Enfermedades del papayo

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Título originalEnfermedades del papayo. Descripción, epidemiología y manejo.
Autor(a)(es)(as)Luis F. Pérez Vicente; Gloria González Arias
Editorial:Editorial Científico-Técnica
ISBN978-959-05-0472-3
PaísCuba

Las frutas tropicales son una fuente básica de vitaminas, minerales, carbohidratos y fibras, por lo que su producción mundial se ha incrementado. La papaya –conocida también como frutabomba o lechosa- es una especie de alto valor dietético y medicinal. Este cultivo es susceptible a las plagas y enfermedades, y minimizarlas constituye la labor diaria de productores, especialistas, investigadores y técnicos, por lo que esta obra será muy beneficiosa para todos ellos.


Los frutales tropicales poseen un elevado e innegable valor nutricional al constituir una fuente básica de vitaminas, minerales, carbohidratos y fibras, componentes que desempeñan un papel fundamental en la preservación y mejoramiento de la salud. Estos elementos son básicos para la seguridad alimentaria y la calidad de vida de la población. Igualmente, en el ámbito medioambiental, contribuyen a la reforestación y al mantenimiento de la biodiversidad.

La producción de frutas tropicales en el mundo ha mantenido un incremento sostenido en el último decenio, correspondiendo los mayores niveles al mango, la piña, la papaya y el aguacate. La papaya (Carica papaya L.), conocida también como frutabomba, lechosa y media docena de vocablos más, se cultiva en casi todas las áreas de los trópicos y subtrópicos, y unida al maíz, la papa y el tabaco, constituye uno de los aportes más valiosos de la flora de América a la civilización actual.

La producción mundial de papaya supera los nueve millones de toneladas, de las cuales más de 50% se produce en América Latina y el Caribe, destacándose en el área Brasil y México. Otros países importantes productores en el mundo son Nigeria, Indonesia, Zaire y China. Es una especie de alto valor dietético o medicinal que puede logar, con tecnologías de manejo adecuadas, rendimientos de hasta 100t/ha/año. En Cuba, desde la década del setenta, y enmarcado en el contexto de la oferta de frutas frescas a la población y satisfacer las demandas de la industria, fundamentalmente para la elaboración de compotas, se inicia un programa de desarrollo frutícola, que hasta la década del noventa mostró un incremento sostenido de la producción sin llegar a satisfacer las demandas en este sector. A finales del último decenio, el Ministerio de la Agricultura implementa una estrategia para la recuperación de la producción frutícola con tres objetivos principales: recuperar las plantaciones existentes posibles, fomentar nuevas áreas tecnificadas con especies de ciclo corto y desarrollar el Movimiento Popular de Frutales. En esta estrategia el cultivo de la papaya desempeña un papel protagónico por su rápida entrada en producción, su alto potencial productivo y su creciente demanda en el mercado nacional, el turismo y la exportación. En la actualidad, las plantaciones de papaya se encuentran distribuidas en todas las provincias, principalmente en rotación con cultivos temporales, y su producción representa más de 20% del total de las frutas de producción nacional.

En este esfuerzo se inscribe el libro Enfermedades del papayo. Descripción, epidemiología y manejo, de los doctores Luis Pérez Vicente y Gloria González Arias, del Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal del Ministerio de la Agricultura, que es parte del resultado y de la experiencia da años de trabajo dirigidos nacional e internacionalmente a la protección de plantas. En la obra se analizan más de treinta enfermedades fungosas y bacterianas, así como otras doce causadas por virus. Se incluyen también las que no están reportadas en Cuba, lo que contribuye a su conocimiento, diagnóstico y manejo ante la posible aparición en el país. Uno de los aciertos de la obra es la presentación ordenada de cada una de las enfermedades y su manejo para reducir los daños que ocasionan a la producción.

El libro resulta de gran utilidad para los productores, especialistas, investigadores y técnicos que tienen la responsabilidad de producir papayas para el mercado nacional y la exportación, a los encargados de la protección contra plagas, así como para aquellos dedicados a la producción de semillas de esta especie, y llena un espacio importante en la tecnología de producción de este cultivo. Debe destacarse por su alto valor práctico la parte dedicada a las medidas de manejo integrado de las enfermedades en el cultivo, que brindan un conjunto de recomendaciones con un fundamento científico-técnico de inestimable valor para los productores y técnicos. Se puede afirmar que la obra es una contribución de los autores al esfuerzo por lograr un incremento sostenible en la producción y comercialización de frutas en el país, y de utilidad para todos aquellos que internacionalmente se dedican al cultivo de esta especie. Esperamos que su publicación y divulgación estimulen la aparición de títulos con similares propósitos para otros frutales, como parte de nuestro compromiso por garantizarla seguridad alimentaria de la población.


