Castillo de Untzueta

Castillo de Unzueta
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Vestigios.
LocalizaciónEspañaBandera de España
TipoCastillo.
UbicaciónOrozco, Vizcaya
Estado de conservaciónVestigios

El Castillo de Unzueta es una antigua fortaleza medieval situada en lo alto del monte Unzueta, en Orozco, Vizcaya. En la actualidad apenas quedan vestigios de sus cimientos, que fueron dañados por la construcción en el lugar de un repetidor de UHF en el siglo XX.

Historia

En el siglo XI el Señorío de Vizcaya pertenecía al Reino de Navarra, y su monarca, Sancho IV, estaba enfrentado a la nobleza. Los nobles habían acaparado gran número de privilegios y deseaban disfrutarlos a perpetuidad, pese a que en el sistema legal navarro, por tenencias, el rey era quien daba los poderes y podía cambiarlos o quitarlos cuando decidiese. El sistema legal castellano sí que garantizaba la perpetuidad de los privilegios, lo que propició que hubiese nobles que se acercasen a las volundades del rey castellano. Fue en este contexto cuando se construyó el castillo de Unzueta. Según los estudios de carbono catorce realizados en excavaciones arqueológicas, el castillo de Unzueta fue construido en los siglos XI o XII. No se conoce si lo construyó Sancho IV para defender el territorio de los nobles o si fue el rebelde Íñigo López Ezkerra, señor de Vizcaya, para controlar el acceso a Bilbao desde Álava. En las Paces de Tamara (1127) entre Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón, y Alfonso VII de Castilla, se reconocía que Vizcaya y Álava eran territorios navarros, pero desde entonces Vizcaya cambió de lealtades en varias ocasiones entre Castilla y Navarra, hasta que con la familia Haro acabó cayendo definitivamente en la órbita castellana.

La primera referencia conocida al castillo aparece en la Crónica general de Ibargüen-Cachupin, en la que se indica que el castillo fue construido en 549 por el Capitán Opamio. Se trata simplemente de una leyenda para engrandecer el linaje de los Unzueta dándoles un origen muy antiguo del tiempo de los visigodos. Según esta leyenda en el castillo murió su dueño, Abuminio de Unzueta, en 935.

Alfonso X el Sabio tomó la fortaleza en 1277. Durante el asedio al castillo, el 12 de agosto, el rey ratificó el Fuero de Logroño que Lope Díaz II de Haro había otorgado a la villa de Bermeo. Años más tarde, en 1288, el hijo de Alfonso, Sancho IV de Castilla, asedió el castillo sin conseguir tomarlo. El castillo resistió en 1334 el ataque de tropas de Alfonso XI de Castilla.

La comarca volvió a sufrir el conflicto entre el rey y el señor de Vizcaya en 1351, pero esta vez Unzueta quedó al margen. En esta ocasión el rey Pedro I el Cruel quiso reprender a los vizcaínos por haber ayudado a huir a Nuño Díaz de Haro, para lo que envío a Vizcaya con poderes de Prestamero Mayor de Vizcaya a Lope Díaz de Rojas, Señor de Poza. Lope Díaz asedió durante más de dos meses y con armas de asedio la cercana casa-torre de Orozco. Juan de Avendaño, dueño de la casa-torre se encontraba en Unzueta, pero se mantuvo al margen sin socorrer a los suyos: Finalmente el castillo fue destruido por Pedro I durante la Primera Guerra Civil Castellana, en el transcurso de su campaña de 1358 contra el señor de Vizcaya Tello de Castilla, que era hermano y aliado del rebelde Enrique de Trastámara. Para este último asedio el castillo fue atacado con fundíbulos, y los bolaños lanzados quedaron repartidos por docenas en sus inmediaciones.

Descripción

Se trataba de un recinto amurallado de unos 50 m de largo por 20 m de ancho, situado en lo alto de una abrupta cima con pendientes de hasta el 90% en algunos puntos. La torre era de tres plantas y tenía muros de metro y medio de espesor. La planta baja de la torre estaba destinada a almacenar los suministros, que eran subidos a lomos de burros o bueyes. A la primera planta se accedía por una escalera exterior de madera (siendo de madera podía ser eliminada en caso de ataque complicando la entrada a la torre, ya que la puerta estaba elevada, no a ras de suelo, algo habitual en las construcciones defensivas de la época). Sobre el último piso se levantaba un tejado a cuatro aguas protegido por un adarve. A los pies de la torre tenían excavado un aljibe

El castillo podía albergar normalmente entre cinco y quince hombres, aunque resistió ataques de hasta 300 soldados, la mayoría de ellos mercenarios.

Fuentes