Cinco meditaciones sobre la muerte
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Cinco meditaciones sobre la muerte. Obra de Francois Cheng donde da testimonio de una visión de vida abierta, obra que nos invita a observar la vida a la luz de nuestra propia muerte.
Sinopsis
Este libro tiene un vínculo, por su estilo y por su estructura, con Cinco meditaciones sobre la belleza (Siruela, 2007), pero esta vez el autor no indaga en la dualidad belleza-mal, sino en la que integran lamuerte y la vida para mostrarnos un «doble reino de la vida y de la muerte»; en él, la primera, elevada a su más alta dimensión, supera y engloba a la segunda. François Cheng no pretende en esta obra darnos un «mensaje» sobre la vida después de la muerte ni elaborar un discurso dogmático, sino dar testimonio de una visión de la «vida abierta». Una visión en movimiento ascendente que invierte nuestra percepción de la existencia humana y nos invita a observar la vida a la luz de nuestra propia muerte. Esta transforma cada vida en un destino singular y la hace partícipe de una gran aventura por venir.
Sobre la obra
En uno de los apartados en que el poeta Cheng divide este libro de consideraciones a propósito de la muerte, le parece oportuno dar cabida al texto poético por cuanto, aún como un ejercicio directo de la inmaginación, poesía equivale también –muy fundamentalmente, tal como ha señalado Eliot- a pensamiento. O, como señala Mouttapa en el prólogo, cuando el poeta reflexiona acerca del momento en que la muerte nos deja sin voz:
La muerte adquiere, así, la condición de sentimiento que somete todo nuestro anhelo, nuestro vínculo –ese secreto incierto- con el futuro. Por ello mismo, y a fin de no quedar desvalidos incluso como idea, como pasión redentora, deseamos su memoria como una forma de reconocimiento, incluso de amor.
Se alude a la muerte pero se alude, sobre todo, a la idea de la muerte en la medida en que nosotros mismos le otorgamos una trascendencia que va más allá de nuestra vida real. Y el poeta elabora con cuidada imaginación su deseo, el deseo:
La muerte, al fin, como viaje, y, como tal, con su anhelo poético de esperanza. Una cierta esperanza. Vivir también implica eso.
Sobre el autor
François Cheng, nacido en China en 1929, es miembro de la Academia francesa desde 2002, calígrafo, novelista, traductor y poeta. Es también profesor del Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales de la Universidad París III. Traductor y poeta, ha publicado, entre otros libros, Analyse formelle de l\’œuvre poétique, d\’un auteur des T\’ang (Premio André Malraux 1998), Le langage poétique chinois (1975), L\’Espace du Rêve (1980) y, en 2002, L’Éternité n’est pas de trop.