Cortes de Cádiz

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Cortes de Cádiz se desarrollaron en un contexto especial marcado por la guerra de liberación francesa. Este aspecto fue particularmente importante en nuestra región, dada la difícil situación de la población y el ejército. Famosos son los Sitios de Zaragoza. De este modo, el desarrollo del proceso de formulación de las Cortes pasó por continuos altibajos hasta su conformación final.

Desarrollo

Las Cortes de Cádiz se desarrollaron en un contexto especial marcado por la guerra de liberación francesa. Este aspecto fue particularmente importante en nuestra región, dada la difícil situación de la población y el ejército. Famosos son Los Sitios de Zaragoza. De este modo, el desarrollo del proceso de formulación de las Cortes pasó por continuos altibajos hasta su conformación final.

Es necesario apuntar la existencia en Aragón de las Cortes de Aragón de 1808 tras los sucesos de mayo en Madrid, que reunía los estamentos tradicionales del Reino, pero cuyo poder derivaba de un motín popular. Las cuestiones militares de la guerra hicieron imposible la celebración de una segunda sesión de Cortes. Tres asistentes a estas Cortes aragonesas estarán luego relacionados con el proceso de las Cortes de Cádiz: Pedro María Ric y Monserrat, Lorenzo Calvo de Rozas y Valentín Solanot.

Una vez decidida, a nivel nacional, la formación de la Junta Suprema Gubernativa del Reino, se debía proceder al nombramiento de los diputados aragoneses que la compondrían. El 26 de agosto de 1808, el capitán general D. José Rebolledo de Palafox y Melci, nombró los diputados a favor del conde de Sástago, el brigadier D. Francisco Palafox y Melzi y D. Lorenzo Calvo de Rozas. El conde de Sástago fue llamado poco después por D. José de Palafox para formar parte de la Junta Superior de Aragón, salvando así el problema surgido al haber enviado tres vocales, siendo dos el número del resto de las provincias. Sin embargo, la verdadera causa de su destitución fue el recelo motivado por su confianza con Godoy y el gobierno anterior.

En febrero de 1809, Palafox, al verse incapacitado, nombró una Junta Suprema de Gobierno de treinta y cuatro personas, a cuyo frente colocó a Pedro María Ric. Esta Junta fue la que tuvo que llevar adelante la rendición durante el segundo sitio de Zaragoza. Debido a esto, en marzo, D. Lorenzo Calvo de Rozas aboga en la Junta Central por la creación de una Junta Superior de Aragón y parte de Castilla, necesaria para el buen gobierno y defensa del territorio aragonés. Esta Junta estaría formada por un miembro de cada uno de los cinco partidos que en aquel momento se encontraban libres: Mequinenza, Jaca, Teruel, Albarracín y Daroca, proponiendo como presidente a Valentín Solanot. Entre sus atribuciones contaban con la recaudación de rentas y contribución, siendo su principal objetivo la defensa militar del territorio. Tenía carácter itinerante según el desarrollo de los acontecimientos.

Ejerció su jurisdicción sobre una parte de Castilla, con capital ejecutiva en Calatayud. Sus componentes serán: D. José Ángel Foncillas, prior del Santo Sepulcro de Calatayud; Joaquín Montesoro, Cosme Laredo, abogado de Daroca; Mateo Cortés, regidor perpetuo de Albarracín; Salvador Campillo y Manuel Robleda.

En abril de 1809, Calvo de Rozas planteó la cuestión de la convocatoria a Cortes, encaminadas a reformas refrendadas por una Constitución, idea a la que se oponía Francisco de Palafox. La convocatoria de Cortes se decretó para el año 1810. Para su preparación, se creó una Comisión de Cortes que realizó una consulta al país sobre este tema. De esta Comisión formó parte el señor Polo y Catalina en la Junta de Medios y recursos extraordinarios, que será elegido para las Cortes extraordinarias como diputado de Aragón.

De estas consultas realizadas al país, sólo se conservan actualmente en el Archivo de Cortes en Madrid los informes de Pedro María Ric, los obispos de Albarracín, Barbastro y Teruel y el del conde de Sástago.

Tras sucesivas convocatorias y la disolución de la Junta Central, la Regencia fijó para el 24 de septiembre de 1810 la reunión de las Cortes nacionales en la Isla de León.

Por la Instrucción del 1 de enero de 1810, que debía observarse en las elecciones de diputados para Cortes extraordinarias, se fijaba para Aragón un número de trece diputados propietarios y cuatro suplentes, en un procedimiento que abarcaba sucesivamente, elecciones de juntas parroquiales, electores de partido, provinciales, diputados por la Junta Superior y diputados por las ciudades de voto en Cortes.

