Batería del morro da Conceição
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La Batería del morro da Conceição era una fortificación ubicada en la cima del morro da Conceição en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil. Abandonada luego de la partida del corsario el 14 de noviembre de 1711, en su lugar se construyó la Fortaleza de Nuestra Señora de la Concepción.
Historia Institucional
La cima del morro fue ocupado en 1711 por el corsario francés René Duguay-Trouin cuando invadió la ciudad de Río y ocupó, también, el morro de São Diogo (cerca de donde hoy se levanta la estación del ferrocarril Leopoldina) y la isla de las Cobras. De ese entonces data la fortificación que dominaba la ensenada de Prainha y de Saúde.
Abandonada luego de la partida del corsario el 14 de noviembre de 1711, en su lugar se construyó la Fortaleza de Nuestra Señora de la Concepción. Ubicado en la región de la Salud, forma la zona portuaria de Río de Janeiro, junto con Gamboa y Santo Cristo. Junto con los cerros de Castelo, Santo Antônio y São Bento, forma el cuadrilátero que formó y delimitó la ciudad colonial. Su ocupación desde el siglo XVII estuvo vinculada a las actividades militares y religiosas de la colonia.
En 1624, se construyó una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Concepción (que dio nombre al cerro); posteriormente, el terreno donde se alzaba la capilla fue donado a la Orden del Carmelo para la construcción de un convento, y en 1669 pasó a los frailes capuchinos franceses para la construcción de un asilo para enfermos mentales.
Con la expulsión de los frailes franceses de Río de Janeiro en 1701, el edificio pasó al Ayuntamiento y, tras las obras de ampliación, se convirtió en el Palacio Episcopal, ocupado en 1702 por el tercer obispo de la ciudad, D. Francisco de São Jerônimo.
La Fortaleza de Nossa Senhora da Conceição se construyó detrás del Palacio y sucedió a la Batería del Morro, encargada por el corsario francés Duguay-Trouin en 1711, durante la segunda invasión francesa de la ciudad, que se estableció en el Palacio. La construcción, concebida como parte del plan de defensa del puerto y la ciudad, comenzó en 1715 y las obras no se completaron por completo hasta 1763, con un potencial de 36 cañones.
Algunos rebeldes de Minas Gerais, entre ellos Tomás Antônio Gonzaga, fueron encarcelados en la fortaleza. A lo largo del siglo XIX, la fortificación fue erigida y desarmada varias veces, y una vez más sirvió como prisión. En el siglo XIX, la colina sirvió de hogar a comerciantes y empleados comerciales que trabajaban en los muelles y empresas de la región de Prainha, conocida como Valongo, especialmente tras el traslado del mercado de esclavos y la actividad portuaria desde la región de Largo do Paço en las últimas décadas del siglo XVIII, por orden del virrey, el Marqués de Lavradio.
Este traslado dio lugar a la creación del Cementerio de los Nuevos Negros, que en realidad no era más que un área donde los esclavos que no podían sobrevivir al largo viaje, sometidos a condiciones extremas, eran enterrados o abandonados en fosas comunes. En la ladera de la colina frente al puerto, Pedra do Sal recibía sal importada de Portugal, descargada por estibadores esclavos.
En el siglo XX, la región se convirtió en un punto de encuentro, convirtiéndose posteriormente en escenario de diversas manifestaciones de la cultura afrobrasileña, y es considerada una de las cunas de la samba.
