equidistantes en los muros de ladrillos a doble asta con 0,60m de ancho o en los menores con gran altura de muro sobre la viga.

Cuando haya un vano, forjado o placa debajo del área en que se levanta el apuntalamiento será necesario haber apuntalado la misma de igual forma, precisando que los puntales se correspondan en proyección vertical para evitar sobrecargar al elemento inferior Para evitar la proyección del apuntalamiento e incluso permitir el paso libre bajo vanos y vigas cortas pueden sustituirse los puntales por jabalcones a 60º con la viga e insertados en los derrames del vano o en el paramento del muro en caso de vigas voladizas.

En vigas de gran longitud, las muletas se espaciarán a 1m como máximo evitando esfuerzos a flexión poco asimilables por la madera ya deteriorada de la viga.

Las vigas en voladizo serán apuntaladas a 12mm (1/2 pulg.) de su luz contado desde la entrega, evitando modificar mucho su forma de trabajo al invertirse los esfuerzos de momento, a no ser que hayan sido construidos de hormigón armado y erróneamente reforzadas por abajo, en cuyo caso debe apuntalarse por los extremos.

Cuando no se apuntala aparte la estructura y techo que tributan a la viga, se adicionarán los puntales que ella hubiera requerido similarmente dispuestos como muletas simples o dobles, equidistantes.

Las fajas de arriostre de los puntales será de tantas pulgadas de ancho como metros de longitud tiene la viga. En caso de apuntalar un arco mediará una cimbra entre el intradós del mismo las sopandas. Podrá conformarse por un camón constituido por dos piezas unidas por listones siendo cada uno tablones de 50mm (2 pulg.) llamada cercha que delimitan la curvatura del intradós también llamado cimbra que se unen y arriostran radialmente a otro tablón horizontal mediante galletas. Podrá también conformarse la cimbra por un solo madero ajustado a la curva del intradós o por el madero horizontal y trozos de ladrillo calzados con mortero pobre (incluso solo arena y agua) que se ajusten a la misma. Cuando la cimbra descarga a jabalcones se llama cimbra recogida.

En los apuntalamientos la madera puede sustituirse por elementos metálicos soldados o fijados con pernos, sin necesidad de faja de arriostre. También hay otras variantes de reforzamiento metálico de viga (ver más adelante.) Existen además puntales de tubos metálicos con altura regulable por junta telescópica roscada y plancha metálica a modo de durmiente (apuntalamiento telescópico por cubanismo.)

También puede sustituirse el apuntalamiento en los vanos tapiados incluso con trozos de ladrillo y bloque con arena y agua pero requiere considerar los efectos de la sobrecarga en peso al nivel inferior.

  • Apuntalamiento de Techo. Se emplea para apear el peso desde los techos de las cubiertas y entrepisos dañados en sí mismo o por accidente, comenzando por el nivel inferior en planta baja. Se ejecuta con cargaderas (cubanismo por dintel) en vez de sopandas, que serán espaciados a 2.1.3.2.7. - Amadrinamiento de Techo.

Se emplea en techos de forjado o cubiertas ligeras inclinadas cuyas viguetas de madera solo están podridas en sus entregas, como solución provisional para su posterior reparación o sustitución, aunque usualmente quedan constituidas como soluciones duraderas que pudieran ser definitivas si se eliminan las causas que provocan el daño.

Se ejecuta con madrinas (cubanismo por viga) construidas por cargaderas de madera de 100 x 100mm (4 x 4 pulg.) o acero laminado de perfil I de 100mm (4 pulg.) de peralto (cubanismo por canto) que soportan los extremos de las viguetas dañadas y se adosan a los muros de carga, apoyándose en canes (puñales por cubanismo) del mismo material que vuelan 100mm (4 pulg.), se empotran el doble (200mm (8 pulg.) y se espacian a 0,50m, que es similar al espaciamiento de las viguetas cuyas entregas quedan así desplazadas a un nivel inferior pero sin amarrar al muro con carrera.

