Dirección de Inteligencia Nacional

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Dirección de Inteligencia Nacional
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Institución con sede en Bandera de Chile Chile
Dirección de Inteligencia Nacional.JPG
Siglas o Acrónimo:DINA
Fundación:14 de junio de 1974
Disolución:1977
Tipo de unidad:Policía secreta
Director/a :Manuel Contreras Sepúlveda
País:Bandera de Chile Chile

Dirección de Inteligencia Nacional. Más conocida por su acrónimo DINA, fue un servicio de inteligencia chileno, creado por Augusto Pinochet en noviembre de 1973.

Características

A sólo dos meses del Golpe de Estado contra Salvador Allende, se crea la Dirección de Inteligencia Nacional. Dedicado exclusivamente a la represión de los partidos políticos de izquierda y de las organizaciones sociales. Estaba integrada por personal de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas, Carabineros e Investigaciones, al que se agregaron en calidad de agentes personas provenientes de grupos ultraderechistas. Su Director nacional era el coronel de Ejército Manuel Contreras Sepúlveda.

Antecedentes

Inmediatamente después del golpe militar, se le entregó al General Nicanor Díaz Estrada, de la Fuerza Aérea, la responsabilidad de efectuar la coordinación entre los distintos organismos de seguridad pertenecientes a las distintas ramas de las FF.AA. y que hasta ese momento funcionaban en forma autónoma.

Con este fin, Díaz Estrada reunió a los directores de los diferentes organismos —el SIM, el SIN, el SICAR y el SIFA— y asignó las tareas prioritarias para cada servicio en relación a la represión de la izquierda.

Manuel Contreras Sepúlveda

Como parte de este proceso, el teniente coronel de Ejército Manuel Contreras Sepúlveda impulsó la creación de un organismo por sobre los distintos servicios de inteligencia que estaría a cargo de organizar la elaboración de información y la labor represiva.

Antes de obtener el acuerdo de los jefes de las distintas ramas de las FF.AA. el teniente coronel Contreras ya había comenzado a solicitar la composición del personal de aquellas instituciones.

La Junta militar, y en especial el general Augusto Pinochet, optaron por apoyar la iniciativa, y a fines de noviembre de 1973, Contreras recibió el personal que había solicitado en el Regimiento de Tejas Verdes que estaba en ese entonces bajo su comandancia.

Entretanto, la incipiente DINA ya había asumido la tarea de interrogar, clasificar y separar a los detenidos de algunos de los principales recintos de detención que existían en aquel momento.

Fundación

En 1974 mediante el Decreto Ley No 521, dictado el 14 de junio, queda oficialmente constituída.

«Se trataba de un organismo militar de carácter técnico profesional, dependiente directamente de la Junta de Gobierno y cuya misión será la de reunir toda la información a nivel nacional, proveniente de los diferentes campos de acción, con el propósito de producir la inteligencia que se requiera para la formulación de políticas, planificación y para la adopción de medidas que procuren el resguardo de la seguridad nacional y el desarrollo del país.[1]

Entre 1974 y 1977, la DINA se hizo cargo del trabajo represivo del Estado chileno bajo el mando del entonces jefe de la Junta Augusto Pinochet.

Con 1000 hombres entrenados para matar, la DINA no sólo sembró el terror en Chile sino que además extendió su poder más allá de sus fronteras.

En coordinación con los servicios de inteligencia de Argentina, Brasil y Uruguay planificó, financió y ejecutó los crímenes más sonados de esta parte del continente.

Para financiar este proyecto, Contreras, contaba con fondos estatales, pero además con dinero de algunas compañías que creó para ese fin.

En el marco de la denominada "Operación Cóndor", sumó a la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y la Triple A de Argentina, al Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) de los cubanos opositores al gobierno revolucionario, a los ultraderechistas del italiano Stefano Delle Chiaie y a los terroristas del coronel croata Vlado Sescen.

