Elefantes Kakiemon (Estatuillas de porcelana)

Elefantes Kakiemon
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Estatuillas de porcelana, procedentes de Japón, 1650-1700 n. e.


Elefantes Kakiemon. Estatuillas de porcelana, procedentes de Japón, 1650-1700 n. e. Los elefantes se encuentran en el Museo Británico y fueron transportados a Europa entre 1660 y 1700. Tienen el tamaño de un Yorkshire terrier y se sabe que son elefantes esencialmente porque tienen trompa y colmillos, por lo demás, resultan bastante sorprendentes. El cuerpo es de porcelana blanca, de un hermoso blanco lechoso, y está ampliamente decorado con esmalte.

Descripción

Los elefantes blancos han sido símbolos de poder y de buenos augurios. Fueron muy apreciados por los monarcas del sudeste asiático, y la madre de Buda soñó con uno antes de dar a luz. Eran también un arma de doble filo, ya que, como regalo de un rey era deshonroso ponerlos a trabajar, pero a la vez resultaban terriblemente caros de mantener. Así, la expresión Elefante blanco se ha convertido en sinónimo de extravagancia inútil y costosa.

En el Museo Británico se encuentran dos elefantes casi blancos, como corresponde, son perfectamente inútiles y costosos habrían costado miles de euros al cambio actual, pero resultan sumamente agradables de contemplar y además nos cuentan una historia inesperada sobre las luchas de poder a tres bandas entre China, Japón y Corea en el siglo XVII y también sobre el nacimiento de la moderna empresa multinacional.

Elefantes Kakiemon

La estatuilla fue transportada a Europa desde Japón entre 1660 y 1700. Tienen el tamaño de un Yorkshire terrier, y se sabe que son elefantes esencialmente porque tienen trompa y colmillos, por lo demás, resultan bastante sorprendentes. El cuerpo es de porcelana blanca, de un hermoso blanco lechoso y por encima está ampliamente decorado con esmalte: manchas de color rojo en las patas, motivos azules en el lomo que pretenden claramente representar los arneses y un tono amarillo claro ribeteado en rojo en la parte interior de las orejas. Estas son claramente las orejas de un elefante asiático, mientras que resulta igualmente evidente que los ojos son japoneses. No cabe duda de que el artista que hizo estos elefantes estaba imaginando una criatura que nunca había visto y no hay ninguna en absoluto de que ese artista era japonés.

Los alegres elefantes de porcelana son una consecuencia directa de las complejas relaciones de Japón con sus vecinos, China y Corea, pero también muestran el impacto de los estrechos vínculos comerciales entre Asia y Europa occidental en los siglos XVI y XVII. Ya desde los inicios de ese contacto directo, Europa ha sentido periódicamente una gran pasión por las artes y oficios de Japón.

Todo empezó en el siglo XVII, cuando se puso de moda la porcelana estilo Kakiemon, una técnica concreta que, se dice, inventó un emprendedor ceramista del mismo nombre y que se convirtió en una técnica artesana tradicional japonesa, transmitida a lo largo de generaciones de ceramistas.

Los elefantes son de estilo Kakiemon, ellos y otras criaturas del mismo estilo arrasaron desde el punto de vista decorativo en muebles y repisas de chimenea de las grandes mansiones europeas del siglo XVII. Una de las primeras y mejores colecciones de estos animales de porcelana japoneses se conserva en una impresionante mansión inglesa llamada Burghley House, en Stamford (Lincolnshire), que también tiene elefantes Kakiemon.

Ha sido localizado al catorceavo ceramista Kakiemon, que afirma descender de los creadores originales de la técnica y a quien hoy se considera en Japón un Tesoro Nacional Viviente. Puede que incluso sea descendiente directo del mismo artesano que decoró la colección de animales de lord Exeter hace unos 400 años. Vive y trabaja en Arita, el lugar de nacimiento de la porcelana japonesa, donde los miembros de su familia han ejercido como ceramistas durante siglos.

Los elefantes Kakiemon del Museo Británico dan una visión global del mundo en el siglo XVII. Los artesanos japoneses, aunque aislados del mundo exterior, empleaban técnicas originarias de China y Corea para crear imágenes de animales de la India, a fin de satisfacer los gustos de los compradores europeos, por mediación de los holandeses y la primera empresa comercial de alcance realmente global. Son un buen ejemplo de cómo los continentes del mundo se hallaban unidos por primera vez gracias a los barcos y al comercio.

Fuentes