Comunicación positiva en Educación

Comunicación Positiva
Información sobre la plantilla
Comunicacion-virtual.jpg

La Comunicación Positiva en la Educación. La comunicación positiva tiene para la actividad humana la relevancia que adquiere en algunas profesiones, especialmente las que se relacionan con la educación y formación del ser humano.

¿A qué llamamos comunicación positiva?

Una comunicación positiva es aquella mediante la cual cada persona expresa lo que piensa, siente y desea de modo claro y directo, sin afectar o dañar a los demás. Implica la expresión libre y la defensa de los derechos personales, pero teniendo en cuenta los sentimientos, necesidades, deseos y derechos de los demás.

Cuando se establece una comunicación positiva persona se siente bien consigo misma, ya que ha podido hacer o decir lo que piensa y desea, sin ofender o molestar a los otros, y estos a su vez sienten que ha sido justa y honesta y que le ha tenido consideración, lo que les permite comprenderla, aceptar su expresión y sus conducta. Lograr una comunicación positiva no resulta nada fácil. Requiere honestidad, sinceridad, valentía, firmeza y autocontrol. Exige tener en cuenta a los otros, explicarles lo que pensamos, queremos, sentimos o el por qué hemos tomado una decisión en la que están implicados, pero que no les dañe o lastime. Al comportamiento que se produce durante una comunicación positiva se le denomina: comportamiento asertivo. Con frecuencia agredimos a los demás, a veces conscientemente, y otras, sin darnos cuenta. Pensamos sólo en nosotros mismos y nos olvidamos de lo que el otro piensa y siente y de cómo le puede afectar lo que le estamos diciendo o lo que hemos decidido hacer.

Hay diferentes maneras de ser agresivo:

  • Agresión directa: Cuando decimos o hacemos algo que directamente ataca al otro. En estos casos le ofendemos y la persona se siente enojada y resentida, pues generalmente no comprende el por qué le atacamos tan directamente. Puede contraatacar, tratando de defenderse y ofendernos, o puede molestarse o alejarse de nosotros. Puede sentirse herido y deprimido también.
  • Agresión indirecta: Cuando no expresamos lo que sentimos, pero mostramos por canales no verbales nuestro disgusto. Los demás notan nuestro enojo y se sienten culpables y molestos por nuestro trato. Uno también se siente mal y la situación se vuelve tensa y difícil de soportar.
  • Agresión pasiva: No expresamos lo que pensamos, sentimos y mostramos que no nos afecta lo que está ocurriendo, cuando en realidad debe molestarnos. Los demás parecen contentos, pero están incómodos pues hacemos el papel de víctimas y ellos se sienten un poco culpables. Uno se siente incómodo también y disgustado con uno mismo por no defender los derechos que le corresponden. En todos los casos nos sentimos mal nosotros y hacemos sentir mal a los demás. Los humillamos, los culpamos, los criticamos, los acusamos de no tenernos en cuenta y estamos haciendo exactamente lo mismo que le criticamos a los otros: olvidar los derechos de los demás y no tomar en cuenta sus vivencias afectivas.

¿Cómo lograr una comunicación positiva con las personas para sentirnos bien?

