El adulto mayor. Psicologia del desarrollo en la actividad física

El adulto mayor. Psicologia del desarrollo en la actividad física
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Concepto:La Tercera edad, también enunciada como vejez, comienza a los 60 años en adelante.

La aplicación de la Psicología del Desarrollo en el adulto mayor en la actividad física teniendo como base la Escuela Histórico Cultural de L.S.Vigostky signigfica enfocar al adulto mayor en su situación social de desarrollo, y percibirlo como un ser activo que asume un importante rol en su familia y como ser social.


Introducción

El envejecimiento de la población es un fenómeno de gran relieve en la sociedad contemporánea, el cual debe abordarse desde la orientación, prevención, e intervención, pues la persona que envejece requiere de ayuda para conservar la propia suficiencia física, psíquica y social, condicionada en la mayoría de los casos, por la posibilidad de movimiento incrementado o mantenido. Conocer al adulto mayor significa ser receptivo ante sus necesidades y posibilidades, dar confianza y seguridad para brindarle así un mejor espacio de realización personal. Por eso, resulta necesaria la planificación de actividades físicas que contrarresten el sedentarismo acorde a su estado de salud para contribuir al mantenimiento de una psiquis y un cuerpo verdaderamente activo.

En este artículo pretendemos realizar una valoración psicológica de esta edad así como la valoración de las bondades de la participación por las personas de esta edad en las actividades de la Cultura Física y las actividades deportivas y recreativas.

El adulto mayor y los factores relacionados con este período de la vida

Sobre el adulto mayor y los factores relacionados con este período de la vida, se escribe desde diferentes perspectivas y con más amplitud en los últimos años. Esto obedece fundamentalmente a la preocupación cada vez más creciente en las sociedades contemporáneas de las personas mayores de 60 años que representan el grupo de edad que más rápidamente crece en el mundo.

El denominado adulto mayor es portador de regularidades propias de una etapa del desarrollo humano, así como de una serie de limitaciones en gran medida provenientes de prejuicios que le ha depositado la cultura. Numerosos autores (Tolstij, A(.1989) establecen analogías directas entre la infancia y la ancianidad planteando que ambas edades se caracterizan por la despreocupación espiritual, la cólera, la tendencia al llanto, a la risa, la charlatanería, el equilibrio precario, el andar inseguro, la ausencia de impulsos sexuales, la enuresis, etc. En este sentido lo principal es que tanto el niño como el anciano tomen conciencia de su posición social en la sociedad y en el mundo mediante su comparación con la persona madura.

En el pasado se interpretaba la ancianidad como sinónimo de enfermedad, debilidad, pérdida de la capacidad de trabajar, asociada a teorías involucionstas (Orosa .T2001). Sin embargo, hoy el hombre de mayor edad se ha convertido en una figura importante en el orden social, donde muchos especialistas lo ubican en una etapa conflictiva no sólo para el que la vive, sino además para los profesionales que se dedican a la misma médicos, psicólogos, asistentes sociales, etc, así como para los familiares, amigos y vecinos.

La caracterización del adulto mayor por la Psicología Evolutiva

La caracterización del adulto mayor por la Psicología Evolutiva constituye un reto en la actualidad, ya que regularmente la mayoría de los investigadores de esta rama en la Psicología no continúan el estudio y caracterización del desarrollo psíquico después de la edad juvenil, pues ello requiere de grandes esfuerzos teóricos que permitan abordar la adultez y en particular al adulto mayor desde una posición auténticamente derivada del desarrollo humano.

Este período de la vida, ha sido más abordado por lo general, de forma aislada o como fase de involución y no como una verdadera etapa del desarrollo humano cuya significación social adquiere cada vez mayor relevancia dada la tendencia mundial a un proceso de envejecimiento de la población. (Orosa .T2001).) (Guillén .F y otros 1993) Junto a la hipocinesia del adulto mayor influyen factores psicológicos y ambientales que dan relieve a la inseguridad originada entre otros aspectos por el cese de la vida laboral, la disgregación en algunos casos de los lazos familiares y la tendencia al aislamiento por la disminución de motivaciones, influyendo de esta manera en un comportamiento poco activo. La Psiccología del Desarrollo teniendo como base la Escuela Histórico Cultural de L.S Vigostky, analiza esta edad bajo una perspectiva desarrolladora que distingue a esta etapa de la vida y caracteriza las estructuras psicológicas nuevas en que el papel del “otro” resulta fundamental para el logro de tales neoformaciones. (Orosa.T. 2001)

El adulto mayor, la adultez tardía, la tercera edad o la vejez comprende aproximadamente el período que media entre los 60 y 80 años, ya que de los 80 años se habla hoy en día de una cuarta edad, lo que indica una prolongación y aumento del promedio de vida.

Generalidades

Si nos detenemos en el análisis de la situación social del desarrollo en este período, el primer elemento que se tendría que considerar es el que está relacionado con las especificidades de las condiciones externas que marcan el desarrollo del adulto mayor.

En relación con esto, el elemento definitivo es el hecho de que entre los 55 y 60 años se produce la jubilación laboral lo que para muchos representa someterse a unas condiciones de inutilidad social a la que no están acostumbrados. Si tenemos en cuenta que después de jubilarse, el adulto mayor vive como promedio de 15 a 20 años más, lo que significa aproximadamente la cuarta parte de la vida, no es posible que este período de la existencia sea valorada como una etapa de desintegración y extinción, donde estos sean innecesarios o sobrantes para la sociedad y se vean obligados muchas veces a acudir a los hogares de ancianos, o estén sobrecargados en la participación de las tareas domésticas.

En la sociedad cubana actual se realiza grandes esfuerzos orientados al bienestar social de este adulto, no sólo en el aspecto material, sino en su participación activa en la sociedad, de acuerdo a sus posibilidades objetivas. El gobierno además, toma medidas para que las personas en edad de jubilación que deseen seguir trabajando lo puedan hacer.

En tal proyecto se desarrolla un plan de acción educativa que contribuye a enriquecer la vida social, espiritual y el autocuidado del adulto mayor, el cual se traduce en favorecer una imagen positiva y sana del proceso de envejecimiento humano, preparando a la familia, especialmente a las nuevas generaciones para garantizar una comunicación y convivencia armónica con el adulto mayor, fortaleciendo y desarrollando al mismo tiempo los Círculos de Abuelos en la comunidad. La tendencia de nuestros adultos mayores es desarrollar su vejez en condiciones de convivencia familiar, aunque en la última década, se han dado importantes avances en la incorporación cada vez mayor de los mismos a las actividades propias de los Círculos de Abuelos, cuyas principales influencias se asocian a las posibilidades de un mayor espacio de realización personal. Al abordar las condiciones internas del adulto mayor constatamos un gran número de características que con poca frecuencia se encuentran en un solo sujeto. De manera general puede plantear que la estructura psíquica de las personas de la 3ra edad es relativamente estable y conserva sus principales características durante e período evolutivo dado, el cual constituye una etapa muy particular de la vida y que la reestructuración evolutiva que se produce en ella no es únicamente un retroceso, aunque si se produce neoformaciones importantes. Tolstij, A(.1989),(Orosa.T 2001).

En el área cognitiva puede aparecer una disminución de la actividad intelectual y de la memoria (olvido de rutinas, reiteraciones de historias, etc) y un deterioro de la agudeza perceptual. En el área motivacional puede producirse un menoscabo del interés por el mundo externo acerca de lo novedoso, reduciéndose el número de interés, donde en ocasiones no les gusta nada y se muestran gruñones y regañones quejándose constantemente. Aparece una tendencia a mostrar un elevado interés por las vivencias del pasado y por la revaloración de ese pasado. Por otra parte, aumenta su interés por el cuerpo en lo relacionado con las distintas sensaciones desagradables típicas de la vejez, apareciendo rasgos de hipocondría asociados a una incertidumbre en el futuro.