El espaciamiento de los canes no debe ser mayor de 0,50m, pues induciría grandes cargas concentradas que provocarían daño al muro. Los canes pueden ser constituidos también por tubos de acero de 50mm (2 pulg.) En todos los casos serán empotrados con mínima holgura, calzándolos con mortero de cemento y arena 1:3 que podrá mojarse con aditivos hidrofugantes (cubanismo por hidrófugo) siempre que no se debilite. Los de madera serán tratados antes con brea asfáltica u otro tratamiento impermeabilizante e insecticida en la zona a empotrarse. Los de metal serán tratados al igual que el perfil I con tres manos de óxido rojo y dos de esmalte marino o con otro tratamiento anticorrosivo. Se calzarán las viguetas a la madrina con cuñas de madera dura o mortero de cemento y arena 1:3.

  • Reforzamiento Metálico de Techo y Viga. Se emplea en los techos de forjado de viga y tabla o losa por tabla cuyas viguetas presentan pudrición o daño por comején que no supera el 30 % de la sección en cada vigueta; otro empleo es en las placas de viga y losa cuyas viguetas presentan corrosión con pérdidas de sección transversal o alma que no supera el 30 % en cada vigueta. Se emplea también en las placas de hormigón armado cuya armadura presenta en sus barras traccionadas pérdida de sección, del perímetro de recubrimiento o de la longitud de adherencia, que no superan el 30 % en cada caso.

Se ejecuta colocando perfiles de acero laminado en los sófitos de las viguetas o placas y transverso a la luz libre de las viguetas o a las barras traccionadas de la placa, separándose de los muros o pórticos de carga a distancia igual a 1/5 de la luz libre.

Los perfiles serán de tantas pulgadas de peralto como metros de longitud tengan y apoyarán su Los perfiles serán de tantas pulgadas de peralto como metros de longitud tengan y apoyarán su longitud dividido entre 40 (1/40) en los muros de cierre o divisorios, mediante dos barras de acero de 12mm (1/2 pulg.) por 0,45 m calzándose todo con mortero de cemento y arena 1:3 quedando así conformado el empotramiento con pequeño dintel que distribuye la carga sin dañar al muro con esfuerzos cortantes.

Se garantizará el contacto de cada vigueta al cimacio del perfil con cuñas de madera o con mortero de cemento y arena 1:3, no siendo recomendable usar cuñas metálicas que generan corrosión electroquímica del perfil y de la vigueta cuando es acero.

En caso de que los muros que deban recibir al perfil tengan menos de 0,15m de ancho o no tengan suelo o muros correspondientes debajo, habrá que apoyarlos en otros transversalmente dispuestos que apoyen a su vez en los muros de carga conformando empotramiento con pequeño dintel como se ha descrito.

El peralto de los perfiles de apoyo será de tantas pulgadas como metros de longitud tengan más una adicional y siempre debe superar en 25mm (1 pulg.) a los perfiles que en él se apoyan.

En caso de estructuras porticadas de acero recubierta o no con hormigón y carentes de muro para recibir los perfiles podrán estos soldarse a tope con el alma del perfil del cerramento (cubanismo por viga de borde o de cintura) adicionando insertos soldados en el perímetro de la sección. Para reforzarse una viga de cerramento puede adicionarse un perfil a su sófito con entrega a ménsula constituida por angular al ala del perfil de la columna reforzado con cartelas laterales. También puede reforzarse la viga con tornapuntas similarmente soldados a las columnas de apoyo y que a 30º ó 40º de su cara interior le proporcionen apoyos intermedios a la viga. Similarmente puede lograrse estos apoyos intermedios con perfiles transversales soldados a las otras vigas o perfiles verticales que descarguen al terreno o se correspondan verticalmente con muros, pilastras u otros perfiles en los niveles inferiores.

Los reforzamiento metálicos también pueden realizarse sustituyendo los perfiles por armaduras realizadas con barras de acero soldadas de diámetro 12mm (1/2 pulg.) o 16mm (5/8 pulg.) o perfiles de acero de sección angular y poco peralto, soldados o remachados, que trabaja como viga en celosía cuyas cabezas serían sendas barras mediatas con pedazos de barra entre ellas dispuestos como montantes y diagonales.

Es recomendable el empleo de aditivos hidrófugos en el mortero que recubre las entregas de los perfiles metálicos y armaduras siempre que no debilite su resistencia. Debe darse la protección total de las vigas o armaduras ya prefabricadas con tres manos de óxido rojo y tres de esmalte marino u otro tratamiento anticorrosivo.

  • Acodalamiento.