  • Expresar abiertamente lo que pensamos, sentimos y deseamos.
  • Expresarlo de modo tal que los demás comprendan que los tenemos en cuenta y no se sientan agredidos ni ofendidos por lo que decimos.
  • Ser congruentes en los canales verbales y no verbales de la comunicación.
  • Pensar no sólo en nosotros mismos, sino en cómo el otro (o los otros) se pueden sentir en relación con nosotros o con la situación ocurrida.
  • Si no expresamos lo que pensamos sentimos o deseamos, no somos capaces de defender nuestros derechos, nos sentimos mal por esto, sabemos que no estamos haciendo lo que debemos y soportamos situaciones desagradables, humillantes o agresivas que no tenemos por qué soportar.
  • Los demás pueden que ni siquiera se den cuenta del daño que nos hacen y siguen tratándonos igual, o puede que se den cuenta, y en este caso, saben que algo nos pasa, pero no saben exactamente qué, ni por qué, y pueden seguir actuando del mismo modo, sentirse culpables por algo que realmente hemos permitido que nos hagan.
  • El guardarse para sí las vivencias negativas o los criterios acerca de algo que nos afecta en nuestra relación con los demás sólo empeora la comunicación que se vuelve cada vez menor y más inadecuada.
  • Expresar lo que sentimos de un modo agresivo, ya sea directa o indirectamente también nos hace sentir mal, pues hemos tratado con violencia a los demás y éstos están ofendidos y disgustados con nosotros. En el mejor de los casos se genera una discusión que puede terminar con la ruptura de las relaciones o con una agresión manual; la persona se aleja de nosotros, perdemos su amistad y por tanto la relación.
  • Si sólo pensamos en nosotros y no somos capaces de pensar en el otro, de ponernos en su lugar y tratar de comprenderlo, resulta imposible establecer una comunicación positiva sobre la base del respeto a la individualidad y a los derechos de cada uno.
  • Para poder lograr una comunicación positiva y un comportamiento asertivo, se necesita además poseer algunas condiciones personales que constituyen requisitos indispensables de una buena comunicación.

Requerimientos de la comunicación positiva:

Hay tres condiciones indispensables para lograr establecer una adecuada comunicación. Ellas son:

  • Comprensión empática.
  • Estimación, calor y respeto.
  • Autenticidad y congruencia.

El educador tiene que realizar una labor formativa. Debe conversar con las personas a quienes pretende ayudar, para conocerlas y para influir en ellas. En una conversación de este tipo estas condiciones son imprescindibles. Analicemos cada una de ellas, mediante el ejemplo de la relación profesor alumno.

  • Comprensión empática:

Consiste en la capacidad de penetrar en el mundo del otro, de situarse "bajo su piel" y ponerse en su lugar. Es mucho más que ser tolerante, que ser benévolo y acrítico, es más que mostrar interés y no amenazar. Implica en primer lugar tratar de pensar y sentir como el otro, comprender cómo él se ve a sí mismo, qué significado tienen para él las experiencias que ha vivido y que vive en la actualidad. Es aceptar el mundo interno del sujeto sin prejuicios ni valoraciones críticas. Implica, en segundo lugar, la comunicación al sujeto de lo que se ha comprendido de su mundo interior. Este es un aspecto muy importante y estimula considerablemente a la otra persona a expresarse abiertamente. Consiste en expresarle cómo se va entendiendo su mundo interno, sus vivencias y sus interpretaciones. Es cómo devolverle lo que nos está expresando, comunicarle su mundo tal como él mismo lo ve y lo siente, sin valoraciones de ningún tipo, sin juicios críticos. Esto ayuda notablemente al sujeto a la confrontación consigo mismo y con sus experiencias, a darse cuenta de sus propias incongruencias, de sus ideas o sentimientos inapropiados y sobre todo, a sentir que es comprendido verdaderamente por el otro, que alguien lo escucha, le presta atención y lo acoge.

Cumplir está condición no resulta nada fácil. Se necesita olvidarse de sí mismo y centrarse en la otra persona. Se requiere eliminar esas frases frecuentes de "comprendo", "comprendo lo que te pasa", "comprendo lo que sientes, pero", "a mi me ha pasado algo parecido", etc. No se puede fingir interés y simpatía, ni analizar, ofrecer explicaciones causales ni interpretaciones de lo que el sujeto piensa o siente. Simplemente comprenderlo de modo empático, "meterse dentro de él" y hacerle saber qué se ha encontrado "bajo su piel".