Con esa red montada, ejecutó los asesinatos del general Carlos Prats en Buenos Aires, en la primavera de 1974, y de Orlando Letelier —quien había sido cadete militar a las órdenes de Contreras— en Washington en 1976.

El atentado contra Bernardo Leighton en Roma, en 1975, también figura entre los penosos antecedentes de la DINA.

Pero además de un perfeccionado método de tortura, se enfrascó también en la elaboración del gas sarín, fabricado en un laboratorio montado en la residencia del agente de la CIA, Michael Townley, responsable por el asesinato de Letelier y estrecho colaborador de Contreras.

El escándalo internacional por el asesinato de Letelier, firmó el certificado de defunción del organismo de inteligencia, que fue disuelto y sustituido por la Central Nacional de Informaciones (CNI) en 1977.

Estructura

En la DINA funcionaban agrupaciones, unidades, brigadas, departamentos y cuarteles, todos ellos con jerarquías y mandos muy claramente establecidos. Algunos aspectos de su estructura:[2]

  • Dirección: Durante toda su existencia, la DINA tuvo en este cargo al Coronel Manuel Contreras. Junto a él trabajaban personas de su absoluta confianza.
  • Estado Mayor: Lo integraron Rolf Wenderoth, Cesar Manríquez Bravo, Vianel Valdivieso, Raúl E. Iturriaga Neumann, Hernán Brantes Martínez, Marcelo Moren Brito, Maximiliano Ferrer Lima, Víctor Hugo Barría Barría y German Barriga Muñoz, entre otros, todos eran oficiales de Ejercito.
  • Subdirección: Al principio fue el contraalmirante Rolando García. Le siguió el oficial de ejercito Jerónimo Pantoja.
  • Dirección de Operaciones: Este cargo fue creado cuando la DINA tuvo una estructura claramente definida y pareció necesario reemplazar el Estado Mayor. El jefe de esta instancia fue el teniente coronel Pedro Espinoza, conocido como “Don Rodrigo” y que antes de llegar al cargo se desempeñó como jefe del centro de detención y torturas de la Villa Grimaldi.
    • Bajo la dirección de operaciones estaban el Departamento Exterior y el Departamento de Inteligencia Interior.
      • Departamento de Inteligencia Interior: de este dependían la Brigada de Inteligencia Metropolitana (BIM), la Brigada de Inteligencia Regional (BIR) y la Brigada de inteligencia Ciudadana (BIC).
      • Departamento Exterior: Sus misiones básicas eran neutralizar a las personas consideradas enemigos del régimen militar chileno, organizar los viajes de altos funcionarios de gobierno y ejercer control sobre la red oficial en el exterior, es decir los funcionarios asignados a las misiones diplomáticas.

Formas de tortura

  • La parrilla: esta era la forma más habitual de tortura. Consistía en un catre de metal sobre el que se amarraba desnudo al detenido para proceder a aplicarle descargas de corriente eléctrica sobre distintas partes del cuerpo, especialmente aquellas más sensibles como labios o genitales y aun sobre heridas o prótesis metálicas. Una modalidad particularmente cruel de este método consistía en la utilización de un camarote metálico de dos pisos; como modo de presión y debilitamiento psicológico, se colocaba al interrogado en la cama inferior y en la superior se torturaba a un familiar o un amigo.
  • Colgamientos: la víctima era colgada de una barra ya sea por las muñecas o por muñecas y rodillas. En ambos casos, al dolor producido por el peso del cuerpo colgado por largo tiempo se sumaba la aplicación de corriente eléctrica, golpes, heridas cortantes y vejámenes.
  • Submarino húmedo: hundimiento de la cabeza en un recipiente con agua, generalmente sucia o con otro tipo de líquido; la cabeza era mantenida sumergida hasta un punto cercano a la asfixia. Similar efecto se conseguía mediante el llamado “submarino seco”, que consistía en la colocación de una bolsa plástica en la cabeza de la persona impidiendo la entrada del aire, también hasta un punto cercano a la asfixia.

