Discurso del método

Discurso del método
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Concepto:Principal obra escrita por René Descartes

Discurso del método, principal obra escrita por el filósofo francés René Descartes. Constituía, en realidad, el prólogo a otros tres tratados (Dióptrica, Geometría y Meteoros), publicados en 1637 bajo el título conjunto de Ensayos filosóficos y que comenzaron a ser editados de forma independiente a partir del siglo XIX. Escrita en francés, el título Discurso del método (en francés, Discours de la méthode), por el que es conocida, es la forma abreviada del que constituía el original de la obra, Discours de la méthode pour bien conduire la raison et chercher la vérité dans les sciènces (Discurso del método para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias).

Significado

El hecho de que el Discurso estuviera escrito en lengua francesa rompía con la tradición que hacía del latín la lengua culta. Inauguraba así una nueva forma de comunicación que sería fundamental para la formación de las llamadas escuelas filosóficas nacionales y que elevaría la lengua vernácula a medio adecuado para expresar la complejidad de la investigación filosófica.

Pese a su brevedad, el autor expuso en ella de forma paradigmática algunos de los principios esenciales de su filosofía y planteó temas que serían posteriormente desarrollados en otros ensayos suyos. El Discurso del método es, en cierto sentido, una de las primeras obras de la filosofía moderna. Defendía el nuevo espíritu científico que comenzaba a reinar en Europa y que supuso el abandono de los principios de la filosofía escolástica medieval.

En especial, planteaba la necesidad de fomentar una actitud de investigación libre, alejada de los argumentos de autoridad y de los excesos especulativos propios de la decadente tradición escolástica que se enseñaba todavía en las universidades. Asimismo, cabe señalar que en esta obra Descartes asumió plenamente los principios de la nueva ciencia y del valor de la deducción matemática iniciados por las investigaciones de Nicolás Copérnico y Galileo Galilei y que llevaron a una sustancial modificación de la conciencia y del saber europeos. De alguna manera, Descartes cumplió en filosofía lo que Galileo hizo en la física, y la figura de éste siempre estuvo presente en las investigaciones de aquel.

"El Discurso del método" está integrado por seis partes diferentes. La primera constituye una peculiar autobiografía intelectual, al tiempo que realiza una rotunda crítica de las ciencias y de la filosofía de su tiempo, reconociendo tan sólo el valor de las matemáticas y de la introspección personal. La segunda parte es la más famosa de la obra: Descartes busca en ella un nuevo método que le permita alcanzar la certeza y un nuevo fundamento de racionalidad. Para ello emplea el procedimiento de la duda hasta encontrar la única verdad de la que puede estar cierto: el famoso argumento “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”). También expone las cuatro reglas principales de su nuevo método, que destaca el valor de la simplicidad y el orden deductivo frente a toda nueva cuestión.

En la tercera parte expone la aplicación de su método al ámbito de la acción humana y describe la llamada “moral provisional”, que deja entrever un importante influjo del estoicismo. La cuarta describe algunos elementos de la aplicación del método, llegando a la formulación del yo como “sustancia pensante” y de la existencia de Dios como garante de toda verdad; muchos de los temas de esta parte serían ampliados en una obra posterior, titulada Meditaciones metafísicas (1641). La quinta parte del Discurso se centra en algunos elementos de la concepción de la materia y del mundo; es en ella donde Descartes se plantea la visión mecanicista del Universo y suscribe las tesis de Galileo, así como el valor de la física y de las matemáticas como medios de conocimiento del mundo material. La sexta y última supone un análisis de la investigación científica en general y en ella el autor confía en la necesidad de una comunidad científica que permita extender los conocimientos, así como en la necesidad de cultivar la salud del propio cuerpo para poder pensar adecuadamente.

Fuente

  • Descartes, René. Discurso del método. Estudio preliminar, traducción y notas de Eduardo Bello Reguera. Madrid: Editorial Tecnos, 1987.