Algunos ejemplos de cómo comunicar al otro lo que se ha entendido de su mundo interno son las siguientes preguntas: ¿Te he comprendido bien si digo que eres una persona que temes que los demás te engañen?, ¿Eres una persona que se considera demasiado agresiva?, ¿Lo que sientes es que los demás te ignoran, que no vales nada para ellos?. Para estimular la confrontación del sujeto consigo mismo se puede mencionar aspectos de su mundo interno como por ejemplo: "no se si es cierto, pero supongo que te sientes inseguro y preocupado". "Si mi impresión es adecuada: temes no poder dirigir el grupo y por eso no te gustaría ser jefe del mismo". "No estoy muy seguro de haber entendido bien, pero, en tu caso, te sientes relegado, ¿crees que no te quieren? Obsérvese que en todos los ejemplos se parte de suposiciones y el sujeto es el que decide si lo dicho se ajusta o no a la realidad. No ha sido necesario decir " te comprendo", sino se ha expresado cómo se comprende al otro.

  • Estimación, calor y respeto:

Consiste en manifestar al otro que se aprecia su persona, que se está dedicando a él con todo interés, calor y solicitud, que se aceptan sus vivencias. Debe mostrársele afecto y estimación. Por ejemplo, en el caso del maestro, esto supone que el profesor estime al alumno en cierto modo con el mismo afecto que los padres sienten hacia sus hijos, independientemente de cómo se comporten en un momento dado. Es decir, implica la sincera disposición a aceptarlo y quererlo, sea cual fuera su vida y conducta presente o pasada. Es un sentimiento de respeto al alumno, a sus ideas y vivencias aún cuando ellas sean opuestas a los criterios personales del profesor. Significa admitirlo, reconocerlo como persona, tenerlo en cuenta, confiar en él, preocuparse por sus problemas, protegerlo, cuidarlo, consolarlo, esforzarse para hacerle sentir bien.

Esta estimación incondicional es difícil de lograr. Implica despojarse de toda actitud valorativa, de toda actitud intransigente, de todo tipo de rechazo, se trata de eliminar toda forma de menosprecio, frialdad, antipatía y dureza en el trato con el alumno, de no humillarlo, no rebajarle su valor, no desmoralizarlo, ni ofenderlo, ni amenazarle, ni aprovecharse o abusar de él, de eliminar todo distanciamiento. Es decir, se trata de tomarlo como sujeto y no como objeto de la comunicación. Esto no quiere decir que el profesor apruebe o corrobore lo que siente o hace el alumno, ni que el profesor no se sienta afectado emocionalmente en lo más profundo de su persona. Pero, tiene que ser capaz de aceptar y estimar a su alumno si desea ayudarlo. Es algo muy distinto a la amabilidad y a la cortesía, es mucho más que eso. La estimación debe mostrarse al sujeto, ya sea al escucharlo atentamente, o en el esfuerzo evidente de comprenderlo, en un contacto consolador, un abrazo, un gesto de apoyo o afecto. Cuando el educador logra cumplir con esta condición favorece notablemente la comunicación. La persona se abre, es más sincera, se siente querida, aceptada, por lo que gana confianza en si misma y confía más en su profesor. Siente que no es tan insignificante, ni tan malo, ya que al menos su profesor le tiene estimación.

  • Autenticidad y franqueza:

La autenticidad consiste en mostrarse realmente como se es, sin ocultarse tras una "máscara" falsa. Las manifestaciones de conducta, la mímica, y los gestos coinciden con los pensamientos, actitudes y vivencias emocionales internas. Lo que se dice y el modo en que se actúa se corresponde con el mundo interior, no se simula, no se oculta nada. No hay artificialidad, ni gestos teatrales, ni sentimientos fingidos. El profesor debe ser capaz de comunicarle al alumno lo que siente si lo considera oportuno y necesario. Esto significa que establece un contacto personal y directo con su alumno, persona a persona, que logra una relación real, auténtica. La autenticidad del profesor es condición imprescindible para que el alumno sea franco, sincero, autentico con él.