A los métodos de tortura descritos, se sumaban otras prácticas habituales de tortura y malos tratos: golpes de todo tipo, algunos tan violentos que lograban provocar graves lesiones físicas, o golpes imprevistos dados a una persona con la vista vendada. Las violaciones y vejaciones a mujeres y hombres delante de sus esposos, padres y compañeros era una forma habitual de tortura, ejerciendo incluso la tortura y la violación con perros amaestrados.

Red de recintos de detención

Según los Informes de Verdad, la red de recintos de detención llegó a contar con 1156 establecimientos distribuidos a los largo y ancho del país, donde la mayor parte de ellos correspondió a dependencias e instalaciones propias del funcionamiento institucional de las Fuerzas Armadas, Carabineros e Investigaciones; otros se establecieron deliberadamente en sitios e inmuebles que fueron adquiridos (a veces apropiados a la fuerza) para fines de detención y tortura, y que posteriormente en los años previos a la transición democrática, fueron abandonados, traspasados a otros propietarios y a veces destruidos.

La red represiva quedó conformada por el siguiente tipo de recintos, según su actividad, función y grado de conocimiento:

Centro de detención y torturas Villa Grimaldi
  • Lugares secretos de detención y tortura: la mayor parte insertos en el funcionamiento normal de la ciudad, por lo cual debían mantener una estricta rutina de simulación hacia el exterior en el intento de no generar sospechas en los vecinos, y mantenerse así con su carácter “secreto”. En estos lugares, los prisioneros permanecían completamente incomunicados, virtualmente “desaparecidos”, y sometidos a interrogatorios bajo tortura, además de deplorables condiciones de subsistencia.
  • Lugares de detención donde no se aplicaba tortura: lugares de espera o tránsito, ya sea hacia otros recintos donde se realizaban interrogatorios y se aplicaba tortura, o bien mientras “acompañaban” a agentes de la represión en actividad de identificación y persecución.
  • Campamentos de detenidos: también llamados “campos de concentración”, creados en 1973 y que luego se siguieron utilizando, los que muchas veces debieron ampliarse a raíz del aumento de prisioneros. Estos recintos eran de conocimiento público, y muchas veces se permitía el contacto de los prisioneros con el exterior a través de visitas de familiares y abogados.
  • Recintos de detención pertenecientes a instituciones: por tratarse de dependencias institucionales de carácter público, como comisarías, regimientos, escuelas militares, buques de la armada, etc., existía conocimiento de ellos. Estaban destinados a practicar interrogatorios bajo tortura, y en el caso de los navíos de la Armada, además sirvieron de medio de transporte de prisioneros hacia campos de concentración como Isla Dawson, Pisagua, Isla Quiriquina, entre otros.
  • Cárceles y penitenciarías: en ellas se encontraban prisioneros sometidos a procesos y condenados. En casi todas las regiones existió una cárcel que mantuvo presos políticos. Por lo general en estos recintos no se practicaban interrogatorios y tortura, aunque hubo excepciones.
  • Recintos para el funcionamiento interno de los servicios de inteligencia: destinados a actividades administrativas, habitacionales y de entrenamiento de los agentes. Aunque en ellos no se efectuaban interrogatorios y tortura, en casos excepcionales ello sí ocurrió e incluso se cometieron asesinatos.

Posteriormente a 1978, la mayor parte de los recintos descritos, cesaron su actividad represiva, y hubo una mayor concentración en actividades de inteligencia, con lo cual muchos de los lugares que habían sido apropiados por el Estado a privados y utilizados para fines represivos, iniciaron un lento camino hacia la desaparición.

Referencias

  1. Informe de la Comisión Verdad y Reconciliación, 1990. Pág. 55
  2. Estructura de la DINA. Disponible en: http://www.memoriaviva.com/criminales/organizaciones/DINA.PDF. Consultado el 18 de mayo de 2015.

Fuentes