Carlos Alberto Granada Encina

Carlos Cano
Información sobre la plantilla
CarlosCano2.jpg
Tenor, solista
Datos generales
Nombre real:Carlos Alberto Granada Encina
Fecha de nacimiento:5 de diciembre de 1943
San Lorenzo, Bandera de Paraguay Paraguay
Fecha de fallecimiento:21 de febrero de 2012 (68 años)
En la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario San Cecilio de Granada
Ocupación:Escritor y Compositor
Información artística
Género(s):Lírico


Carlos Alberto Granada Encina San Lorenzo, Paraguay, 5 de diciembre de 1943 - 21 de febrero de 2012 fue un tenor y actorparaguayo, uno de los primeros intérpretes de ópera de ese país y maestro de artes.

Biografía

Granada lo vio nacer un 28 de enero de 1.946, y Granada se ilumina y se emociona, todavía y ya para siempre, con su voz a cada canción que le escucha; a cada copla, entre arpegios de guitarra, que rendida y embelesada le atiende; a cada toná que le adivina, que le presiente sutil entre el Darro y el Genil de su geografía hermosa, entre las estancias magníficas del excelso palacio nazarí de la Alhambra o el Sacromonte y la Plaza de la Trinidad o Puerta Real; en el Albaicín o el Realejo..., por la Plaza del Triunfo, la de Mariana Pineda o la de Santo Domingo… Granada lo vio nacer y España entera lo sintió morir por un segundo y traicionero mal envite de la aorta, un 19 de Diciembre de 2.000, pórtico oscuro de Navidades tristes. A las puertas de un nuevo milenio que, impertérrito, sumaba el mundo.

Trayectoria de Trabajo

Se inició en el coro del Ateneo Paraguayo con Isis de Bárcena Echeveste (Uruguaya) donde estuvo durante 24 años. Carlos Granada se destacaba por su disciplina y por la alta exigencia que tenía consigo mismo y con los demás. Participó en varias puestas líricas y fue integrante del Coro Paraguayo de Cámara, el grupo vocal Remembranzas, entre otras agrupaciones dedicadas al canto coral. También fue solista de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, la Orquesta Philomúsica y otras agrupaciones de música erudita. En la década del 70, fue el protagonista principal de famosas obras como “El Conde de Luxemburgo”, “La Duqueza de Bal Tabarín” y de la Primera Opera Paraguaya Juana de Lara” con Florentín Giménez y Mario Prono como directores. En aquella época, las obras se presentaban en el Teatro Municipal. También trabajó en varias zarzuelas, además de octetos y cuartetos junto a Teresa Stipanovich, Betty Figueredo, entre otros. Trabajó en teatro con los directores Mario Prono, Héctor de los Ríos, Edda de los Ríos, José Luis Ardissone, y Carlos Aguilera. En el año 1990 el tenor sanlorenzano interpretó diversos fragmentos de la Misa de Zípoli en las Ruinas Jesuíticas, en presencia de los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, que habían asistido a la Iglesia Mayor de Trinidad al concierto de la Orquesta Filomúsica de Asunción y el Coro Hispanoamericano. Recorrió muchos países, y en el año 1992 integró la comitiva paraguaya en la Feria Internacional de Sevilla, donde el elenco paraguayo con 157 integrantes fue reconocido como el mejor elenco artístico. Carlos Granada fue parte de operetas de realce, integró el grupo vocal Remembranzas y fue parte del proyecto Voces Guías del Coro Itaipú, entre otros. Toda esta carrera transcurrió con la docencia musical y artística. En 1975 recibió su título de Profesor Superior. El Profesor Carlos Granada enseñó en todos los niveles, desde el inicial hasta el superior, en el Centro Regional de Educación Saturio Ríos de San Lorenzo durante 32 años. Además fue docente en el Colegio Sagrada Familia durante 15 años y en el Colegio Leonarda Sánchez de Páez durante 5 años, convirtiéndose en semillero de cientos de artistas a nivel nacional e internacional y en figura emblemática de la comunidad educativa san lorenzana. Además, fue director de Cultura de la Municipalidad de San Lorenzo en el periodo en que Miguel Angel Curiel fue intendente de dicho municipio, y contribuyó siempre a la conservación y desarrollo del arte, promoviendo y participando de proyectos y actividades en la comunidad.