Estas elecciones en Aragón sufrieron diversos contratiempos, no del todo aclarados. La Junta Superior de Aragón mantuvo correspondencia con la Regencia, en una confusión constante, respecto a si se procedía a las elecciones de los partidos ocupados y su posterior verificación. El hecho es que, tras unas elecciones realizadas el 12 de septiembre de 1810, éstas fueron anuladas, pese a los méritos reconocidos por la Regencia de los elegidos, entre los que se encontraban el marqués de Palacio, D. Nicolás María de Sierra y D. Eusebio Bardají y Azara. No ha quedado solucionado qué sucedió realmente, pero en el desarrollo de los acontecimientos no es ajena la actuación de D. Nicolás María Sierra, que mandó órdenes de diputados «aconsejando» sobre algunos de ellos, desconociendo la Regencia estas actividades. Finalmente, tras unas nuevas elecciones, estuvieron presentes en las Cortes extraordinarias los siguientes diputados aragoneses:

— D. Jose Aznárez, abogado del Ilustre Colegio de Madrid, fue secretario y vicepresidente de las Cortes.

— D. José Garcés y Martilla, regidor, Diputado por Calatayud.

— D. José Duazo, presbítero.

— D. Ramón Ger, oficial de la Secretaría de Estado.

— D. Ramón Lasauca, oficial del Consejo y Cámara de Castilla.

— D. Ignacio Martínez de Villela, del Consejo y Cámara de Castilla, diputado por Teruel.

— D. Tiburcio Ortiz, regidor, diputado por la ciudad de Tarazona.

— D. Luis Rebolledo de Palafox y Melzi, marqués de Lazán, general de los Reales Ejércitos y hermano de Francisco de Palafox. Participó en los informes depuratorios contra los diputados de Cádiz, tras la vuelta de Fernando VII.

— D. Blas Beltrán, obispo de Ibiza.

— D. Nicolás María Sierra, fiscal del Consejo y ministro de Gracia y Justicia con la primera Regencia.

— D. Pedro Silves, fiscal de la Audiencia de Aragón.

— D. Lorenzo Ruiz, presbítero.

— D. Pedro María Ric, regente de la Real Audiencia de Aragón, diputado por la Junta Superior de Aragón. Fue quien más tuvo presente en todo momento las necesidades de esta región. Sus intervenciones fueron muy numerosas.

— D. Vicente Pascual, canónigo penitenciario de la Santa iglesia de Teruel, diputado por la ciudad de Teruel, presidente del Congreso cuando se jura la Constitución el 19 de marzo de 1812, y secretario de las Cortes en 1811.

— D. Isidoro de Antillón y Marzo, catedrático de Geografía e Historia en el Real Seminario de Nobles, oidor de la Audiencia de Mallorca, participó en todo tipo de asuntos. Fue objeto de un atentado durante las Cortes ordinarias.

— D. Juan Polo y Catalina, oficial de la Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda de España y Secretario del rey con ejercicio de decretos, diputado por el partido de Albarracín. Destacó por sus intervenciones en asuntos económicos formando parte de la comisión de hacienda donde realizó su mejor labor. Junto con los tres anteriores, son los diputados más destacables.

En las elecciones para las Cortes ordinarias, la Constitución de 1812 y el decreto del 23 de mayo de 1812, concedían para Aragón un total de nueve diputados propietarios y tres suplentes. Nuevamente hubo irregularidades en las elecciones, que no fueron realizadas según el procedimiento prescrito, pero en cuyo descargo estaba la difícil situación por la que pasaba la región y los electores.

Los diputados aragoneses presentes en las Cortes ordinarias fueron los siguientes:

— D. Manuel Abella, oficial de la primera Secretaría de Estado, miembro de la Academia de Historia, secretario de la Embajada de España en Londres en 1810, fue secretario de la Comisión de Cortes. Participó en numerosas comisiones.

— D. Jerónimo Castillón, dignidad Maestrescuelas de la Santa Iglesia de Huesca y cancelario de la Universidad de la misma. Diputado por el partido de Huesca.

— D. Vicente Heredia, caballero de la Orden de Carlos III, diputado por el partido de Benabarre.

— D. Tadeo Segundo Gómez, ministro del Supremo Tribunal de Justicia.

— D. Nicolás Lamiel, abogado del Colegio de Madrid.

— D. Juan Francisco Martínez, arcediano de Daroca, catedrático de Prima y de Cánones.

— D. Juan Capistrano Pujadas.

— D. Joaquín Palacín, auditor decano del Tribunal de Rota, diputado por el partido de Barbastro.

— D. José San Gil, regidor, diputado suplente por Borja.

Durante estas Cortes, sin embargo, debido a su irregularidad permanecieron algunos diputados de las Cortes extraordinarias como Isidoro de Antillón, marqués de Lazán, Tiburcio Ortiz, Ignacio Martínez de Villela, Andrés Lasauca, Nicolás María Sierra y Vicente Pascual.

No hubo tema que fuera tan definitorio de nuestros diputados. Los señores Silves y Polo destacaron en asuntos económicos, sobre todo el segundo, por sus intervenciones en cuestiones prácticas. Salvo estas excepciones, junto a Antillón y Pedro María Ric, el resto de los diputados apenas se distinguieron. De cualquier forma todos fueron unidos en su defensa de Aragón.

Fuentes