Cuchillo de mesa
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Cuchillo de mesa Cuchillo empleado generalmente para cortar alimentos en la mesa. Existen de formas diferentes según lo que vaya a cortar y suelen ser de igual longitud que la cuchara y el tenedor.
Sumario
Trío imprescindible
Junto con la cuchara y el tenedor, el cuchillo de mesa conforma el trío de herramientas esenciales para la comida de cada día. Son sólo una parte simbólica de la multitud de piezas que suele conformar una cubertería completa. El acero inoxidable, material principal en el que están realizados los cubiertos de uso diario, proporciona una resistencia y una durabilidad casi infinitas.
Forma del filo
Los filos suelen ser dentados o perlados debido a la mayor retención de estos frente a los filos lisos, ya que su uso los mantiene en constante roce contra los platos de loza y esto provoca una pérdida de filo a corto plazo. Suelen estar elaborados en acero inoxidable aunque en la antigüedad se utilizaba acero al carbono.
A juzgar por la anchura de su hoja y su filo casi romo se emplea en algunos casos reemplazando el cuchillo de untar.
Colocación sobre la mesa
Existen algunas reglas acerca de la colocación del cuchillo en la mesa con respecto a otros elementos de la cubertería. La posición se puede fijar con las siguientes consideraciones:
- El cuchillo siempre se coloca a la derecha del plato.
- El cuchillo se coloca con el filo hacia el plato.
- El cuchillo siempre, en el caso de servirse sopa, se coloca junto a la cuchara.
Curiosidades
En la época medieval primeramente los cuchillos de mesa eran puntiagudos pero con el paso del tiempo se empezaron a hacer redondeados para así evitar la mala costumbre que tenían algunos de sacarse la comida que se le trababa en los dientes con la punta del mismo. El origen de esto, y por lo tanto del propio cuchillo de mesa, se atribuye por tradición al Cardenal Richelieu hacia 1637, supuestamente para curar a los comensales de ese mal hábito. Más tarde, en 1669, el rey Luis XIV de Francia prohibió los cuchillos puntiagudos en la calle y en su mesa, insistiendo en las puntas rotas, con la esperanza de que redujeran la violencia.