El estudiante debe sentir que su profesor no le oculta nada, que no le engaña, que no finge, ni le trata con demasiada profesionalidad. Debe saber cómo se siente en su relación con él, si se está mostrando tal como es realmente. Necesita saber lo que piensa de él y cómo lo acepta. Esta condición debe ir unida a las anteriores. Cuando esto ocurre es posible ser plenamente auténtico, incluso en el caso de que el profesor se sienta aburrido, molesto, defraudado o disgustado con el alumno. De todos modos se debe ser muy cuidadoso en la manera de expresar vivencias negativas al alumno vinculadas a su relación con él. Estas expresiones deben estar despojadas de juicios y valoraciones sobre el mismo alumno.Por ejemplo, "me siento a disgusto", " me gustaría acercarme a ti, pero no lo consigo". "Quisiera conocer algo más sobre ti". "Estoy decepcionado por haberte ayudado tan poco", "no te enfades conmigo, pero no puedo seguir escuchándote por más tiempo". "No me siento bien. No sé a qué se debe, me pregunto si estoy haciendo algo mal que impide que seas sincero conmigo" ¿Qué puedo hacer para mejorar nuestras relaciones?”

Muy diferente sería si se utilizaran frases como éstas: "Lo que dices resulta aburrido", "no haces más que contar historias sin importancia", "Estás siempre en las nubes". Puede ocurrir que el alumno se sienta ofendido o herido, a pesar del cuidado del profesor. En ese caso no debe dudarse en aclarar la situación. Por ejemplo, "ya veo cómo te ha afectado lo que te he dicho. Pero debo manifestarte que no era mi intención herirte. Y siento mucho haberlo dicho de forma que te haya molestado. Deseo intensamente aclarar contigo esta situación".

Es necesario no culpar al alumno de las dificultades que puedan surgir en la conversación. El profesor debe tener en cuenta que cuando no se logra éxito, probablemente se deba a algún error, o alguna condición no cumplida por él. Debe ser muy autocrítico y analizar profundamente en qué pudo haberse equivocado. Es importante tener presente que autenticidad no significa manifestar todo lo que se piense y siente. Significa no mostrar nada que contradiga lo que se dice y siente, a fin de evitar la falta de congruencia entre los canales verbales y extraverbales de la comunicación. Significa mostrar aquellas vivencias que sean importantes en el proceso de la comunicación. De cierto modo, si el profesor está centrado en sus propias vivencias, no lo está en el mundo interno del alumno, por tanto debe evitar la concentración en sí mismo y dirigir sus esfuerzos hacia la comprensión empática de la realidad del estudiante. La falta de autenticidad afecta la comprensión empática. El alumno se siente inseguro, no confía en el profesor, teme ser sincero y contar sus problemas más íntimos. Se muestra con reservas, inhibido y le falta a su vez autenticidad. Por el contrario, si existe una gran autenticidad por parte del profesor y se suma a ello la estimación y la comprensión empática, el contacto con el alumno será más profundo, más sincero, más realista y más estimulante para el desarrollo de este último. En las condiciones que se han abordado se insiste en la necesidad de evitar los juicios, valoraciones, interpretaciones, explicaciones, orientaciones, consejos, exhortaciones o instrucciones.

Esto se basa en los siguientes fundamentos:

a.) Las interpretaciones dadas por el educador pueden hacer que el sujeto se sienta amenazado o no comprendido. El no puede comprobar de manera inmediata las mismas y por lo general le resultan difíciles de comprender. Aún cuando las acepte y se enfrente con ellas, sólo estimularían su propia confrontación intelectual, consigo mismo y en el peor de los casos, crean inquietud, temor y resistencia al educador.

b.) Las orientaciones, consejos exhortaciones o instrucciones, lejos de resolver la situación del sujeto pueden llevarle a una dependencia cada vez mayor del educador. El sujeto debe ser capaz de enfrentar por si mismo los problemas, conflictos y resolverlos. Si se le dice con detalle cómo actuar, cómo resolver cada situación se limita su propio autodesarrollo.