Además del usual empleo para contener el empuje de los hastiales (caras laterales de las excavaciones) permiten contener el vuelco de muros y estructuras, incluyendo los estribos de arcos y bóvedas con pérdida de estabilidad en edificaciones; aprovechando la forma de las mismas o la proximidad de otras edificaciones.

Se ejecutan concebidos como armaduras que sostienen tableros que recibirán los empujes de terreno o del vuelco mencionado, contraponiéndolo horizontalmente al mismo terreno, edificación o a otra edificación próxima.

En su forma más simple para proteger pozos o contener paredes de patinejos, se disponen sucesivamente pares de tableros conformados por tablas verticales de 25mm (1 pulg.) de espesor por 1,5m de largo unidas por largueros de 100 x 75mm (4 x 3 pulg.) x 1,5m unidos por puntales en sus extremos en donde son contrapuestos por codales de igual dimensión a los puntales largueros y tableros paralelos.

En las uniones se emplean galletas y cuñas clavadas como se indicó en el apuntalamiento de viga. Pueden además fijarse los elementos al suelo y paramentos con clavos.

En patinejos reducidos puede eliminarse un tablero e incluso los codales, bastando con presionar a golpes de masa (mandarria por cubanismo) las cabezas de los largueros quedando fijados estos por constricción a las paredes normales o introduciéndolas en cajuelas hechas al efecto.

Cuando la afectación se limita a parte de la estructura puede bastar la simple colocación de hasta un larguero o un codal.

En excavaciones de gran inestabilidad del elemento a contener se disponen primero los largueros y codales conformando marco y apoyando el larguero en una tabla mediando cuñas provisionales, se deslizan entre ellos los tableros que quedan fijos bajos la tabla del siguiente marco.

En las edificaciones lo común es comenzar acodalando desde los niveles inferiores pudiendo requerirse emplear los tableros apaisados y sostenidos por puntales (parales por cubanismo) a 1,5m con codales cada 1,5m de alto que apoyen a la edificación próxima. Prefijando los puntales sobre cuñas, los tablones se deslizan apaisados entre ellos y el paramento dañado apoyándose en los inferiores. Similarmente se deslizan verticalmente los tablones cuando se emplean largueros.

Al alargarse los codales los mismos requerirán arriostrarse con fajas de 50 x 150mm (2 x 6 pulg.) cada 1,5m verticales y oblicuas a los codales conformando armaduras que al arriostrarse similarmente con las armaduras siguientes conformarán una armadura espacial y como tal debe proyectarse y calcularse cuando económicamente lo merite su magnitud.

Debe analizarse la magnitud probable de las cargas acodadas y la constitución y estado de la edificación que recibirá los codales, precisando el lugar en que se hará y definiendo el uso de los puntales o largueros e incluso tableros para distribuirlas; pudiendo requerirse continuar la transmisión al interior de la edificación continuando el acodalamiento con un entibación a los bordes de los pisos o continuando con un apuntalamiento por los niveles inferiores hasta el piso de planta baja o del sótano si lo hubiera.

  • Entibación.

Es impropiamente conocido por "entiba"; "entibado" o "entibamiento", aunque es correcto llamar "entibar" a su ejecución. Se emplea con los mismos fines que el acodalamiento y se ejecuta con los mismos elementos que tendrán la misma forma de trabajo aunque con diferente disposición.

Los empujes recibidos los trasmiten al terreno cuando no hay edificaciones próximas o habiéndolas están dañadas; pudiendo transmitirlo también a las techumbres de edificios próximos más bajo y desde allí ser continuados por apuntalamiento a los niveles inferiores.

Similarmente el acodalamiento, se disponen tablones verticales encima largueros y sobre ellos puntales, aunque lo más usual es poner los tablones apaisados, encima puntales y cada 1,5m de alto tornapuntas de 100 x 75mm (4 x 3 pulg.) dispuestos a 60º respecto al terreno insertándose ligeramente con este y en el puntal arriostrándolos triangularmente entre sí y con el suelo formando una armadura triangular a modo de contrafuerte, la que se arriostra igualmente a la siguiente constituyendo una armadura espacial.

Según el tipo y grado de deterioro así como ubicación del elemento a contener, podrá prescindirse del tablero o incluso del puntal reduciendo la cantidad de tornapuntas pero sin separarlos más de 3, 00m.