Introducción

El papayo. Sistemática, botánica y cultivo.

El árbol del papayo (Carica papaya L.; conocido también como frutabomba, lechosa, papaw, pawpaw, mamón, mamoeiro, melón-papaya, papaje, melonembaum), nativo de América Central y distribuido por el mundo a partir del siglo XVI, se cultiva en casi todas las áreas de los trópicos y subtrópicos por sus frutos, de apariencia amelonada y jugosos, los cuales se consumen, usualmente, frescos. Poseedor de un valor medicinal y dietético indiscutible, así como industrial y de posibilidades económicas insospechadas, ya que puede alcanzar, cuando el cultivo se atiende de forma óptima, rendimientos muy altos (100t/ha/año). Las especies de la familia Caricaceae están agrupadas en cuatro géneros: Carica, Cylicomorpha, Jacaratia y Jarilla. Con excepción de Cylicomorpha, que se origina en África Ecuatorial, el resto de los géneros tienen sus orígenes en los trópicos americanos. Al primero pertenecen la mayoría de las especies e incluye a C. papaya que es la Especie más importante y ampliamente cultivada. Los intentos por obtener híbridos entre C. papaya y otras especies han sido infructuosos debido a la fuerte incompatibilidad que existe entre la especie y los demás congéneres. El papayo presenta los grupos agrupados alrededor de la cima de un árbol de un solo tallo herbáceo de 2 a 8 m de longitud. La planta es dioica y puede portar flores masculinas, femeninas y hermafroditas. El tallo es hueco, de corteza lisa, con cicatrices prominentes en la unión de los peciolos de las hojas al tallo. Los peciolos y las hojas maduras se extienden horizontalmente y alcanzan de 45 a 70 cm de longitud, en dependencia de las variedades. Las flores nuevas brotan continuamente, por lo que en un árbol hermafrodita habrá flores y frutos en todos los estados de desarrollo. En la mayoría de las regiones, el intervalo entre ántesis cosecha demora de 22 a 26 semanas. Los primordios florales se establecen entre 50 y 70 días previos a la ántesis a un ritmo de una flor nueva cada tres días aproximadamente. Las flores aparece en inflorescencias cimosas en la axila de las hojas, y el tipo de inflorescencia que se origina depende del sexo del árbol. Los árboles se clasifican como machos, hembras y hermafroditas. Las flores, sin embargo, presentan una variación continua de un extremo a otro. Estas variaciones han sido clasificadas por diferentes investigadores en sistemas complejos; el de Storey, de ocho categorías, es el sistema más simple.

Los árboles machos se caracterizan por producir inflorescencias, forma un tubo delgado de dos tercios de su longitud y terminan en cinco pétalos libres; son unisexuales y carecen de un pistilo funcional. Hay dos razas de árboles macho: unas que se mantienen estaminadas y otras que, en tiempo frío, producen flores hermafroditas.

Los árboles hembra proporcionan inflorescencias con pocas flores femeninas, las que tienen pistilos largos funcionales sin estambres. Los cinco pétalos son libres y el árbol es extremadamente estable originando siempre flores pistiladas. Si no tienen plantas machos o hermafroditas cerca es usual que no den frutos. En ocasiones producen frutos partenocárpicos sin semillas. Los árboles hermafroditas muestran flores bisexuadas e una inflorescencia relativamente corta. Los pétalos se encuentran fusionados en tres cuartas partes de su longitud. El ovario alargado tiene típicamente carpelos fusionados que se convierten en un fruto piriforme o cilíndrico. Los árboles hermafroditas son en extremo variables; durante tiempo seco y caliente pueden producir flores estaminadas y la pérdida de androceo, condición que puede prevalecer por algunas semanas. En tiempo de noches frías transforman el estamen en un carpelo carnoso que puede suprimir el carpelo original del ovario o fundirse con este para dar lugar a frutos deformados.

