Dirección participativa en el sistema educativo

Dirección participativa en el sistema educativo
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Concepto:Es la participación de todos los trabajadores en el proceso de dirección en la educación.

La Dirección participativa en el sistema educativo consiste en la participación de todos los asalariados en el proceso de dirección en el sistema educativo, a diferentes niveles: tanto en la toma de decisiones como en la participación en los frutos de la actividad mediante beneficio económico.

Dirección participativa

La relación existente entre la actitud con que el director afronta la toma de decisiones en lo que se refiere a las posibilidades de participación de los subordinados y el tipo de conducta desarrollada en el seno de la organización o institución, postula la existencia de diferentes tipologías básicas, entre ellas la participativa.

La dirección participativa se caracteriza por la participación regular de los diversos grupos integrados en la organización en los procesos de delimitación de objetivos y de toma de decisiones.

En la actualidad se habla de la reivindicación del derecho y la conveniencia a la participación en el campo educativo. Son múltiples los factores que apuntan en esa dirección: la demandas sociopolíticas a la cuales debe dar respuesta, los condicionantes sociales que los afectan, la creciente complejidad de la propia tarea, la postura humanista; todo ello son aspectos que justifican la necesidad de adoptar modelos de dirección y gestión de centros educativos articulados en torno a la coparticipación responsable de los diversos estamentos de la comunidad involucrados en la tarea educativa.

Si bien se trata de un modelo coherente con las exigencias sociales y culturales del entorno, su bondad debe ser considerada en virtud de su adecuación al contexto en que se pone en práctica.

La participación en el contexto educativo

Los planteamientos participativos en relación con los centros educativos tienen una larga tradición, con un auge en el último cuarto de siglo. En este contexto, la creciente demanda de los individuos de un mayor protagonismo en la gestión y el desarrollo de aquellos proyectos sociales que les afectan directamente (y, entre ellos, la educación se sitúa en un lugar preferente) da lugar a una potenciación de la participación, entendida como un instrumento de progreso y cohesión social.

La participación tiene también sus manifestaciones en la gestión de los centros educativos. En un proceso que guarda ciertos paralelismos con el desarrollo social y económico. Cada vez son más acuciantes los planteamientos que demandan el logro de mayores cotas de calidad, para lo cual, teniendo en cuenta que las organizaciones se componen de personas que actúan racionalmente ante las situaciones que se les presentan, se destaca la necesidad de conseguir una intervención educativa coordinada, que a su vez, sea gratificante y enriquecedora para las personas que la llevan a cabo. Tales planteamientos, al menos desde un punto de vista teórico, son coherentes con la implantación de modelos de dirección participativos.

La participación no debe se vista únicamente desde la perspectiva de los directivos sino que es igualmente importante la perspectiva de los miembros de la organización. La participación, por tanto, guarda una relación directa con la responsabilidad o, lo que es lo mismo, el fomento de la participación debe avanzar de forma acorde con la disposición de los miembros de la organización a asumir las responsabilidades que de ella se derivan.

Aspectos centrales que caracterizan la dirección participativa

El desarrollo paulatino del sistema de valores derivados del trabajo conjunto es uno de los aspectos centrales que caracteriza la dirección participativa, cuando se hacen partícipes a los trabajadores docentes y no docentes en el diseño, ejecución y control del desenvolvimiento del proceso docente-educativo en la institución como un todo, así como, en las posibles decisiones estratégicas y tácticas para garantizar su formación, como personalidades integradas al desarrollo del yo colectivo y el nivel creciente de ascendencia del centro educativo.

Alternativa para elevar la calidad del proceso de dirección educacional

Un dirigente de una institución educacional debe hacer un diagnóstico de todo su personal docente y no docente, así como, de las condiciones socio-culturales y económicas concretas que presenta la comunidad en la que está enclavada la institución. Siendo este diagnóstico un proceso sistémico, dinámico, participativo y continuo que implica un acercamiento a la realidad con el propósito de conocerla, analizarla y evaluarla desde la realidad misma, pronosticar su posible cambio, así como proponer y aplicar acciones que conduzcan a su transformación, lo que significa que dicho diagnóstico debe presentar dos fases: la de caracterización y la de pronóstico.