Lo planteado no significa que el educador no pueda aconsejar ni orientar a sus educandos. A veces resulta adecuado exhortar al alumno a actuar de cierto modo, a explicar el modo en que se entienden sus problemas. De manera que no es posible absolutizar en este sentido. Ahora bien, para lograr una comunicación positiva no basta con poseer las condiciones señaladas: comprensión empática, estimación, calor, respeto y autenticidad y congruencia; es necesario, además, saber expresar del modo más conveniente y en un lenguaje adecuado lo que se piensa y siente. Por esto deben dominarse los procedimientos para lograr una comunicación positiva.

Comunicacion-virtual1.jpeg

Procedimientos para lograr una comunicación positiva:

En la comunicación positiva no sólo debemos ser capaces de lograr una comprensión empática con el otro, mostrarle estimación y ser auténticos, sino que debamos expresar verbal y conductualmente lo que pensamos y sentimos del modo adecuado, asertivo.

Un comportamiento asertivo incluye el dominio de algunas habilidades comunicativas que nos permiten ejercer nuestros derechos, respetando el derecho de los demás. Hay dos procedimientos fundamentales que podemos utilizar cuando queremos expresar nuestras vivencias o ideas o defender nuestro derecho a hacer lo que deseamos. Estos procedimientos se concretan en distintas formas de conducta:

  • Básica: Esta forma es la más simple y directa. Consiste en la expresión clara y sincera de una opinión, idea o vivencia. Mediante ella defendemos nuestro derecho a decir, decidir o hacer lo que deseamos. Por ejemplo, si hemos prometido a nuestro hijo, que tiene un examen al día siguiente, ayudarle en la materia en cuanto terminemos la jornada laboral y de repente una compañera de trabajo nos pide que le acompañemos en una celebración importante para ella y su familia, podemos utilizar la forma básica y expresarle: "Te agradezco tu invitación, pero prometí a mi hijo ayudarle para el examen de mañana y no puedo acompañarte". Esto debe bastar para que la otra persona comprenda, pero si la compañera insiste podemos recurrir a otra forma de conducta.
  • Enfática:Esta forma de conducta implica un énfasis en la defensa del derecho personal. Reafirmamos la decisión tomada y dejamos claro que nuestra posición es invariable y que nos mantendremos firmes en nuestra decisión. Implica además, expresar al otro que se respetan sus deseos, que lo tomamos en consideración y que nos agradaría complacerla, pero recalcando que en ese momento no es posible. En el caso anterior, diríamos a nuestra compañera: "Me agrada mucho saber que deseas que yo esté contigo, comprendo que esperaras que te acompañara y que te decepcione que no lo haga, me gustaría muchísimo estar contigo en un momento tan importante para ti, pero le prometí a mi hijo ayudarle hoy y no puedo, ni voy a fallarle. Espero que comprendas que esto también es importante. Lo siento, pero no puedo ir contigo".

La forma enfática se utiliza cuando falla la básica. Pero, no siempre la forma enfática resuelve la situación. En ocasiones, a pesar de todas nuestras explicaciones, las personas pueden insistir en que cambiemos de parecer. En casos así por lo general se muestran incomprensivas, no escuchan, no quieren entender lo que decimos y no respetan nuestro derecho, se hace difícil establecer una comunicación franca y abierta y la interacción se vuelve molesta. Cuando esto ocurre podemos acudir a una tercera forma de comportamiento:

  • Confrontadora: Esta forma de conducta consiste en describir objetivamente a la otra persona lo que dijo que haría, lo que está haciendo y las consecuencias de esa situación. No se hace juicios valorativos, ni críticas, sólo descripciones objetivas. Se utiliza cuando los actos de la otra persona contradicen sus palabras, o cuando hay falta de congruencia entre lo que piensa, dice y hace. Por lo general, se emplea con personas conocidas, con las que hay que seguir relacionándose y su propósito es confrontarla con sus propias contradicciones o incongruencias.