Las plantas hermafroditas tienden a producir semillas por autopolinización resultando en progenies relativamente uniformes. En la variedad Solo se producen, de forma característica, un tercio de plantas hembras, dos tercios de plantas hermafroditas y ninguna planta, macho. Aunque las plantas hembras y hermafroditas tienen frutos de una textura similar, las hembras resultan menos productivas y deben ser eliminadas del huerto tan pronto sea posible distinguirlas al llegar a la floración. La forma de los frutos varía en función de la variedad y el tipo de árbol. Los frutos de los árboles hembras son esféricos, mientras que los de los árboles hermafroditas son piriformes, ovales o alongados. Los frutos son de piel lisa y están formados por cinco carpelos que se unen para formar una cavidad y su peso varía desde 225 g hasta alrededor de 8 a 9 kg. El color de la masa del fruto varía de amarillo pálido al naranja fuerte o rojo. Los sólidos solubles totales varían según as variedades entre 5 y 18%. Los frutos son climatéricos (hay un aumento importante de la tasa de respiración usualmente después de la cosecha, inducida por pequeña cantidades de etileno que la propia fruta produce, así como un cambio característico del color de la piel, el contenido de azúcar y el aroma que identifica la madurez), por lo que para su comercialización y transporte a largas distancias, debe ser cosechado verde-maduro. La fruta acumula azúcares durante el proceso de maduración en la planta, por lo que no puede ser cosechada verde. Los frutos están aptos para la cosecha cuando están entre 15 y 25% de la superficie amarilla, pero su sabor es óptimo al estar a 80% de su madurez fisiológica. En una plantación normal cada árbol puede tener entre 2 y 4 frutos maduros por semana durante la época más favorable. Durante la cosecha se requiere tener cuidado de minimizar los daños para prevenir el látex que emana de la base del fruto, desfigurándolo.

El proceso de cosecha-beneficio usualmente comprende los pasos siguientes: cosecha, recepción en planta de beneficio, lavado, enjuague (puede incluirse cloro 150-200 g/mL de cloro activo en el agua de enjuague), selección, clasificación por peso, tratamiento hidrotérmico, enfriamiento, tratamiento con fungicida, cera, clasificación por color, embalaje, peletización, refrigeración y expedición. La refrigeración con el objetivo de aumentar el período de conservación se realiza entre 8 y 130C, para frutos en estado de madurez fisiológica entre 15 Y 25% de la superficie amarilla. Los frutos con más de 15% de la superficie madura se conservan a temperaturas entre 7 y 100C. Por debajo de estas temperaturas, ocurren daños de frío (chiling). A temperaturas de -1 a 00C, ocurre la congelación y los daños de congelación. La conservación prolongada a temperaturas de 100C durante 35 días produce chiling. La papaya puede, además, conservarse en condiciones de almacenamiento bajo atmósfera modificada con concentraciones entre 2 y 5% de O2 y 5 a 8% de CO2.

El fruto maduro se consume fresco, con frecuencia en los desayunos, o como postre; también puede ser procesado y utilizado en variadas formas, como jugos, mermeladas, helados y otras múltiples maneras. La papaya es usada en una variedad de platos de la cocina internacional. El fruto verde y las hojas son consumidos como vegetales. Los tallos, los peciolos, las hojas y los frutos del papayo producen un látex lechoso que se comercializa comúnmente con el nombre de papaína, el cual se colecta realizando incisiones en los frutos verdes. La producción de látex es abundante en frutos en estado verde, pero va desapareciendo según avanza la madurez de los frutos. Han sido confirmadas las propiedades antifúngicas y bactericidas del látex, aspecto que se tratará más detenidamente en el acápite relacionado con la antracnosis del fruto. El látex puede ser secado al sol o en hornos y vendido como polvo para ser utilizado en la clarificación de cerveza, suavizador de comidas, como digestivo, en la cura de heridas, polvo dentífrico y otros productos. El rendimiento de látex es una característica varietal. La papaya es un fruto climatérico que posee un alto contenido de agua (88%), 9,8% de carbohidratos, 0,8% de fibra, 0,6% de proteína, 0,6% de ceniza y o,1% de grasa; una tasa respiratoria alta, una textura maciza y fácilmente dañable. Esto la hace una fruta altamente perecedera con una vida útil postcosecha. Por esto, para poder mantener su calidad, requiere de numerosos cuidados en la manipulación durante y después de la cosecha.

