Escucha activa

Escucha activa
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Concepto:Habilidad de escuchar con conciencia plena el mensaje del interlocutor

La escucha activa se refiere, como su nombre indica, a escuchar activamente y con conciencia plena.

Definición

La escucha activa es una herramienta del ámbito de la comunicación entre seres humanos que se caracteriza por oír con atención, interés y empatía el mensaje que está dando alguien.

Señales que indican la escucha activa correcta

Existen varias señales que muestran a la otra persona que se le está escuchando activamente. A continuación se muestran las señales verbales y no verbales de la escucha activa, para que puedas ser capaz de adaptar tu estilo comunicativo hacia un mejor entendimiento y comprensión de tu interlocutor.

Señales no verbales

Las personas que escuchan activamente suelen mostrar las siguientes señales no verbales:

Contacto visual El contacto visual muestra a la otra persona que se está prestando atención a lo que dice y siente y, además, puede mostrar sinceridad. Combinar el contacto visual con otras señales verbales y no verbales, muestran interés por lo que la otra persona está expresando.

Sonrisa ligera Esto asegura al interlocutor que la información que está transmitiendo está siendo bien recibida y le que le motiva a seguir hablando. Por tanto, actúa como reforzador, además de dar un mensaje de empatía.

Postura corporal receptiva La postura da información del emisor y el receptor en el proceso de comunicación. La persona que escucha activamente tiende a inclinarse ligeramente hacia adelante o hacia los lados mientras está sentado.

Claves de la escucha activa

Se necesita saber cuáles son los elementos claves de la escucha activa a fin de poder generar el clima adecuado para tal fin.

Más allá de fijar la atención en la persona que está por expresarse mediante la palabra y demostrarle interés no solo a sus dichos sino también a su lenguaje corporal, resulta imprescindible estar en un ambiente tranquilo y minimizar la aparición de distracciones (el sonido del reloj, el teléfono móvil cerca y encendido, la alarma de un vehículo, el vaivén de una puerta al abrirse o al cerrarse, el desplazamiento de gente, el ladrido de una mascota o cualquier sonido asociado a animales, entre otras cuestiones, desconcentran y entorpecen el fenómeno comunicativo).

Es importante que entre emisor y receptor se mantenga un contacto visual, que ambos involucrados en el fenómeno de la comunicación estén concentrados exclusivamente en ese proceso de hablar y escuchar, que no surjan interrupciones y que no se emitan juicios de valor. De querer realmente llevar a cabo una escucha activa es fundamental hacer a un lado los prejuicios, demostrar paciencia y respetar hasta el silencio de quien tiene la palabra. En definitiva, bajo ningún punto de vista hay que poner trabas o barreras a la escucha.

Asimismo, hay que averiguar si del otro lado se espera un consejo o una solución. Aunque uno tenga una excelente disposición y buenas intenciones, hay personas que simplemente quieren desahogarse y ser escuchadas en profundidad sin recibir planteos, cuestionamientos, preguntas ni recomendaciones. Ante estas situaciones adquieren relevancia los gestos o las señales de asentimiento, la empatía, una postura corporal de carácter receptivo que refleje interés en la charla (o el monólogo) y las manifestaciones de comunicación no verbal para poder transmitir seguridad y confianza o dar contención.

Beneficios y campos de aplicación

Tanto los beneficios como los campos de aplicación de la escucha activa son múltiples.

A través de ella, según han comprobado aquellos que estudian y utilizan esta técnica, hay avances positivos en las relaciones interpersonales, se favorece la capacidad de comprensión y se reducen y/o resuelven numerosos conflictos.

Se incrementan las chances de éxito en una mediación cuando se pone en práctica el método de la escucha activa y se obtienen resultados beneficiosos cuando los terapeutas le dan a sus pacientes una escucha activa durante las sesiones de terapia.

En el ámbito laboral, esta herramienta contribuye a potenciar el liderazgo y es muy útil, por ejemplo, para el trabajo en equipo porque propicia espacios para escuchar y ser escuchados, para el entendimiento mutuo y la interacción social basada en el diálogo y la comunicación en grupo.

La escucha activa en el aula, por otra parte, favorece la adquisición y el desarrollo de habilidades sociales. A través de esta técnica se robustece la confianza entre pares, se les transmite seguridad a las personas más tímidas o introvertidas, se entrena la empatía, se le da impulso a la asertividad y se estimula la resiliencia.

Tips para lograr una fructífera escucha activa

Para lograr una fructífera escucha activa hay que tener presentes, y hacer cumplir, ciertos tips. Valerse del autocontrol para no interrumpir innecesariamente a quien habla es primordial.

