Barcos hundidos

Barcos hundidos
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Historial
Características generales


Barcos hundidos. Existe el criterio, incluso entre los hombres de mar, de que los barcos que se hunden en el océano no llegan al fondo, sino que permanecen como suspendidos entre dos aguas a cierta profundidad, donde el agua "está comprimida por la presión de las capas superiores".

Dónde están los Barcos Hundidos

Este criterio anterior era, por lo visto, compartido por el autor de "Veinte mil leguas de viaje submarino", puesto que en uno de sus capítulos Julio Verne describe: “Un barco hundido que se encontraba inmóvil como suspendido en el agua, y en otro, recuerda los barcos que "se pudren manteniéndose libremente dentro del agua”

Presión del agua

Al parecer existe cierto fundamento para ella, puesto que la presión del agua en las profundidades del océano alcanza realmente grados muy elevados. A la profundidad de 10 m la presión del agua es igual a 1 Kg. por cada centímetro cuadrado del cuerpo sumergido. A 20 m de profundidad esta presión es ya de 2 kg; a 100 m, de 10 kg y a 1.000 m, de 100 kg.
La profundidad del océano es de varios kilómetros en muchos sitios y en las partes más profundas del Océano Pacífico llega a 11 Km. en la fosa de las Marianas. Es fácil calcular la enorme presión que debe experimentar el agua y los objetos sumergidos en ella en estas profundidades tan grandes. Si una botella vacía y tapada se sumerge hasta bastante profundidad y se extrae luego, resulta que la presión del agua mete el tapón dentro de la botella y ésta se llena de agua.

Experimento

El eminente oceanógrafo John Murray, en su libro "Océano", cuenta que se hizo el siguiente experimento: tres tubos de vidrio de distintas dimensiones, soldados por ambos extremos, se envolvieron en un lienzo, se colocaron en un cilindro de cobre con orificios para que el agua pudiera entrar libremente y fueron sumergidos hasta la profundidad de 5 km. Cuando sacaron el cilindro, el lienzo estaba lleno de una masa que parecía nieve. Esto es lo que quedó de los tubos de vidrio. Unos trozos de madera sumergidos hasta una profundidad semejante, cuando los sacaron estaban tan comprimidos que se hundían en el agua como si fueran ladrillos.

Parecía natural esperar que una presión tan monstruosa debería condensar hasta tal punto el agua en las grandes profundidades, que ni los objetos pesados se hundirían hasta el fondo, lo mismo que una pesa no se hunde en el mercurio. Pero esta opinión carece de fundamento. La experiencia demuestra que el agua, lo mismo que los demás líquidos, apenas si cede a la presión. El agua sometida a una presión de 1 kg por 1 cm 2 se comprime solamente en una fracción de su volumen igual a 1/22.000. Si se sigue aumentando la presión, la compresión por kilogramo sigue siendo aproximadamente la misma.

Si se quiere que el agua tenga la densidad necesaria para que el hierro flote en ella, hay que comprimirla hasta que su volumen sea 8 veces menor. Para conseguir que su volumen se reduzca a la mitad se necesita una presión de 11.000 kg por cm 2 (si la medida de compresión antedicha se cumpliera a tan grandes presiones). Esta presión es la correspondiente a una profundidad de 110 km bajo el nivel del océano.

Sitios más profundos de los océanos

En los sitios más profundos, la condensación del agua es igual a 1.100/22.000, es decir, de un veintavo de su densidad normal, o sea, de un 5%. Esto casi no puede influir en las condiciones de flotación de los diversos cuerpos, tanto más, cuando los objetos sólidos sumergidos en este agua están sometidos a esta misma presión y, por consiguiente, también se condensan.

Por esto no cabe la menor duda de que los barcos hundidos se encuentran en el fondo del océano. "Todo lo que se hunde en un vaso de agua - dice Murria debe irse al fondo del océano más profundo". Si un vaso se introduce en el agua boca abajo, con precaución, puede quedarse en esta posición, puesto que desaloja un volumen de agua cuyo peso es igual al del vaso. Un vaso metálico más pesado puede mantenerse en una posición semejante a un nivel más bajo que el del agua, sin llegar a bajar hasta el fondo. De la misma forma parece natural que pueda quedarse entre dos aguas un crucero o un buque cualquiera que se hunda con la quilla hacia arriba. Y si en algunos compartimentos del buque queda aire encerrado, el buque se sumergirá hasta una profundidad determinada y se quedará allí.

En realidad no son pocos los barcos que se van a pique invertidos y es posible que algunos de ellos no lleguen al fondo, sino que se queden suspendidos entre las oscuras profundidades del océano. Sería suficiente un leve impulso para hacer que cualquiera de estos barcos perdiera el equilibrio, diera la vuelta, se llenara de agua y se fuera al fondo, pero, ¿de dónde puede proceder un impulso en las profundidades del océano? Aquí reina eternamente el silencio y la quietud; hasta aquí no llegan ni los ecos de las tormentas.

Todos estos argumentos se basan en un error físico. Ningún vaso puede penetrar solo en el agua estando invertido, para que esto ocurra tiene que intervenir una fuerza exterior, lo mismo que para hacer que se hunda un trozo de madera o una botella vacía tapada. De la misma forma, ningún barco con la quilla hacia arriba se va a pique: en esta posición seguirá flotando en la superficie del agua. Si el buque se hunde no se puede quedar en la mitad del camino entre el nivel del mar y su fondo

Fuente

  • Y. Perelman, Física recreativa. 1936. XIII Edición