Agudización de la difícil situación económico social en el municipio Venezuela

Agudización de la difícil situación económico social.
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Ubicación Geográfica:Se encuentra al sur de provincia Ciego de Ávila en el Km 15 y medio

La monoproducción y el latifundio azucarero.

La economía del actual municipio Venezuela, se caracterizaba por estar cimentada en la producción azucarera y el monocultivo de la caña de azúcar, como principal renglón económico y fuente primaria de divisas, dada la situación que tenía de ser neocolonia de Estados Unidos. Lo que no quiere decir que no hubo otros renglones económicos en la localidad, puesto que existió para esta época el cultivo de la piña, (1), la actividad portuaria, el comercio minorista y la existencia de ganado vacuno en la zona.

Algunos terratenientes, entre ellos, Benito Remedios Lauganei (2) se encargaron de extender el cultivo de la piña por varios municipios de la actual provincia de Ciego de Ávila y es en el año 1952 que ya existieron las mayores concentraciones de áreas de cultivo en el territorio municipal avileño y en el actual municipio Venezuela, cuestión esta que alivió un poco la situación de los obreros que allí pudieron emplearse.

Otro renglón económico lo constituyó la actividad portuaria, en el subpuerto de Palo Alto y en el puerto de Júcaro por donde se embarcaba el azúcar y la miel producidas. Lugares estos que fueron escenarios de mucho sacrificio de los obreros por cuanto se trabajaba arduamente en los embarques de los actuales centrales de la provincia. (3). En Júcaro se manifestó una dualidad de capitales, el capital nativo, o sea, los dueños del embarcadero, que dominaban o financiaban sus actividades y los embarques; así como los propietarios de las patanas y barcos remolcadores, los que eran necesarios en la labor conjuntamente con los ferrocarriles. El azúcar lo operaba una consignataria, Rionda, las mieles las operaban la Cuban Destiling y el servicio de carga de estos productos, desde el puerto al barco, lo realizaba una empresa cubana alquilada Esto ocurrió de esta forma también en el cabotaje de otras mercancías (4). Sin embargo, el puerto de Júcaro que ocupaba un lugar representativo en los puertos cubanos exportadores de azúcar, descendió su importancia como exportador en el período de 1954-1958 fundamentalmente, relacionado esto con la política de restricción azucarera aplicada por el gobierno batistiano. Un análisis de los siguientes datos así lo demuestra: de 1949-1953 exportó como promedio 3 042 943 sacos de azúcar crudo de 325 libras, pero en el período de 1954-1958 decrece en exportación con 2 654 168 sacos de azúcar.

En relación con el comercio minorista en la zona se operó a través de tiendas de víveres, bares, garajes, fondas y La Comercial, propiedad del central, una en Stewart y otra en Jagüeyal. Predominó la nacionalidad española y china en sus dueños. Se utilizó el sistema de pago de los llamados tickes o vales, implantado por la administración del central, mecanismo este que empleaban los propietarios para explotar aún más al obrero, eran los llamados garroteros , que consistió en sacar de la caja central de La Comercial un vale de $10.00 y lo cambiaban en dinero por un valor inferior, que era desde $8.00 hasta $6.00 incluso, obteniendo así una ganancia ilícita, dada la necesidad que tenía el obrero de ese dinero para poder comprar los escasos alimentos.(5). Otra actividad que se realizaba fue la ganadería, existiendo en los diferentes barrios. Ilustremos con algunos ejemplos: en Jagüeyal existió la finca no. 45 con un total de 4, 319 cabezas de ganado lo que representó el 95,7% de la finca dedicada a esta actividad. En el barrio José Miguel Gómez en la finca no.55 se dedicó el 78,6% al ganado, con un total de 4,209 cabezas. Otra finca fue la 287 con el 77,6% de ganado, lo que representó un total de 4,521 cabezas de ganado. En Júcaro la finca no.47 tenía el 92,2% de su área dedicada al ganado y en el barrio de La Ceiba la finca 195 contó con 17,541 cabezas distribuidas en el 98 % de su territorio, siendo esta la de mayor cifra existente en la localidad. En la ganadería no solo intervenía el dueño sino también otros asociados al negocio. (6). Pero los grandes propietarios no se encontraron en estos renglones, sino en lo referente a la industria azucarera, siendo el central monopolizado por la compañía norteamericana Atlántica del Golfo, quien disponía y determinada a su antojo, mediante sus magnates representantes, el control de 1001 caballerías, la principal red comercial, en Jagüeyal y Stewart y el propio central. Esta compañía ejerció como dueña absoluta de estas propiedades hasta finales de la década del 50(1957) en que pasa a manos de la familia Falla Gutiérrez, quienes permanecieron hasta el triunfo de la Revolución. La industria azucarera estaba por tanto en manos del capital extranjero y de los grandes latifundistas y colonos, entre ellos Eugenio Martín con 100 caballerías de tierra, Demetrio Castillo con 300 caballerías, Rogelio Sardiñas, 250 caballerías, Benito Remedio, 100 caballerías y Evangelina de la Yera 74 caballerías (quien fue Ministro sin cartera del gobierno de Batista y se caracterizó por su carácter duro y por humillar y maltratar a sus trabajadores), entre otros. Existieron 27 colonos con un estimado de caña de 500 000 arrobas, cifra que fue sobrepasada y que llegó a estimarse en más de 2000 000 de arrobas de caña, lo que nunca significó un beneficio para los obreros, al contrario, más depauperación de sus condiciones de vida y más enriquecimiento para los colonos. (7).

Estas propiedades casi en su totalidad, eran dedicadas al cultivo de la caña de azúcar y el por ciento restante al ganado, viandas y frutos menores para su propio consumo. Además de tener en su colonia la tienda de víveres. Por lo que en dichas colonias existió a costa del sudor de los obreros, una elevada producción cañera; solamente en el trabajo agrícola aproximadamente desde 1952 hasta 1958 trabajaron 9 000 obreros, con excepción de 1957 en que hubo 9 400, (8), cifra superior motivada por las inmigraciones de matanceros y villareños que llegaron a estas tierras en busca de ganarse unos centavos en el duro trabajo agrícola.


Por su parte en el central Stewart anterior a 1952 se manifestó cierta estabilidad en la producción azucarera, la que alcanzó su mayor auge en el propio año en el que realizó la más elevada producción de su historia durante el capitalismo: 1 036 315 sacos de 13 arrobas, florecimiento este

Provocado por el incremento de consumo que propició la Guerra de Corea y en última instancia por el anuncio de la zafra “libre” que decidió Batista en dicho año y que produjo grandes excedentes. (9). El central contó desde 1952-1955 con 1795, o caballerías de tierras y en este último año hasta 1958 disminuyó esta cifra a 1792,0 caballerías. (10).

Todo lo planteado anteriormente se debió, en gran medida, a la implantación del llamado Plan Truslow, instrumento utilizado por los capitalistas norteamericanos para elevar la productividad a partir de la introducción de adelantos técnicos que más que contribuir al desarrollo de la Revolución Científica Técnica, constituyeron un freno al progreso económico social del pueblo. Aparejado al Plan Truslow

En el año 1953 se produjo una restricción de la producción azucarera que se extendió hasta 1955 y, por tanto, también ocurrió una disminución de los días dedicados a las labores de zafra, lo que repercutió en el agravamiento de las condiciones sociales y económicas de los trabajadores dedicados a esta actividad. (Ver anexos 1 y 2).

Pero el fenómeno de la restricción azucarera no sólo se debió al Plan Truslow, sino que fue expresión también de la política errónea determinada por los dueños capitalistas para lograr que el valor del azúcar en el mercado mundial aumentase, pues si se disminuía la producción, la demanda crecía y con ello tenían que subir los precios y las ganancias serían mayores.

Esta política respondió al convenio azucarero internacional que se aplicó en 1953, que fue acatada interesadamente por el gobierno, y que frenó, en definitiva, el desarrollo azucarero cubano e incidió negativamente en las condiciones sociales de la clase trabajadora, al aumentar el desempleo y el hambre.

Se agudizaron los problemas para la población

La situación abordada expresa la humillación y crisis en que vivía la población, los problemas de desempleo, de vivienda y de salud existentes provocados por el modo de producción capitalista encargado de fatigar y ahogar cada vez más al obrero, sociedad que contribuyó a la ignorancia, el oscurantismo y la inseguridad social; época preñada de estos males que se reflejaban en el comportamiento de los hombres.

En esta década ocurrió en la zona de Jagüeyal, finca Dos Hermanas, un caso estremecedor que fue la desaparición súbita del niño Emilio Tápanes Martínez, hijo de familia humilde, con solo dos años de edad desaparece del portal de su bohío; se produjo una larga búsqueda por parte de los vecinos y obreros de las colonias de la zona, guardias, empleados de la oficina del central y por supuesto, familiares; transcurrió justamente una semana en que aparecen “comidos por las auras” los restos del pequeño en la finca Siete Caballerías, a 2 Km. del lugar del rapto y donde se había buscado sin cansancio.

Este cruel acto según las investigaciones que se realizaron fue para realizar una práctica de santerismo, pues de forma inescrupulosa le extrajeron la sangre al infeliz menor; estuvieron involucrados en el hecho el propio abuelo y santeros de renombre como un tal Villita, entre otros, como copartícipes conocedores del suceso y ejecutores. Según expresó la prensa de la época, este hecho quedó impune. Expresión del egoísmo y el afán por el dinero obtenido de manera sucia e inhumana, (12), como uno de los tantos males que conformaron la sociedad capitalista de los que no estuvieron exentos los distintos núcleos poblacionales del territorio, dada la existencia del desempleo, entre otros fenómenos negativos para el hombre. Esta población en relación con el empleo se vio estancada, porque la principal fuerza laboral dependía de la agricultura y la industria azucarera, siendo la demanda más aguda en las zonas rurales debido al carácter cíclico de las zafras azucareras y de otras labores agrícolas, los obreros y campesinos pobres eran contratados o empleados en las colonias en dependencia de los intereses del colono dueño y el salario era muy por debajo al costo de la vida. Similar situación sucedió en la industria que debido a la restricción de la zafra y al Plan Truslow gran número de obreros eran despedidos, sufrían el llamado “tiempo muerto” (terminada la zafra azucarera) y quedaban a merced ellos y su familia de que encontrasen un trabajo para poder ganarse el sustento. Este desempleo lo sufrió el humilde al igual que otros males, no siendo así para toda la sociedad, pues las diferencias clasistas de la época impregnaron una desigualdad social injusta. El campesino y el obrero en relación a la vivienda también se vieron afectados seriamente. Para los pobladores de la zona urbana se les hacía cada vez más difícil pagar el alquiler de las casas, pues este era aumentado por los propietarios para incrementar sus ganancias; lo que propició que familias que, en el tiempo establecido, no le pagaran al dueño de la vivienda eran desalojados. El alquiler significaba buena parte del salario del obrero, privándose de poder comprar otros productos de primera necesidad, además tenían que pagar la suma de los créditos en las tiendas.

El campesino, por su parte, vivía en condiciones más críticas en su gran mayoría, el estado de las viviendas era deplorable, de tablas viejas, techo de guano, sin servicio sanitario, con piso de tierra, sin alumbrado eléctrico, o sea, eran chozas o bohíos, careciendo de efectos de primera necesidad.

Como si esto fuera poco, hay que añadirle los problemas de analfabetismo y de salud existentes en la localidad. El problema de la educación se hacía cada vez más agudo en las condiciones rurales, pero en la zona urbana también tenía dificultades, pues de hecho se carecía de un sistema docente educativo científico, en el que se articularan de manera armónica los niveles de enseñanza. En el territorio sólo se impartió la enseñanza primaria, lo que frustró el desarrollo cultural de los niños. El estado constructivo de las escuelas no era el mejor, en muchos casos, sobre todo en los asentamientos rurales, el propio padre tenía que asumir la responsabilidad de construir la escuelita de yagua y de guano, con pupitres rústicos, las cuales eran lejanas para muchos niños, que no tenían solo que estudiar, pues también trabajaban para ayudar al sostén de la familia, evidenciándose el bajo nivel cultural que había en los campos.

Juan Olimpio Valcárcel

Tal es el caso de Juan Olimpio Valcárcel que desde su corta edad tuvo la necesidad de ayudar a su padrastro a quien le llevaba alimentos hasta el monte en que cortaba leña, por lo que sólo aprobó el segundo grado.

En la zona del propio batey del central, así como en Jagüeyal y Júcaro las escuelas tenían un mejor estado constructivo con techos de zinc y paredes de mampostería o tablas, pero hubo otras dificultades respecto al material docente que era escaso, se retrasaba el sueldo de los maestros, etc. Nunca existió la enseñanza media, ni media superior como política del Estado.

Los obreros y campesinos vivieron bajo la ignorancia y la incultura desconociendo las leyes sociales, existiendo un gran número de analfabetos para esta época, en el Stewart sólo hubo cuatro ingenieros y los demás obreros no calificados. (14)

Si tenemos en cuenta los datos de población ofrecidos anteriormente, podemos afirmar que la atención médica o salud contribuyó a que la salud del pueblo fuese crítica por cuanto el barrio Simón Reyes contó sólo con dos médicos, (l5), con una deficiente atención médica, fue privado y limitado el servicio estomatológico y hubo un marcado carácter mercantil, pues había que pagar para ser consultado, y en ocasiones había familias que tenían que acudir al garrotero y hasta vender sus votos para salvar a un familiar enfermo.

Estos médicos fueron contratados por la administración del central y por ende existió la llamada “Iguala Médica”, que consistió en que el obrero del central pagaba el 1% de su salario anual, de donde salía el sueldo de estos facultativos (16). El que no era obrero del central pagaba en el momento de la consulta. Ellos atendían a la población del central, sus colonias aledañas y a los pobladores del puerto de Júcaro.

La discriminación

En esta década entre tantos males existentes, otro lo constituyó la discriminación la cual se manifestó en diversos aspectos de la vida social. La faceta más connotada de este fenómeno social fue la discriminación racial que no obstante a las numerosas pruebas aportadas por los combatientes mambises de piel negra durante la guerra de independencia, aún quedó como una reticencia entre los sectores más acomodados de la población cubana y más tarde fue reforzada por las prácticas racistas norteamericanas, que tiene vivo ejemplo en la prohibición de la incorporación de los negros al cuerpo de policía del país, que más tarde fue abolido.

La discriminación racial tuvo manifestaciones concretas en el territorio por el pago desigual de la mano de obra contratada a los haitianos inmigrantes y la prohibición a los negros de su asistencia a centros de recreación, lugar de reunión de blancos, además de las manifestaciones de desprecio a la raza negra que se ponían de manifiesto en las calles y en otros establecimientos públicos.

La discriminación también abarcó las diferencias de tratamiento en cuanto al sexo, limitando las posibilidades de la mujer para su incorporación al trabajo, concibiendo el empleo doméstico como principal vía para ella o empleadas en centros educacionales.

Se manifestó también en cuanto a la edad de las personas pues en ocasiones se empleaban niños a realizar funciones que debían hacer adultos, siendo el salario del menor, inferior, a pesar de haber desarrollado una actividad igual.

Como uno de los males sociales derivados de la discriminación se encontró el fenómeno de la prostitución el cual es muy común en los países capitalistas y en la época tratada en los países neocolonizados por el capitalismo, al verse limitadas las mujeres para encontrar empleo para subsistir, tenían que recurrir a vender su cuerpo en las más infrahumanas y antihigiénicas condiciones, lo que provocó funestas consecuencias para su salud, ejemplificando este fenómeno en la localidad se dio el caso de mujeres inmigrantes de otras provincias, como Matanzas, en la temporada de zafra buscando las favorables condiciones del aislamiento de los hombres de otras regiones que vivían temporalmente en la zona, de esta forma las ya mencionadas mujeres conseguían una numerosa clientela.

Esta manifestación tuvo lugar en la actual calle principal de Simón Reyes donde existieron tres prostíbulos, en otros poblados como Júcaro que existieron varios, en el batey Lola existió otro, en La Teresa y Los Negros se practicaba la prostitución con prostitutas que llegaban en compañía de sus proxenetas, (el chulo).

Como otras formas de prostitución que imperaba en la época podemos citar la función del baile al desnudo del grupo “Vodevil”, administrado por Pepe Delouge, brindado el lunes 8 de abril de l957 en el poblado Quince y Medio que actualmente lleva el nombre de Simón Reyes. (17)

Esto nos demuestra la amplia corrupción existente en la localidad antes del triunfo de la Revolución, no siendo esta la única sino que también existió el juego en algunos casos autorizados por el gobierno, entre ellos la ruleta, las peleas de gallos, la lotería, la charada y la bolita; entre los prohibidos estaban las cartas con juegos , tales como el burro y otros que a pesar de que eran ilícitos, según las leyes constitucionales, eran permitidos por los jefes y policías que simulaban ignorarlos con el fin de obtener ganancias con la extorsión de los banqueros y propietarios de los locales donde se practicaban.

Además, como una secuela de las relaciones de producción capitalistas se vio muy limitada la práctica del deporte en la localidad ya que no estuvo al alcance de las amplias masas populares.

Su práctica se hizo de manera rudimentaria y dirigida por el Club Social (élite de la burguesía obrera). Se practicó el béisbol en un terreno inapropiado fundamentalmente en el poblado Simón Reyes y en el actual stadium del central. Este deporte fue el único privilegiado en que incidió la patronal pues fue apoyado moralmente por la administración en la persona de Gumersindo Camacho, fiel asiduo a ese deporte.

Se practicó también boxeo, voleibol y baloncesto en un terreno lateral al parque Maceo del actual Simón Reyes, sin las condiciones necesarias. Tuvo como promotor y entrenador a Federico Pomares Malibrán quien se encargó de calificar los muchachos para después explotarlos.

Un hecho significativo de la historia del deporte lo constituyó la llegada en 1956 al territorio de la Compañía Sugar Cuban King de procedencia norteamericana lo que fue un ejemplo más de la penetración imperialista dentro de los sectores de la sociedad y una forma de robar talentos al país.

La vida cultural del territorio no escapó al carácter clasista de la sociedad de entonces y al matiz discriminatorio existente en la época pues se concentró en los clubes y liceos para negros y blancos como fueron: la llamada sociedad “Mariana Grajales” para negros y la sociedad de blancos llamada Liceo que funcionó en la actual fonoteca del Quince y Medio. Además, en el batey del central Stewart estaba el club social para blancos ubicados frente a la casa del administrador del central (que actualmente funciona como Palacio de Pioneros), y en Jagüeyal funcionaba un club social de blancos ubicado donde ahora está la fonoteca. (18)

Entre las manifestaciones de la cultura campesina se encontraron dos tendencias muy bien definidas dadas por la influencia de los dos centros culturales más cercanos a esta zona: por la parte occidental la ciudad de Sancti Spíritus y por la parte oriental la ciudad de Camagüey. De esta forma tenemos que en la zona occidental del territorio dentro de la música campesina predominó el punto espirituano y reuniones o fiestas familiares nombradas alumbrados y hacia la zona oriental, el punto camagüeyano y las festividades religiosas llamadas velorios casi siempre en honor a algún santo.

En lo anteriormente expuesto se ha evidenciado los males económicos y sociales padecidos durante la seudorrepública, lo que no constituyó un fenómeno aislado o un hecho que tuviese influencia en determinadas capas sociales, sino que afectó a toda la población, y en especial a las masas populares más humildes, agudizándose a partir del golpe de estado del 10 de marzo de 1952.

Fuentes

  • Ramón González Pérez y otros: Breve reseña histórica del cultivo de piña en la provincia de Ciego de Ávila, trabajo mecanografiado, en Archivo de la Obra Científica, PCC Provincial, p.3.
  • Es a partir de 1940 que comenzó a introducirse el cultivo de la piña, procedente de Pinar del Río, el tipo conocido por piñera, traída a la zona por el terrateniente Benito Remedios quien se había dedicado anteriormente a la explotación ganadera.
  • Esto ocurrió fundamentalmente en el subpuerto de Palo Alto y el puerto de Júcaro donde llegaban estos productos por vía férrea hasta que fue destruido el crucero de Pitajones a inicios de la década del 30 por el gobernador Machado, lo que hizo que sólo se podría embarcar lo producido en los centrales Algodones y Stewart.
  • Testimonio oral de José Martín Suárez (historiador del municipio). Entrevista efectuada el 2 de diciembre de 1991, en PCC Municipal Venezuela.
  • Testimonio de Guillermo Armando Álvarez Fernández (obrero azucarero, taller de locomotoras). Entrevista efectuada el 9 de octubre de 1991 en su casa, Venezuela.
  • Datos del Archivo de Historia del PCC Provincial en fondo Obra Científica.