Limitarse a escuchar y evitar dar opiniones cuando no son solicitadas también marcan el perfil del buen oyente.

Formular preguntas concretas, apelar a la paráfrasis o solicitar aclaraciones en caso de dudas para demostrar que se ha escuchado la exposición son otras opciones al momento de protagonizar un encuentro que amerita una retroalimentación.

Obstáculos que impiden escuchar con eficiencia

Existen algunos obstáculos que impiden que escuchemos con eficiencia y debemos ser conscientes de estos para poder superarlos:

• Atención dividida. El tratar de hacer demasiadas cosas al mismo tiempo nos coloca y coloca al usuario en una posición inadecuada e incómoda.

• Atención a nosotros mismos. Comprometemos nuestra capacidad de escuchar a la otra parte.

• Intentar tener una conversación por el simple hecho de tenerla o en un momento que no se preste a ella, como, por ejemplo, en un lugar en el que se nos pueda interrumpir o no tengas el tiempo suficiente para profundizar.

• Fingir que escuchamos.

• Quitarle importancia a lo que otro dice únicamente porque tenemos creencias distintas.

Ideas para demostrar que estás escuchando

• Conocer e interpretar el lenguaje verbal y corporal de las personas.

• Expresar al otro que le escuchas. Para esto se debe desarrollar una función fática mostrando al otro una reciprocidad e interés sobre lo que está contando. Juega también un papel muy importante el lenguaje no verbal (gestos con la cabeza, con las manos, etc.).

• Mostrar empatía (“comprendo lo que sientes”, “noto que”).

• Parafrasear, es decir, resumir lo que ha dicho. Si alguna parte nos ha llamado la atención, podemos resaltar las palabras que más nos han impactado. Es una forma de dirigir la conversación, porque el hablante va a ampliar la información sobre lo que hemos subrayado. Así se demuestra que el otro está escuchando y entendiendo lo que le estás contando. (“entonces, según veo, lo que pasaba era que…” “¿Quieres decir que…?)

• Reflejar el estado emocional. Además de que se le ha entendido, se le muestra que se sabe cómo se siente. Ayuda; pero no basta con decir: “sé cómo te sientes” o “te entiendo” lo importante es que no finjas.

• Validar: mostrar que se acepta lo que dice aunque no se esté de acuerdo. Es aceptable lo que se dice, se entiende; aunque no se esté totalmente de acuerdo.

• Estar completamente de acuerdo. Hay gente que la única forma que tiene de aceptar la empatía del otro es a través del acuerdo completo de la otra persona. El consenso es ansiolítico, pero se es hipócrita si realmente no está de acuerdo con lo dicho.

• Emitir palabras de refuerzo o cumplidos (“me encanta hablar contigo”, “esto es muy divertido”).

• Resumir (“o sea, que lo que estás diciendo es…”).

• Dar señales de estar escuchando a la otra persona con expresiones como "ajá..." "ah..." "claro...", asintiendo con la cabeza y con expresiones corporales adecuadas.

• Pedir que se aclare todo aquello que no se ha comprendido.

• Proponer síntesis parciales que ayuden a centrar el asunto.

• Respetar los silencios que se produzcan de forma natural en la conversación. Ser paciente y respetar el tiempo del otro.

• Disposición psicológica, es decir, observar al otro y tener una disposición.

• No juzgar

• No distraerse.

• No interrumpir al que habla. Espera a que la otra persona te dé paso, aunque no estés de acuerdo con lo que dice.

• No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.

• No rechazar lo que el otro siente (“Eso no es nada”)

• No contar tu historia cuando el otro necesita hablarte.

• No contraargumentar (“Me siento mal” – “Y yo también”).

• Evitar el “síndrome del experto”, es decir, tener la respuesta antes de que el otro cuente todo.

• No rechazar las emociones que el otro manifiesta. Las emociones son reacciones automáticas que frecuentemente se dan en determinadas circunstancias; pero que no son obligatorias y no las controlamos. Por eso, decir a una persona que no debería sentir lo que siente implica un reproche sobre una conducta sobre la que la persona no tiene control. Hay que tener en cuenta que no está en su mano modificar ese sentimiento.

• No solucionar el problema si no es lo que se requiere.

• No des un consejo que no te hayan pedido.

• No descalifiques.

Fuentes

Tomado de: https://psicologiaymente.com/social/escucha-activa-oir /Consultado hoy día 23 de Octubre del 2023. Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Explotaci%C3%B3n_laboral /Consultado hoy día 23 de Octubre del 2023. Tomado dehttps://definicion.de/escucha-activa // Consultado hoy día 23 de Octubre del 2023.