Emboscadas de loma del Muerto

Las emboscadas de loma del Muerto
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Fecha:26 de junio de 1958, 15 de julio de 1958, 28 de julio de 1958
Lugar:San Antonio de Redó a GuantánamoBandera de Cuba Cuba
Descripción:
En loma del Muerto se desarrollaron varias emboscadaas para evitar el abastecimiento de las tropas enemigas.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba

Las emboscadas de loma de El Muerto: en esta zona de loma de El Muerto y sus alrededores, tuvieron lugar varias emboscadas, con el objetivo de interceptar una patrulla enemiga que con frecuencia recorría el itinerario de San Antonio de Redó aGuantánamo y viceversa, la cual tenía como misiones las de patrullaje, relevo y refuerzo del cuartel de San Antonio en un momento dado.

Primera emboscada

El 26 de junio de 1958, una escuadra dirigida por el cabo Sergio Matos, de la Compañía D, realizó la primera emboscada que se hizo en un lugar llamado Loma del Muerto, ubicado en el camino de Romelié a Jamaica. El resultado de aquella acción fue de un muerto y varios heridos, por parte del enemigo.

Segunda emboscada

La segunda emboscada tuvo lugar en horas de la mañana, bajo el mando del capitán Roberto Castilla, y se realizó entre el 10 y el 15 de julio; se  ubicó  donde termina la loma de El Muerto, en dirección a Jamaica. El mando rebelde decidió entrar al poblado al oscurecer para tomar medios de abastecimientos, en especial víveres. Al penetrar de improviso al central, el pueblo se encerró en sus casas, porque los creyeron guardias, pero al comprobar que eran del Ejército Rebelde salió de estas y comenzó a dar vivas al Movimiento 26 de Julio y a Fidel, de una manera espontánea e impresionante. Allí fueron embargados cinco camiones, tres de ellos se cargaron con víveres y los dos restantes con máquinas herramientas, necesarias para el desarrollo de la industria rebelde, fundamentalmente de la fábrica de armas, en cuya labor participaron vecinos del lugar.

Al retirarse las fuerzas rebeldes, un camión cargado con equipos se atascó a la salida del central, cerca del lugar conocido como Pozo Azul. El jefe de la misión decidió recuperarlo y regresó con un contingente superior. Primero tomaron el central Isabel y los caminos de acceso a Jamaica y Romelié y después, llegaron hasta donde estaba el camión. Ya en el lugar se comprobó una vez más la unidad entre el Ejército Rebelde y el pueblo.

Vecinos de la zona, con yuntas de bueyes, lo habían sacado del fango y esperaban que los rebeldes vinieran a buscarlo. Después de recuperar el camión, se realizó la retirada en forma organizada, hacia las posiciones correspondientes.
Aquellas dos emboscadas determinaron que el enemigo reforzara considerablemente su patrulla, tanto en hombres como en armas automáticas.

Tercera emboscada

La tercera emboscada tuvo el mismo objetivo que las dos anteriores y se realizó el 28 de julio. Como el enemigo conocía y tenía experiencia de las dos emboscadas anteriores además de que su movimiento por los parajes más peligrosos para ellos lo realizaban disparando hacia ambos lados del camino, el primer teniente Eduardo Céspedes Olivares decidió, previa consulta con algunos compañeros, ubicar la emboscada en un lugar no previsto por el enemigo para tomarlo por sorpresa.

El lugar elegido fue como a 300 metros de la salida del central Romelié, en el terraplén que va de dicho central hacia Jamaica. El sitio era desventajoso, pero se contaba con lograr el factor sorpresa. El sitio escogido, un cañaveral, era completamente llano a ambos lados de la emboscada. La siembra de caña de azúcar tenía casi un metro de altura. Los emboscados se ubicaron a un solo lado del terraplén, casi encimados a él. A su retaguardia había una pequeña elevación.

Se conocía que el enemigo utilizaba armas automáticas, entre ellas San Cristóbal, ametralladoras de mano Browning, además M-1, Garand y otras, y que se desplazaba en dos o tres yipis, a razón de seis o siete hombres en cada uno.

La acción no debía durar más de cinco minutos, por los siguientes motivos; primero, como el lugar de la emboscada era llano existía la posibilidad de ser cercados por el enemigo; segundo, los soldados podían recibir refuerzos en los minutos siguientes al inicio del combate, puesto que a la izquierda se encontraba la guarnición de San Antonio de Redó y a la derecha la de Jamaica, además de la posibilidad de que cortaran la retirada por El Sigual.

Por ello, se determinó concentrar todo el volumen de fuego sobre el enemigo, recoger el armamento de éste y proceder de inmediato a la retirada. Los combatientes rebeldes contaban entre su armamento con una ametralladora Mendoza, que portaba el teniente Jorge Castilla, dos Thompson, Garand, Springfield, M-1 y escopetas. El jefe de la emboscada organizó el sistema de fuego a lo largo de 60 metros lineales a un sólo lado del terraplén, en tres sectores donde se pensaba que estaría cada uno de los tres yipis al momento de iniciarse la acción. El primer teniente Céspedes designó un responsable de cada sector: él, en el flanco derecho; el teniente Argelio Campos, al centro; y el primer teniente Felino González, en el flanco izquierdo. Situaron la ametralladora Mendoza en el sector del flanco derecho, o sea, donde comenzaría el combate sobre el vehículo de la vanguardia. El enemigo que llegaría a San Antonio de Redó pasaría por Romelié y entraría en la emboscada. 

Tal como se concibió la acción, al pasar el jeep de la vanguardia frente al flanco derecho donde estaba situada la ametralladora Mendoza comenzó el combate. La descarga fue cerrada en los tres sectores y en los primeros instantes los tres jeep repletos quedaron fuera de combate. De allí no hubo respuesta. Sin embargo, el camión que no entró en el área de la emboscada se desvió hacia el lado de la posición rebelde, lo que permitió que parte de los casquitos bajaran a tierra y se parapetaran. A los pocos instantes, su ametralladora pesada comenzó a disparar, a la que se unieron las armas automáticas de los otros guardias que, además, tiraban granadas con sus Garand. El combate se generalizó. El volumen de fuego de la ametralladora del camión no permitió que los rebeldes se acercaran a ninguno de los jeep a capturar las armas, que en ellos se encontraban. Además, los guerrilleros sufrieron desperfectos en dos de las armas de mayor volumen de fuego.

Al camión se le dispararon varios M-26, pero lo sobrevolaron. Después de transcurrir varios minutos de acción, el jefe de la emboscada ordenó la retirada, la cual se trasmitió verbalmente de hombre a hombre. El personal se fue retirando del flanco derecho hacia el izquierdo, rumbo a la loma que había detrás de la ubicación de la emboscada guerrillera; al llegar a la cima, escucharon el avance del refuerzo enemigo que venía disparando desde San Antonio de Redó. Antonio Broocks Loren, Ñico, el observador, recogió un fusil Garand abandonado por el ejército. Al arribar a El Sigual a marcha forzada, el grupo guerrillero observó el bombardeo y ametrallamiento de la aviación sobre su antigua posición en la emboscada. De El Sigual la tropa rebelde se dirigió al campamento de Casiseis y luego al de Los Naranjos. Al enemigo se le calcularon 20 bajas entre muertos y heridos. Por parte de los emboscados resultó herido en una mano el sargento Aníbal Beatón.

Fuentes

  • Colectivo de autores. Hijos de su Tiempo. Cuidad de la Habana. Casa Editorial Verde Olivo, 2007