En caso de muros o estructuras debilitadas que no asimilen la carga de la entibación, esta deberá ser transmitida interiormente por la edificación a otras crujías mediante acodalamiento o por entibación al piso de la crujía inmediata e incluso de este a los niveles inferiores si los hubiera mediante apuntalamiento.

Sustituyendo el tornapunta por un puntal paralelo arriostrado en la misma forma, sería entonces una armadura rectangular que puede ampliarse con otro puntal igualmente arriostrado y que al arriostrarse a los siguientes, constituye una armadura espacial en forma de andamio trabajando como contramuro.

En muros en buen estado pero inestable al viento por demolición del resto de la edificación, los andamios metálicos prefabricados debidamente unidos y anclados a los paramentos y terreno, pueden sustituir a las entibaciones trabajando como contramuros.

Otra variante en determinadas situaciones para sustituir los tornapuntas y riostras, es insertar el puntal en el terreno anclando su extremo superior en el propio suelo o edificación contenida, mediante un tirante.

Demolición

La demolición es la acción constructiva de emergencia a ejecutar en elementos, partes extensas o toda la edificación con defectos o dañadas. Le anteceden acciones constructivas de emergencia de evacuación y apuntalamiento que puede incrementarse como requerimiento o consecuencia de la demolición.

Posteriormente a su ejecución deben ser continuadas por las acciones constructivas de conservación o rehabilitación, las que por su parte pueden demandar de la ejecución de demoliciones.

Están muy asociadas a otras acciones e incluso no constructivas de preservación como el desmontaje de elementos de valor cultural o histórico, o una simple protección a cualquier elemento o parte de la edificación antes de la demolición, en su transcurso o inmediatamente después para luego aplicar otras acciones constructivas en el mismo.

Existen tres tipos de demoliciones; elementos componentes (tipo C), parcial (tipo B), y total (tipo A), que se diferencia por el volumen de edificación que abarcan, lo que da idea de la complejidad de las obras y alteraciones inducidas respecto a la propia edificación, pero no válida como magnitud respecto a otras. Por ejemplo, la demolición de una columna del cupulino del Capitolio, sería más cara y significativa que la de una vivienda.

Demolición de Elementos Componentes

Es la demolición de elementos componentes lesionados o dañados en la edificación en pilares y tabiques aislados, tramos de muros y vigas así como de forjados y placas, balcones y aleros pequeños; cornisas, ménsulas, revestimientos de muros así como de techos y pisos, falsos techos, marcos, hojas de puertas y ventanas, barandas, rejas; marquesinas, buhardillas, pequeños lucernarios, estructuras ligeras adicionales, chimeneas, tanques de agua, conductos expuestos y aparatos eléctricos e hidrosanitarios así como de otros servicios.

Ya tomada la decisión de demoler el elemento durante la inspección técnica, se debe volver a reconocer precisando formas y dimensiones, ubicación; estructuración y materiales componentes, uso actual así como los anteriores y el originalmente proyectado, defectos y daños que presenta.

Se requiere observación razonada, perspicaz y suspicaz, analítica y sintetizadora; solicitando y razonando todos los criterios y observaciones que puedan aportar (aún en forma socialmente inadecuada) los usuarios, vecinos, ejecutores y personas vinculadas eventualmente al lugar o a la tarea; relacionando todo al propósito y variantes de su realización que desde un principio se vayan bosquejando; cuestionando y reiterando las observaciones, indagaciones, razonamientos y planes mientras se realizan, y también después de tomar una determinación de las acciones a ejecutar.

Aunque la demolición como obra de emergencia, o sea de accidente (y no emergente, traducible como que brota) puede ser impostergable, lo usual es que la antecedan otras medidas u obras de emergencia como la evacuación o la de apuntalamiento de las edificaciones dañadas incluyendo colindantes y vías o áreas próximas con peligro. Se implican entidades que atienden el tránsito, las redes técnicas, las funciones de las edificaciones o áreas incluyendo sus valores culturales; lo que compromete a más personas, recursos y tiempo con la orden de demolición segregada del técnico emisor.