Volvamos al caso anterior. Si a pesar de haber utilizado la forma enfática nuestra amiga insiste en que la acompañemos, no quiere entender nuestros argumentos y nos dice cosas desagradables podemos plantearle: "Siempre has dicho que somos amigas, que puedes comprenderme, que las promesas deben cumplirse, especialmente cuando las hacemos a nuestros hijos y tienen que ver con asuntos importantes para ellos. Sin embargo, ahora me pides que no cumpla a mi hijo lo prometido, que lo deje con las dudas para el examen, me dices que eso no es importante y que debo irme a celebrar contigo aunque él me esté esperando. Esto traería por resultado que mi hijo perdiera la confianza en mí, él se sentiría muy mal y podría suspender el examen, se disgustaría mucho conmigo, lo que crearía un problema entre los dos. Si yo te acompaño me sentiría muy mal y no podría disfrutar la actividad. Tú te sentirías mal, al saber cómo me siento y ver que no puedo celebrar como tu quisieras tus éxitos. No estaríamos a gusto ninguna de las dos, no pensaríamos bien una de la otra y eso podría lastimarnos y afectar nuestra amistad. Te pido que hagas lo que siempre has dicho que harías: comprenderme y ser mi amiga".

Obsérvese que no se ha expresado ninguna crítica, ofensa o humillación. Sólo se ha descrito la situación. Otra forma de conducta que puede ser utilizada, en lugar de la confrontadora, o conjuntamente con ella es el lenguaje del yo:

  • Lenguaje del yo

El lenguaje del yo nos permite expresar vivencias negativas de un modo adecuado, sin agredir o criticar de manera ofensiva a otros. Permite que el otro sepa cómo nos sentimos cuando está violando nuestros derechos y cuáles son los aspectos de esa situación. Se emplean los términos del Yo, yo me siento, quisiera, me gustaría, preferiría, etc. En el ejemplo que estamos analizando diríamos a nuestra amiga: "yo me estoy sintiendo muy mal. Me gustaría que comprendieras que debo cumplir lo que prometí a mi hijo. Quisiera que te pusieras en mi lugar y entendieras que soy tu amiga y desearía acompañarte y compartir contigo. Pero no podría divertirme y te haría sentir mal a ti y a mi hijo y yo me sentiría peor. Te pido que no te ofendas y desearía que disfrutes tu celebración como si yo estuviera contigo. Yo me sentiría mejor si sé que entiendes mi situación y no te molestas conmigo por eso. Me siento disgustada, sorprendida y decepcionada con tu reacción y espero que esto no perjudique nuestra relación, porque tu amistad es muy importante para mí".

Como puede observarse, esta manera de expresar lo que sentimos hace centrar en nosotros la situación y la otra persona recibe el mensaje: que nos afecta su actitud y comportamiento, sin que le hayamos criticado u ofendido. Un empleo efectivo de estos procedimientos o formas de conducta: básica, enfática, confrontadora y lenguaje del yo, nos garantiza, en buena medida, una comunicación positiva en los demás.

Fuente

  • Dra. Raquel Bermúdez Morris. Lic. L. Pérez Martín. COMUNICACIÓN POSITIVA EN EDUCACIÓN. Facultad de Psicología Universidad de La Habana. Métodos y Técnicas psicológicas de orientación individual. Folleto Instituto Superior Pedagógico para la Educación Técnica y Profesional. La Habana, 1993.
  • Bermúdez, R: Fundamentos psicológicos de la labor educativa. Folleto. Instituto Superior Pedagógico para la Educación Técnica y Profesional, La Habana, 1991.