El hombre con la cámara
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El hombre con la cámara . Su título original: The Man with a Movie Camera y Chelovek s kino apparatom. Es una película muda, documental, soviética de 1929, sin trama ni actores, dirigida por Dziga Vertov y montada por su esposa: Yelizaveta Svílova, y su distribución fue Administración Fotocinematográfica Panucraniana.
Ficha técnica
- Titulo de la película: El hombre con la cámara
- Titulo original : The Man with a Movie Camera y Chelovek s kino apparatom.
- País:
Unión Soviética - Año: 1929..
- Duración: 67 minutos Aproximadamente.
- Género: Documental, Cine mudo, Cine experimental.
- Dirección: Dziga Vertov.
- Guion:Dziga Vertov.
- Montaje: Yelizaveta Svílova.
- Musica: Pierre Henry, Nigel Humberstone, Konstantin Listov, Michael Nyman ,Cine mudo,
- Fotografía: Mikhail Kaufman, Cine experimental.
- Producida por: Administración Fotocinematográfica Panucraniana.
Sinopsis
El Hombre con la Cámara, muy en la línea de "Berlín, sinfonía de una gran ciudad" (Berlin: Die Sinfonie der Großstadt, 1927) describe el trascurso de un día en una ciudad rusa mediante cientos de pinceladas fílmicas sobre la vida cotidiana. Podría decirse que se trata de un retrato puntillista en el que sólo la totalidad de los breves retazos permiten percibir la ciudad en su totalidad. Con la complicidad de su hermano, el operador Mikhail Kaufman, Vertov, fiel a su teorías, no permite ni por un momento que se pueda suponer que alguno de esos retazos pueda imaginarse inventado. Por ello en el vertiginoso montaje que plasma la fascinación de Vertov por el constructivismo y el futurismo, introduce constantemente imágenes del operador que con su cámara está filmando la realidad que le rodea.
Premios
- Village Voice Film Poll: Nominada a mejor película del siglo. Quinto puesto. 1999.
- Premios Cinema Eye Honors: The Influentials para Dziga Vértov. 2014.
Descripción
Hay películas que pese al paso de los años siguen siendo un referente en el mundo del cine, por lo que significó en su momento y por la enseñanza que se puede contemplar todavía a día de hoy. El hombre con la cámara es una de esas películas que son imprescindibles para los amantes del séptimo arte. Además de la calidad de las imágenes documentales que enseña, sirviendo de documento histórico en sí mismo, también hay que destacar la forma en la que se realizó la composición narrativa del relato. Dziga Vértov estableció tres vertientes diferentes en el mismo film, lo que le dio la posibilidad de confeccionarlas en pos de la percepción del espectador y una multiplicidad en la línea general del relato. Por lo cual, pese a no contar con títulos ni diálogos, el espectador puede comprender lo que se quiere transmitir.
En primer lugar, está el principal foco de atención, que es la historia primigenia del film, que es mostrar cómo se producía la vida de varias ciudades rusas durante los años 20. Conviene subrayar que se hace a través de una unión transitiva de acciones, por lo que sigue una estructura y no es una sucesión de imágenes sin un sentido detrás. Luego, aparece lo que podría corresponderse al “detrás de la cámara”, donde se ve el proceso y al propio cámara realizando la cinta principal. Por lo que hay un metarelato dentro de la historia, aunque no es el único. Por consiguiente, la otra metahistoria es la presencia de un público escogido, que es grabado también. Se puede ver su percepción de la historia central y las tres forman un conglomerado que permite al espectador sacar diferentes significados, provocando que sea un sujeto activo.
El realismo de la vida
Es innegable que El hombre con la cámara ofrece una visión diferente de cómo se han dispuestos los elementos narrativos y la acción progresiva en ella, pero también hay que hablar sobre la riqueza de los elementos gráficos que intervienen a lo largo del film. Por un lado, se pueden ver imágenes en donde se define cómo es la actividad de aquellos tiempos. No obstante, también hay que valorar la forma en la que intervienen los actores, o personas, durante las distintas secuencias. Se hace desde una naturalidad, que permite al espectador disfrutar de conocer una realidad distinta a la que está acostumbrado. Se puede sentir esa viveza y se desenvuelve desde un prisma orgánico, lo que hace que no se caiga en cierta superficialidad innecesaria. Por lo cual, hay que agradecer la construcción que se hace con las personas que participan en el film.
Luego, sería importante destacar también la propia participación de Mikhail Kaufman, que ofrece su papel ante la cámara como camareógrafo y como artesano de la imagen. Durante las escenas en las que se convierte en el protagonista, lo hace sin una intención de obtener peso fílmico o encumbrarse como el creador de contenido, sino que se mimetiza con la imagen del cameraman que puede tener el espectador en la mente. Por lo tanto, se produce desde una despersonalización, pero sin dejarlo vacío de significado. Es decir, la intención es hacer énfasis en su trabajo como obrero de la imagen. Por lo cual, se agradece la manera en la que ha decidido participar en su propia cinta, dando un significado distinto y no el hecho de aparecer para ser una mera anécdota.
El prodigio de la imagen
En un mundo en el que el espectador está acostumbrado a ver la importancia de los efectos especiales y del montaje, cabe recordar los orígenes de este lenguaje audiovisual que se utiliza en la actualidad. Con El hombre con la cámara se puede ver cómo esa edición y transformación de la realidad se lleva gestando desde las primeras películas y lo que permite ese abanico de situaciones. En el film se pueden ver multitud de superposiciones, que dan ese efecto de movimiento. Y, sobre todo, una nueva interpretación de lo que se está mostrando. A causa de esto, la película no se queda en un documental al uso, sino que es rompedor, inclusive a día de hoy. Se puede percibir la calidad de cómo se ha estructura a nivel visual y el portento de estrujar la realidad para llevar a otros significados.
Se produce una ruptura de la realidad desde el concepto de la rigurosidad, incluyendo la histórica, aunque sea un documento gráfico como tal. El montaje que se produce durante el desarrollo del film le permite a Vértov establecer nuevos conceptos de imagen. Gracias a ello, se puede llegar a concebir dentro del público la idea y la importancia de la visión del director sobre el famoso concepto del cine-ojo. De modo que busca el mayor realismo en escena, sin ningún tipo de preparación. Asimismo, hay que aplaudir la manera cómo efectúa el montaje la mezcla de las tres historias, que confluyen en el largometraje. De esta manera, hay una combinación de la forma que crea una sinergia extraordinaria.
Actores y actrices
- Elizaveta Svilova Como el camarógrafo
- Mikhail Kaufman Como La mujer, montaje, película.
Crítica
Habla sobre una vista de una ciudad en particular desde la perspectiva de un cineasta. Con una edición única y algunas transiciones agradables, esta es una película que llevó años armar con una cámara que simplemente presenta las rutinas diarias de todos los segmentos de la sociedad rusa. Utiliza todo tipo de efectos especiales disponibles en 1929 y los expone. Los segmentos son contrapunto entre sí, mostrando la notable habilidad del editor. Esto es mejor verlo que hablarlo. Cuando vi Koyanisqaatsi, me quedé impresionado por su brillante representación del desperdicio y el cambio en el mundo. Esa película le debe mucho a ésta. Nunca había oído hablar de él hasta hace una semana y quedé muy impresionado.