Para lograr su cometido la orden de demolición "informa" la generalidad de datos del promovente y del emisor de la orden, dirección de la edificación y daños del elemento, complementándose con el dictamen técnico en algunos casos; "precisa" la ubicación, composición, materiales, dimensiones constituyentes del elemento; "describe" la ejecución de las obras de demolición detallando las herramientas y equipos que intervienen así como su forma de uso y las medidas de protección para los operarios, la edificación y colindantes; "pronostica" el volumen de escombros que acarreará la demolición, "recomienda" las medidas complementarias para proteger a la edificación de las alteraciones motivadas por la demolición y "orienta" la intervención de otras entidades o acciones necesarias.

En la "confección" de la orden de demolición se reitera finalmente todo el proceso de observación, indagación, razonamiento y planificación de la misma, cuestionando cada detalle.

La orden de demolición debe consignar la fecha, la entidad y localidad emisora, los datos de referencia al registro del dictamen técnico que la orden complementa, nombres y apellidos con firmas; así como el cargo de su autor, tipo de demolición, nombres y apellidos del solicitante o interesado, características del mismo como propietario; arrendatario o usufructuario, datos de la documentación que lo acredita en caso de las viviendas y en caso de entidades el cargo que en ella ocupa, así como el nombre y la localidad de la misma con su dirección postal y números telefónicos. En las viviendas la dirección postal incluye calle y número, así como piso y apartamento; además de las entrecalles de la edificación, poner siempre el motivo que origina la orden.

Para precisar la "ubicación" del elemento en la edificación tanto en altura por el número de plantas, como por su posición en la misma, estimada o medida a puntos de referencia inequívocos y de simple evidencia como las vías, las fachadas, el patio, la caja de escalera, el orden numérico directo a otra referencia de las crujías y elementos construidos; la orientación estimada considerando la posición solar y hora de estimación. Luego se precisa la "composición" del elemento aduciendo a su forma para confirmar su ubicación y al dividirlo en partes y esta en sus componentes, se facilitará la descripción de los materiales constituyentes. Las "dimensiones" generalmente son estimadas con el propósito de calcular el acarreo de escombros, obras auxiliares como el apuntalamiento y andamiaje, mano de obra, así como el tiempo y costos de ejecución.

La descripción de la ejecución de las obras a ejecutar, menciona las obras auxiliares de apuntalamiento o andamiaje e incluso de protección a edificaciones y áreas colindantes, como apuntalamientos, plataformas, entibaciones, mantas protectoras, corte de suministros de redes técnicas, evacuación de los inmuebles y funciones; cierre de vía y áreas. De ser preciso, las define u orienta que se hagan bajo la asistencia técnica de arquitectos o ingenieros. Orienta además medidas de protección que tomarán los operarios, como el uso de casco y arnés con cuerda de seguridad, así como el corte de instalaciones hidrosanitarias, eléctricas y de gas. Define las herramientas y equipos con el modo de empleo, como por ejemplo: demoler a golpe de brazo con maceta, derribar con la maza, palanquear con la barreta, picar con hachuela, ejecutar desde caseta sostenida por grúa, ejecutar desde andamio colgante, etc.

Pronostica un estimado de escombros considerando un incremento del 50 % sobre el volumen inicial (puede estimarse como el área por 1m de alto en cada planta de edificaciones coloniales) orientando su eliminación y terminación adecuada de terminaciones de muros colindantes incluyendo construir contrafuertes.

Orienta que se solicite reinspección al concluir la demolición para definir la posibilidad de su ampliación; o que se inspeccionen los colindantes precisando sus afectaciones con testimonio de fotos, representación en planos y colocación de testigos que permitan dilucidar cualquier nuevo daño de los precedentes que además serán así conocidos por los usuarios evitando reclamaciones improcedentes.

También puede orientar la tramitación con otras entidades que debieron participar, incluso desde la decisión inicial de la acción de demoler durante la inspección técnica o en la determinación de la demolición aprobando y condicionando la misma; para que aprueben su ejecución o la supervisen, como el caso de la Comisión de Monumentos; cuando se ordena demoler elementos en edificación de valor cultural o histórico hayan sido o no declaradas patrimonio. Otro caso es el de Relaciones Exteriores; que asume en forma exclusiva todo lo concerniente a embajadas. Hay entidades cuyas edificaciones próximas a la acción demoledora, que aún sin riesgo ante las mismas resultan dañadas en su actividad por el polvo y el ruido. Los cortes en las vías y afectaciones de redes técnicas se concertan con las entidades correspondientes a través de las Comisiones de Redes Técnicas de los consejos de la Administración Municipal.