Condiciones que propicia para cuadros y funcionarios realizar un diagnóstico

Debe insistirse en el hecho de un Enfoque personológico, y por tanto diferenciado, que debe emplear el dirigente en su interacción con los sujetos, o sea, trabajar para lograr elevar la diversidad humana a niveles superiores de desarrollo, con objetivos y metas comunes y necesarias a todos.

El desarrollo grupal debe ser, en momentos iniciales, consecuencias del desarrollo de los sujetos integrantes, pero luego pasar a ser causa fundamental de ciertas aristas del desenvolvimiento de los sujetos bajo condiciones de relación interpsicológicas que los lleve a interiorizar y hacer suyas esas nuevas necesidades que; en muchos casos, tienen base en necesidades de menor nivel o eran desconocidas por el propio sujeto.

A modo de generalización se puede afirmar que dirigir en educación es generar las condiciones de desarrollo de la personalidad de los sujetos para propiciar una integración grupal tal que haga converger el yo personal con el colectivo, de modo que el primero se nutra del segundo y, a la vez, contribuya a la consolidación de éste, lográndose mediante procesos directivos de alta calidad metas e intereses comunes generadoras de estados emocionales que contribuyan a la elaboración personal y colectiva de imágenes e ideales que orienten y regulen la conducta y el quehacer de los sujetos participativos.

La formación del dirigente científico - cultural y humana

La formación científico-cultural y humana del dirigente, le hará factible encauzar los esfuerzos y acciones directivas con los grupos humanos de forma adecuada, cuya finalidad es alcanzar las metas y objetivos derivadas de la Misión y la Visión, e interactuar con ellos en el sistema de procesos que conforman la actividad conjunta, además de mantener un sistema de influencias transformadoras en los sujetos y grupos, con vistas a su desarrollo e integración.

Si bien el diagnóstico le permite al directivo conocer las áreas de cada uno de los sujetos y grupos donde ejercer más directamente y de manera personalizada las influencias directivas, resulta significativo destacar la singular necesidad de desarrollar altos niveles de comunicación, donde él debe constituirse en el modelador y moderador del sistema de relaciones interpersonales. Esto tiene su antecedente en que la interacción y, por tanto, las influencias, son recíprocas y sólo logrará sus primeros resultados cuando obtenga un reconocimiento por parte de sus subordinados, o sea, cuando la comunicación tenga; en la actividad que se desarrolle, una significación cognitiva y emocional para ellos.

El hecho de reconocer en cada sujeto en su más plena dimensión humana, estimulando sus virtudes e ideas, reconociendo sus resultados y ayudándole a superar sus deficiencias desde una óptica de respeto a la dignidad humana, ello va generando en los sujetos y grupos una percepción específica del dirigente, conocida comúnmente como transparencia.

Proceso de intercambio entre el cuadro y su personal docente y no docente

Este proceso de intercambio humano en educación que se da entre el cuadro y su personal docente y no docente continuado en el tiempo y que tiene su base en la generación de un sistema de relaciones interpersonales desarrolladas a partir de un ejercicio pleno en cada actividad, trae como consecuencia la compenetración y ésta es la cara interna y necesaria del compromiso que, ineludiblemente, debe existir entre el directivo y todo su personal.

El compromiso es un sentimiento fuerte que se genera internamente en cada cual y en el grupo a partir de la satisfacción de las necesidades de desarrollo profesional y humano, generando convicciones propias, no impuestas, en cada cual. Toda vez logrado el compromiso recíproco, el dirigente debe seguir buscando nuevas metas de desarrollo personal e integración del grupo. Para ello debe explorar nuevas áreas o continuar potenciando las ya conocidas en cada sujeto.

