El hada del saúco (cuento infantil)

El hada del saúco
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Cuento para niños pequeños
GéneroCuento

El hada del saúco. Cuento para niños mayores de seis años, sobre un niño convaleciente, al que su madre le había preparado un .

Datos del autor

Hans Christian Andersen nació en Odense y vivió una infancia de pobreza y abandono, criado en el taller de zapatero del padre, quien fallece en 1816 de una enfermedad que contrajo entre los años 1812 y 1814 cuando sirvió como soldado en las guerras de Napoleón y la madre trabajaba de lavandera. Hans Christian contaba sólo once años, por lo que no pudo completar sus estudios.

En 1819, a los catorce años, Hans Christian Andersen viajó a Copenhague en pos del sueño de triunfar como dramaturgo. Trabajó para Jonas Collin, director del Teatro Real, quien se convierte en su tutor y le paga sus estudios. Viajó por Europa, Asia y África y escribió muchas obras de teatro, novelas y libros de viaje.

Durante su estancia en el Reino Unido, Andersen entabló amistad con Charles Dickens, cuyo poderoso realismo, al parecer, fue uno de los factores que le ayudaron a encontrar el equilibrio entre realidad y fantasía, en un estilo que tuvo su más lograda expresión en una larga serie de cuentos.

Valores

El amor y la sensibilidad

Cuento

Había una vez un niño que se había resfriado. Su madre lo acostó y le preparó una taza de de saúco. En eso llegó viejo señor muy divertido que vivía solo que sabía muchos cuentos.

-Ahora vas a tomarte el té -dijo la madre al pequeño- y a lo mejor te contarán un cuento.

- Bueno, ahora tendría que contarte un cuento -dijo el viejo-, pero el caso es que ya no sé más.

-Pues invéntese uno nuevo -replicó el chiquillo-. Dice mi madre que de todo lo que observa saca usted un cuento, y de todo lo que toca, una historia.

-Sí, pero esos cuentos e historias no sirven. Los de verdad, vienen por sí solos, llaman a la frente y dicen: ¡aquí estoy!

-¿Llamarán pronto? -preguntó el niño-. ¡Cuente, cuente!

-Lo haré, si el cuento quiere venir por sí solo, pero son muy remilgados. Sólo se presentan cuando les viene en gana. ¡Espera! -añadió-. ¡Ya lo tenemos!

Escucha, hay uno en la tetera.

El pequeño dirigió la mirada a la tetera; la tapa se levantaba, y las flores de saúco salían del cacharro. Era un espléndido saúco, un verdadero árbol, que llegó hasta la cama, apartando las cortinas. Era todo él un cuajo de flores olorosas, y en el centro había una anciana de bondadoso aspecto, extrañamente vestida. Todo su ropaje era verde, como las hojas del saúco, lleno de grandes flores blancas. A primera vista no se distinguía si aquello era tela o verdor y flores vivas.

Fuentes

http://www.cuentoscortos.com/cuentos-clasicos/el-hada-del-sauco

https://www.ecured.cu/Hans_Christian_Andersen