Durante la ejecución de las acciones constructivas propiamente de la demolición, el ejecutor usualmente garantiza la asistencia de otro técnico, arquitecto o ingeniero pudiendo concertarse criterios entre él y el emisor de la orden que puede sufrir modificaciones sustanciales. Aún sin concertarse, el emisor de la orden debe reinspeccionar la demolición durante su ejecución y al concluirse consignándola oficialmente en un dictamen técnico y consignándola finalmente que la acción constructiva fue concluida y el peligro eliminado, indicando otras acciones a otras entidades constructoras o no, implícita en la rehabilitación total de la edificación, como son las reconstrucciones de lo demolido que puede incluir la reparación o restauración del resto y en su defecto la preservación, consolidación o remodelación de una zona afectada.

Demolición parcial

Es la demolición que se realiza a partes con daño o defectos irreparables en la edificación, como escaleras, balconaje y pasillos de circulación; aleros extensos, grandes lucernarios, cupulinos, caseta de escalera en azotea, locales completos y a cualquiera de sus cerramentos o entrepisos, plantas completas y partes extensas que pueden abarcar todos sus niveles.

Al igual que para la demolición de elemento componente, la decisión de demoler parcialmente la edificación se toma durante la inspección técnica. De la misma forma se vuelve a reconocer la parte a demoler e incluso toda la edificación y sus alrededores, determinando las acciones a ejecutar y confeccionando la orden de demolición con las mismas indicaciones dadas en la de elemento componente.

Pueden incluirse a la entidad demoledora esta acción contra obras ilegales no convalidadas, tanto particulares como estatales, las que habiendo sido notificadas, multadas y requeridas con obligación de demoler lo construido; no se demuelen por el infractor y son tramitadas por la Comisión de obras ilegales del Consejo de la Administración Municipal que sufraga los gastos cobrándoselos oficialmente al infractor que puede resultar embargado de declararse insolvente.

Demolición Total

Es la demolición que se realiza totalmente a edificaciones con daño o defecto irreparable; ateniéndose a los mismos preceptos dados para las demoliciones de elemento componente y parcial.

Posterior a la demolición de edificaciones con paredes medianeras o contiguas a otras, el cambio de carga en el terreno lo deforma, incrementándose los ya originados esfuerzos imprevistos en muros y columnas por la contraposición descompensada al desaparecer el efecto constrictor de la edificación demolida. Los esfuerzos resultantes suelen ser inadmisibles a los materiales de muro y columnas ya dañados originando su fallo, usualmente exteriorizado como acuesto de muros de cierre (cubanismo por cerramiento) o de carga, sean medianeros o contiguos; pandeo y rotura de muros de cierre por empuje normal de los muros de carga en la misma edificación; asentamiento de muro y rotura por asentamiento del terreno en medianería, desplazamiento de las impostas en arcadas con el consiguiente agrietamiento y deformación de los arcos. Estos fallos originan crecientes deformaciones y roturas de los demás elementos estructurales o de cierre en todos los niveles de la edificación.

La solución idónea a esta reiterada situación, sería construir una obra nueva emplazada en el terreno a medida que se demuele o inmediatamente después. En muchos casos se han construido contrafuertes. Lo usual actualmente es dejar tramos de muros sin demoler que trabajen como contrafuertes, los cuales requieren ser consolidados y revestidos conjuntamente a los paramentos, muros y estructura de las edificaciones antes colindantes en los laterales y fondos, al realizar por el propio demoledor o por instancia designada al efecto.

Fuentes

  1. Arnaiz Ramos, María. Muros y revestimientos. Patología, principales deterioros. Técnicas de intervención. Camagüey. 2010
  2. Cañizares Echevarría, Ana. Conservación de Edificaciones. Trabajo de Diploma. ISPETP; 2002.
  3. Curso de Patología. Conservación y Restauración de edificios. Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Segunda Edición. 1993. 4 T
  4. Enciclopedia autodidacta interactiva OCEANO. MM Océano Grupo Editorial, S.A. Barcelona (España). 2000. T 1. 288 p