Actualmente, los principales países productores son Brasil, México, Indonesia, Filipinas, Zaire, Perú, Colombia y Mozambique. La superficie mundial total en el 2003 fue de 6342 millones de toneladas. En Cuba el cultivo del papayo se ha incrementado apreciablemente en los últimos años. En el país existen diferentes variedades, como son: NICA 3, HGxMA, Maradol roja y amarilla, Criolla, etc.; pero la que ha alcanzado más popularidad debido a su productividad, resistencia del fruto y excelente calidad, es la Maradol roja, que ocupa casi 100% de la superficie del cultivo. El cultivo requiere de suelos con buena aeración y drenaje; es intolerante a las condiciones que propicien un exceso de humedad al pie de la planta. En áreas con problemas de drenaje debe cultivarse en camas elevadas. El pH del suelo puede variar entre 5,5 y 7,0 es óptimo entre 5,5 y 6,5. La temperatura es uno de los factores que más influyen sobre la producción. Las temperaturas inferiores a 12-140C por algunas horas, afectan severamente la producción. Cuando la lluvia mensual es superior a 100 mm, las plantas producen sin ningún problema, pero donde es deficiente, se requiere la aplicación de irrigación.

Las plantaciones se establecen mediante siembra directa o por transplante, aunque predomina esta última. En la siembra directa se pone un número elevado de semillas que después son raleadas. La floración comienza a partir de los cinco a seis meses y se selecciona un solo árbol hermafrodita en cada lugar de plantación. En la siembra por transplante, se utilizan usualmente plantas de un mes, poniendo tres plantas por hueco y dejando un árbol hermafrodita posterior a la floración. Las densidades de plantación en Cuba varían entre 1250 y 1666 plantas/ha; en México y otras áreas productoras se utilizan densidades que alcanzan entre las 2000 y 2500 plantas/ha. La cosecha comienza después de 8 a 15 meses de la siembra y continúa hasta que la planta es excesivamente alta para realizar una cosecha eficiente, o mientras la plantación mantenga una adecuada productividad. El fruto es cosechado cuando comienza el cambio de color (una o dos rayas) pero siempre antes de que esté madura. Si se deja madurar en el árbol, los frutos son atacados por moscas fruteras y pájaros, y se complica el manejo de enfermedades fungosas que comienzan una reproducción secundaria.

Para la certificación con fines de exportación, los frutos deben ser cosechados y empacados siguiendo estrictamente las regulaciones cuarentenarias del país de destino. Los frutos se maduran a temperatura ambiente y se refrigeran cuando están totalmente maduros. Cuando están listos para el consumo, son amarillos y ligeramente suaves; la refrigeración puede extender la vida de almacenamiento por algunos días. En situaciones comerciales, la vida de almacenamiento de los frutos parcialmente maduros puede extenderse hasta dos semanas al refrigerarlos a 10oC, pero temperaturas más bajas pueden interrumpir el proceso de madurez causar daños. La temperatura óptima es de 2,2oC.

Los frutos deben ser tratados para matar los huevos y larvas de moscas fruteras que puedan estar presentes. En el mundo se realiza el tratamiento doble por inmersión en agua caliente y el vapor caliente, entre otros.

Las enfermedades fungosas, bacterianas y virales que se presentan en el campo y durante la post-cosecha tienen un efecto importante sobre los rendimientos y la calidad comercial de la papaya y son la principales responsables de las pérdidas de rendimiento que ocurren durante la comercialización y el embarque. No son inusuales pérdidas entre 5 y 30% en embarques por aire. En Cuba, la incidencia del virus de la mancha anular hizo prácticamente prohibitivo el cultivo en la zona occidental durante la década de los ochentas y continúa siendo el principal factor que limita la vida productiva de las explotaciones. Junto a esta virosis, la antracnosis es actualmente uno de los principales factores de pérdidas de calidad y de fruta comercializable. En el presente libro, se hace una descripción de las principales que afectan los rendimientos y la calidad de la fruta para la comercialización, así como las prácticas de manejo que pueden ser utilizadas para su control.

Índice del libro

  1. Enfermedades causadas por hongos.
  2. Enfermedades asociadas a Prokariotes.
  3. Enfermedades causadas por virus.
  4. Enfermedades causadas por nemátodos.
  5. Manejo integrado de las enfermedades del papayo.


Referencias

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Fuentes

Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal