Ahí está el detalle

Ahí está el detalle
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Comedia | Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
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NombreAhí está el detalle
Estreno1940
GuiónHumberto Gómez Landero, Juan Bustillo Oro
DirectorJuan Bustillo Oro
Dirección de FotografíaJack Draper (Blanco y negro)
RepartoMario Moreno “Cantinflas
PaisBandera de los Estados Unidos Mexicanos México


Ahí está el detalle. Es una película de la Época de Oro del cine mexicano. Considerada por la crítica la mejor del comediante Mario Moreno Cantinflas, el director basó la escena final en acontecimientos reales ocurridos en 1925.

Sinopsis

Cantinflas va a casa de su novia, que trabaja en una mansión, a cenar gratuitamente, como lo ha hecho durante mucho tiempo. Sin embargo, esta vez, tiene que ganarse la cena: Paz, su novia, le pide que mate al perro de la familia, que está enfermo de rabia. La forma en que se maneja el asunto en la película hace creer que se refiere al individuo que se ha visto afuera de la casa y quien, al sacar un paquete de cartas, ha dejado caer, accidentalmente, su cartera, de la cual se ha apropiado Cantinflas. En realidad, Paz se refiere al perro rabioso que tienen los dueños de la casa.

El dueño de la casa -Cayetano Lastre (Joaquín Pardavé)- sospecha de la infidelidad de su mujer, Dolores del Paso (Sara García), y prepara una inesperada llegada a su casa, con policías como testigos, para poder divorciarse. Durante la ausencia del marido, entra a la casa el individuo que ha estado rondando el exterior y que tenía el manojo de cartas. Resulta que es un novio de juventud de Dolores, la señora de la casa, que ahora busca una recompensa para no mostrar las cartas al marido.

Dolores quiere recuperar las cartas, pero el chantajista no se conforma con dinero para hacerlo. El hombre, que se ha vuelto un jugador y un maleante, le pide ciertos favores sexuales. Cuando suben a la recámara, llega el marido, en compañía de la policía. Al mismo tiempo, la sirvienta se asusta por la súbita llegada del dueño de la casa, y esconde a Cantinflas en un armario. Cuando el marido sube a su recámara, queda confundido, porque no ha podido confirmar las infidelidades de su mujer. Sin embargo, los policías descubren que hay un hombre escondido en el armario de la sala de la casa, porque huelen el humo de un cigarro que Cantinflas ha estado fumando. La esposa hace creer a su marido que Cantinflas es Leonardo del Paso, el hermano perdido de ella. Como consecuencia de ello, Cayetano trata a Cantinflas como a un rey, para beneficiarse de la herencia de su suegro.

Después de haber adoptado a Cantinflas como cuñado, Cayetano publica un anuncio en el periódico para reunir a los herederos y proceder al reparto de la fortuna de su suegro. Este anuncio hace que la concubina de Leonardo llegue a la casa de Cayetano con todos sus hijos, sin importarle que el supuesto Leonardo del Paso no sea el verdadero, sino Cantinflas. Al saber de la situación civil irregular de Leonardo y su mujer, Cayetano pretende casarlos, pero Cantinflas se salva por la llegada de la policía, que se dispone a aprehenderlo, pues, al confundírsele con Leonardo, se le busca por el asesinato de Bobby. La confusión aumenta porque el perro rabioso que mató Cantinflas y el chantajeador y gángster asesinado, comparten el mismo apelativo, "Bobby" o "El Fox Terrier".

La situación llega al límite cuando se enjuicia a Cantinflas por la muerte de Bobby. En este proceso, se dan todos los elementos de la comedia de enredos (véase quid pro quo), pues, mientras Cantinflas se refiere a la muerte de Bobby -el perro- casi con indiferencia y cinismo, el resto de la corte creen que Cantinflas es un asesino desalmado que ha matado a "Bobby", apodado "El Fox Terrier", el antiguo novio de Dolores. Al final, se aclara todo el asunto: una vez que Cantinflas ha sido condenado a la pena de muerte, aparece entre el público asistente Leonardo del Paso, el verdadero hermano de Dolores.

Leonardo confiesa que ha sido él el asesino "Bobby", "El Fox Terrier", quien trataba de chantajear a su hermana. La corte promete iniciar un nuevo juicio, y dejan en libertad a Cantinflas. Todos los miembros de la corte han quedado encerrados en sus propias trampas del lenguaje jurídico, y, para justificar sus incapacidades a la hora de encontrar al verdadero culpable del asesinato de Bobby, los abogados y el juez lanzan una perorata que imita el discurso de requiebros y sinsentidos del habla de Cantinflas. Al final de la película, la situación vuelve a ser la inicial: Cantinflas vuelve a ser el novio de Paz, y seguirá cenando gratis.

Comentarios de la crítica

Se considera -por mucho la mejor de la extensa filmografía de Cantinflas, y la primera en la que se separó en definitiva del dúo cómico que conformó junto a Manuel Medel, actor con el que filmó sus tres primeros títulos: «¡Así es mi tierra!» (1937), «Águila o sol» (1937) y «El signo de la muerte» (1939), unión que le produjo muy pocos créditos en la pantalla grande. Dichas cintas son calificadas de una calidad muy discreta, y se considera que en ellas apenas se vislumbran los primeros destellos del genio humorístico de Mario Moreno Reyes.

A petición del público, que hacía cola para ver los «cortos» que creaba Publicidad Organizada, S. A. (1938/1939), y que se exhibían en las salas de cine de la capital mexicana antes de la película principal, el joven Cantinflas (entonces con 29 años) se asoció con el productor Santiago Reachi, con lo que dejó de ser artista contratado y se convirtió en artista exclusivo de la nueva compañía fundada por Reachi, llamada Fernández y Cantinflas (1939). Este fue su primer papel protagónico en solitario en un largometraje: un filme que lo catapultó a la fama.

En Ahí está el detalle, el actor logró compenetrarse con su caracterización y adquirió un verdadero papel central, en torno al cual se desarrollan los enredos de la historia.

El proyecto del productor Santiago Reachi fue asignado al estudio de Jesús Grovas, en una aventura conjunta (Grovas filmaría la película en sus estudios y, a cambio, tendría el derecho exclusivo de distribución de la película en todo México). Tras la experiencia de haber filmado los cortos, Grovas logró darle el estilo cinematográfico al cómico, especialmente gracias a un divertidísimo guión y a la excelente dirección de Juan Bustillo Oro. Para lograrlo, el director realizó un interesante proceso de investigación, a fin de cumplir con las expectativas del productor Reachi.

Para la hoy memorable escena final del juicio, Juan Bustillo Oro se basó en un caso de la vida real, acontecido en 1925. Las alucinantes declaraciones del criminal Álvaro Chapa en un tribunal mexicano inspiraron la redacción de uno de los monólogos más famosos de la historia del cine mexicano. Irónicamente, pocas personas atribuyen a Bustillo Oro la autoría de esta célebre «cantinflada».

Al ser una de las precursoras de la comedia de enredos a la mexicana, la cinta fue modelo para muchas de las películas del género que se filmaron en los años siguiente.

Fuentes