En el área afectiva puede producirse un descenso en el estado de ánimo general, predominando los componentes depresivos y diferentes temores ante la soledad, la indefensión, el empobrecimiento y la muerte. Decae el sentimiento de satisfacción consigo mismo y la capacidad de alegrarse. En el área volitiva se debilita el control sobre las propias reacciones y puede manifestarse la inseguridad. En la conducta motriz se hace perceptible una disminución paulatina de las posibilidades de movimiento y de las capacidades motrices. La atrofia evidente de la actividad motora es un rasgo esencial del envejecimiento. El cuadro cinético dinámico presenta determinados signos que lo diferencian perfectamente de los períodos anteriores del desarrollo motor. El envejecimiento de los órganos y tejidos aminora la fuerza muscular, la movilidad de las articulaciones, la elasticidad de todos los tejidos, así como las potencialidades reactivas y de inhibición de los procesos nerviosos.

El afán de movimiento va reduciéndose cada vez más, mermando la rapidez, la dirección y la sucesión de los mismos, haciéndose más lentos pues decrece la capacidad de captar con rapidez una situación y de conducir una respuesta motriz inmediata, descendiendo también la habilidad de cambiar movimientos, apareciendo las pausas y las alteraciones del equilibrio, el ritmo, la fluidez, las reacciones de anticipación y predominando los movimientos aislados de las diferentes extremidades. La reducción de las facultades motrices explica con suficiencia la frecuente inseguridad de movimiento y la necesidad de ayuda al adulto mayor. El fenómeno de la senilidad motriz es en definitiva un hecho inevitable, pero puede ser atenuado si el ejercicio físico y el deporte no se abandonan en este período, para así aplazar en gran medida el deterioro de las facultades motrices. En sentido general, es justo apuntar que los rasgos de la personalidad del adulto mayor se caracterizan por una tendencia disminuida de la autoestima, las capacidades físicas, mentales, estéticas y de rol social.

Tipologías del adulto mayor:

Desde el X Congreso de Psicología en Bon, Fritz Giese (Tolstij, A.1989) planteó tres tipologías del adulto mayor:

  • El negativista que no acepta poseer cualquier rasgo de vejez.
  • El extrovertido quien reconoce la llegada de la ancianidad por observación de la realidad circundante como la llegada de la jubilación, la juventud que crece y los desacuerdos que se originan con ella, novedades en la vida social y familiar, etc,
  • El introvertido que experimenta la edad por ciertas vivencias intelectuales y emocionales relacionadas con el embotamiento de relaciones con nuevos intereses, reminiscencias, poca movilidad y aspiración a la tranquilidad entre otros rasgos.

Estas tipologías planteadas por este autor están cerca del fenómeno real de la vejez, en el sentido que permite ubicar a muchos ancianos en uno u otro tipo, y así evaluar en cierta medida las reestructuraciones de su personalidad que siempre serán aproximativas para un proceso de análisis de las manifestaciones del envejecimiento y le ofrecerá al científico y al práctico orientaciones necesarias para su trabajo. No obstante existen adultos mayores, que conscientes del proceso de su envejecimiento, poseen una adecuada autovaloración de sus características y posibilidades reales y se dispone a asumir activamente su rol.(Daure, D.1989) Fritz Giese destaca además, como nuevas formaciones psicológicas de esta edad, el papel de la sabiduría y la experiencia en estos sujetos, las cuales constituyen un privilegio de las personas maduras y edad avanzada.

Ni la literatura ni los manuales pueden sustituir la experiencia individual que no es simplemente el recuerdo del pasado, sino la capacidad de orientarse rápidamente en el presente utilizando la experiencia personal, ajena y los conocimientos adquiridos. La sabiduría eleva al anciano al rango del filósofo de la vida, insustituible consejero y preceptor de la juventud.