El proceso de desarrollo profesional y personal de los docentes y no docentes y cuyo artífice ha sido su jefe inmediato a través de un estilo democrático que le ha permitido sostener un nivel superior de relación humana, dado su alto nivel de comunicación con todos y en todas las actividades al emplear de manera permanente esa comunicación asertiva lo que ha favorecido el continuo desarrollo de las esferas cognitivo-instrumental y la motivacional - afectiva, pero no por separado, sino con un vínculo interno cada vez mayor, que a su vez, lo ha propiciado la relación del desenvolvimiento personal con el colectivo y de éste con el reforzamiento del prestigio y el reconocimiento social del dirigente por los resultados logrados.

Un modelo organizativo basado en la participación supone que los directivos deben estar dispuestos a aceptar nuevos roles, nuevas funciones y diversas exigencias. En síntesis, se trata una nueva concepción de la dirección donde el mando y el control se truecan por la persuasión.

Uso de la inteligencia y experiencia colectiva

La utilización de la inteligencia y experiencia colectiva para la búsqueda de las causas que engendran los problemas o la generación de posibles soluciones; que de hecho se convierten en alternativas de decisión para el cuadro, pero en las cuáles todos los participantes se ven reflejados y comprometidos, es uno de los aspectos esenciales del desarrollo de la actividad directiva educacional basada en la dirección participativa y que más contribuye al desenvolvimiento de la ética de la dirección educacional y de la cultura institucional.

El trabajo en grupo, máxime cuando se emplean los métodos adecuados para encontrar soluciones creadoras, constituye un gran palanca de estimulación, por cuanto, los resultados del buen trabajo ven la luz rápidamente, lo que eleva los niveles de satisfacción colectiva de necesidades superiores como son el reconocimiento y la realización profesional, fortaleciéndose los niveles de motivación del personal. En esta actividad conjunta el arte del dirigente se pone de manifiesto en el mantenimiento de la cohesión grupal y la mediación en los conflictos, así como en la estimulación a unos y la exigencia a otros, pero sobre todo, al valorar y reconocer los resultados finales del trabajo sobre el perfeccionamiento de la actividad educacional de la institución.

El trabajo en grupo con sus reglas y métodos tiene entre sus ventajas que sus integrantes se conozcan mejor, se comuniquen más plenamente, obtengan cultura de diálogo, se refuercen sus relaciones interpersonales, mejore el clima sociopsicológico en la institución, dando todo ello lugar al fortalecimiento de las influencias recíprocas sobre la base de alcanzar objetivos y metas comunes para el beneficio de todos.

La principal ventaja de desarrollar una actividad directiva educacional sobre las bases expuestas es que se constituye en un forma superior de llevar adelante el proceso directivo con mayor calidad, en tanto, contribuye de modo decisivo al tránsito a etapas superiores en la integración de los grupos humanos involucrados en la formación de la personalidad de los ciudadanos y cuya parte fundamental y más activa es la institución educacional.

Fuentes

  • ALONSO RODRÍGUEZ, SERGIO H. Alta gerencia Educacional / Sergio Alonso H., Pedro Sánchez Carmona.-- La Habana: MINED, 1994.
  • La dirección estratégica en el MINED.— La Habana : MINED, 1997.
  • AUSTIN, NANCY. Pasión por la excelencia / Nancy Austín, Tom Peters. – La Habana  : Ed. Ciencias Sociales, 1988.
  • BETANCOURT MOREJÓN, JULIÁN. Teoría y práctica sobre creatividad y Calidad: selección de lecturas. -- La Habana: Editorial Académica, 1992.
  • CARNOTA LAUZÁN, ORLANDO. Curso de Administración para dirigentes. –La Habana: Ed. de Ciencias Sociales, 1981.
  • La Ciencia de la dirección. – La Habana : Ed.Ciencias Sociales, 1989.
  • CENTRO UNIVERSITARIO DE GUANTÁNAMO. Introducción a la dirección Estratégica y la dirección por objetivos, 1996. – 24 h.
  • CUBA MINISTERIO DE EDUCACIÓN. Curso para dirigentes municipales: El Director Municipal de Educación como responsable directo de la ejecución de la política educacional de la Revolución. -- La Habana: MINED, 1984.

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