Ataque a Santa Clara (1876)
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Ataque a Santa Clara (1876). Acción realizada en la noche del 20 al 21 de julio de 1876 por las tropas al mando del General Manuel “Titá” Calvar, secundado por los Tenientes Coroneles Rafael Rodríguez y Joaquín Garcés. Las tropas insurrectas lograron vencer la resistencia de los efectivos españoles radicados en los cuarteles de la ciudad, se apoderaron de provisiones e incendiaron almacenes, lo que les permitió apertrecharse de parque y armas.
Fue una gran victoria de las armas cubanas, Santa Clara fue controlada por vez primera por los insurrectos durante una hora y media aproximadamente. Este hecho, además de elevar el espíritu de lucha en la jurisdicción, demostró que era posible derrotar a un ejército mejor preparado y armado que el cubano.
Historia
El año 1876 había sido un período difícil para las tropas del Ejército Libertador que operaban en el territorio de la actual Villa Clara, y de Las Villas en general. El combate de Cafetal González o de El Jíbaro, el 28 de febrero, frustró los planes de Máximo Gómez de marchar hacia occidente. La situación creada, junto a las crecientes muestras de indisciplinas y discrepancias entre aquellos que combatían en este territorio, ponía en peligro el desarrollo de las hostilidades en esta parte de Cuba[1].
Gómez, quien siempre consideró que la acción y el combate eran esenciales para levantar el ánimo de la tropa, y vía para calmar los intentos de insubordinación, determinó dar dos golpes sorpresivos en localidades importantes del centro-este del país. Uno se efectuaría en la población de Morón, otro en la ciudad de Santa Clara.
Desarrollo
Máximo Gómez encargó el ataque de Santa Clara al mayor general Manuel de Jesús Calvar (Titá), con tropas de la Segunda División de Occidente, organizadas en fuerzas de caballería e infantería, con un total de unos 500 efectivos. La acción contó con preparativos previos, como la existencia de un plano de la ciudad, enviado por la Junta Revolucionaria de Villa Clara, que se había reorganizado unos años antes. En ese plano aparecían los lugares más importantes desde el punto de vista militar como cuarteles, oficinas militares o de gobierno, así como los lugares de residencia de los españoles más intransigentes de la villa.
Las fuerzas agrupadas en el campamento de El Corojito, quedaron organizadas en dos grupos de infantería, a las órdenes de los teniente coroneles Rafael Rodríguez y Mariano Torres, con el apoyo del comandante José Joaquín Garcés. Fueron desplegados pequeños grupos de caballería para colaborar con la infantería, sobre todo en el momento de la retirada. El general Calvar, con alrededor de 50 hombres, se ubicó hacia el sur de la ciudad, en un camino que conducía al campamento español situado en esa área, donde existía un grupo importante de tropas, reforzadas desde hacía unos días[2].
El contingente mambí avanzó con resolución, a pesar de lo que significaba incursionar en una ciudad bien protegida y desconocida para muchos de los integrantes del grupo. El teniente coronel Rafael Rodríguez penetró por la zona de La Pastora, y estuvo encargado del ataque al cuartel donde acampaban 100 hombres. En tanto, Mariano Torres entró por el área de la fábrica de gas y avanzó hacia la Plaza de Armas, sitio emplazado en el centro de la población y donde estaba enclavado el Cuartel General de las fuerzas españolas en Santa Clara.
El combate se generalizó con rapidez. Rodríguez pudo desalojar a los españoles que defendían el cuartel. Estos hombres, al marchar en retirada, avanzaron hacia la Plaza para incorporarse a los que eran atacados en este punto por los cubanos, al mando de Torres y Garcés. Mientras se combatía, los establecimientos que quedaban fuera del área defendida por los españoles fueron saqueados por grupos de convoyeros dispuestos con ese fin, junto a otras fuerzas destinadas a proteger a los que acopiaban pertrechos, tan necesarios en el campo insurrecto.
Resultados del asalto mambí
El asalto a Santa Clara constituyó una importante victoria para el Ejército Libertador. Las tropas atacantes abandonaron la ciudad después de la media noche, luego de hacer 15 bajas al enemigo, mientras sufrían ocho, entre muertos y heridos. Varios comercios fueron incendiados, después de recoger aquellos productos indispensables para los combatientes cubanos.
El recuento del botín capturado incluía alrededor de 100 armas de precisión, abundante parque, unos 20 000 tiros, cifra fabulosa para los exiguos recursos militares con que contaban las fuerzas libertadoras en aquellos momentos. Además, se apropiaron de numerosas armas blancas. Todo lo anterior se completaba con ropa y zapatos, alimentos, junto a dinero y prendas, útiles para poder adquirir armas y otros elementos de guerra [3].
El ataque a Santa Clara constituyó una demostración de extraordinaria audacia. El éxito obtenido fue un acicate para los combatientes y una muestra de lo que era posible hacer cuando existía preparación, disposición para el combate y jefes capaces de conducir a los hombres. El hecho tuvo notable repercusión en el campo insurrecto, y hasta fue comentado por la prensa revolucionaria que era editada en los Estados Unidos.
Referencias
- ↑ Águila Zamora, H. H., Brito Santos, I., Díaz Benítez, O. C., Espinosa González, V., Hurtado Tandrón, A., Pérez Carratalá, A. y Velazco Calvo, B. (2010). Síntesis histórica municipal Santa Clara. La Habana: Editora Historia.
- ↑ Cabrera Cuello, Migdalia (2005): La Guerra del 68 en Villa Clara. Editorial Capiro, Santa Clara.
- ↑ Cabrera Cuello, Migdalia (2010): Santa Clara: Hechos y Vida. Editorial Capiro, Santa Clara.
Fuentes
- Águila Zamora, H. H., Brito Santos, I., Díaz Benítez, O. C., Espinosa González, V., Hurtado Tandrón, A., Pérez Carratalá, A. y Velazco Calvo, B. (2010). Síntesis histórica municipal Santa Clara. La Habana: Editora Historia.
- Cabrera Cuello, Migdalia (2005): La Guerra del 68 en Villa Clara. Editorial Capiro, Santa Clara.
- Cabrera Cuello, Migdalia (2010): Santa Clara: Hechos y Vida. Editorial Capiro, Santa Clara.