Amanita abrupta


Amanita abrupta
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Reino:Plantae

Amanita abrupta

También conocido en inglés como abrupt-bulbed Lepidella, es una especie de hongo de la familia Amanitaceae. Bautizado en base a la forma característica de su basidiocarpo, esta Amanita blanca presenta un estipe delgado, un píleo cubierto con verrugas blancas cónicas y una base grande, abultada y abrupta. Esta especie crece en bosques mixtos en el este de Norteamérica y en el este de Asia, donde se piensa que establece una relación micorrizal con diversos tipos de árboles, tanto coníferas como caducifolios.

El cuerpo fructificante de A. abrupta es venenoso y su ingestión daña el hígado. Se piensa que su toxicidad es debida a un aminoácido raro. Aunque no es considerado tan tóxico como las especies del mismo género Amanita phalloides y Amanita virosa, A. abrupta es el responsable de la muerte de dos mujeres japonesas en 1978. Los síntomas de envenenamiento incluyen la aparición repentina y violenta de vómitos, diarrea y deshidratación después de unas 10-20 horas tras la ingestión. Contenido [ocultar]

  • 1 Descripción
  • o 1.1 Características microscópicas
  • 2 Ecología
  • 3 Taxonomía
  • o 3.1 Especies similares
  • 4 Toxicidad
  • o 4.1 Compuestos bioactivos

Descripción

El anillo en el estipe es prominente en especímenes maduros de A. abrupta.

En Amanita abrupta, como ocurre en la mayoría de los hongos, la mayor parte del organismo reside bajo tierra (no es visible), en una agregación de células fúngicas denominadas hifas. Si las condiciones ambientales son las apropiadas, se desarrolla el basidiocarpo, la estructura visible del hongo. El sombrero tiene un diámetro de 4 a10 cm y una forma convexa cuando es joven, pero a medida que va madurando, dicha forma se va aplanando.[2] La porción central del sombrero se va hundiendo en los especímenes más maduros.[3] La superficie del sombrero se encuentra cubierta de unas verrugas pequeñas piramidales o angulares (1-2 cm de alto por 1-2 cm de ancho en la base).[2] Las verrugas son más pequeñas y numerosas cerca de los bordes del sombrero,[4] pudiendo llegar a quedar pequeños fragmentos de tejido colgando desde dichos bordes del sombrero.[5] La superficie del sombrero, las verrugas y la carne del hongo son todos blancos. Las verrugas pueden desprenderse fácilmente del sombrero, de modo que, en los especímenes maduros, suelen haber desaparecido total o parcialmente.[6] Las láminas se disponen moderadamente juntas, alcanzando el estipe, pero no anclándose directamente en él.

El estipe mide entre 6,5 y 12,5 cm de alto y entre 0,5 y 1,5 cm de diámetro.[7] Es blanco, liso, sólido (es decir, no es hueco en el interior) y tiene una base bulbosa con la forma de una esfera aplanada, la cual puede llegar a sufrir hendiduras longitudinales en los lados del bulbo. La base suele encontrarse anclada a un copioso micelio blanco (una reminiscencia visual de que la mayor parte del organismo se encuentra bajo tierra). El anillo es membranoso y persistente, ya que no se desgasta ni desaparece con el paso del tiempo.[6] El anillo puede estar anclado al estipe con fibras blancas.[4] El hongo no posee un olor distintivo.[8]

Características microscópicas

Al ser observadas a simple vista, las esporas de Amanita abrupta se muestran de color blanco. Vistas al microscopio, las esporas presentan una forma elíptica o esférica, lisa, con una pared fina y con unas dimensiones de 6,5-9,5 por 5,5 por 8,5 µm. Las esporas son amiloides, lo que significa que fijan el yodo cuando son teñidas con el agente Melzer.[9] Las bases de los basidios (las estructuras que sujetan las esporas en los bordes de las láminas) presentan unas pequeñas ramificaciones que conectan una célula con la anterior, permitiendo así el paso de productos de la división nuclear.[2]

Ecología

Las esporas de A. abrupta presentan una forma elíptica o esférica. Los cuerpos fructificantes de A. abrupta crecen en el suelo, normalmente aislados, y en bosques mixtos de coníferas y caducifolios,[7] generalmente durante el otoño.[10] La frecuencia con que los cuerpos fructificantes aparecen depende de varios factores, tales como la estación, la localización, la temperatura y las precipitaciones. A. abrupta ha sido descrito como hongo común en el sudeste de Estados Unidos.[11] En Texas ha sido descrito como poco frecuente,[7] y como muy común en la reserva de Big Thicket National Preserve.[12] Al igual que con la mayoría de las otras especies del género Amanita, A. abrupta establece relaciones micorrizales con los árboles. Esto da lugar a una simbiosis donde ambos organismos obtienen beneficios mutuos: las hifas del hongo crecen rodeando las raíces de los árboles, lo que le permite recibir humedad, protección y productos nutritivos procedentes del árbol, y el árbol obtiene un mejor y mayor acceso a los nutrientes del suelo.[13] Amanita abrupta se encuentra ampliamente distribuida a lo largo del este norteamericano,[7] donde ha sido encontrado desde Quebec, Canadá,[14] hasta México.[15] También ha sido encontrado en Corea,[16] y en Japón.[17] Un autor reivindica haberlo hallado en República Dominicana, donde fue encontrado formando una asociación micorrizal con pinos.[8] Kuo también menciona una asociación micorrizal con coníferas y árboles de madera de ley,[4] mientras que Rodham E. Tulloss menciona otra clase árboles hospedadores como Fagus, betula, Abies, tsuga, Quercus y Populus.[2] Sin embargo, A. abrupta ha demostrado experimentalmente ser incapaz de formar micorrizas con Pinus virginiana.[18]