==La intervención psicológica en la gerontóloga==. En el 1er Simposio de las Sociedad Gerontológica Americana que se ocupó de las estrategias de la intervención psicológica en la edad avanzada. Labouvie (1973) planteó que la investigación se había limitado casi exclusivamente a las modificaciones, observación y descripción de las modificaciones propias del envejecimiento. No se busca tan sólo rehabilitar sino además prevenir el deterioro, mediante ciertas medidas aplicadas a tiempo. Por eso estamos asumimos la posición de autores como Labouvie (1973) y Orosa T.( 2001) que plantean que la llamada tercera edad requiere también de un trabajo de orientación que permita asumirla con mejor calidad de vida en sus relaciones sociales, familiares y de desarrollo individual.

Para realizar algún tipo de intervención en la vejez, es necesario tener en cuenta las particularidades psicológicas de la etapa, su situación social de desarrollo. Existen algunas características descritas por autores como Salvarezza. L (1998) como: rigidez, cautela, pasividad, excesiva preocupación por sí mismo en cuanto a la salud, el alimento y la seguridad. Además hace alusión a la aparición de conflictos por prejuicios sociales sobre la vejez que, cuando no existe una preparación para el cambio de vida después de la jubilación, puede existir agresión a la autoestima. Este autor refiere además, que la vejez es un tema conflictivo, no sólo para el que la vive en sí mismo, sino también para aquellos que sin ser viejos aun, diariamente la enfrentan desde sus roles profesionales. En investigaciones deMacclanahan. (1971) se demostró, que al influir sobre las expectativas de comportamiento del medio, y al convencer al personal que rodea al anciano que la vejez no implica incondicionalmente pasividad y falta de participación en actividades, se podrán comprobar asombrosas manifestaciones en el comportamiento de los ancianos. Es decir, las medidas de intervención han de aplicarse primero, al entorno social de la persona de edad. (Médico, personal auxiliar, y familia).

Además, según Loew y Silverstone (1973) la estimulación, y la aplicación de entrenamiento en aptitudes físicas y mentales, así como la mayor frecuencia de los contactos sociales o de la actividad social, pueden frenar el proceso de deterioro de la vejez, teniendo en cuenta las particularidades individuales del sujeto así como las particularidades específicas del entorno en que se desenvuelven. Estos autores al hacer alusión a sus investigaciones plantean que en sus estudios han encontrado que no existen grandes diferencias entre el resultado del rendimiento laboral entre los jóvenes y los viejos.

Por su parte Guillén,F y otros (1993) destacan la gran preocupación y creciente sensibilidad por las personas mayores que se manifiesta en el desarrollo cada vez más generalizado en diferentes países, de acciones encaminadas a lograr la integración y bienestar en esta edad y proponen desde una perspectiva globalizadora, un amplio plan de intervención en el que se contempla el apoyo de las instituciones sociales. En nuestro país la investigación de la tercera edad se encuentra dirigida por el centro Iberoamericano de la III Edad (CITED) en el Hospital Calixto García, Ciudad Habana. Este centro ha sido promotor de estudios, de formación de recursos humanos a favor de la política más general de atención a los ancianos. El Ministerio de Salud Pública incluye la atención a los mayores mediante los círculos de abuelo en coordinación con el INDER.

En la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana está creada la cátedra Universitaria del Adulto Mayor así como la Universidad del Adulto Mayor. (Orosa ,T 2001)


Fuentes

  • Alfonso, J. C. Demografía del envejecimiento. Centro de Estudios de la Población y el

Desarrollo. Conferencia CITED, La Habana, 1996.

  • Alvarez M.L. La Tercera Edad. Panamá, Editorial América S.A. 1991.
  • Ceballos. J.Tercera Edad.Libro electrónico. ISCF Manuel Fajardo. Laboratorio de computación. Carpeta Universidad. 2001
  • Daure, J. La motivación en los círculos de abuelos. Marta Cañizares, Tutor. Trabajo de

Diploma, Facultad Cultura Física Villa Clara, 1989.

  • INDER.Educación Física para adultos. Orientaciones metodológicas. Ciudad de la
  • Orosa, T. La Tercera edad y la familia. Una mirada desde el adulto mayor. Editorial

Felix Varela. La Habana.. Facultad de Psicología U.H., 2001.