Criterios sobre el Cantante

A Carlos Cano le brotaba la copla desde dentro hacia fuera con precisión de artista grande, con ese pálpito sureño que la hace más bella, pero con diferentes ritmos al aire audaz de su inspiración, de su sabiduría y su voluntad. Tan pronto su copla era y sigue siendo eso, aunque renovada, copla en su más pura esencia, como tiempo atrás por las radios de mi infancia aún se escuchaba casi a cada instante, como habanera genial que nos acerca el son marinero de los que al Caribe marchaban desde ese Cádiz blanco de malecón atlántico y Caleta, -bella tacita de plata-, o a ese Cádiz blanco volvían en otros tiempos antiguos y aún coloniales; como su copla es, también, dulce fado embriagador envuelto en buen vinho verde y en saudade próxima por portuguesa, que se desparrama, entre las íntimas y estrechas cuestas de un Alfama lisboeta que se me lleva el sentir hacia los melancólicos sueños que rimara Fernando Pessoa más abajo, hacia la inmensa Plaza del Comercio que mira al Tajo en su desembocadura anchísima…; como su copla se vuelve tango revelador del sufrimiento de las heroicas madres de una enorme y vital Plaza de Mayo bonaerense de Casa Rosada enfrente de sus miradas dolidas, sacudida por el vértigo nefasto de unos ruidosos sables dictadores, locos, cobardes y asesinos…, o íntimo y reposado tango, igualmente, a la luz maravillosa de una Luna de Abril que suena tan porteña en sus compases como medio perdida entre las tabernitas de La Boca, a la sombra inigualable de esos vivos colores estampados en la madera antigua y exterior de las casitas humildes de la calle Caminito, tan corta, tan grande, -cómo se me viene, ahora, tan veloz a la memoria-, la del tango que inmortalizara Gardel; como se hace, su copla, chirigota graciosísima, blanca por carnavalera y gaditana, aunque profunda y mordaz en su crítica social, en una murga de currelantes que ni pintá para las fiestas de febrero de la blanca ´tacita` sureña que mira de frente, no obstante, al África cercana y pobre en su m ayoría , enferma, hambrienta, olvidada... pero aún bella. Carlos Cano, -trabajador incansable de la música y antes emigrante en Cataluña, como albañil, o hasta fuera de España como mozo de hotel en Suiza y trabajador de imprenta en Alemania, o incluso marinero en los Países Bajos-, era así, único y diverso en sus eternos aires de copla. Único y diverso como la geografía de su tierra, desde el desierto cautivador al vergel extraordinario que enamora; desde la llanura o la playa extensa de arena fina hasta las altas y agrestes serranías de pura roca viva y bandoleros de leyenda, y el esplendor de sus pueblos mimosamente encalados a la luz de un día blanco sin fin; y cuando llega la noche, mágico embrujo, la noche es blanca también. Único y diverso como el inmenso arte de Andalucía en la música: soleá, fandango, petenera, serrana, martinete, saeta…, tantos palos diferentes que atrapan nuestra atención y nuestro sentimiento y nos dejan presos de su fuerza; único y diverso como las tonalidades de azul o verde de los mares andaluces que varían en función del clima y hasta de nuestras íntimas sensaciones; único y diverso como es el cielo andaluz, cielo azul o cielo gris de mil gamas diferentes cuando hay tormenta en la atmósfera o cuando hay tormenta en el alma, o rojo como la sangre que es la vida cuando el sol sale o se esconde por la línea distante del horizonte…; también único y diverso como la hermosísima mujer sureña de mis más escondidos, apreciados y secretos sueños…

Muerte

Así o con similares expresiones, -apuntes de parecidas palabras-, se pudo leer y escuchar la noticia por las cuatro esquinas distantes en kilómetros, aunque cercanas en sentimiento, de todo mi país, un día ya suficientemente lejano y muy triste de hospital también para el que escribe este artículo. A partir de ahí se me ocurrió…, ya veis, me dio por pensar, que Carlos Cano no había callado en ese instante, -al igual que no calla ninguno de los seres que amamos y sentimos próximos pese a su ausencia-, sino más bien que comenzaba a cantar con más presencia y más fuerza, abiertamente declaradas, ante una muerte implacable que lo llevaba muy pronto y una vida que seguía, ya sin él, hacia delante, siempre hacia delante a pesar de todo, que así ha de ser, para hacerle un hueco preciso y merecido a su recuerdo, recuerdo de hombre bueno, de cantor grande de la copla nuestra. Porque es verdad que la vida continúa por mucho que la muerte la visite y hasta habitualmente le robe, siempre a destiempo, siempre con pena inoportuna y terrible, pedacitos por nosotros muy queridos. A mí me parece que, afortunadamente, siempre triunfa la vida a pesar de los golpes y las penas, -aunque se nos cambie de manera imprevista en ciertas ocasiones, aunque a veces hasta nos duela-, por encima de todo y pese a la muerte oscura, desconocida, indescifrable, ladrona habitual de oficio de nuestros cariños más próximos, y también, cómo no, triunfa en los abriles claros de enorme luna de una primavera amanecida, esplendorosa, que nos dejó escrita y musicada Carlos Cano a la perfección, como sólo él sabía y podía hacer.

Colección de algunas canciones

DISCOGRAFÍA: v 1975.- A duras penas v 1976.- A la luz de los cantares v 1978.- Crónicas Granadinas v 1980.- De la Luna y el Sol v 1981.- El gallo de Morón v 1983.- Si estuvieran abiertas todas las puertas v 1985.- Cuaderno de coplas v 1986.- A través del olvido v 1987.- Quédate con la copla v 1988.- Luna de Abril v 1989.- Ritmo de vida v 1990.- En directo v 1992.- Mestizo v 1994.- Forma de ser v 1995.- Algo especial v 1996.- Chiclanera y otros grandes éxitos v 1996.- El color de la vida v 1997.- Grandes Canciones v 1998.- Diván del Tamarit v 1999.- La copla, memoria sentimental v 2000.- De lo perdido y otras coplas v 2001.- Que naveguen los sueños (Disco póstumo de dúos de sus grandes éxitos con los mejores artistas) v 2006.- Una vida de copla

Fuente