Taxonomía

A. abrupta fue descrita por el micólogo americano Charles Horton Peck en 1897, en base a un espécimen encontrado en Auburn, Alabama. Debido a que los restos de la volva no están presentes en el bulbo en los especímenes maduros y secos, Peck lo clasificó inicialmente junto con Amanita rubescens y Amanita spissa.[6] A. abrupta es la especie tipo de la sección Lepidella del género Amanita, en el subgénero Lepidella, un grupo de Amanitas caracterizado por sus esporas amiloides.[3] Otras especies norteamericanas pertenecientes a este subgénero son A. atkinsoniana, A. chlorinosma, A. cokeri, A. daucipes, A. mutabilis, A. onusta, A. pelioma, A. polypyramis, A. ravenelii y A. rhopalopus.[19] Las especies europeas y asiáticas (también en la sección Lepidella) que están filogenéticamente relacionadas con A. abrupta en el árbol evolutivo son A. solitaria, A. virgineoides y A. japonica.[17]

El nombre específico "abrupta" hace referencia a la forma de la base, que se conforma de un bulbo hinchado y agrandado abruptamente, en lugar de hacerlo gradualmente.[7] El nombre común de la especie en inglés es "abrupt-bulbed Lepidella" (que significa literalmente "Lepidela de bulbo abrupto").[2]

Especies similares

El cuerpo fructificante de Amanita kotohiraensis, una especie endémica de Japón, tiene una semejanza superficial con A. abrupta, pero A. kotohiraensis difiere en que posee una especie de mechones de "pelo" algodonoso, como resto de lo que fue la volva, en la superficie del sombrero, y en que las láminas son de color amarillo pálido.[20] El cuerpo fructificante de Amanita polypyramis también tiene un notable parecido con A. abrupta;[8] sin embargo, este hongo tiende a poseer sombreros más grandes (de hasta 21 cm de diámetro), un anillo muy frágil que desaparece muy pronto, y esporas más grandes que suelen medir en torno a 9-14 por 5-10 µm.[21] El tamaño de las esporas, así como la posibilidad de ser o no amiloides, son características fiables que pueden ayudar a distinguir especímenes de A. abrupta con bulbos menos prominentes de otras especies semejantes.[4]

Los micólogos Tsuguo Hongo y Rokuya Imazeki sugirieron en la década de 1980 que el hongo japonés A. sphaerobulbosa era sinónimo de la especie norteamericana A. abrupta.[22] [23] Sin embargo, un estudio llevado a cabo en 1999 de diversos especímenes de Amanita en un herbario japonés concluyó que, si bien ambas especies eran muy semejantes, debían permanecer como especies distintas debido a las diferencias halladas en la forma de las esporas y en las microestructuras de los restos de la volva.[24] Otra especie similar, Amanita magniverrucata, se diferencia de A. abrupta por una serie de características: el velo universal está claramente separado del cuerpo del sombrero; las verrugas que quedan como resto de la volva desaparecen más rápidamente porque la superficie de la cutícula del sombrero es gelatinosa; el velo parcial es más persistente; las esporas son más pequeñas y aproximadamente esféricas; en la cara inferior del velo parcial, el estipe tiene unas fibrillas ascendentes en su superficie que se asemejan a una cortina; A. magniverrucata tiene una distribución limitada al este de Estados Unidos.[25]

Toxicidad

La ingestión del cuerpo fructificante de Amanita abrupta es muy tóxica para el hígado.[26] Experimentos de laboratorio han demostrado que ratones que ingieren extractos de A. abrupta desarrollan síntomas semejantes a los de una infección por cólera. La ingestión de una dosis letal mínima de extracto del hongo (equivalente a 4,5 gramos de cuerpo fructificante por kilogramo de peso del ratón) causa postración en el ratón, unas 6 horas después de la ingestión; a continuación, el ratón sufre diarrea y finalmente muere entre 24 y 48 h tras la administración del extracto.[27] En Nagano (Japón), en 1978, dos mujeres fallecieron por un envenenamiento por hongos, del cual se sospecha que fue causado por A. abrupta.[28] Los síntomas se caracterizaron por la repentina aparición de vómitos, diarrea y deshidratación, después de unas 10-20 h tras la ingestión. Aunque no es tan tóxico como A. virosa o A. phalloides, A. abrupta causa una serie de daños en el hígado semejantes a los que producen estas especies. Dichos efectos incluyen un descenso de los niveles de azúcar en sangre, agotamiento de las reservas de hidratos de carbono (glucógeno hepático), y un aumento de los niveles de transaminasas, que son enzimas que destruyen proteínas del músculo.[29]

Compuestos bioactivos

Se han aislado una serie de novedosos aminoácidos no proteicos a partir de especímenes de Amanita abrupta, entre los que cabe destacar el ácido (2S,4Z)-2-amino-5-cloro-6-hidroxi-4-hexenoico; el ácido D,L-2-amino-4-pentinoico (0,257% v/v) y el ácido L-2-amino-4,5-hexadienoico (0,911% v/v). Este último compuesto parece ser el principal responsable de los efectos tóxicos del hongo. Los dos últimos compuestos también han sido encontrados en en A. solitaria y en A. pseudoporphyria.[28] El ácido D,L-2-amino-4-pentinoico (también conocido como propargilglicina) inhibe enzimas implicadas en el metabolismo de ciertos aminoácidos como metionina y cistationina en el hígado.[30] Este compuesto también ha demostrado ser capaz de inhibir ligeramente la ruta metabólica de la glucogenolisis en hepatocitos de rata.[31

Fuente

lexopoulos CJ, Mims CW, Blackwell M. (1996). «Phylum Basidiomycota Order Agaricales». Introductory Mycology. John Wiley and Sons. pp. 531–34. ISBN 0471522295.